MÉXICO, D.F. (apro).- El encuentro que sostuvo anoche el presidente Enrique Peña Nieto con seis comunicadores en Palacio Nacional estuvo plagado de información falsa.
Los mexicanos, dijo el Ejecutivo, tienen un ingreso anual individual de 15 mil dólares per cápita.
Y generó una confusión conceptual al poner en una misma línea combate a la corrupción, justicia, transparencia y auditoría, e inclusive afirmó que “la corrupción es un tema casi humano”.
En el encuentro –presentado como una convocatoria del Fondo de Cultura Económica (FCE) y cuyo director, José Carreño Carlón, anunció con el título “Conversaciones a fondo”– participaron Denise Maerker, Lily Téllez, Ciro Gómez Leyva, León Krauze, Pascal Beltrán del Río y Pablo Hiriart.
Un programa peculiar, pues el propio Carreño explicó que forma parte de una serie de encuentros organizados, tomando en cuenta que, desde su fundación, el FCE ha participado en la discusión pública… pero no será permanente, y apeló a la participación de las televisoras para la transmisión.
En sus respectivas intervenciones, Ciro Gómez Leyva, Lily Téllez y León Krauze agradecieron al mandatario y no a Carreño la invitación a la entrevista realizada en Palacio Nacional, la misma locación que por estos días fue utilizado para la “entrevista” que hicieron a Peña los conductores del programa Hoy de Televisa.
Los mensajes que en diferentes discursos y apariciones públicas ha dado el presidente Enrique Peña Nieto sobre las reformas aprobadas en los primeros 20 meses de su administración fueron ligeramente ampliados durante las “Conversaciones a fondo”.
Afirmó que el Pacto por México “ya dio de sí” y no será necesario replantearlo. Que las reformas eran necesarias y se realizaron por “la madurez política” de los principales partidos. Que la democracia mexicana es más sólida. Que la reforma energética se consiguió con la mayoría legislativa.
“Hay que vencer resistencias”, dijo, en alusión a quienes se le oponen. Admitió que hay temas pendientes y que algunas promesas de campaña, como la Comisión Nacional Anticorrupción, no se concretarán porque… no es necesaria.
La tónica del encuentro fue la complacencia ante los elogios, la repetición de los argumentos esgrimidos desde el inicio de la administración para promover las reformas y la evasión en temas sensibles.
Para el presidente Enrique Peña Nieto, la baja aprobación que reflejan las encuestas sobre la reforma energética no es preocupante. A su juicio, no hay agravios por la forma en que se aprobó. Y tampoco le preocupa la petición de una consulta, pues en tanto “nueva modalidad de nuestra democracia”, será la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que decida si procede o no. Y de plano calificó esa medida como una postura electorera.
“No nos corresponde a nosotros dirimir si ésta (la consulta) prosperará o no, yo creo que todas las expresiones políticas o varias de ellas ya han postulado eventuales consultas que harán. Creo que mucho de esto tiene también un tinte político de cara a la elección del próximo año. Y, sí, creo que estará en la Corte definir sobre las preguntas que los partidos políticos postulen, si éstas se pueden realizar en estricto apego a lo que mandata la propia Constitución”, respondió al cuestionamiento de Gómez Leyva.
–¿Le preocupa al presidente de la República la consulta, la eventual consulta a realizarse en junio? –insistió Gómez Leyva.
–De ninguna manera Ciro, yo creo, insisto, esto es una modalidad de nuestra democracia y, sí, creo que estará en la Corte definir si ésta eventualmente prospera o no, ante lo que se plantee en los partidos, no sólo en el tema energético, sino sobre los otros temas que eventualmente los partidos ya anuncian estarán presentando para efectos de una consulta.
Intervino entonces Denise Maerker: –Presidente, no tiene la mayoría, nada más rápidamente, no tiene mayoría entre la población en la reforma energética, 65% en las encuestas dicen no estar de acuerdo con la forma en que se hizo la reforma energética. ¿Delicado o no delicado?
–Mira, yo pondría en duda este tipo de señalamientos. A ver, yo he visto muchas encuestas, unas que muestran mayor aprobación que en otras, y yo no creo que sea la forma de medir una reforma.
“Creo que además habrá que esperar los beneficios que tenga la reforma para entonces tener un pulso real sobre si la gente está en favor de la reforma. Yo estoy convencido, yo tengo una absoluta convicción, y por eso el respaldo a esta reforma de que sin duda es algo que va a deparar grandes beneficios para los mexicanos”, expresó Peña Nieto, y luego soltó la serie de promesas que ha ofrecido en sus mensajes: más empleo, reducción de tarifas de gas y luz, vincular al sector educativo. La misma lista que repitó por la mañana en el programa Hoy ante Andrea Legarreta y Raúl Araiza.
En su turno, Pascal Beltrán del Río tocó el tema del Pacto por México. Preguntó si estaba finiquitado o habría un replanteamiento. Lo importante, respondió Peña, ya está hecho, y añadió: “Yo creo, y a lo mejor anticipando, ahora que abordemos las reformas, que la reforma política establece condiciones y sobre todo incentivos para lograr acuerdos en el futuro entre las fuerzas políticas.
“La reforma política prevé, dentro de las modalidades de régimen de gobierno, la coalición, los gobiernos de coalición. Esto sin duda es un incentivo para hacer que se generen acuerdos, tengan nombre o no. Lo importante es que hay una figura ya dentro de la reforma política que no se tenía, que incentiva a que haya coaliciones, unión de fuerzas políticas para lograr propósitos comunes”.
“La corrupción es un tema casi humano”
El tema de la Comisión Nacional Anticorrupción y el hecho de que hasta ahora no se haya logrado su creación, fue minimizado por Peña Nieto, quien propuso la iniciativa en el período de transición y desde entonces fue congelada en la Cámara de Diputados.
Y como pocas veces lo hace, apartándose de las líneas discursivas repetitivas, dijo lo que piensa: “La corrupción es un tema casi humano”.
Denise Maerker y León Krauze insistieron en el tema y Peña Nieto intentó justificarse. Entonces hizo una relación de instancias de transparencia, auditoría interna, auditoría del Congreso y procuración de justicia, para finalmente llamarle la atención a Krauze –quien consideró que la corrupción era producto de los regímenes priistas– por salirse del tema de las reformas.
“Quizá podríamos, y creo que no se ha propuesto en esta conversación, pero con mucho gusto, León, yo sí creo que hay un tema cultural lamentablemente, que ha provocado corrupción en todos los ámbitos y órdenes, tanto privado como público. No es un tema exclusivo del orden público y se alimenta de ambos lados, y ha sido así.
“Tú has señalado un responsable, a un partido político que es justamente el que yo represento. Creo que va más allá de eso, creo que es un tema que está en el orden social y que para que realmente logremos cambiar esta condición cultural, debe haber un espacio de participación de todos, tanto de las entidades públicas responsables de combatir la corrupción, como de los propios agentes sociales de toda la sociedad en su conjunto a partir de la denuncia, del señalamiento, de asumir conductas cercanas, más apegadas a la legalidad y que no provoquen actos de corrupción”.
Carreño intervino para rescatar al mandatario: “A ver, si quieren, estoy muy de acuerdo en que se haya hecho una conversación muy en serio, que estemos pasando de un tema… a otro. Es una conversación a fondo, sin duda. Me gustaría volver nada más a cerrar el tema de las negociaciones. Y lo hemos platicado y todos lo han escrito más o menos, los costos del proceso de negociación, los costos para el gobierno, los costos. Ya Denise decía cómo el gobierno de alguna manera inhibió su comunicación en beneficio del Pacto, en beneficio de que no se rompiera”.
Y entonces Peña Nieto pudo hablar ampliamente de la disposición y las ganas de las distintas fuerzas políticas para pactar las reformas.
Valor, sentimiento, atrevimiento…
Las intervenciones de Lily Téllez abundaron sobre el valor del presidente para impulsar las reformas, qué lo animó, cómo se arriesgó a “apostarlo todo”, lo que sentía el mandatario al haberlas concretado. Peña Nieto volvió a la conducta de los partidos, los acuerdos, la madurez democrática.
Luego intervino José Carreño. Había pasado una hora desde que inició el programa, e inmediatamente después de las expresiones de Lily Téllez soltó: “Este es el futuro, digamos, del país, el que se está discutiendo”.
Poco a poco la conversación se apagaba. Carreño se puso “provocador” y pidió a los periodistas que dijeran lo que hubieran pensado 20 meses antes si les hubieran dicho que se iban a realizar las reformas. Gómez Leyva le tomó la palabra: “La estrategia me pareció espléndida, una gran gestión política, lo he dicho en muchas ocasiones, lo reconozco”.
Pablo Hiriart, Pascal Beltrán y Denise Maerker insistieron en hablar de la regulación, de los abusos que se han dado históricamente en el sector energético, entre otras cosas.
El Ejecutivo se dolió porque calificaron la reforma energética de antipatriota, y pidió: “Yo partiría de decir: demos el beneficio de la duda… Ya estamos condenando de manera muy anticipada”.
Y saltó la vocación fedataria de los comunicadores cuando León Krauze planteó que si realmente se cumplirían las leyes secundarias en materia energética. Peña respondió que sí.
–¿Lo firma y lo cumple?
El presidente aceptó.
Empezaba a cerrarse el ciclo. Para entonces Peña Nieto se había mostrado renuente a comprometer cifras.
–Presidente, entiendo su cautela con las cifras, pero cuando menos comprométanos esta respuesta. Le quedan cuatro años de gobierno, díganos que en el 2018 el ingreso per cápita de los mexicanos no va a ser de 11 mil pesos mensuales –planteó Gómez Leyva.
–No lo será Ciro, será mayor. Hoy el ingreso per cápita, aplicando la comparación que se hace de capacidad de compra que tiene cada país, es del orden de los 15 mil dólares por año en el país. Yo estimo que podamos estar muy por encima de eso –respondió el mandatario, pese a que la cifra expuesta por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) es de menos de 11 mil dólares.
Vino la última pregunta y el cierre de Lily Téllez, que mantuvo la misma línea en sus interrogaciones:
–Para finalizar, me tocó la última, pero es muy rápido. ¿Para cuándo, señor presidente, ve usted un México con menor pobreza, con menor desigualdad y con mayor justicia social?
–Para ya desde ahora, si aplicamos las reformas. Yo creo que gradualmente vamos a ir viendo una disminución de los sectores en pobreza y en marginación –finalizó el mexiquense.