S
i los resultados de las encuestas públicadas hasta ahora se confirman, el primero de julio, con un triunfo abrumador para Andrés Manuel López Obrador, y su partido gana la mayoría del Congreso, tanto el PRI, como el PAN y el PRD, se verán en muy difíciles condiciones, tan sólo para subsistir.
1) El PRI, con más de 80 años de existencia, pudo levantarse después de la derrota de 2006 en la que no obtuvo mayoría de votos en ninguna de las 32 entidades, gracias a que Enrique Peña Nieto, utilizando los cuantiosos recursos de que dispone el estado de México, pudo desviar enormes cantidades de dinero, primero para promover su candidatura, por conducto de Televisa, y luego para comprar votos y autoridades electorales, utilizando los recursos obtenidos mediante pactos mafiosos con empresas extranjeras y con varios gobernadores, ofreciéndoles nuevos negocios a las primeras e impunidad total a los segundos, para que éstos cometieran el mismo tipo de actos realizados por él durante su gobierno, a cambio de que le apoyaran en sus fechorías.
La capacidad de mando absoluto del Presidente sobre su partido, que en el pasado había servido para destituir a los gobernadores que se salían de los cánones establecidos, fue utilizado por Peña Nieto para garantizarles la impunidad, dejando al partido abandonado a su suerte; los resultados no pudieron ser peores, en virtud de la incapacidad del Presidente para asegurar la congruencia de sus actos de gobierno, con las promesas y los compromisos establecidos por él durante su campaña y en los primeros meses de su sexenio. Su decisión de designar como candidato a un personaje ajeno al partido, como única posibilidad de triunfo ante el descrédito de sus colaboradores cercanos, terminó constituyendo el fin de la esperanza de triunfar nuevamente en las elecciones de 2018.
La situación actual de desastre de este partido es hoy tan clara que su candidato ha sido capaz de plantear que el triunfo de López Obrador podría regresar al país a los tiempos del presidente Echeverría, olvidando que éste fue candidato del mismo PRI; la estrategia
final de Meade y de su partido, de buscar y ganar el voto de los indecisos, desconociendo el hecho de que lo último que esos ciudadanos harían es votar por el partido responsable de la crisis actual, equivale a afirmar que para lograr el triunfo aún les queda el recurso japonés del harakiri.
2) El PAN, constituido hace más de 75 años por un grupo de hombres prestigiados y de vocación democrática, con una visión humanista y sin los objetivos de los líderes actuales de hacerse del poder para lograr buenos negocios, pudo crecer calladamente durante varias décadas antes de lograr sus primeros triunfos, siendo hasta 1989 que Ernesto Ruffo Appel obtuvo la gubernatura de Baja California, convirtiéndose en el primer candidatos de oposición que había logrado obtener una gubernatura, abriendo el camino para que otros candidatos de ese partido consiguieran victorias similares. Un personaje importante en la lucha y el ascenso de ese partido fue el ingeniero Manuel Clouthier, quien en 1988 fue postulado por ese partido a la Presidencia, dándole al PAN la estatura de un partido de carácter nacional.
De manera extraña, el declive de ese partido se inició con el triunfo de su candidato presidencial Vicente Fox en las elecciones del 2000 con la bandera del cambio, pero que una vez asumido el puesto se olvidó de todas sus promesas, superando los niveles de engaño y corrupción de los gobiernos priístas de Salinas de Gortari y Zedillo que habían operado sirviendo a los intereses de los grupos corporativos nacionales e internacionales; de esta manera el gobierno de Fox terminó en el descrédito total, conocido como Foxilandia, descrédito que fue compartido por el PAN, que si bien pudo imponer a su candidato Felipe Calderón, terminó también pagando un costo igualmente alto, en virtud de los errores cometidos por el nuevo Presidente que, además de ser un pésimo gobernante, dedicó sus esfuerzos a dividir a su propio partido con el único afán de imponer a sus amigos y, finalmente, a su propia esposa, logrando con ello el resquebrajamiento que ha salido a la luz en las semanas previas a la elección de 2018.
3) El PRD, el más nuevo de los tres grandes partidos políticos y con poco más de 28 años de existencia, creado por Cuauhtémoc Cárdenas, logró ganar varias elecciones estatales, incluyendo la del Distrito Federal, sin pagar un costo político por mala selección de sus candidatos, por lo menos hasta 2012, (aunque sí los hubo después, en los casos del DF, Morelos y Oaxaca). Ello no quiere decir que este partido no haya tenido problemas serios en su propia estructura, por el contrario, desde sus primeros años sus múltiples divisiones internas constituyeron un dolor de cabeza para sus líderes (Cárdenas, Muños Ledo y López Obrador), en particular el Ing. Cárdenas hubo de luchar frecuentemente, tanto para evitar enfrentamientos internos, como para impedir la infiltración de algunos personajes que pudiesen generar nuevos problemas.
En los años siguientes, ya bajo el liderazgo de Amalia García, el PRD comenzó a aceptar grupos salidos por fracturas de los otros partidos, con el afán de lograr crecimientos mayores, así como buscar y realizar alianzas con partidos con ideas y principios diferentes, lo cual tuvo un costo importante en la pérdida de su imagen como un partido de izquierda, (la imagen de Amalia García levantando el brazo del candidato del PAN en Yucatán) tuvo como respuesta el alejamiento de Cuauhtémoc Cárdenas del partido, como un antecedente de lo que ahora ha sucedido con la Alianza PRD-PAN en las elecciones actuales. ¿Tendrán estos partidos una siguiente oportunidad luego de este desenlace? Me temo que sí.