martes, 3 de mayo de 2011
Osama, el Señor de los Mares Julio Hernández López
Astillero
Bodas, papas y venganzas
¿Guerra
divinaal narco?
Venganza, no justicia
La manipulación mediática de las emociones básicas: amoríos ajenos disfrutados con cargo a la cuenta de la realeza anacrónica que así es reivindicada y promovida mediante cuentos de príncipes en casorio; cuasi santidades (la beatitud como mero escalón de rutina) otorgadas con prontitud sin precedente para enaltecer el recuerdo de un papa que encubrió a derechistas represores y pederastas de legión, todo en busca de limpiar un poco la cara del catolicismo gerencial tan en picada en años recientes; y la exaltación del patriotismo fácil y la división del mundo en buenos y malos mediante acometidas de policía mundial del poder gringo en Pakistán, para exterminar sumariamente a un hombre al que se declara formalmente como Osama Bin Laden, sin mayor prueba que los supuestos exámenes practicados por los mismos especialistas que años atrás determinaron una guerra criminal aduciendo la existencia de inventarios de armas químicas que nunca se encontraron, porque nunca existieron. Bodas de la realeza, fiestas vaticanas con fantasmas exhumados y venganzas imperiales retardadas, con el episodio mediáticamente menos resaltado del ataque a Kadafi en el que murieron un hijo y tres nietos del coronel libio que resultó ileso.
Desde el mirador mexicano, lo más destacado de la boda del príncipe inglés fue la ridícula recurrencia de una paisana a la huelga de hambre para tratar de conseguir un pase de entrada al espectáculo matrimonial. Y, en la pista de las celebraciones del Cid Campeador Católico, Juan Pablo Segundo, la asistencia del jefe formal del Estado mexicano a una ceremonia netamente religiosa, pero hipócritamente disfrazada en papelería oficial pinolera de acto “del Estado Vaticano”, con el que el felipismo tendría mucho interés en mantener buenas relaciones de alto nivel, aunque fuera con las rodillas en tierra y las plegarias en los labios, no solamente las propias del ritual de los creyentes, sino también del oportunismo político que invitó al actual pontífice, Benedicto Ratzinger, a visitar México para que ayude a remontar la crisis sangrienta e institucional que el acólito de iniciales FC casi atribuye a la Divina Providencia y no a su lamentable desgobierno: “estamos sufriendo”, dijo el panista michoacano al Papa, como hablando de cosas ajenas, de desgracias no provocadas por él, y encomendando con sentido nada republicano los problemas del Estado mexicano a la intercesión del jefe de una comunidad religiosa que históricamente nunca da brinco sin huarache a la hora de convalidar políticos tembeleques.
La peliculesca intervención gringa en Pakistán también tiene referencias con la situación mexicana. No fue justicia, sino venganza: un exterminio claro y directo, cual si de capo en desgracia se tratara (un jefe de jefes en Cuernavaca, un Coronel en Guadalajara, por citar casos famosos). Obama observando en un cuarto de comando la acción contra Osama, al mejor estilo de cualquier película estadunidense patriotera. Ningún respeto por lo que quedara de soberanía o dignidad del país en una de cuyas ciudades pequeñas las fuerzas gringas de elite entran sin avisar para cumplir la orden trasnacional supuestamente legitimada, porque en Washington la firmó el presidente del mundo (pongan las barbas a remojar quienes hayan sido acusados de constituir alguna variante de los peligros para la seguridad nacional gringa que la Casa Blanca y el Pentágono van definiendo).
El control de las emociones mediante el manejo mediático: realeza y vaticanismo reivindicados mediante escenas propicias. Y, en el caso de Bin Laden, la imposición de una versión mortuoria a partir de la nada o de casi nada: no hay, a la hora de cerrar esta columna, una prueba vigorosa e incontestable de que Osama hubiera sido abatido, más que la relatoría de los ejecutantes estadunidenses que no solamente rehuyeron la posibilidad de abrir a otros ojos y criterios el material fúnebre necesitado de constatación plural y confiable para darse por cierto, sino que, incluso, en un arranque fundado de manera tragicómica en un supuesto respeto a tradiciones culturales del finado, lo habrían tirado al mar con una rapidez que solamente aumentará el escepticismo, incrementará las leyendas y dejará el caso en el mismo nivel de incredulidad que en México provocó el desenlace de Amado Carrillo, llamado El señor de los cielos. Sazonado todo con el ingrediente electoral de Obama en busca de un nuevo periodo (como si Calderón anunciara el apresamiento de El Chapo un poco antes de los comicios de 2012).
Astillas:
Un lector, cuyos datos se guardarán, narra que el pasado domingo 17 de abril, por allí de las tres de la tarde, dos tipos, de entre 20 y 26 años, trataron de robarle en el barrio de Tepito una pequeña esclava de oro: “Resulta que en la calle del mercado de alimentos de la Lagunilla llegó el más joven y con amenazas me rompió la esclava, pero se la pude quitar a pesar de que llevaba en las dos manos bolsas de las cosas que habíamos comprado mi esposa y yo. Enseguida detrás de este tipo se paró uno más corpulento y observé que portaba en la mano izquierda un aparato; al recobrar el conocimiento estaba en el suelo y mi esposa preguntando cómo me sentía, al igual que algunos comerciantes. Al levantarme me dolía la mandíbula, la parte trasera de la cabeza y la espalda por la caída. Mi esposa me comentaba que ella observó que me habían dado un golpe en el pecho y que me había caído como noqueado y que ella se había asustado mucho, ya que al auxiliarme yo tenía la mirada perdida y que al sobarme la cabeza empecé a reaccionar. Bueno, resulta que fue una descarga eléctrica con esos equipos de defensa personal. ¿Qué, no se supone que estos aparatos son para defenderse de los delincuentes?, ¿hay alguna reglamentación para portarlos y como consecuencia un registro de quién los puede traer? Ojalá las autoridades reglamenten el uso de estos aparatos y que la gente tome conciencia y se cuide”... Y, mientras Peña Nieto niega hacer cositas malas y canta “Yo no fui”, ¡Hasta mañana, con la procu M&M nombrando funcionarios!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
La cerradura de Josefa, ese pequeño agujerito
La Cerradura de Josefa, ese pequeño agujerito, es una comedia teatral del género de Carpa, con música en vivo, que habla sobre una mujer (Patria) que un día antes de presentar su examen doctoral se toma varias pastillas para los nervios, lo que le provoca ver a su bisabuela, una revolucionaria que alfabetizaba a los rebeldes. Es Juana, su bisabuela quien le muestra la importancia de las mujeres que participaron en la construcción de la Historia como Leona Vicario o Josefa Ortíz de Domínguez. Dado que la obra transcurre en el marco de ser producto de los estimulantes tomados por Patria, el público aveces es la tropa de Juana, otras reclusas; lo que permite un diálogo abierto con él y la ruptura inevitable de la cuarta pared a cada instante. Es una obra que nos remite a la importancia de que la mujer participe activamente en la vida social.
El teatro útil
Esta obra se presenta el próximo 11 de mayo a las 20 hrs. en el ciclo “Teatro útil” organizado por el Foro Shakespeare; el cual planea que las producciones que se presenten aborden temas sociales y que dichas propuestas sean útiles a la sociedad por lo que parte de la taquilla es donada a una organización para la sociedad civil con el fin de ayudar a la realización de sus programas y actividades. En este tenor, Mujeres de Fuego apoyará a Cihuatlalpan Mujer de tierra firme, dedicada a erradicar la violencia contra la mujer. Al final la función habrá un debate las integrantes de Mujeres de Fuego, Cihuatlalpan y el público con el fin de enriquecer esta experiencia.
Zamora No. 7 (casi esquina con Veracruz) Col. Condesa
Del. Cuauhtémoc, México, DF 06140
Tels. (55) 5553 5244, 5553 4642, 5256 0014
TALENTO ARTÍSTICO:
Fabiola Cerón
Josefa Ortiz y Leona Vicario
Gabriela Palafox
Patria
Elena Bk
Juana
Acompañamiento musical
Juan Carlos Calzada
Iván Rodríguez
EQUIPO CREATIVO:
Cynthia Martínez
Música en vivo y música original
Angélica Gutiérrez Gasca y Nikteha Cabrera
Video y fotografía
Talia Valdés
Diseño gráfico y asistencia de dirección
Amérika Moreschi
Producción, dramaturgia y dirección
Josefa Ortiz y Leona Vicario
Gabriela Palafox
Patria
Elena Bk
Juana
Acompañamiento musical
Juan Carlos Calzada
Iván Rodríguez
EQUIPO CREATIVO:
Cynthia Martínez
Música en vivo y música original
Angélica Gutiérrez Gasca y Nikteha Cabrera
Video y fotografía
Talia Valdés
Diseño gráfico y asistencia de dirección
Amérika Moreschi
Producción, dramaturgia y dirección
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