Álvaro Cepeda Neri En Sonora se libra un conflicto que puede derivar en violencia sangrienta, ya que el desgobernador panista (protegido de Felipe Calderón), Guillermo Padrés Elías, está dispuesto a robarse el agua del Valle del Yaqui (la parte Sur de la entidad constituida por ocho pueblos indígenas y 20 municipios, desde Cajeme a Navojoa), con tal de surtir de la presa El Novillo, agua para su megaproyecto en Hermosillo, que redituará a éste y su grupo –casi cártel depredador– ganancias personales al favorecer irracionalmente a inversionistas (los Vázquez Raña, del tronco de Olegario e hijos, quienes tratan despóticamente a sus trabajadores en su corporativo de hoteles, radiodifusoras, televisión, periódico, hospitales, etcétera). Y pasa por encima de las resoluciones judiciales que lo tienen en desacato y al borde de que, como es posible jurídicamente, los ciudadanos planteen su desafuero, para destituirlo. Aunque “la pelota” está en la cancha de los tribunales federales, también