Tres años de movilizaciones, litigios, plantones y protestas para recuperar su empleo
Circula formato de consulta para conocer si estarían dispuestos a aceptar las condiciones de liquidación que impuso Grupo LDB, cuyo esquema sería el equivalente a la quiebra
La empresa cuenta con la marca Mexicana de Aviación (MX), la cual también tiene valor y es un activo que podría ser vendido a alguna aerolíneaFoto Cristina Rodríguez
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Martes 27 de agosto de 2013, p. 34
Martes 27 de agosto de 2013, p. 34
Tres años de movilizaciones, litigios, plantones, promesas de inversión y protestas cumplen este 28 de agosto los casi 8 mil trabajadores de Mexicana de Aviación, quienes siguen sin empleo, han perdido propiedades, bienes y hasta la salud, e incluso algunos emigraron al extranjero en busca de trabajo. En tanto, los activos que quedan de la empresa han mermado, y no hay recursos para cubrir los pasivos –aun el laboral–, en caso de que se decretara una quiebra.
Luego del tortuoso proceso mercantil de la empresa se presentaron dos convenios concursales, uno para rescatar Mexicana y otro para Click, y están en ciernes otros dos para Link y la base de mantenimiento. A la par, hay otros dos inversionistas hacen trámites para comprobar que cumplen con los requisitos para capitalizar la empresa.
A 36 meses de que se declaró la salida de mercado de la empresa, sigue en suspenso la decisión de la juez Edith Alarcón respecto de estos grupos o si se declara la quiebra, mientras los trabajadores esperan recuperar su empleo.
Copia de los documentos anexados al voluminoso expediente del concurso mercantil de Mexicana, establecen que el monto del pasivo total, incluido el laboral, más deudas e impuestos por pagar de la aerolínea, ascienden a más de 17 mil millones de pesos a agosto de 2010 y tras restructuras quedaron en cerca de 4 mil millones.
En tanto, el pasivo laboral, luego del acuerdo con los cuatro gremios, quedó en 970 millones de pesos. De todas formas, en caso de quiebra no habría dinero para saldar deudas y liquidar a los sobrecargos, pilotos, trabajadores de tierra y personal de confianza.
La información contenida en el concurso mercantil permite señalar que cuando se decretó la quiebra de Mexicana, la empresa tenía, además de los activos, cuentas en su haber por mil 600 millones de pesos en depósitos, inversiones a plazo, deudas por cobrar y títulos. A la fecha se desconoce si aún existen estos recursos.
La empresa cuenta con la marca Mexicana de Aviación (MX), la cual tiene valor y es otro activo que podría ser vendido a alguna aerolínea.
En los años transcurridos del proceso, y luego de casi una treintena de empresarios que han entrado y salido de la lista de posibles inversionistas, el caso Mexicana está en
los últimos minutos del concurso mercantil, aseguró la juez del caso, Edith Alarcón.
Los trabajadores de Mexicana están en proceso de definir si aceptarían la propuesta de liquidación de un inversionista.
En una reunión que sostuvo a finales de julio pasado la juez Edith Alarcón con representantes de los sindicalizados y personal de confianza, se informó que Grupo LDB –que ya había presentado garantías de contar con los recursos para rescatar la aerolínea– fijó la condición de que 90 por ciento de los trabajadores acepten un esquema de liquidación, equivalente a declarar en quiebra a la empresa.
Así, a una semana de que el conflicto cumpla tres años se reparten formatos entre los trabajadores para saber si estarían dispuestos a aceptar la propuesta de Grupo LDB: recibirían tres meses de salario más 12 días por año laborado. El cálculo se haría sobre dos veces el salario mínimo, no del que cobraban.
El tortuoso proceso mercantil
Entre septiembre de 2010 y 2013, el proceso del concurso mercantil de Mexicana de Aviación cambió de juez y de administrador de la empresa. Al inicio, Nuevo Grupo Aeronáutico vendió 95 por ciento de las acciones de la empresa a Tenedora K y 5 por ciento quedó en manos de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores.
Pronto empezó el desfile de posibles inversionistas, entre los que estuvieron PC Capital, en el que conciliador y administrador aceptaron su proyecto, pero nunca depositó los 250 millones de dólares para la operación. Le siguieron Altus Prot, el Grupo de Iván Barona, TG Group y Avanza Capital, entre otros.
El caso dio un giro cuando a mediados de 2012 Med Atlántica informó que era la nueva dueña de las acciones del Nuevo Grupo Aeronáutico. Posteriormente, se removió al juez Consuelo y se designó a Edith Alarcón, quien tiene en sus manos el destino de la aerolínea.
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