Cuando pedían limosna, dos religiosas de la congregación de la Inmaculada Concepción de María, de Morelia, Michoacán, fueron detenidas por policías preventivos del municipio de Dolores Hidalgo, quienes las obligaron a desnudarse en la comandancia
El Universal
Sábado 07 de febrero de 2009
GUANAJUATO, Gto.— Cuando pedían limosna, dos religiosas de la congregación de la Inmaculada Concepción de María, de Morelia, Michoacán, fueron detenidas por policías preventivos del municipio de Dolores Hidalgo, quienes las obligaron a desnudarse en la comandancia.
“Las obligaron a quitarse el hábito sólo para comprobar que eran mujeres”, denunció el sacerdote Faustino Pérez Cortés, al acompañar a las monjas para que presentaran la denuncia ante el Ministerio Público, que inició la averiguación previa 24/2009 por el delito de abuso de autoridad.
Ayer, la Procuraduría Estatal de los Derechos Humanos comenzó de oficio la queja 16/09 por detención arbitraria y requirió al alcalde de Dolores Hidalgo, Luis Gerardo Rubio Valdés, un informe sobre los hechos.
En entrevista, el edil Rubio Valdés confirmó que las religiosas fueron arrestadas. Sin embargo, advirtió que el Consejo de Honor y Justicia de la Policía Municipal realiza una investigación y en caso de que se acredite algún exceso de autoridad, se procederá en contra de los agentes. “No se tapará nada”, sentenció.
Josefina Rivera Mata y Juana Gómez Ángeles, residentes del convento de la Inmaculada Concepción de María, en Morelia, Michoacán, declararon que el pasado 29 de enero arribaron al municipio de Dolores Hidalgo a una misión de caridad, dirigida a recolectar limosnas para la construcción de templos en regiones pobres de Oaxaca y Guerrero.
Dijeron que fueron interceptadas por dos uniformados en la avenida José Alfredo Jiménez, quienes dijeron que tenían un reporte en la Central de Emergencias “en contra de dos monjas que habían robado a una mujer”, y las trasladaron a las instalaciones de la policía.
Las religiosas, detenidas por “alterar el orden público”, fueron ingresadas a un cuarto oscuro por espacio de seis horas y luego las obligaron a quitarse el hábito para que demostraran que eran mujeres.
Para salir libres pagaron 400 pesos de multa, no sin antes llamar por teléfono al convento de Morelia, para demostrar que pertenecían a la congregación religiosa.
Una vez que quedaron libres, las hermanas con más de 25 años de servicio fueron custodiadas por policías a la central de autobuses hasta que abandonaron la ciudad, explicó el sacerdote Faustino Pérez, quien lamentó la agresión que sufrieron y la falta cometida a sus derechos fundamentales.
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