La designación de José Antonio Meade, como candidato presidencial, fue producto de un “dedazo” de los intereses que representa Enrique Peña Nieto.
Ergo, si fue así la habilitación del ex Secretario de Hacienda, es de esperar que si esos mismos intereses se han decidido por una alianza de facto con la coalición que encabeza Ricardo Anaya sería otro dedazo apuntando hacia la puerta de salida o para evitar bochornos públicos, simplemente se le haga un vacío como sucedió con el impresentable Roberto Madrazo en los comicios de 2006.
Con esa eventual decisión se está echando andar la enésima estrategia contra AMLO, buscando agregar los votos de las coaliciones oficialistas “Todos por México” y “Por México al Frente”, luego de los resultados de la encuesta postdebate que presentan El Universal y otras casas encuestadoras esta semana donde ni sumando la intención de voto de ambas formaciones les permite superar al tabasqueño.
Obviamente, es un mal cálculo, un acto desesperado, esta agregación de facto de formaciones, pensar que con esta suma habría una mudanza completa de votos de la coalición A a la coalición B, y todavía más que lo restante para ganar llegaría por sí solo.
Más bien, habría que pensar que muchos de los potenciales votantes de esta coalición mantendrían su intención de voto, se abstendrían o de plano harían un ejercicio de voto útil a favor de AMLO, especialmente en sectores populares del PRI.
O sea, ni siquiera esa opción extrema e inédita en los comicios, garantiza el triunfo de Anaya o Meade y eso pone más nerviosos a los “dueños” de México y eso los ha puesto en movimiento para “evitar” que llegue a la Presidencia de la República un “populista” que inevitablemente llevaría al país a la desgracia colectiva.
Y en eso están, sea forzando la alianza de facto o desplegando la guerra sucia, contra el movimiento social y político que encabeza AMLO incluso violando la ley como sucede con el video de Mexicanos Primero donde se utiliza a infantes para promover el voto anti AMLO porqué con su triunfo estaría en juego la archi cuestionada reforma educativa.
Sorprende que la iniciativa de alianza de facto no venga desde los partidos que forman la coalición sino de los sectores empresariales lo que indica que el dinero impone decisiones a la política y no al revés como debería ser en una democracia representativa.
Esta suerte de dinerocracia es el principal adversario que tiene el movimiento social que encabeza AMLO, que por todos los medios busca y buscará que el líder morenista no gane la elección presidencial y, refrendamos lo que dijimos en otra colaboración en Sin embargo.mx, que conforme se consolide la posición de Morena y sus aliados, el riesgo aumenta directamente en forma proporcional a la desesperación de este segmento de empresarios que aliados con políticos del PRI y el PAN buscan conservar y ampliar privilegios.
Hoy es mediante la búsqueda de una gran alianza electoral que administrativamente es casiimposible porque el calendario de registro de coaliciones ha quedado atrás y con lo que resultó esta en proceso la organización de la elección constitucional, léase la distribución de los tiempos legales del Estado en medios de comunicación o la impresión de decenas de millones de papeletas electorales con las anagramas de las coaliciones y la imagen y nombre de los candidatos a la elección presidencial.
Pero no hemos visto todo en los sótanos de la política seguramente se está trabajando intensamente en cualquiera de la hipótesis para evitar el triunfo de AMLO.
La fortaleza de AMLO y la coalición “Juntos haremos Historia”, se encuentra en el apoyo creciente que está recibiendo en todos los rincones de la república, especialmente en el norte del país, que en las pasadas elecciones presidenciales había optado por las candidaturas del PRI y el PAN, pero ahora son impresionantes las concentraciones a favor de AMLO que se ven ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez, Monterrey, Chihuahua, y llama la atención que sea en estados que en las pasadas elecciones locales vivieron la alternancia y sería de esperar el refrendo del apoyo al partido en el poder, pero no sucede así este mayoritariamente va con AMLO aunque soy de los que creen que en estas elecciones concurrentes se refrendara el voto diferenciado (cruzado) lo que podría significar la formación de un gobierno de minoría donde ningún partido tiene mayoría en las cámaras legislativas.
A propósito, hay una discusión teórica sobre que es mejor si un gobierno unificado o un gobierno dividido en una democracia sin calificativos, y por supuesto hay académicos quienes optan por uno u otro, y los que apuestan por el segundo modelo lo hacen atendiendo a un esquema de contrapesos ya que eso facilita la negociación y el acuerdo entre los diferentes intereses.
Sin embargo, la experiencia de los gobiernos divididos en México frecuentemente ha servido para el bloqueo legislativo, el acuerdo en corto donde no están excluidos los “moches” y los intercambios o perdones entre partidos. Es la historia que se vivió durante los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón con las consecuencias correspondientes entre ellas la restauración priista.
En definitiva, no adelantemos vísperas y quedémonos en la amenaza que hoy tiene la sui generis democracia mexicana, donde los poderes facticos están apostando a la ruptura institucional, con el fin de conservar privilegios y eso ocurre cuando hay responsables institucionales que hacen política partidaria en sus decisiones para la conservación de sus privilegios.
Al cerrar este texto me enteró que Ricardo Anaya ha recibido todo tipo de críticas y memes por haber albergado la posibilidad de hacer una alianza con el PRI, lo que inmediatamente provocó reacciones de repulsa sobre todo en el partido Movimiento Ciudadano Jalisco que se resisten a una alianza con el partido que han combatido.
Y ese es otro problema que tienen los señores del dinero, como poder hacer una alianza de facto entre el PAN y el PRI, cuándo hay otras historias que influyen en el comportamiento electoral en regiones enteras.
En fin, dónde está el INE, para decirle a estos señores que la arena es para los partidos políticos no para empresarios que velan por sus intereses más no por la salud de la democracia mexicana.
Por Ernesto Hernández Norzagaray