JENARO VILLAMIL
AMLO arriba en redes y cobertura de medios; Meade y Anaya empantanados y con menos eventos públicos (1era Parte)
¿Definirán las plataformas digitales y los usuarios de las redes sociales al próximo presidente de la República? ¿Hemos terminado la era del telepresidente para entrar a la época del presidente 2.0? ¿Cómo se pueden regular las cuentas falsas, las noticias falsas y los falsos seguidores que inundan a Twitter, Facebook o Youtube para apoyar a candidatos de todo tipo?
Estas son, entre otras las preguntas más frecuentes sobre el papel de las redes sociales en los comicios del 2018. A diferencia del 2006 –cuando plataformas como Facebook apenas estaban en pañales- o de 2012 –cuando el número de usuarios de redes sociales era la mitad de los 80 millones de mexicanos que son ahora-, los comicios de este año tienen una fuerte presencia de las redes sociales. Oficialmente, el 67 por ciento de la población mexicana utiliza las redes sociales, 90 por ciento de este universo cuenta con Facebook. Sólo 33 por ciento de los mexicanos no utilizan redes sociales.
A tal grado, que la agenda informativa y cotidiana se establecen en las redes sociales y ya no en las entrevistas de televisión y radio, mucho menos en la prensa.
Ahí están los casos de las supuesta “intervención rusa” en la campaña de Andrés Manuel López Obrador (rumor que surgió en Facebook) o el famoso video de Ricardo Anaya en la boda de su amigo Manuel Barreiro (“filtrado” en Youtube) o la misma definición de José Antonio Meade con el hashtag de Twitter #YoMero.
También en estas elecciones, el servicio de mensajería directa WhatsApp, propiedad ahora de Facebook, se estrenará como mecanismo para difusión de videos de “guerra sucia”, audios, gifs, memes y mensajes que forman parte de las estrategias de campaña de cada candidato. No es en balde este fenómeno. El 58 por ciento de la población mexicana usa WhatsApp.
Las primeras tres grandes reflexiones vertidas por mercadólogos, asesores de campañas y conocedores de la dinámica de las redes sociales en relación con la campaña de 2018 son las siguientes:
1.-Las redes sociales no fabrican ni construyen presidentes, pero sí pueden hundir a los candidatos… o a los dirigentes partidistas. Ahí está el caso del video y el mensaje de Enrique Ochoa Reza, presidente nacional priista, quien tuvo que borrar el fragmento de su discurso donde condena a “los PRIetos que no aprietan”.
Un error en la comunicación e interacción en redes sociales puede ser fatal para un candidato. Un mal uso, falto de interactividad, es contraproducente para quien utilice estas plataformas porque no son iguales a la televisión o la radio donde pueden ser inundadas de spots.
Pagar a miles de bots o cuentas falsas para llenar las cuentas de Facebook o de Twitter de cada candidato no sólo es un preludio de fraude sino una impostura innecesaria.
Una investigación realizada por la consultora Integralia, reveló que López Obrador utilizó mejor sus redes sociales en el periodo de precampaña, porque utilizó la interactividad, la irreverencia, la inmediatez y la hipertextualidad que son características propias de las redes.
El candidato presidencial de Morena, tuvo 35 por ciento de interacción con usuarios de Twitter, ganó 164 mil seguidores en su cuenta y en Facebook arrasó con 2 millones 506 mil indicadores de “me gusta”.
En la misma investigación, se reveló que Ricardo Anaya tuvo una interacción baja en Twitter (15 por ciento), donde ganó 60 mil 463 seguidores, pero su desempeño fue mejor en Facebook: tuvo 1 millón 029 mil “me gusta” y ganó 225 mil 817 seguidores.
El peor desempeño en Facebook fue para el candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, quien sólo registró 336 mil 361 “me gusta” y sólo ganó 84 mil 328 seguidores. En Twitter tuvo el 19 por ciento de interacción y ganó 147 mil 651 seguidores.