Ana Bravo
themexicantimes.mx
Para sobrevivir la amada Ciudad de México, últimamente, parece que necesitamos salvavidas, máscaras de oxígeno o, mejor aún, una máquina teletransportadora… La verdad es que desde el virreinato (1535) sufrimos de inundaciones, comercio ambulante y nuestro cielo ha estado gris por décadas.
Fundada en 1325, CDMX es la más antigua en el continente americano, la más grande y la más poblada.
El sistema hidráulico que permitió erigirla sobre un lago fue destruido por la estrategia de invasión orquestada por Hernán Cortés que, básicamente, consistió en cortar el flujo de agua que daba vida a la economía de la ciudad entonces llamada México-Tecnochtitlan.
Testimonios de españoles indican que habría unas 60 mil canoas yendo y viniendo en un día normal de actividad en toda la ciudad. Algunas transportaban verduras, frutas y flores que traían desde las chinampas -donde eran cultivadas- para ser llevadas hasta los tianquiztli o mercados de la ciudad. Otras transportaban desperdicios y había otras dedicadas a la recolección de excremento que era llevado a las chinampas para usarlo como abono.
Hernán Cortés no sabía que su triunfo era una pérdida pues desmantelando el sistema hidráulico, que había salvado de inundaciones a la ciudad en el pasado y propiciado la prosperidad agricultora de sus habitantes e incluso el florecimiento de la pesca, creaba una ciudad por siempre caótica, sobre todo en temporada de lluvias… considerando que el Valle de México es una cuenca cerrada.
Con la invasión española, el sistema de mercados desapareció, pero no los comerciantes. El Virrey de Revillagigedo hizo una de las primeras reubicaciones del comercio ambulante en lo que se conoció como Mercado El Volador (hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación). Sin embargo el problema persistió. A principios del Siglo XX se creó La Merced Mixcalco como una alternativa para que los comerciantes desalojaran las calles, y en los 90 en el Centro Histórico se construyeron 23 plazas de abasto popular que al final han terminado usándose sólo como bodegas. El ambulantaje no sólo ha invadido calles comerciales, también calles vecinales, parques, bajo puentes, el metro…
Sin lagos desaparecieron también muchos ahuejotes, una especie de árbol de hasta 15 metros de altura que es común en riberas de los ríos, además de los axolotes y las garzas que de plano ya no existen en lo que queda de nuestro decadente ecosistema citadino. A eso sumemos la sobrepoblación de autos originada por el programa Hoy no circula, que esperaba reducir el tráfico dejando descansar cierto número de autos al día, pero en cambio aumentó la flotilla vehicular de cada familia.
A problemas eternos… pss ya mejor déjenlo así
Parece que toda solución es poca para recuperar a esta anciana de 691 años, que sin embargo desde su juventud sufre de estos achaques…
¿Entonces, cómo es que sobrevivimos en la CDMX? En las calles se sabe que “el que no tranza no avanza”, que “en México todo se puede”, que “favor con favor se paga” y que “hoy por mi, mañana también…” Odiamos ser regulados, sobre todo si de descansar un día el coche se trata, preferimos ganar dinero y no tiempo, culpar a los semejantes y venerar a quienes tienen el poder político para darnos un hueso.
Esta no parece una zona amigable al desarrollo personal, la persecución de sueños y la generación de felicidad, a menos que tengas un kit personal de estrategias para sobrevivir a #MexicoShitty.