lunes, 18 de febrero de 2019

Álvaro Uribe es una asesino, pero la ley lo protege ampliamente.

El PRO y la derecha latinoamericana

Resultado de imagen para vargas llosa, castañeda y krauze

Schachter, Silvio

 
Una serie de resultados electorales favorables a las fuerzas políticas de la derecha latinoamericana, para muchos imprevisible, ha torcido una tendencia que por más de una década se visualizaba equívocamente como una trayectoria lineal ascendente que dejaba atrás el tiempo del neoliberalismo económico y su hegemonía cultural.
No todo lo que se considera post-neoliberal, necesariamente, debe sumarse al universo de lo popular, aunque en sus gobiernos participen elementos progresistas e incluso de izquierda.  Del mismo modo existe una derecha que se tuvo que desprender obligadamente de varias de las recetas que llevaron al colapso de las políticas económicas y sociales de cuño neoliberal. Ante el default era necesario recomponer el mercado para generar recursos y poder afrontar los pagos externos y garantizar la gobernabilidad.
Los golpes institucionales en Honduras (2009) y en Paraguay (2012) fueron las primeras señales que mostraron que las fuerzas derechistas tienen aún mucha capacidad de acción, pues cuentan a su favor con el apoyo decisivo de los centros internacionales del poder político y económico. La respuesta fue defensiva, primó el temor y la incapacidad para radicalizar los procesos en curso, cediendo posiciones y ofreciendo concesiones, sin asumir autocríticamente las debilidades, estructurales y coyunturales, sobre las cuales se construían las políticas de un nuevo consenso reaccionario.
Para lograrlo, las nuevas derechas crean partidos, se suman a los partidos en crisis, cooptan cuadros políticos, forman nuevos dirigentes, conforman alianzas insospechadas cargadas de un oportunismo visceral, se metamorfosean detrás de una constante: olvidar el pasado, mirar hacia adelante. Cambio es la palabra que se repite en los nombres y slogans de sus coaliciones, donde se disimulan las trayectorias de los protagonistas de los peores actos de la historia latinoamericana. Cambiemos es también el nombre y el formato común de la alianza encabezada por el PRO, donde su principal socio es la añeja UCR, un partido mercenario que negocia su aparato al mejor postor. La coalición asume el gobierno con el mensaje de cerrar una etapa, el comienzo de un giro neoconservador, administrado por gerentes corporativos, ante el casi resignado y preanunciado final de ciclo populista del capitalismo con inclusión.
 
Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA)
 
Si hay un espacio donde el PRO se muestra congruente con su substancia, es en sus estrategias internacionales y en las redes que lo vinculan con partidos derechistas en la región y el mundo. Sin ser excluyente, su lugar de pertenencia, donde se identifica y se reconoce entre pares, es la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA)
La UPLA es una organización que agrupa a partidos de la derecha continental, fue creada en noviembre de 1992 y tiene su sede en la zona de Providencia, en Santiago de Chile. La integran 18 partidos, el PRO es el único miembro argentino y se incorporó en el año 2005. La preside Armando Calderón, ex-mandatario de El Salvador y uno de los fundadores del partido ARENA.
Es un mix de centenarios y enmohecidos partidos, con nuevas formaciones acordes a los tiempos del pragmatismo desideologizado. La matriz ideológica de la iglesia católica es parte constitutiva de la mayoría de estos partidos, la moral patriarcal y sexista junto a su posición antiaborto, es línea común. Los formatos más cosmopolitas que aderezan sus campañas no alcanzan para neutralizar esa impronta, que explica la simpatía con el fundamentalismo cristiano dominante dentro del partido Republicano de EEUU. El bloque, sin ser homogéneo, pues contiene fuerzas cuyas particularidades son propias de génesis históricas variadas, que a su vez actúan en sociedades con una composición social diversa y disimiles niveles de complejidad, presenta, sin embargo, tendencias y comportamientos semejantes. Aparte de sumar empatías y afinidades, superan el plano declarativo para delinear campañas y acciones en común.
Un recorrido por su membrecía es un catálogo de lo peor de la historia política de América Latina, dictaduras, golpes de estado, corrupción, guerras fratricidas, narcotráfico, crímenes de lesa humanidad y un común servilismo hacia los EEUU, integran el repertorio de los partidos con los que se referencia el PRO. Ver Anexo, Quien es Quien en la UPLA
La UPLA es considerada la rama regional de la influyente y poderosa Unión Internacional Demócrata, International Democrat Union (IDU), una agrupación de partidos políticos anticomunistas, conservadores, demócrata cristianos y liberales, creada en Londres en 1983, en tiempos de la revolución conservadora de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y el papa Juan Pablo II; tiene su oficina central en Oslo, Noruega. Fue fundada, entre otros, por la primer primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher; el canciller de Alemania, Helmut Kohl[;] el entonces vicepresidente de EEUU, George W Bush y el que luego sería presidente de Francia, Jacques Chirac. 
Con un total de 70 miembros de 56 países de los cinco continentes, entre sus principales integrantes están la Unión Demócrata Cristiana  (CDU) alemana  de la canciller Angela Merkel, el Partido Popular español (PP) de Mariano Rajoy, el Partido Republicano de EEUU, el Conservador del Reino Unido, del primer ministro David Cameron[,] la Nueva Democracia de Grecia del ex primer ministro Antonis  Samaras, el francés  Les Républicains de Chirac- Sarkozy  y entre otros  partidos de gobierno, la Unión Cïvica Húngara, Partido Nacional de Nueva Zelandia,  Partido Liberal de Australia.  New Frontier Party - Saenuri Party, de la presidenta coreana Park Geun-hye, Bharatiya Janata Party de la India, el ucraniano Batkivschyna de Yulia Timoshenko y con status especial, el Grupo Directorio Democrático Cubano con sede en Miami. El PRO es miembro pleno.
Uno de los nexos importantes entre la IDU y la UPLA, es la Fundación para el análisis y los estudios sociales (FAES) del Partido Popular, financiada por el gobierno español,  dirigida por el ex-presidente José María Aznar. El madrileño, asesor de multinacionales españolas, como la energética ENDESA, combina negocios con política y recorre asiduamente nuestra región como consultor de gobiernos y partidos de derecha. En la Cumbre de la Américas de Panamá, realizada en abril de 2015, Aznar tuvo una fuerte presencia, liderando el ataque al gobierno de Venezuela y fomentando a los grupos que representan al conservadurismo y la reacción continental. En las asiduas visitas a la Argentina, nunca deja de encontrarse con Mauricio Macri. Esta afinidad le permite a la FAES organizar seminarios en las propias instalaciones del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Entre sus actividades, la UPLA incluye la formación de jóvenes cuadros, en eventos como el encuentro juvenil en Santo Domingo en septiembre 2014 y también de mujeres, que  se reunieron en mayo del 2015 en Buenos Aires, con el PRO como anfitrión.
Esta pertenencia no agota frecuentes contactos y vínculos del PRO con otros partidos del mismo signo por fuera de la UPLA. También en una muestra de ubicuidad y de la nueva época donde se evaporan las fronteras ideológicas, Mauricio Macri, de la mano de la UCR, se reunió recientemente con Luis Ayala, el secretario general de la Internacional Socialista. Luego del encuentro, José Manuel Corral, presidente del radicalismo declaró:
“[…]a visita nos ayuda a difundir en Latinoamérica y el mundo, que Cambiemos ha generado una expectativa de cambio real en la Argentina […] estamos convencidos que va a hacer las cosas bien y va a solucionar los verdaderos problemas que tiene el país”
 
La nueva vieja derecha
 
Durante la confrontación de la guerra fría, su ubicación en el bando de la civilización occidental y cristiana, le permitió durante décadas a la derecha latinoamericana, agitar el fantasma del comunismo para justificar la violencia contra sus pueblos. Caído el llamado socialismo real, en el mundo del capitalismo globalizado, el nuevo paradigma es el choque de civilizaciones, con el nuevo enemigo, el islamismo radical, surgido cuando la derecha neoconservadora requería una amenaza de recambio. A pesar del impacto producido por el atentado de la AMIA, no es fácil presentarlo como un peligro para América Latina, como lo fuera la izquierda revolucionaria en los 60 y 70, atea, marxista y socialista.
La nueva tensión está construida a partir de la confrontación con los gobiernos, que de manera genérica y equívocamente homogénea se definen como populistas, centrando sus imputaciones en la corrupción, la inseguridad y el narcotráfico, vinculándolo también al terrorismo, para dar cumplimiento a la cruzada internacional iniciada el 11S. Paradojalmente, en un juego maniqueo y de manipulación comunicacional, la derecha denuncia permanentemente fenómenos que la tienen como activa protagonista y promotora.
El anticomunismo visceral desapareció de su prioridad al menos en su lenguaje público y, si bien siguen considerando a Cuba como enemigo, dejó de ser agitada como una amenaza, sobre todo cuando el imperio norteamericano recompone sus relaciones con la isla.
La novedad, más allá de las denominaciones y los recursos publicitarios, no supone un viraje ideológico, ni una adhesión incondicional a los principios democráticos; básicamente debe buscarse en su adaptación a las mutaciones producidas, desde los ochenta en adelante, en las formas y modos de producción cultural, económica y social, que modificaron las condiciones precedentes y empujaron hacia una metamorfosis en las prácticas políticas. Su capacidad para renovarse en la reproducción de lo instituido, está directamente relacionada con su adaptación, a nivel coyuntural y estratégico, a los contextos exógenos y endógenos.
En este periodo, los partidos se volvieron pos-ideológicos, ya no explicitan su línea rectora, diluyen su identidad social, sostienen pertenencias abstractas; la disputa que se ejerce frente a potenciales votantes, es cada vez más amorfa e imprecisa. La imagen es todo, está por encima de la palabra, los votantes desconocen las propuestas, se enteran de qué se trata cuando las medidas ya están en curso. El extrañamiento ante la política anula la posibilidad de comprometerse, de ser parte protagónica, y deriva en la aceptación de ser solo parte de una encuesta de opinión.
 Los sujetos y las clases aparecen velados detrás de la autodefinición de independientes, desaparece el pueblo de ciudadanos soberanos, figura sobre la que se constituyó el imaginario del lazo social moderno, siendo reemplazado por el conjunto universal de los consumidores y contribuyentes. El modelo antropológico neoliberal que presupone individuos aislados en competencia unos con los otros, se adapta bien a las tácticas de manipulación política, donde la alienación es alimentada por la expansión de la forma mercancía en todas sus expresiones y su ethos cultural, un presentismo hedonista.
Los politólogos mediáticos son los encargados de develar los arcanos y naturalizar el orden existente; se lo puede descifrar, pero no impugnarlo. Su papel no es cuestionar, solo explicarnos cómo evolucionan las candidaturas y cuántas probabilidades tienen de acceder al manejo de las instituciones. La generalizada cultura tecnócrata-gerencial de los cuadros elude explicitar y actuar en el conflicto, mientras se agudiza el abismo entre la elaboración teórica producida en el espacio académico, para autoconsumo, y la práctica social y política atada un pragmatismo atado la inmediatez de la coyuntura.
La elección de candidatos está basada en operaciones mediáticas, donde para imponer al pretendiente utilizan los recursos propios del marketing y la publicidad; poco importan programas o proyectos.
En 2010 la presidenta Michelle Bachelet, a pesar del desgaste de la Concertación, era la figura política con mejor imagen en Chile, pero Sebastián Piñera le gana las presidenciales al postulante oficialista, el democratacristiano Eduardo Frei Ruiz, porque la imagen del hombre más rico de Chile resulto superadora. Ambos ofrecían un menú donde las semejanzas superaban a las diferencias. La Concertación no requería ser cooptada, ya tenía en su seno a la derecha, en el sentido de que confirmaba y acentuaba a Chile como el país de discriminaciones que fue configurado por la dictadura empresarial-militar, claramente alineado con EE.UU. Como premio, la nación del norte permite a sus ciudadanos ser los únicos latinoamericanos en ingresar a su país sin visa.
Sebastián Piñera, Mauricio Macri y Horacio Cartes son empresarios millonarios, no ocultan su riqueza sino por el contrario, esta es esgrimida como modelo exitoso, que puede ser trasladado sin mediaciones a la eficiencia de un Estado facilitador de la actividad mercantil privada. Ante el latrocinio de políticos que medran en defensa de su interés personal, crean un imaginario irreal, donde los ricos en el poder no necesitarían robar pues ya poseen fortuna.
En sus primeros pasos políticos Piñera mantuvo vínculos con la Democracia Cristiana, pero su alineamiento con el candidato pinochetista Hernan Buchi lo llevo al partido continuista Renovacion Nacional, surgido de las entrañas de la dictadura, donde realizo toda la carrera que lo llevo a la presidencia
El paraguayo Cartes no es parte del corazón del coloradismo, usó su aparto, pero no alardea de ser parte de la historia del viejo partido stroessnerista. Este empresario tabacalero, al igual que Macri, viene de presidir un club de futbol convertido a formato de sociedad anónima
Mauricio Macri, integrante del clan familiar que se enriqueció haciendo negocios con la dictadura y creció con el menemismo, a diferencia de otro empresario de su misma generación y pensamiento, Francisco de Narvaez, que apostó al peronismo, eludió la opción de disputar en el seno de los partidos tradicionales y se decidió a crear su propio espacio. La alianza que lo llevó a la presidencia demuestra su fortaleza, pero también su debilidad. Todo ese conglomerado variopinto se cobijó y coexiste circunstancialmente bajo la figura de Macri, para quien será cada vez complejo lidiar con tan diversos intereses. 
EL PRO, que nació como la otra cara de la crisis argentina de 2001, vende un perfil de eficiencia, entiende la actividad política como una carrera tecnocrática que privilegia el marketing por encima de la militancia. Su mensaje encuentra recepción como producto del vaciamiento sistemático del quehacer político. No solo se vota desconociendo quiénes integran las listas de candidatos que luego se adjudican su representación, sino que la desinformación raya con el absurdo, la mayoría del cincuenta por ciento de los argentinos eligió un presidente de cuya organización solo conocen la sigla, no sabe ni le importa que PRO es el apócope publicitario de un partido llamado Propuesta Republicana.
El PRO, como otros miembros del UPLA, combina ambiciosos jóvenes emprendedores, gestores de ONG, gerentes de multinacionales, con experimentados políticos multimarca. El abuso del adjetivo nuevo no impide recurrir a la vieja guardia y reproducir sus hábitos. Uno de sus encumbrados cuadros, Federico Pinedo, nieto del político conservador del mismo nombre, que fuera ministro de Justicia durante la década infame, actual senador del PRO y efímero presidente, empezó su carrera en la alianza UCeDe-Democrata, fundada por el ing.  Álvaro Alsogaray en 1986 y pilar ideológico del gobierno menemista.  Pinedo puede encontrar ex compañeros de militancia también en el FPV, Amado Boudou, vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner, quien al igual que su mentor Ricardo Echegaray, director de la AFIP en ese gobierno, se formó políticamente en UPAU, la agrupación universitaria de la UceDe. Echegaray fue reciclado a presidente de la AGN, Auditoria General de la Nación, con la firma de la vicepresidenta Gabriela Michetti.
Un outsider de la política, el guatemalteco Jimmy Morales, actor, empresario de medios audiovisuales y profesor de teología, fue electo presidente en segunda vuelta por el Partido Frente de Convergencia Nacional (FCN), partido fundado en 2008 por ex militares, responsables de crímenes de lesa humanidad. Reiterando el recurso de todo empieza conmigo,  asume con el slogan “ni robo ni corrupción”. Morales triunfa con el apoyo del actual alcalde de la ciudad de Guatemala, Álvaro Arzú del partido Unionista, miembro de la UPLA; luego que el ex militar Otto Fernando Pérez Molina tuviera que renunciar a la presidencia y fuera encarcelado por los delitos de cohecho pasivo, asociación ilícita y defraudación aduanera.
Con metodologías y objetivos semejantes, diferente es la trayectoria de Juan Manuel Santos, Juan Hernandez Alvarado, Enrique Peña Nieto y Norman Noel Quijano González, quienes recorrieron las etapas más tradicionales de la partidocracia burguesa.
Juan Manuel Santos, elegido presidente en 2010, pertenece a una familia de personajes vinculados a la historia política colombiana, fue dirigente de los empresarios del café, comenzó su carrera política en el partido Liberal, luego adhirió al gobierno de Uribe, de quien fue ministro de seguridad y ante la imposibilidad de reelección de Uribe, fue elegido con el apoyo de los liberales y conservadores, que pasaron a integrar su gabinete al frente de distintos ministerios.
Juan Orlando Hernández Alvarado, abogado formado en EEUU, inició su actividad en el partido Nacional hondureño en 1990 y sucedió en 2014 a su correligionario el golpista Porfirio Lobo. Asumió haciendo centro de su campaña en la lucha contra el crimen, para lo cual puso al ejército en la calle. En un reciente encuentro internacional de empresarios en enero de 2016, para convencerlos que su país es apto para invertir, afirmó que dejara de estar entre los más violentos del mundo. A diferencia de Lobo, de la mano de la IDU y la UPLA, logró el respaldo de gran parte de la comunidad internacional.
Enrique Peña Nieto, integrante de una familia de peso dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y militante del partido desde su juventud, es ejemplo de la evolución del priísimo mexicano y de sus líderes, que hace décadas abandonaron el discurso del nacionalismo revolucionario, para abrazar una  política tecnocrática y neoliberal, que poco los diferencia del derechista PAN, partido de Acción Nacional; juntos son parte de un bipartidismo gerenciado por corruptos, parte de la trama del narco-estado mexicano. En las elecciones que lo llevaron a la presidencia, donde la abstención alcanzó casi el 40 %, contó con el apoyo del duopolio Televisa y TV Azteca. Papel mediático que se ha transformado en decisivo a la hora de definir elecciones en todo el continente.
El odontólogo Norman Noel Quijano González, del partido ARENA, fue el segundo candidato más votado en las elecciones de El Salvador, donde perdió ante el actual presidente Salvador Sanchez Ceren del Frente Farabundo Martí. Se inició en la actividad política en 1989, según sus palabras: “[…] ante la guerra civil en la que estábamos inmersos y por la admiración que sentía por el liderazgo del mayor Roberto D’Aubuisson”. Se refiere al criminal fundador de ARENA, quien encargo el asesinato del obispo Arnulfo Romero. 
 
No volvió, porque nunca se fue
 
Ninguno de los gobiernos populistas logró modificar sustancialmente las fuertes asimetrías sistémicas y por tanto crear una correlación de fuerzas capaz de cerrar el camino y debilitar a los sectores dominantes, una relación de fuerzas que no se da exclusivamente a nivel de los vínculos político-estatales, puesto que allí no se generan todas las decisiones. Los actores principales, la banca, las corporaciones de agronegocios y minería, de la construcción, del comercio exterior, la energía y las comunicaciones junto a los grupos mediáticos, mantuvieron su presencia preponderante y condicionante. En la sociedad, el neoliberalismo ya había internalizado que se puede hacer y lo que es intocable. 
La derecha no avanza por lo que hicieron los gobiernos, las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales, sino fundamentalmente por lo que no hicieron. La coyuntura histórica no debe llevar al error de sobrestimar su capacidad y sus posibilidades, puede ganar tiempo, pero no conseguirá estabilizar ni menos superar la crisis civilizatoria. Esto no supone caer en el reduccionismo de pensar que alcanza con la denuncia y el rechazo a su política, esperando que su fracaso genere automáticamente condiciones cualitativamente diferentes para caminos emancipadores. 
No son solo una creación mediática, han operado a su favor el desconocimiento de las tácticas generadas en sus centros de producción de ideas, la subestimación de las condiciones socio-culturales producto de las transformaciones del capitalismo tardío que metabolizan y crean nuevas subjetividades, y la incapacidad crónica para ofrecer una perspectiva superadora que no se agote en variables que optimicen el sistema. Es difícil construir una alternativa solo con batallas defensivas que asumen la derrota de las revoluciones del siglo XX, como una victoria definitiva del capitalismo, aceptando el límite que impone el capital y su forma de reproducción política. Llevar el debate al estrecho margen de quien gestiona mejor contribuye a la creación de una praxis desprovista de connotaciones ideológicas, donde asimilar las derrotas, generalmente significa plegarse al sistema.
La gobernanza por la vía de las urnas le ha dado a la derecha una legitimidad que le permite defender sus intereses corporativos, invocando el poder que le confieren las elecciones, lo cual no significa creer ingenuamente en su mudanza al canon de la democracia, en todo caso, es su visión restringida de la democracia, coercitiva, controlada, una cáscara vacía para esconder prácticas antidemocráticas. Cuando por esta vía no logran consenso, buscan el camino del golpe directo, como en Venezuela en 2002, o apelan a recursos institucionales para producir como en Honduras y Paraguay, maniobras parlamentarias destituyentes apoyadas por el poder militar.
Entre los mensajes difundidos por los medios concentrados, destinados a buscar el consenso de las capas medias para las políticas antipopulares, cobró relevancia el discurso de la mutación de las clases empobrecidas en formas parasitarias, que injustamente viven de los impuestos que pagan los contribuyentes y que, como agravante, cometen delitos contra quienes los sostienen. Así han creado las condiciones para que amplios sectores den su consentimiento para un modelo continental basado en un orden coercitivo donde la libertad de mercado se impone con represión. Las semióticas de subjetivación están en función de ofrecer protección y seguridad a un cuerpo social que se percibe amenazado, constituyendo segregados masivos y simultáneamente identidades ficticias. La negación de la confrontación de clases e intereses, pretende ser encubierta con una lógica basada en responsabilizar de la conflictividad social a la ineficacia en la administración de las instituciones, disfunción que solo podría resolverse con liderazgos fuertes y equipos técnicamente capaces.
Un sector importante de la izquierda abandonó la rebeldía y su vocación para transformar la sociedad y poner fin al capitalismo. La estigmatización de la revolución acotándola a su formato militar supuso dejar de reivindicar el socialismo como proyecto, para acotarlo a una declamación, un sueño utópico, lejano e indefinido. Los modelos aplicados se entronizan como única posibilidad, cualquier otra variable fue descartada por inviable sin  ni siquiera ser sometida a consideración.
En un proceso de reconversión ideológica, aceptó los límites de la democracia burguesa como el único horizonte posible, sumándose de facto al pacto de gobernabilidad. Muchas de las prácticas se perciben y son indiferenciadas, se usan tanto a diestra como a siniestra, la ética desaparece detrás de la verticalización y burocratización de la política, el clientelismo, la corrupción, el blindaje de los líderes, refractarios a la crítica, cargados de soberbia, sectarismo y con sueños de reelección sin límite. A esta metodología se suma la coincidencia en cuestiones cruciales como el extractivismo, el agronegocio, la especulación urbana y financiera y el tema de la deuda frente a la cual, la diferencia se plantea entre pagadores seriales y pagadores compulsivos o de pago fácil para usar el nombre de una empresa del grupo Macri. Estos rasgos hacen que los bordes entre quienes se definen como conservadores o progresistas se volvieran porosos.
La conjunción  de  políticas que coagularon a las organizaciones independientes de los trabajadores a favor de un sindicalismo oficialista, burocrático, corporativo y desmovilizador y  la cooptación de las organizaciones sociales, erosionaron la potencialidad de los proyectos políticos en curso y aumentaron la capacidad de maniobra de las opciones restauradoras. Allanaron el camino para que las medidas de ajuste contra las mayorías encuentren una resistencia debilitada, en un panorama de fragmentación y dispersión del campo popular.
La lectura formal y mecánica de los acontecimientos, el análisis y la valoración voluntarista de los procesos en curso, que hacen una parte de la izquierda y los llamados partidos progresistas, sumada a la debilidad de afrontar transformaciones radicales, se traduce en oscilaciones y desconciertos con una impronta dominada por rasgos emocionales y poco reflexivos. Pasan rápidamente de la euforia, del declamado irrefrenable avance de los pueblos, al pánico por una pandemia derechista donde ese mismo pueblo devino, en breve tiempo, de ser el protagonista de su destino, a convertirse en la difusa categoría de gente, presa de los medios masivos y ganada por la mercadotecnia neoliberal. Las derrotas políticas, la volatilidad de las pertenencias y de las conductas electorales leídas en términos de virajes imprevistos, acota toda búsqueda de rasgos estructurales, conductas y patrones culturales y soslaya toda autocrítica, de quienes piensan la sociedad como un escenario cristalizado.
Una versión de este desconcierto puede verse en el   Foro de San Pablo, autodefinido como un espacio de fuerzas progresistas y de izquierda, que podría considerarse la contracara de la UPLA. En la Declaración Final del XXI encuentro realizado en la ciudad de México, DF, del 29 de julio al 1 de agosto de 2015 señalan: “[…] nos permiten confirmar, con el avance incuestionable de las fuerzas de izquierda en la región, la trascendencia histórica de la fundación de esta agrupación de partidos y movimientos políticos. La izquierda, con diferentes procesos de acumulación, en los últimos años no ha perdido las elecciones en ningún país de América Latina después de haberlas ganado. Hoy América Latina vive, ya no una época de cambios, sino un cambio de época”. Pocos meses después, en noviembre, el PRO triunfa en las presidenciales argentinas, el gobierno de Venezuela es derrotado en las elecciones el 6 de diciembre del mismo año, y el 20 de febrero de 2016, el gobierno de Evo Morales pierde un plebiscito que nunca debió realizarse.
 ¿Vivimos tiempos de una restauración derechista?, o tal vez se simplificó e ingenuamente se encriptó su presencia. No puede reflexionarse sobre este cuadro sin vincular este fenómeno con el agotamiento de una experiencia genéricamente y erróneamente uniformada como populismo. La derecha no volvió, porque nunca se fue; su retorno a posiciones de gobiernos, cuyo impacto y gravedad no puede ser minimizado, confirma la imposibilidad de un crecimiento sostenido con inclusión como afirman con variantes, los distintos proyectos neo-desarrollistas, bastó que cayeran los precios de los commodities, y avanzara la debacle financiera iniciada el 2008, para poner en crisis el modelo. La base y el poder de la derecha están en el mantenimiento de un patrón civilizatorio cuya esencia es la propiedad privada, el patriarcado clerical, la supremacía racial eurocéntrica, la apropiación de la riqueza de la tierra y la destrucción de la naturaleza. Su repliegue circunstancial no eliminó el poder que la sustenta, ni su retorno a posiciones de gobierno por la vía electoral, disminuye su potencial esencialmente represivo, autoritario y discriminatorio, que constituye un factor molecular de su carácter. La barbarie que arrasa el planeta es enteramente compatible con la violencia que en América Latina es la matriz fundacional extendida desde la colonia hasta nuestros días.
 
Anexo
 
Quién es quién en la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA)
 
Renovación Nacional (RN) y Unión Demócrata Independiente (UDI), Chile
 
Renovación Nacional (RN) integra la coalición Chile Vamos, alianza que comparte con la Unión Demócrata Independiente (UDI), Evolución Política (Evópoli) y el Partido Regionalista Independiente (PRI). La historia de Renovación Nacional se remonta al año 1987, cuando Chile se estaba preparando para el plebiscito de 1988 que decidiría la continuidad en la presidencia de Augusto Pinochet, que dirigía el país desde el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973. Se funda el partido político el 29 de abril del mismo año, con militantes de movimientos y partidos que colaboraron con el Régimen Militar.
De este modo, Renovación Nacional fue el primer partido político legalizado en Chile tras la prohibición decretada por la dictadura de Pinochet.
Con ocasión del plebiscito de 1988, Renovación Nacional llamó a votar por la opción «Sí», es decir, la continuidad de Pinochet como Jefe de Estado y de Gobierno por un nuevo período de ocho años.
En 2009 Sebastián Piñera, presidente del partido, fue seleccionado por la directiva de Renovación Nacional como su candidato para las elecciones presidenciales y lideró la Coalición por el Cambio
Piñera es uno de los hombres más ricos de Chile, según la revista Forbes posee una fortuna de 2.500 millones de dólares, provenientes de sus diversas empresas inmobiliarias, financieras, y agropecuarios, presidente de Citycorp Chile y representante de Visa y Mastercard, compró las empresas aeronáuticas LAN Chile y Ladeco, y luego se expandió con LAN Peru y LAN Ecuador, LAN Argentina.
En 2013 apoyó la candidata de la UDI Evelyn Matthei Fornet que perdió en primera vuelta y en el balotaje ante Michelle Bachelet [punto aparte]
 
Union Democrata Independiente (UDI) tuvo su origen en el Movimiento Unión Demócrata Independiente creado en 1982, como la estructura civil para dar apoyo al régimen de Pinochet. En 1989 se inscribe como partido para participar en las elecciones ante el triunfo del NO en el plebiscito que proponía la continuidad del dictador.
En las primeras elecciones presidenciales, la Unión Demócrata Independiente promovió la candidatura de Hernán Büchi, un chicago boy que tuvo diversos cargos en el gobierno de Pinochet, incluida la titularidad del ministerio de Hacienda. Fue derrotado por el candidato de la Concertación, el demócrata cristiano Patricio Aylwin.
En 2009 apoyan la candidatura de Sebastián Piñera, de sus aliados del RN y pasan a ser oficialistas con numerosos cargos en el gobierno.
Varios de sus militantes históricos se han visto involucrados en casos de corrupción para financiar las campañas políticas, que han salido a la luz durante el segundo gobierno de Bachelet. A fines de 2014 se hizo público el escándalo conocido como Pentagate, por el cual se investigan financiamientos irregulares a varios políticos de la UDI por parte de Empresas Penta. Uno de sus principales dirigentes, Jovino Novoa, fue condenado por delitos tributarios a una pena de tres años de presidio y suspensión legal de cargo u oficio público durante el tiempo de la condena.
 
Ambos partidos son los anfitriones de la U.P.LA, que tiene su sede en Santiago de Chile
 
Partido Conservador (PC), Colombia
 
Fundado en 1849, agrupando a integrantes de la Iglesia Católica, a terratenientes y mineros esclavistas, el Partido Conservador es uno de los más antiguos de América. Protagonista de una interminable serie de guerras civiles, se mantuvo en el gobierno de Colombia hasta 1930. Durante este periodo se dio la Separación de Panamá de Colombia, la Guerra de los Mil Días y la llamada “Masacre de las bananeras” relatada por Gabriel Garcia Marquez en Cien años de soledad.
Durante la presidencia de su líder Mariano Ospina Pérez se produjo, en Bogotá, el 9 de abril de 1948, el asesinato del político Jorge Eliécer Gaitán, que desencadeno el suceso conocido como el “Bogotazo” que cobro más de 500 víctimas e  inicio un periodo conocido como “ de la violencia” que cobro más de 300.000 muertos En esa fecha se realizaba la IX Conferencia Panamericana cuyo principal objetivo, patrocinado por Estados Unidos, era convencer a los países participantes de realizar un acuerdo para declarar el comunismo como una actividad fuera de la ley. Este evento fue el precedente, que más tarde se convertiría en la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En 1953 un golpe de estado fue liderado por el general conservador Gustavo Rojas Pinilla que comenzó su gobierno con apoyo de liberales y conservadores. Ante el temor [de] que la dictadura de Rojas Pinilla se extendiera indefinidamente, ambos partidos crearon el Frente Nacional, donde acordaron alternarse en poder, práctica que sostuvieron por 16 años, marginando a toda expresión política opositora.
En 1969 durante el gobierno del conservador León Valencia se aprueba ley 48, por medio de la cual se dio el fundamento legal para la creación de las organizaciones paramilitares.
Para las elecciones presidenciales de 2002, el partido Conservador respaldó al candidato Álvaro Uribe, un postulado como independiente contra el candidato oficial del liberalismo, Horacio Serpa. Al resultar elegido Uribe como presidente de Colombia el partido Conservador pasó a hacer parte de la coalición uribista.
En las elecciones presidenciales de 2006, el partido apoyó la reelección de Uribe, siendo la segunda fuerza parlamentaria de su coalición, después del Partido de la U.
Uribe estuvo involucrado en la creación del narco-estado colombiano, es acusado de ser participe activo en la formación de grupos paramilitares y crímenes de lesa humanidad. La carpeta caratulada con el nombre de Álvaro Uribe que se halla en la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, contiene acusaciones que lo involucran en asesinatos, exterminios, deportación y traslado forzoso de campesinos a favor de hacendados, encarcelación, tortura y privación ilegítima de libertad.
En 2010 la candidata a la presidencia del Partido Conservador, Noemí Sanín, resultó derrotada, ocupando el quinto lugar en votación. Resultó elegido Juan Manuel Santos y el Partido Conservador, una vez más, se vinculó a la coalición oficialista.
 
Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) El Salvador
 
Fue fundado en la década de 1980 por Roberto d'Aubuisson, militar de graduación del ejército salvadoreño junto a la empresaria y terrateniente Gloria Salguero Gross, El partido tuvo desde su origen el apoyo de miembros del Partido Republicano de los Estados Unidos, entre ellos, el senador Jesse Helms, figura  paradigmática  de ultraderecha  racista y activo protagonista de la política latinoamericana, fue autor de la ley de refuerzo del embargo  a Cuba, apoyó de Pinochet, sostén de la contra nicaragüense y mentor de D'Aubuisson a quien ayudó  en el proceso de desarrollo del partido. Durante la década de los 80, miembros de ARENA participaron en la organización y financiamiento de los escuadrones de la muerte que produjeron masacres y crímenes contra población civil.
El lunes 24 de marzo de 1980 fue asesinado el obispo defensor de los derechos humanos, Óscar Arnulfo Romero cuando oficiaba una misa en la capilla del hospital de La Divina Providencia. Treinta y un años después del asesinato, se conoció el nombre del asesino de Romero: fue Marino Samayor Acosta, un sub-sargento de la sección II de la extinta Guardia Nacional, y miembro del equipo de seguridad del ex presidente de la República, quien manifestó que la orden para cometer el crimen la recibió del mayor Roberto d'Aubuisson.
En 1986 Orlando Lloverá Ballette e Isidro López Sibrián, personas vinculadas a Roberto d'Abuisson fueron juzgados y condenados por el secuestro de varios empresarios. En 1989, con la autoría intelectual del fundador del partido, durante los primeros meses del gobierno de ARENA fueron asesinados, los jesuitas defensores de los derechos humanos Ignacio Ellacuría, Martín Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Ramón Moreno, Joaquín López y López y sus colaboradoras Elba y Celina Ramos.
En elecciones, el partido consiguió la Presidencia de la República con Alfredo Cristiani (1989-1994), Armando Calderón Sol (1994-1999) actual presidente de la UPLA, Francisco Flores (1999-2004) y Elías Antonio Saca.
El 15 de marzo de 2008 el partido eligió al que fue su candidato a las elecciones presidenciales de 2009, en las que ARENA intentó sin éxito conseguir su quinta victoria consecutiva. El elegido fue Rodrigo Ávila, director, hasta hace unas semanas antes de su nominación, de la Policía Nacional Civil. En 2014 Norman Noel Quijano González, publico admirador de Roberto d'Aubuisson, perdió  las elecciones ante el actual presidente  Salvador Sanchez Ceren del Frente Farabundo Marti
 
Partido Nacional Honduras (PNH), Honduras
 
El PNH es el resultado de una añosa urdimbre de privilegios, tejida por el maridaje entre la oligarquía, políticos y jueces corruptos, las fuerzas armadas, la iglesia y las corporaciones; combinó triunfos electorales con el recurso recurrente de golpes de estado.
Hacia 1929 el presidente de la Cuyamel Fruit (empresa que más tarde fue anexionada por la United Fruit), refiriéndose al valor de los diputados hondureños a la hora de comprar sus servicios dijo: “ un diputado en Honduras cuesta menos que una mula”. El presidente era entonces el dirigente del Partido Nacional Francisco Bográn Barahona [punto aparte]
En esos años fue parida la definición “república bananera” Desde entonces esa plutocracia de liberales y nacionales, se reprodujo sin sobresaltos y construyó un bipartidismo blindado a cualquier cambio.
Una de sus figuras más nefastas, el General Tiburcio Carias Andino, gobernó dictatorialmente desde 1933 a 1949. Pagó todas las deudas fraudulentas de los anteriores gobiernos a las bancas inglesa y norteamericana. Sofocó las huelgas, encarceló, persiguió brutalmente a los opositores y restauró la pena de muerte. Fue el congreso dominado por partido Nacional quien avaló su sucesión continuada. Creó una coordinadora represiva con otros dictadores el General Jorge Ubico de la república de Guatemala, Maximiliano Hernández Martínez de la república de El Salvador y Anastasio Somoza García de la república de Nicaragua.
Entre 1963 y 1971 dirigentes del PN integraron el gabinete del general golpista Lopez Orellano durante cuyo gobierno se produjo la llamada guerra del futbol ente Honduras y El Salvador.
El país entero fue durante décadas un protectorado político-militar de EE. UU, un centro operacional para conspiración y agresión, Guatemala (1954), Cuba (1961), Nicaragua (1979), y El Salvador (1980) acusaron recibo de ello.
En la década de los ochenta, apoyaron la política de confrontación con la Nicaragua Sandinista y la transformaron su país en el campo de entrenamiento y acción de “la contra” con militares de la dictadura somocista. La base operacional fue coordinada por John Negroponte embajador de EE.UU. y ex-asesor de seguridad en Vietnam, quien junto al coronel Oliver North manejó los fondos del narcotráfico del Irangate para la agresión paramilitar  Desde la base militar de Soto Cano, conocida también por su nombre de Palmerola, se dirigió la guerra sucia contra Nicaragua y contra los revolucionarios salvadoreños y guatemaltecos.
Manuel Zelaya, tras ganar las elecciones del 2005 por el Partido Liberal, frente a su contrincante del Partido Nacional, Porfirio Lobo Sosa, asumió en enero de 2006. En 2009 la consulta no vinculante sobre la convocatoria a una Asamblea constituyente, disparó la maniobra destituyente  y en junio fue derrocado por un golpe de estado, tras lo cual fue expulsado del país. Roberto Micheletti uno de los instigadores del golpe, asumió el cargo.
En elecciones condicionadas y denunciadas fraudulentas es elegido Porfirio Lobo Sosa del PN, durante su presidencia, se encargó de reprimir brutalmente al movimiento de resistencia campesina en connivencia con los grupos paramilitares de los terratenientes. En un evento internacional de empresarios, frente a la denuncia que lo acusaba de estar vendiendo el país, su canciller declaro:” No es cierto, solo queremos alquilarlo por un tiempo”
En noviembre de 2013 el candidato del Gobierno, Juan Orlando Hernández Alvarado, líder del Partido Nacional fue elegido presidente. Durante el segundo año de gobierno varios miembros del PNH fueron acusados por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por corrupción y lavado de dinero. También el ex presidente Rafael Leonardo Callejas, y el abogado Alfredo Hawit Banegas ambos del (PNH) fueron acusados en relación con el FIFAGATE. En 2015 la Corte Suprema de Justicia hondureña afín al PNH, ha dado el visto bueno a una futura reelección presidencial, al derogar el artículo 239 de la Constitución, que la prohibía desde 1982. El golpe contra Zelaya fue justificado por esta misma CSJ pues entendía que la consulta buscaba su reelección.
 
Partido Conservador (PCN), Nicaragua
 
El Partido Conservador fue creado en 1851, es el partido más antiguo de Nicaragua. Entre los años 1910 y 1926, con la presidencia de los conservadores, se efectivizó la presencia de tropas militares de EEUU. En base a un tratado que se mantuvo vigente hasta 1970, otorgaron por 99 años de las islas Great Corn Island y Little Corn Island. En EEUU los presidentes eran Howard Taft autor de la frase : “No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro, de hecho, en virtud de nuestra superioridad racial, ya es nuestro moralmente" y Woodrow Wilson quien dijo: “los hombres blancos fueron provocados por un mero instinto de supervivencia... hasta que finalmente surgió el gran Ku Klux Klan, un verdadero imperio del sur, para proteger al territorio sureño”.  Durante su mandato tropas estadounidenses invadieron México, Haiti y Republica Dominicana.
En abril de 1950, el Gral. Somoza García firmó un pacto con líder conservador, Gral. Emiliano Chamorro. El acuerdo político bipartidista es conocido como el “Pacto de los Generales”, de este modo, el partido de Somoza compartió el poder con los conservadores, que pudieron participar de la red patrimonial y clientelista de los Somoza, al mismo tiempo que estos últimos lograban impunidad para todas sus fechorías y continuaban en el control del Estado, gracias a esta coalición.
Ante el crecimiento de la resistencia y en un contexto de protestas populares contra el régimen, Anastasio Somoza Debayle y el líder conservador Fernando Agüero, suscriben en marzo de 1971 un nuevo tratado de gobernabilidad, conocido como “Kupia kumi” ("un solo corazón" en lengua mískita). Reprodujo el modelo de repartición de cargos entre liberales y conservadores, estableciendo una relación en el congreso, de sesenta por ciento para la mayoría y cuarenta por ciento para la minoría, sin importar los resultados electorales. Este acuerdo permitió a pesar de un abstencionismo del 50 por ciento, que Somoza Debayle, resultara ungido presidente de la República.
En 1974 integra la UDEL un frente opositor a Somoza, en 1978 su principal dirigente el empresario y director del diario La Prensa, Pedro Joaquin Chamorro es asesinado. Con el triunfo de la Revolución Sandinista, su viuda Violeta Chamorro integra la Junta de Reconstrucción Nacional, pero luego pasa a la oposición, apoyada por el gobierno de Reagan, vinculándose a grupos contra-revolucionarios.  En 1990 Violeta Chamorro lidera una coalición de 14 partidos que vencen en elecciones al sandinismo. Es sucedida por dos presidentes liberales Arnoldo Aleman y Enrique Bolaños Gayer, en 2006 es elegido nuevamente el dirigente sandinista Daniel Ortega.
 
Partido Colorado, Paraguay
 
La Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado fue creada en 1887 y gobernó ininterrumpidamente hasta 2008.
En 1954 toma el poder el general Alfredo Stroessner, iniciando la dictadura más duradera del continente. Suprimió todas las garantías constitucionales, mantuvo bajo control las actividades de los partidos políticos y ejerció una dura represión. Gobernó con el apoyo del ejército y de su partido. El partido gubernamental se convirtió igualmente en un entramado dedicado al reparto de favores. La corrupción se extendió de esta manera en una trilogía de gobierno, partido y fuerzas armadas.
Durante su régimen fueron asesinadas miles de personas, empleó la tortura, el secuestro, los crímenes políticos y construyo una vasta red de corrupción que lo ha sobrevivido. Expreso su admiración por el fascismo y dio asilo a numerosos criminales nazis.
Stroessner fue el primero en romper relaciones diplomáticas con Cuba 1960, incluso un año antes que EEUU. Y fue el primero en visitar Chile después del golpe de Augusto Pinochet de quien se convirtió en amigo personal. Permitió la entrada de dictadores derrocados de otros países, como el ya citado Anastasio Somoza Debayle que murió en Asunción en un atentado.
El 23 de mayo de 1969, un grupo de agentes de la CIA fue admitido legalmente en Paraguay y sus efectivos fueron asignados a acciones políticas.
En los 80, con el fin de las dictaduras en Brasil, Argentina y Uruguay y ante la movilización de la oposición, en febrero de 1989, el consuegro de Stroessner y hasta entonces mano derecha, el general Andrés Rodríguez Pedotti, con el respaldo de Estados Unidos, encabezó un golpe de Estado que puso fin al gobierno del dictador. El partido Colorado siguió en el poder con las presidencias de Juan Carlos Wasmosy y Nicanor Duarte Frutos.
En 1992, descubrieron los llamados Archivos del Terror, documentos que demostraban que Stroessner había participado en la Operación Cóndor, el acuerdo militar para la persecución de exiliados, con apoyo de las dictaduras militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador y Uruguay, que propició la tortura, secuestro y asesinato de miles de paraguayos y ciudadanos de los países mencionados.
En 2008 la Alianza Patriótica para el Cambio logro llevar a la presidencia a Fernando Lugo que termino con la hegemonía más larga de un partido, el Colorado, en nuestro continente.
En 2012 se produce la masacre de campesinos en la finca Campos Morombie del ex senador  Blas Riquelme del Partido Colorado, estos  sucesos en la localidad de Curuguaty fueron la excusa para el golpe parlamentario que  destituyo a Lugo.
En 2013, Horacio Cartes empresario tabacalero del partico Colorado, fue elegido presidente. En su calidad de dirigente de la asociación del futbol paraguayo se lo ha vinculado con la corrupción en la Conmebol, entidad que tiene su sede en Asunción. Si bien pertenece a la estructura del coloradismo, bajo el lema “Nuevo Rumbo” Cartes encarna la versión paraguaya de la derecha aggiornada.
 
Democrata (DEM), Brasil
 
Demócratas (DEM), cuya antigua denominación era Partido del Frente Liberal (PFL), es considerado uno de los principales partidos de la derecha de Brasil. El partido es heredero de las facciones liberales de la Alianza Renovadora Nacional (ARENA), denominación política que apoyó a la dictadura militar de 1964 y de la Unión Democrática Nacional (UDN - fuerza política de la década de 1950). La Alianza Renovadora Nacional (ARENA) fue creada el 4 de abril de 1965 tras el Golpe Militar de 1964 en Brasil. Su creación tuvo lugar con la instauración del bipartidismo mediante la ley institucional número 2 al mismo tiempo que en el acta número 4 decretaba la ilegalización de trece partidos existentes. Durante el gobierno militar   ARENA aporto cuatro presidentes: Mariscal Castello Branco, Costa e Silva, Garrastazu Medici y Ernesto Geisel.
En el periodo más reciente la figura más notoria del DEM, José Roberto Arruda, gobernador del Distrito Federal de Brasilia, 2010, tuvo que renunciar al ser descubierto un sistema de corrupción en su gobierno, conocido como Mensalão do DEM.
En el curso de las investigaciones en 2012, Arruda estuvo preso por tres meses, tornándose en el primer gobernador de Brasil en ser encarcelado durante su mandato. Ante el escándalo su partido, el DEM, tuvo que desafiliarlo. Actualmente tiene en ejercicio dos gobernadores, dos senadores y sesenta diputados federales.
 
Otros miembros de la UPLA son:
 
Movimiento Demócrata Social, Bolivia
Partido Social Cristiano, Ecuador
Partido Pañamenista y Cambio Democrático, Panamá
Partido Popular Cristiano, Perú
Partido Reformista Social Cristiano y Fuerza Nacional Progresista, Republica Dominicana
Proyecto Venezuela, Venezuela

La nueva ultraderecha latinoamericana (1992-2018)


by  • 27 junio, 2018 • ArtículosCoyuntura políticaGeopolíticaTeoria política • Comments (0) • 1539

La extrema derecha marginal

Dos artículos anteriores nos mostraron cómo la extrema derecha de América Latina surgió en el primer cuarto del siglo XX, luego cobró fuerza bajo el impulso de los fascismos europeos en la etapa de entreguerras y finalmente coincidió con los intereses de Estados Unidos en la región durante los años de la guerra fría. De hecho, como vimos, la injerencia estadounidense contribuyó a que la ultraderecha latinoamericana pudiera llegar al poder en algunas dictaduras sudamericanas.
Poco después de la democratización de los países con regímenes dictatoriales, entre los años ochenta y noventa del siglo XX, hubo rebrotes marginales de organizaciones de extrema derecha que aprovecharon la apertura democrática y el relativo relajamiento del control social para hacerse un pequeño lugar en el espacio público. Paraguay contó durante un breve período, entre 1989 y 1993, con el Partido Nacional Socialista Paraguayo (PNSP), cuyo ideario abiertamente nazi no le impidió participar en dos procesos electorales. En Argentina, entre 1990 y 2009, existió el Partido Nuevo Triunfo (PNT), que adoptó posiciones anti-chilenas y supo disimular su nazismo y su antisemitismo con las etiquetas de nacionalismo y anti-sionismo. El Movimiento Patria Nueva Sociedad (PNS) de Chile, existente entre 1999 y 2010, también utilizó la posición anti-sionista para disimular su antisemitismo, pero prefirió hablar de socialismo nacional que de nacionalismo y se caracterizó por su insistencia perfectamente ultraderechista en que no era un partido ni de izquierda ni de derecha.
Un caso paradigmático es el de Brasil, en donde vemos aparecer muy pronto, ya desde finales de los ochenta, una plétora de organizaciones ultraderechistas en las que podemos distinguir tres grupos: los tradicionales nazi-fascistas, como el Partido Nacionalista Revolucionario Brasileño (PNRB), surgido en 1988 y con un ideario ultranacionalista, xenófobo y antisemita; los neo-integralistas o continuadores del integralismo, tradicionalistas, nacionalistas, anticomunistas y antiliberales, como la nueva Acción Integralista Brasileña (AIB), aparecida a mediados de los noventa, y el Frente Integralista Brasileño (FIB), fundado en 2004; y las bandas furiosas de neonazis y cabezas rapadas, generalmente surgidas por escisiones de los Carecas do suburbio, como es el caso de los Carecas do Brasil, homófobos, antisemitas y represores de toxicómanos, y especialmente White Power, nacido en 1989, centrado en la convicción de la superioridad racial de los blancos y extremadamente violento hacia negros, mulatos, homosexuales, judíos y nordestinos –originarios del norte brasileño.  
Los neonazis formarán también grupos más o menos violentos en otros países latinoamericanos, como el Partido Nacionalsocialista de México, Orgullo Criollo en Venezuela, Nacional Socialismo Ecuatoriano, la Unión Radical Nacional Socialista de Bolivia (URNSB), Perú Criollo y Movimiento Nacionalsocialista Despierta Perú (MNSDP), así como tres organizaciones colombianas: Tercera Fuerza Nacional Socialista, el Frente Skinhead y la Juventud Nacional Socialista (NS). Éstos y otros grupos análogos comparten su furia contra diversas minorías étnicas y sexuales, así como su apología de la violencia y a veces el empleo de métodos violentos. La juventud, la marginalidad, el pensamiento débil y el resentimiento social de sus integrantes hacen pensar en los escuadrones de la muerte y en los porros y halcones mexicanos. Sin embargo, a diferencia de aquellos grupos, las bandas neonazis tienen una clara tendencia nazi-fascista y suelen seguir programas ideológicos más claros y explícitos, aunque al mismo tiempo actúen de manera más independiente y espontánea, estén menos organizadas y tengan menos recursos humanos y financieros, pues generalmente carecen de apoyo gubernamental y no obedecen a una agenda planeada en Miami o en Washington.
Muy próximos a los grupos neonazis y a veces vinculados con ellos, pero con mayor nivel de elaboración doctrinaria, existen otras nuevas organizaciones ultraderechistas latinoamericanas cuyos discursos llaman la atención por su conservadurismo, por su nacionalismo a ultranza y por los enemigos específicos en los que se concentra su enfurecimiento. Por ejemplo, en Perú, la furia contra la finanza, contra los bancos y contra el Fondo Monetario Internacional fue la especialización del antiliberal y anticomunista Frente de Defensa contra el Agio y la Usura(FREDECONSA), el cual, disuelto en 2012, profesaba el llamado nacional-cristianismo de su ideólogo Ricardo de Spirito Balbuena, lo que hizo que se opusiera también furiosamente a todo lo juzgado anticristiano, como la homosexualidad, la pornografía, la manipulación genética y la legalización de las drogas y del aborto. En México, desde 2006, la furia contra los yanquis es el eje rector del Frente Nacionalista de México Siglo XXI (FRENAMEX), antes Organización por la Voluntad Nacional y Frente Nacional Mexicanista, que además de aspirar a la reconquista de los territorios mexicanos anexionados por los Estados Unidos en el siglo XIX, reivindica el Segundo Imperio de Maximiliano de Habsburgo, lucha por la reincorporación de los países centroamericanos a México y exige la expulsión de los inmigrantes haitianos en el país.

Tres frentes de la nueva ultraderecha

El FRENAMEX mexicano y el FREDECONSA peruano, al igual que los grupos nazi-fascistas y neonazis recién abordados, tienen una influencia relativamente débil en la sociedad latinoamericana y no amenazan por ahora con dejar una huella profunda en la historia del subcontinente. Las amenazas parecen venir de otros cuatro frentes de la nueva ultraderecha: uno católico semi-secreto y camuflado, uno cristiano sexista escandaloso, otro virtual opinológico y otro más por el que habremos de terminar el presente recorrido: el frente imperialista ultra-liberal.
Ya nos referimos en un artículo anterior al primer frente, el católico semi-secreto y camuflado, particularmente presente en México bajo la forma de la red invisible de Los Tecos, El Yunque y otros entes disimulados a través de organizaciones como Pro-Vida, asociaciones como DHIAC y ANCIFEM y congregaciones religiosas como los Legionarios de Cristo. Por más fría y calculadora que sea la estrategia de esta red ultraderechista mexicana para influir en la sociedad y especialmente en las élites gobernantes, por más discretos que sean los discursos insidiosos con los que desarrolla su hegemonía ideológica, no deja de estar animada por una furia mortífera que podría estarse manifestando en la violencia directa, simbólica-ideológica y estructural socioeconómica, tan racista como clasista, ejercida cotidianamente hacia los de abajo y a la izquierda: hacia los indígenas y hacia los más pobres del país, hacia periodistas y activistas, hacia estudiantes como los 43 de Ayotzinapa, hacia maestros como los masacrados en Guerrero y Oaxaca entre 2015 y 2016, hacia campesinos como los asesinados en Arantepacua en 2016, hacia obreras de maquiladoras y evidentemente hacia miles de supuestos miembros del crimen organizado eliminados en masa por los mismos que los hacen existir. La dictadura perfecta mexicana puede operar así como las demás a las que nos hemos referido, con toda la furia de la extrema derecha, siempre a favor de los privilegios y de la desigualdad, y siempre autoritariamente y antidemocráticamente, pero de modo encubierto y aparentemente democrático, sin necesidad de golpes antidemocráticos y sin riesgo de procesos democratizadores.
El segundo frente que debería preocuparnos, el cristiano sexista, es mucho más abierto que el anterior y tiene ahora su mejor expresión en los discursos de una ultraderecha brasileña vinculada estrechamente con empresarios del sector agropecuario, con defensores de mano dura contra el crimen y especialmente con las iglesias evangélicas y con algunos sectores católicos. Tal vez sus mejores exponentes sean los furiosos líderes carismáticos y esperpénticos Bolsonaro, Malafaia y Feliciano, los tres igualmente homófobos, heteronormativos, machistas, misóginos, defensores de del cristianismo brasileño, adeptos al escándalo público y poseídos por una extraña furia injuriosa y provocadora. El primero, el político Jair Bolsonaro (nacido en 1955), sobresale además como defensor de los pasados regímenes dictatoriales, considera que “los militares salvaron a Brasil de una cubanización”, que “el error de la dictadura fue torturar y no matar”, y que “Pinochet debería haber matado a más gente”. Por su parte, el pastor evangélico Silas Malafaia (nacido en 1958) dice “amar” a los homosexuales como a los “bandidos” y defiende furiosamente la familia tradicional de “macho y hembra”. Por último, el joven pastor neo-pentecostal Marco Feliciano (nacido en 1972), mezclando racismo y homofobia, no ha dudado en afirmar que “la podredumbre de los sentimientos de los homoafectivos conduce al odio, al crimen, al rechazo”, que “la maldición de África” proviene del “primer acto de homosexualidad de la historia” y que “el caso del continente africano es sui generis: casi todas las sectas satánicas, de vudú, son oriundas de allí; las enfermedades como el sida provienen de África”.
El tercer frente de la nueva ultraderecha latinoamericana, el virtual opinológico, muy próximo al anterior, aunque aún más burdo y vulgar, está compuesto de jóvenes influencers: twitteros, blogueros, youtubers y otras estrellas del internet que se dedican a difundir mensajes típicamente ultraderechistas. Dos buenos ejemplos son los de Callodehacha y Yael Farache. El primero, de nombre Jorge Roberto Avilés Vázquez (nacido en 1986), es famoso en México por su misoginia, su antifeminismo, su minimización de la violencia contra las mujeres y el estilo ramplón y socarrón con el que propaga su furia contra la izquierda y especialmente contra el famoso líder populista Andrés Manuel López Obrador. Esta furia está bien disimulada en una estrategia típicamente ultraderechista en la que se repudia lo mismo la izquierda que la derecha bajo el supuesto de que todos los políticos son lo mismo, lo que permite minimizar los excesos del régimen derechista corrupto, opresivo y represivo, y al mismo tiempo desprestigiar a sus opositores. Las demás tareas ideológicas generales desempeñadas por Callodehacha, independientemente de los encargos puntuales por los que se le paga, consisten fundamentalmente en darle un aire amable, risueño e inofensivo a los discursos de la extrema derecha, forjar un estilo jocoso en el que lo inaceptable resulte aceptable, convertir la humillación del otro en pasatiempo y diversión, difamar y ridiculizar a quienes luchan por justicia e igualdad, banalizar la violencia y endulzar el mismo sentimiento de odio que se infunde en la sociedad.
Algunas de las tareas desempeñadas por Callodehacha serán también cumplidas eficazmente por Yael Farache Bograd (nacida en 1985), judía-sefardí hispano-venezolana residente en Miami, la cual, a través de un discurso un poco más elaborado que el de su homólogo mexicano, consigue además racionalizar los más irracionales prejuicios y hacerlos parecer lógicos y sensatos. Alternando sus mensajes provocadores con sus provocativas fotos eróticas y a veces francamente pornográficas, esta famosa bloguera no sólo exhibe obscenamente su racismo hacia la gente de color y su odio hacia la izquierda en todas sus formas, sino que desprecia la democracia, intenta demostrar la tendencia intrínsecamente violenta del Islam, profesa veneración por Donald Trump, celebra sus propuestas de construir un gran muro en la frontera con México y de expulsar a millones de inmigrantes de los Estados Unidos, y no duda en sostener que hay pueblos, razas y religiones mejores y peores, “nobles” y “de mierda”.

Imperialismo ultra-liberal

El cuarto frente que debe inquietarnos, quizás el más inquietante de los cuatro, es el de aquellos jóvenes latinoamericanos que instilan astutamente sus furiosas convicciones ultraderechistas a través de las racionalizaciones liberales, neoliberales y libertaristas o libertarianas que han aprendido generalmente en think tanksfinanciados por los Estados Unidos y que les ayudan a justificar sus posiciones anticomunistas, anti-socialistas, anti-estatistas, anti-intervencionistas y especialmente anti-populistas –opuestas a los populismos latinoamericanos de las últimas décadas. Este frente imperialista ultra-liberal no sólo muestra una vez más, al igual que los ya revisados golpes militares y escuadrones de la muerte del último tercio del siglo XX, el papel crucial del imperialismo estadounidense en el mantenimiento y el reforzamiento de la extrema derecha en América Latina, sino que también corrobora la compatibilidad que puede existir entre las tendencias ultraderechistas y las doctrinas ultra-liberales: algo que ya observamos en dictaduras como la pinochetista en el Chile de los 1970 y en organizaciones como la APEN colombiana de los años 1930. En el contexto actual, como en aquellas coyunturas, la furiosa defensa del libre mercado se anuda con las enfurecidas opiniones ultraderechistas de jóvenes como la guatemalteca Gloria Álvarez, el brasileño Rodrigo Constantino, el chileno Axel Kaiser o los argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez.
Los discursos de los jóvenes ultra-liberales propagan su furia ultraderechista, no sólo contra Lula y Dilma en Brasil, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, los Kirchner en Argentina o Chávez y Maduro en Venezuela, sino también contra las masas que apoyan a esos líderes populistas, contra los comunistas, los marxistas y las feministas, y, además, lo que resulta particularmente preocupante, contra los pobres, los inmigrantes, los negros y los indígenas. Por más que profesen un liberalismo o libertarianismo pretendidamente opuesto al fascismo, lo cierto es que se nos muestran como descarados neofascistas al dejarnos vislumbrar sus prejuicios racistas, sus posiciones clasistas y xenófobas, su promoción de la desigualdad y sus aserciones delirantes en las que atribuyen perversiones y patologías a los comunistas y a las feministas. Agustín Laje, por ejemplo, atribuye al feminismo las “horripilantes reivindicaciones” del incesto y la pedofilia. Su colega Nicolás Márquez descarga su cólera desquiciada contra las organizaciones de izquierda por enarbolar “fantasías igualitarias”, fomentar la “desjerarquización”, promover “el homosexualismo” y ofrecer un “alivio personal” al “sodomita”.
Por su parte, Axel Kaiser no sólo ha publicado un libro intitulado Tiranía de la igualdad: por qué el igualitarismo es inmoral y socava el progreso de nuestra sociedad, sino que ha despotricado contra los inmigrantes que benefician de atención médica en los países ricos y no ha dudado en escribir hace poco –recordándonos al siniestro psiquiatra franquista Antonio Vallejo Nájera– que los marxistas tienen una psique “patológica” y que son “asesinos en potencia”. Rodrigo Constantino, en el mismo sentido, acusó a los militantes de izquierda y “progresistas modernos” de tolerar la pedofilia y de sufrir un “desorden psiquiátrico”, pero también se opuso a la celebración de un Día de la Conciencia Negra y describió a los “pobres y negros” que participan en flash mobs dentro de centros comerciales como “bárbaros incapaces de reconocer su propia inferioridad”.
Tenemos, por último, a Gloria Álvarez Cross, la cual, procediendo como los sinarquistas mexicanos o como los miembros de la APEN colombiana o del Movimiento Nacionalista de Chile, confirma su posición ultraderechista precisamente al pretender superar la división entre derecha e izquierda. Gloria Álvarez también llega hasta el extremo de rechazar los derechos universales “a la salud, a la educación, al trabajo, a la vivienda”. Y, además, atribuye a los indígenas guatemaltecos una propensión a violar y tolerar la violación. Por si fuera poco, la misma Álvarez describe como “insensatos idealistas” a quienes creen que “es posible cambiar el mundo”, repudia el dilema entre “la asfixia del igualitarismo” y “el igualitarismo asfixiante” y no puede sino burlarse del progre “ecologista, pacifista, feminista, antiglobalización, antiimperialista y pro Tercer Mundo”, así como “paritario, tolerante, dialogante, que busca el consenso, lucha por los derechos humanos, por la mejora de las condiciones de vida del planeta”.
David Pavón-Cuéllar

Escándalos de Luis Mendoza Acevedo