Álvaro Delgado
Edicion Mexico, Política
Si en Chihuahua –donde nació el fundador del Partido Acción Nacional (PAN), Manuel Gómez Morín– votan hasta los muertos en elecciones internas, en la delegación Benito Juárez, su baluarte y sede en la capital del país, también se manipula el padrón de militantes, se recurre al clientelismo y sufragan hasta los ausentes…
Y lo peor: estas conductas –denunciadas incluso penalmente– son toleradas por las dirigencias nacional y local del PAN por influencia de personajes allegados a la familia presidencial, como la diputada local Mariana Gómez del Campo y César Nava, expresidente nacional de ese partido, así como al gobierno de la delegación Benito Juárez, que controla la facción hegemónica.
El más reciente episodio de esta trama fue la “ilegal e indebida asamblea” para elegir al presidente del PAN de esa delegación el pasado 9 de abril, pese a que el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Gustavo Madero, reconoció las irregularidades en el padrón de militantes, el más numeroso de las 16 delegaciones políticas del Distrito Federal.
A raíz de la impugnación del padrón hecha por uno de los contendientes, Rodrigo Gómez Alatorre, y ante la omisión del comité regional del PAN en el Distrito Federal, que encabeza Obdulio Ávila, incondicional de Gómez del Campo, Madero ordenó el 6 de abril, a través de la secretaria general del PAN, Cecilia Romero, suspender la asamblea, pero al día siguiente se desdijo.
El 7 de abril, tras una reunión con Gómez del Campo y Jorge Romero, coordinador de gabinete y Proyectos Especiales de la delegación Benito Juárez, y de una llamada telefónica de Nava –los tres impulsores de su candidatura a la presidencia del PAN–, Madero ordenó emitir otro oficio que dejó sin efecto el del día anterior y ordenó celebrar la asamblea.
Así, en medio de la confusión de la militancia, con la asistencia de sólo 540 de los mil 169 militantes activos registrados y la ausencia de los otros dos contenientes, la asamblea eligió presidente del PAN en Benito Juárez a Luis Mendoza Acevedo, a quien se califica de espurio por haber sido designado en un proceso presuntamente fraudulento.
Pero además de las anomalías en el padrón, reconocidas por la propia dirigencia nacional, en la asamblea del 9 de abril se registraron varios hechos anómalos, entre ellos uno escandaloso: Carmen Aguayo, una militante que estaba ese día en Nueva York, supuestamente emitió su voto.
Mauricio Gómez Alatorre, quien presentó una impugnación ante el Tribunal Electoral del Distrito Federal y una denuncia ante la Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales de la Procuraduría General de la República, donde trabaja, lamenta el desaseo en el proceso de elección.
“Esta asamblea no tiene ninguna legitimidad ya que la militancia estaba en un estado total de confusión por las dos resoluciones contradictorias en menos de 24 horas, y además la mayoría de la militancia ni siquiera participó, porque se dio cuenta de la resolución del CEN y de que no iba a haber asamblea por esa denuncia que se hizo.”
–¿El presidente electo es legítimo?
–No considero que sea un presidente legítimo, porque esta asamblea no tenía sustento suficiente para llevarse a cabo.
Y así fue: El 13 de julio el Tribunal Electoral del Distrito Federal invalidó la elección y ordenó una nueva en un plazo de 30 días hábiles.
Los “Chokotorros”
Otro de los contendientes, Salvador Munguía, afirma que es de extrema gravedad el proceso que derivó en la asamblea electiva del 9 de abril, por los “contradictorios” oficios de Madero del 6 y 7 de abril –de los que no fue notificado pese a ser contendiente– y porque él ya había denunciado las irregularidades en el padrón desde 2009.
“Gran parte de los actores de entonces son los mismos de ahora y se refleja en la manipulación del padrón”, dice Munguía; su recurso –que presentó ese año– jamás tuvo respuesta del PAN, cuyo presidente nacional, Gustavo Madero, está obligado ahora sí a resolver.
“Nuestro presidente debe corregir esto. Benito Juárez representa una posición muy importante para el panismo a nivel nacional. Aquí ha establecido su sede y ha sido baluarte y cuartel general”, dice Munguía.
–¿Es cierto que Madero rectificó la suspensión de la asamblea luego de reunirse con Mariana Gómez y Jorge Romero, sus aliados?
–Desconozco esas situaciones internas. Yo quiero apegarme siempre a derecho, porque el derecho nos tiene que asistir a todos. Si deseamos construir el país que queremos, debemos empezar por la casa.
“Todos debemos comprometernos con el PAN para hacer un país más justo y ordenado, pero hoy estamos a merced de un grupo de personas que toman decisiones al interior del partido y que pueden hacer lo que quieran.”
Ese grupo –encabezado por el exdiputado local Jorge Romero, coordinador de gabinete y Proyectos Especiales en Benito Juárez y pareja de Mariana Gómez del Campo cuando ésta fue presidenta del PAN capitalino– es el que controla este partido y los principales cargos en la delegación que encabeza el empresario Mario Palacios, miembro también de esa facción.
Allegados a Felipe Calderón y a Margarita Zavala Gómez del Campo, tía de la coordinadora de los diputados panistas en la Asamblea Legislativa, los denominados Chokotorros o Romeros apoyaron la campaña de Madero a la presidencia del PAN, lo mismo que el diputado federal César Nava.
La fama que tiene este grupo en el PAN la define con precisión Arne aus den Ruthen, exdelegado en Miguel Hidalgo y quien renunció al PAN el 11 de abril debido a la descomposición de ese partido desde la presidencia de Mariana Gómez del Campo: “Los Chokotorros o Romeros son una tribu de escuincles que asaltan desde los escritorios de la Benito Juárez”.
No le falta razón: además de Romero, quien es el jefe del grupo, y de Palacios, identificado como el que proporciona el financiamiento –presumiblemente con recursos públicos–, hay otros funcionarios delegacionales que han construido la hegemonía en la delegación, como Christian von Roerich, director de Participación Ciudadana, y el PAN capitalino.
Por ejemplo, Mauricio Tabe Echartea, exsecretario general del PAN que preside Obdulio Ávila, es parte de este grupo. También Santiago Taboada Cortina, exsecretario de Acción Juvenil, y Víctor Manuel Mendoza Acevedo, director de Afiliación y quien se ufana de haber sido secretario particular de Carlos Peralta Quintero.
Luis Mendoza Acevedo, hermano de Víctor Manuel, fue electo presidente del comité delegacional el 9 de abril y el lanzamiento de su candidatura, en febrero, fue al calor de las copas en la cantina El Afán.
Se trata de los mismos personajes que en 2009 fueron ya denunciados ante el CEN por prácticas de afiliaciones masivas, gracias a que Mariana Gómez nombró a Mauricio Tabe Echartea y Santiago Taboada Cortina únicos capacitadores para cursos de introducción al partido en Benito Juárez, requisito para convertirse en militantes activos.
De manera atípica el PAN tuvo en tres meses 400 militantes activos en el comité delegacional, entonces presidido por un incondicional de Jorge Romero, Roberto Alfaro, de quien Mendoza Acevedo, presidente delegacional electo, fue colaborador.
Inclusive el 25 de septiembre de 2008 el comité del PAN en Benito Juárez organizó una fiesta de “bienvenida” a los 400 nuevos afiliados, organizada por el entonces presidente delegacional, Roberto Alfaro y con la asistencia de Mariana Gómez del Campo.
Munguía se presentó en el Holiday Inn de Portales, donde era el convite, pero se le prohibió el paso. Solicitó información del costo del evento y quién lo financió, pero jamás le respondió la jerarquía de su partido.
Tabe Echartea era, en ese entonces, secretario técnico de la Comisión de Juventud de la Asamblea Legislativa, presidida por Jorge Romero, de quien Taboada, entonces secretario juvenil regional –como lo es hoy otra vez– era asesor.
Impunidad o justicia
Los cursos de introducción al PAN se hicieron fuera del comité: en California 113, colonia Insurgentes San Borja, sede del grupo Ómicron, empresa dedicada a la asesoría integral de tipo laboral, y en Providencia 1142, donde se ubica una comercializadora de alimentos perecederos.
También en Virginia 50, colonia Portales, y Providencia 1008, en la Colonia del Valle, domicilios del secretario de afiliación del Comité Delegacional, Luis Alberto Mendoza Acevedo, y de Santiago Torreblanca Engell, miembro del comité. Los dos trabajaban para Romero: el primero en el módulo de atención ciudadana y el segundo como su secretario particular.
Conforme a las denuncias, y en una conducta anómala, se imparten cursos de capacitación, por ejemplo, en una bodega de la taquería Don Eraki, propiedad de la familia de Tabe, secretario general del PAN.
Esta es la acción de Los Chokotorros a quienes Ruthen también describe en su cuenta de Twitter como “individuos afiliados de forma masiva en el PAN, que por una módica $, o la promesa de un hueso, ofrecen sus favores”, como un grupo de ellos que logró documentar el candidato Rodrigo Gómez Alatorre.
En efecto, probó que José Alberto Alfaro Sánchez, María de Lourdes Trapero Rivas, Víctor Primo Vega Rosiles y Werner Vega Trapero tienen como domicilio la Torre Mural, ubicada en Insurgentes Sur 1605, pero en realidad se trata de un edificio de oficinas.
Los militantes Gilberto Ceba Chima, Alberto Oliva Sánchez, Ana Valeria Oliva López, Martha Imelda Sinta García, Raymundo Terán Serrano y Rosa María López Martínez dieron como su domicilio la calle de Rodríguez Saro 431, Colonia del Valle, pero “se trata de un estacionamiento público el cual no tiene vivienda alguna”.
Por eso, y por otras anomalías que corrompieron el proceso, el Tribunal Electoral del Distrito Federal lo anuló.