En la carrera por la comercialización de la educación superior en América Latina, la Universidad Autónoma de Guerrero se había distinguido hasta los años ochenta como una universidad que abría sus puertas a los más necesitados hijos del pueblo, las casa de estudiantes, los comedores universitarios, los bufetes jurídicos gratuitos, un servicio social arraigado a tratar con los efectos de la pobreza y la explotación, una universidad arraigada en los problemas del pueblo y en lucha contra los abusos de gobiernos priístas y ahora perredistas en el país. Esta es la historia de una universidad donde sus cimientos se forjaron bajo el calor de la lucha de clases, bautizada con sangre del pueblo de Guerrero.
Desde hace una década la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) se enclava en un contexto de crisis y privatización del sector educativo a nivel nacional, en el contexto local, la universidad enfrenta hoy el arribo agresivo de un caciquismo torpe y burdo que como vía de control político (dada la debacle generacional de las envejecidas y torpes dirigencias de las expresiones políticas internas que históricamente se han disputado la universidad) utiliza el corporativismo autoritario. Ante tales características, la UAG es reflejo del desatino de las políticas educativas en el país, que bajo el canon de comercializar los servicios educativos, las autoridades universitarias aplican sin discusión sencillamente porque la universidad desde los años noventas del siglo pasado empezó a ser la universidad de la ignominia en el estado de Guerrero.
El estado de Guerrero a pesar de los efectos de la guerra civil en México de principios del siglo XX, no logró destrabarse del sistema caciquil y opresor y sobre todo de la imposición de gobernantes que venía arrastrándose como una práctica común desde el porfirismo.
En la actualidad la universidad ha tenido rectorados muy grises, los problemas de subsidio persisten, la participación de la UAG en las demandas sociales fue menguado y viciado por los partidos políticos oficiales (principalmente PRI y PRD).
La UAG que bajo un cargado pasado de luchas férreas por la democratización de los espacios educativos, siendo la autonomía un principio rector de la que era la máxima casa de estudios en la entidad, hoy es un laboratorio donde se forja una generación adoctrinada bajo el pragmatismo vulgar en toda su expresión y sepulturera de la autonomía. Para muestras, la manera en que Javier Saldaña llega a la rectoría.
El panorama inmediato se empezó a traslucir mediáticamente por medio de su cuerpo de expertos torpes en asuntos políticos y de imagen; la llegada de un candidato único bajo “consenso” de las expresiones políticas universitarias, supeditada por esquemas de una perspectiva de “nueva universidad” (holística para caer bien a organismos externos) llega a convertirse de manera inusitada la “universidad del consenso” (por la enfermedad que en aquel entonces obliga a renunciar a Ascencio Villegas Arrizón como rector de la UAG) bajo esta dinámica a la fecha, se ha venido imponiendo el corporativismo autoritario en la universidad aplastando por todas las vías (sobornos, intimidación etc.) cualquier disidencia en el interior de ella con el objetivo de eliminar cualquier obstáculo para la inmediata reelección de Saldaña al termino de su periodo actual, por que afirmo que su carrera por la gubernatura del estado será un eminente fracaso.
La pregunta es entonces ¿De qué modelo de universidad estamos hablando?: en base a los acontecimientos de los meses que lleva el maximato saldañista en el poder, hablamos del modelo de “imposición” que es un esquema de simulación bastante estratégica para elitizar la universidad bajo la apariencia hacia el exterior de un tremendo consenso de la comunidad universitaria, de una nula oposición a tales planes privatizadores.
Tras este aglomerado universitario actúa una maquinaria de difusión para hacer de la apariencia una realidad; entonces tenemos que desde el momento en que el actual rector se autonombra un “académico” estamos siendo testigos de una simulación impuesta como una verdad, otros ejemplos, es que se divulga una y otra vez en discursos que la actual administración reconoce como nunca los orígenes de lucha social de la universidad ensalzando como nunca a sus héroes sesenteros, mientras en la realidad sigue maquinando como aniquilar la cobertura que a los movimientos contrarios al modelo capitalista da radio universidad y así comercializarla, fin que no logro Arturo Contreras, por igual, se han dado signos de autoritarismo reflejados en la intimidación a reporteros que cuestionen el actuar de su administración.
El fenómeno actual es que se mantiene una política de simular acuerdos de manera unánime entre la comunidad universitaria para llevar a cabo proyectos privatizadores y aniquiladores del modelo popular de educación, como los recientes intentos de aniquilar la autonomía de las casas de estudiantes demostrada en el intento de farsa de un congreso para aprobar un reglamento único para habitantes de “casas de estudiantes” donde moradores coherentes se manifestaron y no permitieron tal imposición aún así por encima de presiones y amenazas de diferente índole por medio de operadores de la administración central, y que ha dejado como resultado la rebeldía de un sector de los moradores de estas casas contra el régimen universitario de oropel. Lamentablemente esa misma capacidad no han tenido la comunidad de académicos universitarios ante la imposición de una solo planilla para renovar la comitiva del sindicato de trabajadores académicos de la UAG (STAUAG).
El panorama de tener hasta hace unos días un plantón de protesta de jóvenes rechazados de espacios de nivel superior en el monumento de la “diana cazadora” en plana zona turística de Acapulco. Es así como el papel real de una universidad de fortalecer bajo la ciencia y cultura valores de humanidad ha quedado solo en el olvido, no existe.
La vieja táctica es simple y llana, aplicar la estrategia “que todo quede en el papel” trabajando por cumplir con los parámetros empresariales externos en programas de estudio y actividades diversas, la UAG no da para más, ya que esos parámetros son la columna vertebral de este mal “ a mayor beneficio económico, mayor pragmatismo”; en suma: la estrategia hoy, se vuelve a establecer como canon, al avanzar bajo normatividades que enlistan y dictan cambios pero que se mantiene en esencia en la universidad los mismos vicios (compadrazgos, tutelajes políticos, corrupción, simulación académica y subordinación a directrices académicos-financieras-estructurales externas al contexto local) agregando un wencismo perfeccionado en torno a la fórmula: caciquismo-dinero-imposición.
Ahora tenemos un rector que pasea con escolta de la policía del gobierno estatal, tenemos una planta académica en decadencia y sin renovación, tenemos un sector estudiantil maniatado y hurtado por sus carencias económicas por un lado y la ambigüedad con que se les nutre en el ejercicio académico por otro, tenemos un sindicalismo controlado al puro estilo cetemista del viejo régimen priísta , hoy nuevo para muchas generaciones de niños y jóvenes (prueba el reciente caso del STAUAG), tenemos un sequito de burócratas universitarios que corre en sus venas el caciquismo pragmático, tenemos una estrategia de aniquilar las casa de estudiantes, comedores universitarios de bajo costo paulatinamente a la par de la disolución del consejo universitario como máxima autoridad universitaria sumando la autogestión de cada unidad académica que se traduce como alza de cuotas para el ingreso y reingreso para el acceso al conocimiento. Privatización, mercantilizacion de la educación en pocas palabras.
Tenemos una universidad de oropel, embellecida en palacios empresariales llamados imperiales, todo con rumbo a su extinción como opción educativa para los hijos de campesinos y trabajadores de bajos recursos del estado de Guerrero y el país, donde en aspectos educativos, académicos, científicos y culturales-deportivas enmarcada en el patrocinio y lógica mercantil.
*Historiador marxista