"Intelectual" de Nueva Izquierda... vulgar traidor |
El recuerdo ominoso que los oaxaqueños tenemos de los chuchos, el grupo de seudo perredistas que se aglutinó a la izquierda proveniente del Partido Comunista y del PSUM, para conformar el PRD, es aquel en donde Fernando Belaunzarán, el delegado de los perredistas para el proceso interno, y la posterior elección estatal, recibió un regalo inusual en tiempos de crisis: una camioneta Liberty color verde que le fue entregada por el gobierno de Ulises Ruiz, a cambio de las canalladas políticas que concretó durante su estancia en nuestro estado. Belaunzarán, digámoslo francamente se vendió como Judas, y con su actuar polarizó las fuerzas que confluyen dentro del vapuleado perredismo oaxaqueño, las que finalmente optaron, en gran parte por detraerse a la acción política-electoral, hastiados de las formas y modos con los que se conduce su partido. Ya se ha hecho un recuento de las trapacerías de Fernando Belaunzarán,y de las negociaciones que implementó con el gobierno de Ulises Ruiz, a fin de entregar al gobernante, al único partido que podría hacer sombra a la mafia priísta. No resulta novedoso que Belaunzarán haya venido a Oaxaca a destrozar al PRD, cuando se esperaba un crecimiento exponencial de las preferencias populares por ese partido.
LOS CHUCHOS Y SU
VERDADERO ROSTRO
Los chuchos se han encargado de acabar con la dignidad política que caracterizaba al PRD y sus demandas sociales. Aquel joven entonces, estamos hablando de 1999, durante la huelga estudiantil en la UNAM, y nos referimos en estas líneas a Balaunzarán, se traicionó a sí mismo. Vendió su talento de orador y de organizadora René Arce y a Ruth Zavaleta, quienes se encargaron de utilizarlo para acrecentar sus intereses y sus posiciones políticas. Esta pareja, que fungió como pareja sentimental, y ahora ya no lo es, porque la señora Zavaleta se ha enamorado del priísta CésarCamacho Quiroz, se asoció mafiosamente con Jesús Ortega y sus chuchos, entre los que se encuentra Jesús Zambrano, Graco Ramírez, Carlos Navarrete y Guadalupe Acosta.
Juntos emprendieron la guerra sucia contra el movimiento socialperredista, es decir, sus bases, y Andrés Manuel López Obrador. Paradójicamente el político tabasqueño fue quien abrió a ese grupúsculo las puertas para controlar el PRD, porque mientras él se dedicaba, como presidente del Partido del Sol Azteca, a ganar votos y con ello elecciones en todo el país, su secretario general, Jesús Ortega aprovechó la coyuntura para ubicar liderazgos a fines en las principales instancias de gobierno de su partido, y con ello asegurarse al paso de los años el manejo de recursos, posiciones, y empleos para sus más cercanos e incondicionales colaboradores. Así destacamos que Belaunzarán no se manda solo, forma parte de un grupo de interés que se ha hecho del control del que fuera, porque ha dejado de serlo, el partido de centro izquierda, que podría representar una alternativa de cambio para el país. Estos sujetos, que se dicen de origen de izquierda, congruentes y de inobjetable comportamiento, son los que han negociado el rumbo, supuestamente de la izquierda política. Pero se debe aclarar que ellos se formaron al abrigo de Rafael Aguilar Talamantes, fundador del Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, conocido como el ferrocarril, y que no fue otra cosa que una mina de oro para quienes lo sacaron adelante, entre ellos su fundador y sus hijos políticos Jesús Ortega y Graco Ramírez. Ellos, son los mismos, que ante la desgracia ocurrida el martes pasado de la ciudad de México, oportunamente, en términos de su oportunismo se presentaron a las exequias del Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, con quien supuestamente persistía una actitud irreconciliable, originada por los resultados electorales del año2006, que configuraron desde el punto de vista de un gran sector social el fraude electoral más vergonzoso del que se tenga memoria. Ellos abrieron los ojos a la sociedad perredista, que el jueves pasado entendió que el interés de éstos radica más en acercarse a las mieles del poder público, estableciendo vínculos inconfesables, y sepultando definitivamente al PRD. De este partido veremos sólo cenizas el año próximo, pues su representación en la Cámara de Diputados, se vislumbra errática y en franca caída. ¿Hasta dónde llegarán, alejados de los amplios sectores de la sociedad?