E
stá más que probado que ni los buenos ejemplos, ni las amenazas, ni siquiera los castigos destruyen el ADN del trabajo sucio, de la corrupción dentro de los partidos políticos, y Morena no es la excepción.
Tanto en la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales como en la Comisión Nacional de Honor y Justicia de Morena se han recibido denuncias en contra de Édgar Roldán Navarro y Guadalupe Roldán González, dos militantes de esa organización que, según se asienta en las denuncias, han utilizado el programa de ayuda a los adultos mayores para tratar de pervertir el voto rumbo a la próxima elección de presidente del partido.
Una de las denuncias advierte que la queja se fundamenta en la utilización del
programa social federal denominado Bienestar Social para mayores de 68 años de edad, a efecto de utilizar en su provecho personal, intimidando y condicionando a las personas que acuden a solicitar el registro al programa, en la próxima asamblea del partido para elegir consejeros estatales el domingo 27 de octubre, ya que me han amenazado de que si el día de la asamblea distrital no voto por la fórmula que ellos me digan, no recibiré el beneficio del programa, que ellos se encargarán de eso.
Los militantes de Morena Édgar y Guadalupe, del mismo apellido, figuran, ella como coordinadora municipal de programas sociales, y él es servidor de la nación en el municipio de Nezahualcóyotl, estado de México; es decir, ambos tienen posibilidades de maniobrar con los programas sociales.
Se debe reconocer que la situación del país, hoy en grado de emergencia, requiere de respuestas contundentes y de raíz –no hay lugar para la ortodoxia política–, pero eso no es argumento que sirva para seguir en el trazo de la corrupción.
En el otro extremo, Gabriel García Hernández, coordinador general de Programas de Integrales de Desarrollo del gobierno federal –quien una de dos, o sabe mucho de política y engaña con juegos demagógicos o simplemente es un burócrata que ignora que la lucha de 30 años por llegar a la Presidencia fue principalmente ideológica–, ha pedido –como hacen los agentes de la derecha– a los empleados del gobierno del área que él maneja, que se despojen de lo ideológico, que no participen en las elecciones de Morena ni de ningún otro partido, que se conviertan en eso, en burócratas sin voluntad. ¿Será que la 4T busca eso?
Participar en lo político fue lo que se hizo durante los pasados 30, 18 años, y la idea era frenar la corrupción, romper el paradigma del Adn tricolor, por eso creemos que ninguna de las dos posturas que les hemos mostrado son las adecuadas para el proceso que se efectúa. Ya es hora de que alguien ponga orden en Morena, antes de que se queme en las llamas del sol azteca.
De pasadita
Y como la verdad, por donde se camina se hallan sorpresas desagradables, ahí les va otra para la colección. Resulta que en el Tribunal Superior de Justicia de esta ciudad hay una controversia difícil de resolver, según nos cuentan. Por un lado, hay ciertas oficinas de ese organismo que se hallan en muy mal estado físico y se requiere hacer cambios que le den seguridad a los empleados, pero por otro hay quienes se aferran a la idea del no cambio, por más que permanecer en los edificios actuales sea peligroso.
Según nos han dicho, las pruebas de la debilidad de los inmuebles que se ocupan actualmente son visibles y es claro el peligro que entrañan; y entonces, uno se pregunta: ¿por qué no se quiere hacer el cambio? La respuesta salta de inmediato: alguien del pasado cobraba 10 por ciento, nos aseguran, por la renta del edificio a punto de caer. Dicen que eso ya se investiga, y qué bueno porque las malas costumbres se pegan. De esto, que como se ve tiene un calado profundo, ya les platicaremos más. Por lo pronto, parece que el asunto ya está en la procuraduría. Veremos qué pasa.