En contraste, los politólogos Javier Martín Reyes y José Luis Hernández Avendaño manifiestan que sí hay una posibilidad real de que se concrete una reforma de financiamiento por la necesidad de legitimidad política que requieren los partidos tras los resultados del 1 de julio pasado.
Hernández Avendaño plantea que tanto el PRI como el PAN, si están interesados por recuperar una imagen perdida –si es que alguna vez la tuvieron en términos de partido– también estarían interesados en sumarse a esta iniciativa e ir recuperando legitimidad y autoridad moral.
Martín Reyes sostiene que “reducir el financiamiento es algo que suele tener eco en una buena parte de la ciudadanía. En la medida de que es una propuesta que en principio es popular, yo creo que los partidos de oposición van a tener incentivos, por lo menos, para entrar en la discusión y, luego, en su momento, para aprobar una reforma de este tipo”.
Hernández Avendaño apunta que en esta ocasión los partidos podrían observar que de nada les sirve el dinero, si eso a su vez no les implica reconocimiento y legitimidad.”Uno podría pensar que sienten amenazados sus ingresos anuales, pero podrían valorar sus propias acciones y sus propias capacidades para recuperarse”, refiere.
El especialista ejemplifica que en las pasadas elecciones tanto el PRI como el PAN tenían más dinero que Morena, ambos triplicaban o cuadruplicaban los recursos, pero no fueron capaces de ganar elecciones.
“El PRI y el PAN deberían pensar que el dinero hoy es lo de menos, lo que necesitan es recuperar autoridad política, con una representación más honesta, más que tener o tratar de salvar dinero”, apunta.