domingo, 22 de noviembre de 2009

El cinismo del poder




Arnaldo Córdova
Creo que a todo mundo (y no sólo a los mexicanos) cuesta trabajo explicarse y creer lo que estamos viviendo en este país: el saqueo más desenfrenado de la riqueza social (que es de todos) en beneficio de unos cuantos cientos de pequeños grupos oligárquicos económicos y políticos mezclados entre sí en un maridaje abigarrado. Hay un concepto que nos define a carta cabal: somos una sociedad de cínicos y, hay que decirlo, arriba y abajo. No sólo es cínico el que impone prepotentemente sus intereses a los demás (más débiles), sino también aquellos que, abajo, en la escala social, se dejan dominar por meras migajas.

El cinismo es muy fácil de entender y de definir. El diccionario nos dice que es la desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. Es una desvergüenza incalificable el modo en que los priístas y los panistas (que ya son lo mismo), por ejemplo, elaboraron el presupuesto de egresos del Estado para 2010. Es una desvergüenza, asimismo, el modo como el gobierno panista hace negocio con sus socios capitalistas en todos los órdenes de la vida social (incluida la “extinción” de Luz y Fuerza del Centro y de su sindicato de trabajadores).

Mi entrañable Chema Pérez Gay me dio a conocer a un filósofo alemán contemporáneo, Peter Sloterdijk, quien, en una de sus ya numerosas obras, Crítica de la razón cínica, analiza el cinismo en las relaciones sociales y de poder. Escribe, por ejemplo: “Cuanto más carente de alternativas aparezca una sociedad moderna tanto más se permitirá el cinismo” (p. 191 de la edición española de Siruela). El cinismo, nos dice, permea todas las relaciones sociales y no es patrimonio de los de arriba. A veces es más patente en los de abajo y no siempre para mal, aunque así pueda parecer. El siervo o el sometido, generalmente, son unos cínicos. Pero en una doble perspectiva: puede darse el anuncio de la rebelión y la subversión o el sometimiento por placer.

Cuanto más sometidos están los de abajo, más agradan a sus dueños; cuanto más muestran su independencia y deseo de libertad, más indeseables les parecen y no escatiman medios ni recursos para seguir sometiéndolos. Eso es lo que hemos podido ver con la respuesta de autodefensa de un gremio de antigua cepa independentista como lo es el Sindicato Mexicano de Electricistas. Yo no siempre he estado de acuerdo con las posiciones de sus dirigentes en mis ya más de 50 años de militancia política; pero siempre ha sido para mí una organización laboral confiable por ser independiente y combativa.

El discurso que Andrés Manuel López Obrador pronunció ante los habitantes de San Andrés Ixcuintepec, en la región mixe de Oaxaca, el pasado lunes 16 de noviembre, me hizo recordar el libro de Sloterdijk. Dijo el líder de nuestro movimiento cívico: “Con mucho respeto les digo que ya no se dejen engañar; ya le tomaron [los dueños del poder y del dinero] la medida a la gente pobre. Los del PRI y los del PAN saben que en el pueblo hay mucha necesidad y cada vez que hay elecciones trafican con la pobreza de la gente. Les dan cualquier cosa, les prometen todo y ya que tienen los votos ni los vuelven a ver… ¿Cuándo van a volver a ver a esos candidatos? Cuando quieran… ocupar otros cargos… Les va a salir carísimo haber entregado el voto a cambio de hasta unas canastitas de plástico de 10 pesos”.
Desprejuiciado como quiere presentarse, el filósofo alemán postula que la cara innovadora de la sociedad del cinismo de abajo es aquél que aparentemente acepta su situación, pero sólo para rebelarse después. En otro pasaje nos dice: “Cuando el ‘esclavo’ descontento coge jovialmente del brazo a su señor, hace presentir la fuerza que tendrá su revuelta” (p. 188). Ojalá así fuera siempre y el mismo López Obrador parecería llamar a ello: “Cojan lo que les ofrecen, tómenlo y aprovéchenlo pero, luego, decidan independientemente”. Lo ha dicho siempre. Yo no confío en el cinismo de abajo. El cinismo es (y siempre lo será) absolutamente deleznable, porque toda revuelta de abajo debe fundarse en la claridad de ideas y de objetivos. Es precisamente a lo que el tabasqueño ha venido llamando: a tener claridad en las decisiones que se tomen.

Si vemos la otra cara de la moneda, vale decir, el cinismo de los de arriba, el asunto se vuelve, francamente, repugnante y, entre más prepotente, más asqueroso nos resulta. Es cinismo de la peor ralea el que en la presentación de su decreto de extinción de LFC Calderón cite estos artículos: 89 constitucional, fracción I y los 27, 31, 32, 32 bis, 33, 34, 35, 36 y 40 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, así como otros de menor relevancia, cuando, en realidad, los cita para violarlos y violar otros artículo constitucionales y legales que ya hemos citado y entre los que destaca el 123. Creo que no hace falta que vuelva a repetir los conceptos de violación de esos preceptos.

La forma escandalosamente desvergonzada en que priístas y panistas (incluyendo a muchos perredistas) han aprobado el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2010 ha hecho que los observadores extranjeros hagan mofa de nosotros y con sobra de razón. Ha resultado un presupuesto a la medida de los gobernadores (priístas, sobre todo, pero también panistas y perredistas) que se agandallaron y obtuvieron la mayor tajada de un presupuesto que se recuerde en nuestra historia. Sloterdijk ve en la prepotencia un fruto del cinismo. No creo que haya sucesión entre esos conceptos, pues ambos operan y prosperan al mismo tiempo.

Los panistas que nos gobiernan y, en particular, los priístas que les prestaron el poder por un rato, hoy están haciendo prevalecer el cinismo (y su correlato, la prepotencia) en nuestras relaciones políticas. De hecho, siempre lo hemos padecido, porque fue el signo del gobierno de los priístas, pero ahora aparece más descarnado que nunca, más desvergonzado y más ofensivo para la conciencia pública, si es que existe algo así.

El gran Movimiento Cívico en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía Nacional es una iniciativa en contra del cinismo y la prepotencia de los de arriba y de ese cinismo suicida, masoquista, conformista y poquitero de los de abajo. En la tradición filosófica que inauguró ese gran filósofo alemán que he citado tantas veces, Immanuel Kant, crítica quiere decir conocimiento a fondo, hasta las raíces, de todas las cosas. Necesitamos esa crítica entre nosotros de la razón cínica, como lo propone Sloterdijk, pero a nuestro modo, volviéndonos de verdad independientes en nuestros juicios sobre la acción en la política, como lo propone López Obrador y haciendo a un lado el cinismo y, más todavía, la prepotencia.

Imágenes de la Asamblea del 22 de Noviembre :



Provenientes de todo el país, los mexicanos más concientes nos reunimos para manifestar nuestro repudio a un usurpador que está destrozando demencialmente a México.



Para eso lo pusieron. Y hoy, hasta sus lenones, lo repudian. Cuantimás el Pueblo .



  Y las afrentas se acumulan, pero afortunadamente, también los activistas comprometidos con la construcción de la IV República.




Y cuántos fuimos. Eso realmente no importa. Importa sí, que todos los que ahí estábamos y muchos que no pudieron venir, estamos organizándonos con la firme decisión de crear conciencia ciudadana que sea la catapulta de cambios profundos.



Hasta pefepos estuvieron ahí para escuchar y hacen bien. Estos pobres mexicanos son carne de cañón  cuyas vidas son intercambiables con los narcos o con quien sea. No son respetados por sus mandos y sus acciones hacen que el puelo los repudie. Lo mismo, exactamante, que le está pasando al demente de los pinos.




Y el Zócalo lleno. El repudio a Calderón y cada una de sus acciones de destrucción de México fue unánime, como lo es el apoyo a los electricistas del SME.

Dos caras. El mismo monstruo :





22 de noviembre

El Despertar

José Agustín Ortiz Pinchetti
Hoy habrá una gran concentración política en el Zócalo capitalino. Será la decimosexta que convoca AMLO después de las fraudulentas elecciones de 2006. En todas, una multitud ha colmado la plaza. Hoy el mitin tendrá características especiales: la celebración del tercer aniversario del gobierno legítimo, instrumento para impugnar la usurpación de Calderón y, a la vez, organizar un gran movimiento nuevo. Aparecerán por primera vez en la plaza miles de representantes de los comités municipales de apoyo que vienen de todos los rincones del país y que son la base de una organización insólita.

AMLO tiene otras razones para celebrar: el gobierno y sus aliados no han podido aislar ni desmembrar al movimiento. Ha salido indemne del peor ataque mediático del que se tenga memoria. AMLO concluyó ayer la visita a los 2 mil 450 municipios del país, incluidos los de usos y costumbres. Ha recorrido 160 mil kilómetros y atraído a más de un millón 200 mil personas en sus visitas. Sus colaboradores han constituido mil 950 comités. No hay población del país donde no exista un grupo obradorista.

En contraste, el régimen de Calderón ha fracasado. A pesar de que cuenta con los recursos del Estado y con el respaldo de la oligarquía y de gran parte de la clase política, no está manejando la múltiple crisis que en alguna forma él mismo provocó. Varias organizaciones internacionales y casi todos los comentaristas muestran su preocupación por el crecimiento de la pobreza, la miseria, el desempleo, el crimen, el fraude, la opacidad y la descomposición de las instituciones.
El acto de hoy tiene un gran significado histórico: revitaliza el propósito colectivo hacia la justicia y la democracia abandonado en la degeneración del régimen priísta. El movimiento apuesta a que el pueblo mexicano está cada vez más informado, más inconforme y plenamente maduro para la democracia. Sus adversarios están seguros de que la población es una masa sumisa y manipulable. AMLO y su equipo están abriendo un cauce para que la oposición se exprese en forma constructiva y sana. Es una manera de evitar los estallidos de violencia que se pronostican.

A pesar de sus logros, el movimiento obradorista tiene frente a sí enormes obstáculos: tendrá que comunicar y capacitar a los centenares de células que ha constituido, atraer a la juventud hoy desencantada, conectarse con los movimientos progresistas de América Latina y con el mundo, y extender la conciencia y la esperanza a todos los millones que están todavía atrapados por el sistema.

jaorpin@yahoo.com.mx

Escándalos de Luis Mendoza Acevedo