Laura Gómez
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de julio de 2013, p. 35
Miércoles 10 de julio de 2013, p. 35
La instalación de tiendas de conveniencia en la ciudad México ha generado un ambiente obesigénico, debido a la gran cantidad de productos ricos en azúcares, grasas y sales, como pastelitos, yogurt, fritangas, refrescos, jugos y bebidas energéticas, que representan 95 por ciento de sus ventas, señalaron representantes de organizaciones sociales.
Xaviera Cabada, encargada del área de salud alimentaria de El Poder del Consumidor, y Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, explicaron que
los Oxxos, de Coca Cola; los 7 Eleven o los llamados K han contribuido al incremento de casos de niños con obesidad, sobrepeso, diabetes, hipertensión arterial o trastornos hipertriglicerimedios, que es grasa en la sangre, por el consumo de productos chatarra.
Su venta es lícita, pero las autoridades
no han hecho nada para evitar su proliferación, que promueve el consumo de alimentos dañinos para la salud y afecta la economía del barrio, donde las tienditas y los puestos en los mercados tienden a desaparecer porque la gente prefiere un refresco y un pastelito para saciar el hambre, que una fruta, una ensalada o hasta un sope con frijoles, argumentaron.
Hoy, comentaron, dichos negocios están exentos de impuestos, pues su instalación se toma como un beneficio para la comunidad, cuando es todo lo contrario, porque promueven una alimentación rica en azúcares, grasas y sales, y
la gente los consume pensando que son saludables, cuando no lo son, porque no existe un etiquetado que oriente a la población, cuando por ley debe aplicarse, afectando su salud.
Claudia Campero, coordinadora de la organización Food and Water Watch, Blue Planet Project, comentó que
no estamos diciendo que no sea lícita la venta de esos productos; son legales, pero las instituciones públicas deben apoyar la salud de la población, defender a la infancia, que es muy vulnerable, de la publicidad engañosa respecto de la comida chatarra.
Mencionó que los daños que causa el consumo excesivo de ésta, porque es adictiva, tiene un alto costo para el consumidor y los servicios de salud. La aplicación de impuestos, como sucedió con el tabaco, podría ser una solución para frenar su crecimiento, pues
no estamos pidiendo que se prohíba, pero que no sea tan accesible.
Sin embargo, las autoridades capitalinas
no están actuando en ese sentido, al incorporar a Coca Cola y Bimbo al Consejo para la Prevención y la Atención Integral de la Obesidad y Trastornos Alimenticios, lo cual evidencia los conflictos de intereses y afecta a la población, afirmó.