sábado, 7 de julio de 2018

Nueva fuerza gobernante .- PABLO GÓMEZ

Andrés Manuel López Obradro obtuvo más de 50 millones de votos. Foto: Germán Canseco
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- México tendrá una nueva fuerza gobernante. Este es el gran cambio de partida. Luego vendrán otros. Habrá que forjarlos.
El candidato triunfante, Andrés Manuel López Obrador, obtuvo la mayoría de votos en 31 de las 32 entidades federativas. La coalición que lo postuló triunfó en 24 de éstas en la elección de senadores y en 219 de los 300 distritos electorales de la Cámara de Diputados.
En total, la coalición que postuló a AMLO tendrá algo más de 300 de 500 asientos en San Lázaro y unos 70 de 128 en el Senado. Más de la mitad de esa mayoría estará compuesta por mujeres, lo que es otro acontecimiento.
México tendrá un presidente elegido con mayoría absoluta, que eleva la carga política de éste y, al mismo tiempo, le otorga una enorme fuerza moral para aplicar su programa, aquel que la mayor parte de los votantes ha respaldado en las urnas.
Se confirmó la tendencia señalada por el promedio de las encuestas. Esto muestra la forma en que se perfiló el inevitable desenlace. En esencia, la justa terminó como había empezado, sólo con el añadido de que la diferencia numérica fue creciendo sin tregua.
Es frecuente que un partido pase a la oposición, pero no lo es tanto que lo haga reduciendo casi a la mitad su porcentaje anterior y sea derrotado en todos sus baluartes. De controlar la mayoría absoluta en una cámara de 500, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pasará a tener un grupo parlamentario de unos 47 diputados (9%). En el Senado podrá llegar a 13 legisladores (10%).
Acción Nacional (PAN) ha quedado en segundo sitio en la contienda por la Presidencia, pero con un porcentaje menor que hace seis años. Con 83 diputados (17%), el PAN tendrá su fuerza parlamentaria más reducida de los últimos 30 años. Con 24 senadores (19%), perderá su lugar de balanceador.
Ninguno de los dos viejos partidos poseerá por sí mismo el tercio más uno necesario para bloquear reformas constitucionales y designaciones. A este respecto, tendrán que negociar entre ambos, como hermanos programáticos, en un renovado PRIAN, pero ya no con mayoría conjunta, sino sólo como minoría de bloqueo. Esto se llama cambio súbito de la situación.
Las coaliciones construidas por los dos partidos tradicionales del país fueron inoperantes e incluso perjudiciales para sus miembros. El PRI no agregó más que el fardo de un Partido Verde (1.8%) que es lesivo a toda causa política, y un Panal (1%) estancado en el SNTE, sindicato dirigido por líderes venales.
Por su lado, el PAN optó por moverse entre las arenas movedizas de Movimiento Ciudadano (1.7%), que sólo cuenta con fuerza en Jalisco, pero de parte de un personaje que le es esencialmente ajeno y que ahora, sin apoyo panista, será gobernador del estado. Su frente, pretendidamente “ciudadano”, se incubó a partir del respaldo de la decadente dirección del Partido de la Revolución Democrática (2.8%).
De las nueve gubernaturas en disputa, el PRI no logró ninguna, mientras el PAN se ha replegado a Guanajuato, reclama Puebla en medio de acusaciones de fraude y le ha arrebatado Yucatán al PRI, aprovechando coyunturalmente el surgimiento de una tercera fuerza electoral en ese estado, Morena.
Si todos los 32 gobernadores se hubieran elegido en esta oportunidad, Morena tendría la victoria al menos en 24 estados, según los registros de votos de las elecciones de senadores.
Sin embargo, se han producido bruscas modificaciones en la composición de las legislaturas locales. En 13 de las 15 entidades donde no hubo elección de gobernador, pero sí de Congreso local, Morena y aliados alcanzaron la mayoría de curules, tal como ocurrió donde este partido obtuvo el gobierno. Con 18 legislaturas, la nueva fuerza gobernante tiene la llave para el refrendo de las reformas constitucionales que apruebe el Congreso. Además, en muchos ayuntamientos se ha realizado también una remoción política.
Hay un nuevo contexto y, en consecuencia, nuevas tareas políticas. Morena debe implantarse en todo el territorio nacional; organizar a sus afiliados de nuevo modo, sin agrupamientos sectarios internos y reparto de posiciones, inagotable fuente de mercadeo y clientelismos; discutir y resolver en sus filas las orientaciones de gobierno, tanto en el plano local como nacional; respaldar a los trabajadores del campo y la ciudad en sus luchas reivindicativas, sin repliegues, evasivas ni maniobras; exigir a los gobernantes y legisladores la realización de la plataforma que conquistó 28 millones de voluntades.
Tener la Presidencia de la República, la mayoría en el Congreso y más de la mitad de las legislaturas locales es una mayúscula responsabilidad porque no habría pretextos para dejar de aplicar la plataforma presentada y las promesas hechas.
Mientras la izquierda por fin llegó al poder político y lo hizo en óptimas condiciones, el partido que le antecedió en la izquierda y del que fue presidente y dos veces candidato López Obrador, el PRD, perdió el 90% de su caudal registrado en 2012. Las causas de este fenómeno fueron el oportunismo y la conversión paulatina, pero muy efectiva de ese partido, en una central de negocios, que le llevó hasta la fatídica alianza con la derecha tradicional.
Así, en esta elección de 2018 se aprecia también ese excelso triunfo ciudadano, ya antes visto, que consiste en repudiar efectivamente a partidos inconsecuentes, inservibles y corruptos.
La derecha ultraconservadora que odia la representación proporcional debería hablar ahora, pero calla sonrojada. Si se le hubiera hecho caso para eliminar los asientos de minoría en las cámaras, habría la siguiente composición: la coalición de Morena tendría 219 de 300 curules (73%) y 50 de 64 escaños (78%).
Con estos números, bajo el sistema mayoritario estilo Estados Unidos y Gran Bretaña, aquel que tanto exigen los falsos demócratas del ala reaccionaria acomodada en el PRI y el PAN, así como en círculos patronales y algunos medios de comunicación, el partido emergente tendría sobradamente capacidad para reformar por sí mismo la Constitución, así como designar a quienes quisiera en la Suprema Corte de Justicia y en los organismos autónomos. Eso es lo que habían querido, pero sólo como instrumento dictatorial de las derechas. Ahora, no podrían proponerlo porque esa regresión ya no les conviene.
En contraste, la izquierda gobernará bajo un sistema proporcional, consciente de que ése sigue siendo el mejor desde el punto de vista de la democracia política.

El triunfo de AMLO exacerba el clasismo y racismo en redes sociales


Con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia con mayoría, en las redes sociales se amplificó el discurso clasista y racista de aquellos que desde el inicio de las campañas mostraron una marcada animadversión por AMLO y su partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Las muestras de rechazo hacia el candidato a Diputado por San Luis Potosí, Pedro Carrizales Becerra, “El Mijis, emergen de una tendencia que tiene como objetivo el rechazo a través de etiquetar  los militantes de Morena como miembros del sector más empobrecido del país.

Durante esta semana, el clasismo que padeció el futuro Diputado no fue la única muestra de polarización en las redes sociales. Antes se posicionó en Twitter #MeDuelesMéxico y después llegaron otras etiquetas como #FracasasComoPobre y #EsDeChairos. El clasismo incluso llegó al propio AMLO, cuya familia e hijo menor, en especial, ha sido criticada.

Ciudad de México, 6 de julio (SinEmbargo).- La victoria del morenista Pedro Carrizales Becerra, “El Mijis”, quien fue electo Diputado por San Luis Potosí generó una intensa movilización en las redes sociales entre el miércoles 4 y el jueves 5 de julio. El alcance que obtuvo el debate sobre la simpatía del candidato por el pandillerismo y por identificarse como “chavo banda” posicionó a “El Mijis” como tendencia por 14 horas continuas.
La agencia Metrics, especializada en redes sociales estima que la conversación alcanzó más de 10 millones 890 mil personas y que generó 89 mil menciones. Una de las movilizaciones en redes sociales de mayor escala al concluir el periodo electoral. La polémica en torno a Carrizales surgió a partir de que el candidato morenista realizara una publicación en su cuenta de Facebook en la que denunció ser objeto de ataques debido a su apariencia de “chavo banda” y sus tatuajes.
La tendencia también fue alimentada por los medios de comunicación que dieron amplia cobertura al caso. Otro grupo de internautas aportó al tema desde Google donde la búsqueda de datos sobre su identidad se convirtió en tendencia fuera de las redes sociales.
Sobre Pedro Carrizales se debatió de manera extendida si merecía o no ser representante de la nación debido a su trayectoria como integrante de pandillas y su escasa preparación política, así como supuestos antedentes delictivos. La percepeción negativa de un grupo de usuarios hacia El Mijis fue contrarrestada por una ola de tuits en defensa del derecho del candidato electo a ocupar un cargo público.
El propio Carrizales defendió su cargo a través del hashtag #ElMijisSíMeRepresenta que para este jueves obtuvo un alcance de 168 mil 137 cuentas. En ambos lados de la discusión destacaron diversos ejercicios de comparación entre Pedro Carrizales y otros personajes públicos. Sus adversarios difundieron una fotografía en la que se comparó al morenista con el candidato a senador independiente Pedro Kumamoto, quien no obtuvo los voto necesarios para ocupar una curul.
Sobre este caso se afirmó: “México es ese país dónde gana “El mijis” pero pierde Pedro Kumamoto, el único político decente y respetable del país. Ese es el proyecto de nación de #AMLO y su gente, Neta esta es la “La esperanza de México”?? Y pues aquí tienen su voto masivo, bola de pendejos!!”, escribió la usuaria @NetasMx quien obtuvo más de 400 retuits por su publicación.
Quienes estuvieron a favor de la diputación de Carrizales emplearon imágenes similares en las que se comparó al joven con políticos del PRI que han sido señalados por corrupción, entre estos sobresalió la comparación con el ex Gobernador Javier Duarte quien cumple una condena en un penal de alta seguridad por delitos de corrupción.
Al final, el resultado de la discusión dejó en Twitter una percepción equilibrada entre detractores de El Mijis y simpatizantes. De acuerdo con Metrics el 35.7 por ciento de la actitud fue positiva, un 32.5 por ciento negativa y 31.8 por ciento neutral, esta última provino en gran parte de los medios de comunicación.
PEJEFOBIA
El episodio de discriminación hacia Carrizales no fue algo nuevo en las redes sociales. Durante el periodo de campaña las referencias a los seguidores de Andrés Manuel López Obrador estuvieron cargadas de alusiones clasistas y racistas entre aquellos que repudiaron al candidato de Morena a la presidencia. De estas expresiones surgió el término “morenaco” con el que se etiquetó a los simpatizantes de López Obrador como sujetos de escasa formación académica y bajos recursos económicos. Esta imposición de rasgos socioculturales se generalizó en los argumentos de aquellos que temían el triunfo de Morena y que expresaron de manera activa sus puntos de vista. De manera que tanto en el término de “chairo”, como en el de “Pejezombie” y otros más hubo alusiones a la raza y la clase social en diversas ocasiones.
Líderes políticos e intelectuales se sumaron a estos señalamientos. Entre ellos el ex Presidente Vicente Fox Quesada, quien durante el periodo de campañas se refirió a López Obrador con el sobrenombre “Lopitoz” y a sus seguidores como “perrada”.
“Las voces que no quieren a @lopezobrador_ en #LaGrande2018 deben hacerse escuchar. No permitamos que estas advertencias pasen desapercibidas por la perrada de Lopitos ¡México merece mejor que él!”.
Los términos “chairo”, “pejezombie”, “morenaco”, “derechairo” “Izquierdoso”, “pejebot”, y “pejechairo” fueron algunos de los adjetivos más comunes con los que los adversarios de López Obrador se dirigieron a sus seguidores. Por otro lado “tragatortas” y “peñabots” fueron las etiquetas más recurrentes con las que los seguidores de AMLO señalaron a sus adversarios.
Con el triunfo de AMLO esta tendencia no desapareció. Por el contrario: se amplificó por la respuesta de aquellos que no votaron por Morena y que expresaron su frustración a través de las redes sociales. A partir del 1 de enero las expresiones de enojo e intolerancia clasista se incrementaron, a la vez que las menciones a Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade se desplomaron. Minutos después de que el triunfo del tabasqueño fuera reconocido por el Instituto Nacional Electoral (INE), se posicionó en Twitter el hashtag #MeDuelesMéxico que generó conversación durante toda la semana, y en el que prevalecieron frases como “ganó la ignorancia”, que para este viernes todavía presentó un alcance de miles de cuentas, 66 mil cuentas, de acuerdo a Tweet Reach.
Las críticas a El Mijis emergen de la misma conversación que desde las campañas se mantuvo muy apegada a la clase social y la raza. Después de la efervescencia por el candidato electo a Diputado, el mismo argumento se mantiene y se reactiva con etiquetas como #EsDeChairos, con un alcance de 82 mil 767 cuentas; y #FracasasComoPobre, que en relación a críticas a simpatizantes de Morena, tuvo un alcance de 96 mil 938 cuentas este viernes.
A partir del 1 de julio se han incrementado los señalamientos raciales y clasistas con relación a los seguidores de Morena en Twitter. Foto: SinEmbargo con información de Tweet Reach



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