viernes, 4 de mayo de 2018

AMLO y la minoría rapaz

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Barones muerden anzuelo
Enriquecen ellos, no México
Carlos Fernández-Vega
E
l que se ríe se lleva, pero los barones están acostumbrados a que nadie los toque, incluido su accionar extra legal, especialmente en tiempos electorales. Pero Andrés Manuel una vez más les arrojó el anzuelo y ellos de inmediato lo mordieron, y a rasgarse las vestiduras. Las acusaciones de López Obrador son conocidas desde la campaña electoral de 2006, cuando menos, pero en aquella ocasión los dueños de medio México, o más, no se quejaron mayormente porque, haiga sido como haiga sido, impusieron a su candidato chaparro, pelón y de lentes (Manuel Espino dixit). Tampoco reclamaron en 2012, porque hicieron lo mismo con el copetón.
Pero hoy la situación es distinta. En el presente proceso electoral, los candidatos del Consejo Mexicano de Negocios (CMN, antes Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, el club de ricos entre los ricos del país, fundado en 1961) de plano no han funcionado, resultaron globos desinflados, mientras su acérrimo enemigo, el de apodo de pez, les lleva una ventaja de dos dígitos.
Ya se habían tardado. Días atrás, López Obrador acusó que Carlos Salinas de Gortari y empresarios como Claudio X. González Laporte (asesor del anterior desde su paso por Los Pinos y dos veces presidente del CMN) y Roberto Hernández Ramírez (señor, que el gobierno perdonó el pago de impuestos por la venta de Banamex) se creen amos y señores de México, y denunció que estos personajes, entre otros, están hasta el cuello en eso de financiar la guerra sucia. Después, añadió otros nombres: Alberto Baillères (el zar de la plata), Germán Larrea (el rey del cobre), Alejandro Ramírez (Cinepolis) y Eduardo Tricio (Grupo Lala) y los que se acumulen, que de cualquier suerte son muy pocos.
Y ayer, de pilón, Andrés Manuel dijo que el Consejo Mexicano de Negocios tiene confiscadas a las instituciones y de rehén al gobierno; no quiere dejar de robar ni perder el privilegio de mandar. Se trata, aseguró, de una minoría rapaz; se sienten amos de México y son tan ingratos que cuando les convenía apoyaron a Peña Nieto, y ahora son los que más lo han ninguneado. Son tan siniestros que lo convirtieron en el payaso de las cachetadas.
Pues bien, sabiéndose en desventaja, a los barones no les gustó el comentario y comenzaron el tiroteo: mediante un desplegado (Así no) publicado en distintos medios de comunicación, el Consejo Mexicano de Negocios rechaza categóricamente las expresiones injuriosas y calumniosas de López Obrador y asegura que “las empresas del CMN emplean de manera directa a más de un millón y medio de jefes de familias mexicanas… Las condiciones de confianza y certeza jurídica son fundamentales para preservar y promover el ahorro, la inversión, el crecimiento económico y el empleo”.
Y de cereza: Exigimos respeto, (porque) no es denigrando ni calumniando como se establece y fortalece una relación constructiva y de confianza con el sector productivo y empresarial de México. Y lo dicen quienes han armado y pagado la guerra sucia en las pasadas tres campañas electorales, aunque en 2006 cuando menos firmaban sus mensajes (peje dixit). Ahora ni eso.
Los barones se quejan de López Obrador, pero cómo estará la cosa que en 2006 hasta el Banco Mundial (uno de los impulsores del México moderno) se dijo sorprendido y reclamó (La trampa de la desigualdad y su vínculo con el bajo crecimiento en México) porque un grupo de 20 personas o familias consolidaron su poder económico (sin mencionar el político) en el sexenio foxista, y casi la mitad de ellas se benefició de las privatizaciones realizadas a principios de los años 90 (la etapa salinista). La riqueza actual se deriva de los negocios en una amplia gama de sectores, incluyendo la minería, la banca, las telecomunicaciones, la cerveza, el cemento, la industria farmacéutica, el comercio al menudeo, los bienes raíces, la televisión y las tortillas (cuyos propietarios, en su mayoría, son integrantes del CMN).
Y por aquellos años, señalaba el Banco Mundial, “el valor total neto de los multimillonarios (mexicanos) alcanzó entre 5 y 6 por ciento del producto interno bruto… En la actualidad, los grupos poderosos se benefician del estatus quo y no tienen incentivos para cambiar su conducta; hasta la fecha se ha observado un equilibrio político en el que estos grupos reciben rentas sustanciales a costa del dinamismo en el crecimiento”.
Pues bien, al cierre de 2017, dicha proporción se incrementó a 12 por ciento del PIB, y la mayoría de los barones Forbes pertenecen al CMN, de allí que López Obrador los acuse de minoría rapaz y de no querer dejar de robar ni perder el privilegio de mandar.
En aquel entonces, el Banco Mundial advertía que la desigualdad y el lento crecimiento son dos de los problemas más importantes que enfrenta México en la actualidad, y si bien no dio nombres de los grupos poderosos, en un ejercicio mínimo aparecen de inmediato algunos de los de siempre a la hora de los bienes otrora de la nación: minería (Germán Larrea, Alberto Baillères, Carlos Slim, Alonso Ancira y las empresas canadienses), banca (80 por ciento trasnacional, y los Hank y Slim por la parte autóctona, sin olvidar a Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú, libres de impuestos), telecomunicaciones (el propio Slim), industria cervecera (Aramburuzavala-Fernández y Eugenio Garza Lagüera, aunque a estas alturas esta industria ahora está en manos de empresarios belgas, brasileños y gringos), del cemento (Lorenzo Zambrano), farmacéutica (familia Saba), televisión (Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego) y tortillas (Maseca).
En este contexto, el Banco Mundial señalaba a otros sectores, igualmente controlados por unos cuantos, como el pan industrializado (propiedad de la siempre pía familia Servitje), el refresquero (familia Garza Lagüera), avícola (Robinson Bours), vidriero (Sada González), entretenimiento (Soberón Kuri) y hasta sepulturero (Cantú Charles, Gayosso), por citar algunos cuantos (y a estas alturas, 2018, gracias a la “reforma energética muchos de los citados han clavado sus colmillos en el sector petrolero).Y para aterrizar, el organismo financiero advertía sobre la influencia desigual de grupos específicos, que pueden dañar el crecimiento y la asignación de recursos.
En fin, tres procesos electorales y los barones se niegan a sacar las manos de los comicios.
Las rebanadas del pastel
Entonces, cierto es que Así no puede crecer el país ni los mexicanos mejorar su nivel de bienestar.
Twitter: @cafevega

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