lunes, 8 de octubre de 2018

Fox da clases de geología a AMLO: "Falso que el fracking afecte al medio ambiente"

Vicente Fox
Vicente Fox
Foto propiedad de: Cuartoscuro
El expresidente dijo que aplicando esta técnica para extraer petróleo se podría acabar con la pobreza.
México.- El ex presidente Vicente Fox hizo un comunicado de “máxima importancia para México”: según él, el fracking no afecta los recursos naturales ni el medio ambiente y con tecnología moderna se puede usar para generar riqueza y proteger el medio ambiente.
A través de un video el panista recomendó al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, aprovechar el método del fracking en el norte del país para extraer petróleo porque es nuestro “Cantarell” -uno de los yacimientos más importantes de México-.
“El estado de Texas se ha convertido en el tercer productor de petróleo y gas natural ¡del mundo! Está muy por encima sólo Texas de lo que México produce hoy. Es urgente recuperar nuestra capacidad de producir petróleo”, dijo Fox.
Esto, después de que López Obrador ha dicho que va a terminar con esta técnica, también llamada fracturación hidráulica.
“López Obrador, no está correcta la información que tiene”, aseguró el guanajuatense, quien añadió que “es de sabios rectificar” porque además con esta implementación se acabaría la pobreza.
“Es muy desafortunado que hoy importamos gas natural, importamos gasolinas y estamos a punto de importar petróleo. ¡Increíble!, cuando tenemos los yacimientos aquí”, comentó.
No dejemos ir esta oportunidad para México. Podemos y debemos ocupar los primeros lugares a nivel mundial, ¿cómo? Recuperando nuestra capacidad petrolera y el fracking es el camino a ello.

¿Qué es el fracking?

Diversas organizaciones se han manifestado en contra de este método porque disminuye el agua disponible, contamina el agua, tiene impactos en la salud como el cáncer y emite gases que contribuyen al calentamiento global.
La técnica es la perforación de un pozo vertical y luego otro horizontal a través del cual se inyecta agua, arena y sustancias químicas a la lutita -roca- para que la presión del flujo provoque la salida de hidrocarburos por los poros.

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Aprovechando vamos repasando las diversas formas en que lo daña irremediable y por qué es indispensable y urgente prohibirlo.

El adiós a los tecnócratas

Ramírez: en el Issste habrá que hacer más con lo que hay

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Ángeles Cruz Martínez
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de octubre de 2018, p. 12
Mejorar la eficiencia de los procesos médicos y administrativos –algo que no se ha querido hacer–, donde todos los trabajadores de base participen e incluso asuman un rol protagónico. Así es como Luis Antonio Ramírez Pineda, próximo titular del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), vislumbra las soluciones a la falta de calidad en el organismo.
Tendremos que hacer más con el mismo dinero, advirtió el economista y maestro en política social y planeación. Militante del Partido Revolucionario Institucional, ha sido diputado federal y local por Oaxaca.
En entrevista, aseguró que más allá de la filiación política, la invitación que le hizo el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, a formar parte de la cuarta transformación, nos coloca en el objetivo común de sacar al país de la pobreza y encontrar mejores rutas de crecimiento. En eso todos coincidimos.
Entre otros cargos, Ramírez Pineda también fue director de finanzas del instituto en el primer trienio del gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando Sebastián Lerdo de Tejada estuvo al frente del Issste.
Con esa experiencia, el hijo del ex gobernador de Oaxaca Heladio Ramírez López afirmó que durante años se ha utilizado el presupuesto del Issste para cuidar el equilibrio en las finanzas públicas.
Los recortes aplicados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público impiden cumplir con la planeación anual y de ahí las deudas que tiene con proveedores de medicamentos, constructoras y otros. Estimó que le dejarán un pasivo de más de 11 mil millones de pesos.
Enseguida, la conversación del futuro director del Issste con La Jornada.
–¿Cómo fue el acercamiento con Andrés Manuel López Obrador?
–Sólo recibí una invitación para platicar y me invitó a formar parte de su gobierno. Antes, la única vez que lo saludé fue en un acto de la Confederación Nacional Campesina (CNC). Nada más.
–¿Cuál es el interés de trabajar con un gobierno de una filiación política distinta a la suya?
–En el sector público y en la etapa que viene, más allá de filiaciones políticas, importan las convicciones personales. Esta invitación coincide con mi visión en materia de seguridad social. Estoy agradecido con la oportunidad de ayudar y ser parte de la transformación que requiere el país. Los que estamos en política tenemos un común denominador, que es trabajar por finanzas públicas responsables, la austeridad y la justicia social, de atención a los más pobres y vulnerables. El problema es que ha habido muchos excesos y al final los objetivos no se han cumplido.
–¿Cómo ve al Issste?
–Es una institución grande, 2.8 millones de trabajadores, más de 13 millones de derechohabientes. El reto es brindar servicios de calidad y oportunos.
–Eso es un anhelo de años…
–Así es. Lo lograremos con los trabajadores, porque quienes ofrecemos el servicio somos los mismos que el día de mañana los vamos a solicitar. Todos nos vamos a involucrar en la transformación, en recuperar la identidad del trabajador del Issste. Además, el personal de base tendrá un papel relevante en las actividades, porque saldrá la mitad de los de confianza.
–A diario, los trabajadores se enfrentan a carencias, la antigüedad de las instalaciones...
–Es parte del desafío. Mejorar con lo que tenemos. El presidente electo López Obrador ha planteado que no habrá incremento de impuestos, ni reforma fiscal, pero el Issste requiere mantenimiento, infraestructura nueva, sustitución de hospitales, mejora de clínicas, más médicos y enfermeras. Lo vamos a resolver con eficiencias en el área médica. Seremos más cuidadosos en las compras, se revisarán los contratos de servicios integrales, sus costos, pues con frecuencia son caros y malos en la atención de los derechohabientes.
También se mejorarán los procesos internos para generar ahorros. Vamos a encontrar las eficiencias que no se han querido hacer y establecer prioridades.
–La reforma a la Ley del Issste propuesta por Morena en el Senado plantea usar las reservas para mejorar los servicios…
–No es que plantee usar las reservas. Con una redacción más flexible, se podrán atender las necesidades. Más bien, la pregunta es porqué hay tantas reservas –90 mil millones de pesos de acuerdo con información oficial– y no hay inversión en nuevas clínicas y hospitales que tanto se requieren. De nada sirve tener una caja de ahorro si los derechohabientes carecen del servicio que reclaman.
–Se nos ha dicho que las reservas garantizan la viabilidad financiera de las instituciones…
–Sí y no. La ley también dice que se utilicen en infraestructura médica y ya tenemos déficit. Las cuotas y aportaciones ya no alcanzan para atender el seguro de salud y se suma que la población derechohabiente está envejeciendo y requiere atención para enfermedades cada vez más costosas.
–¿Las pensiones son una carga para las finanzas del Issste?
–Eso se atendió con la reforma de 2007, con recursos federales se sustentan esas pensiones y tenemos garantizado su pago. En el instituto, la situación es viable si encontramos las eficiencias en el área de salud para frenar e incluso reducir el gasto. Vamos a revisar el sistema de distribución de medicamentos, para surtir recetas individuales con unidosis; disminuir los tiempos para las cirugías.
–Sobre las deudas del Issste con los proveedores…
–Es un problema grave. En el proceso de transición ya hemos visto que se van a quedar para 2019, pasivos por más de 11 mil millones de pesos. Aquí también uno se pregunta cómo ocurre esto, mientras se siguen acumulando reservas. Nos preocupa, porque esos pasivos complicarán el arranque del gobierno, sobre todo para atender las necesidades inmediatas con mejor infraestructura, más plazas médicas y mejor atención.
–Esas deudas son añejas y tiene que ver con que durante años el Issste fue la caja chica del gobierno.
–No sé si era la caja chica, pero al instituto se le ha usado para cuidar el equilibrio en las finanzas públicas. Se debe tanto dinero a proveedores porque no me dejan pagar aunque tenga dinero del presupuesto asignado.
–Los recortes…
–Sí. Esa falta de recursos genera problemas en la planeación. Tenemos que ir lidiando con los proveedores, porque no se puede dejar de comprar los insumos. Esperaría que este capítulo se cierre y que se eviten esos pasivos que nos limitan en la planeación e inversión. Esta ha sido prácticamente cero.
–Otro problema añejo es la deuda de las entidades y dependencias públicas con el instituto.
–El asunto es que no ha habido los mecanismos para garantizar el cobro de las aportaciones. La deuda con el Issste es superior a los 4 mil millones de pesos. Vamos a insistir con la Secretaría de Hacienda para que se retengan esos recursos del presupuesto de las entidades. Además la iniciativa de Morena de reforma a la ley, plantea dar dientes al instituto para que fiscalice. En parte este tema se ha generado por algunos funcionarios que retienen las cuotas pero las usan para pagar otras cosas.
–¿La relación con los sindicatos en los órganos de gobierno también es un desafío?
–Ahí nos va a ir bien. Sí son una presión fuerte. Ya lo he vivido, pero tengo la voluntad, como ellos, para que al Issste le vaya mejor.

SEIS AÑOS DE GUERRA INÚTIL-Helguera

Empresarios, con el alma en un hilo por el NAIM

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Javier Peñalosa Castro
Se espera que la semana próxima el presidente electo Andrés Manuel López Obrador dé a conocer las bases para la celebración de la consulta pública — sin carácter vinculatorio, para que, quienes suelen hacerlo, no se desgarren las vestiduras— sobre la construcción del nuevo aeropuerto internacional del Valle de México. De antemano, quienes forman la minoría rapaz de empresarios que se han visto beneficiados con esta obra faraónica, han cuestionado las características y el financiamiento de este sondeo y, sobre todas las cosas, descalifican la iniciativa con el argumento de que el pueblo no tiene nociones de aeronáutica.
Sin duda, no las tiene, y no tendría por qué tenerlas. Lo que sí sabe la gente —y desgraciadamente lo ha experimentado en carne propia— es cómo le está afectando la destrucción, no sólo del precario equilibrio ecológico que proveyó a la zona el ambicioso Plan Texcoco, encabezado por el notable ingeniero mexicano Gerardo Cruickshank, sino de cerros y terrenos aledaños, de los que están extrayendo material para tratar de estabilizar el fangoso estrato sobre el que se lleva a cabo la edificación de este elefante blanco.
Por supuesto, las poblaciones originarias de zonas como San Salvador Atenco —que ya en la época de Vicente Fox impidieron que se perpetrara el ecocidio en marcha— y de otros asentamientos humanos de la región lacustre que hoy están siendo afectados, se han manifestado en contra del aberrante negocio, que contra viento y marea quiere llevar a cabo este grupúsculo de negociantes sin escrúpulos, que ve relucir como si fueran oro los predios salitrosos y altamente contaminados de la zona, en los que ya ven, como espejismos, nuevos centros comerciales, torres de oficinas y miles de viviendas —aunque la provisión de los servicios básicos luzca totalmente cuesta arriba — y que, a no dudarlo, han estado especulando con todos los terrenos de la zona, al tiempo que se frotan las manos con el destino que se daría al extensísimo predio que ocupa el actual aeropuerto, en los rumbos de Balbuena, que ya ha despertado el insaciable apetito inmobiliario del mismísimo Carlos Slim.
Los dirigentes de las llamadas cúpulas empresariales mantienen la presión sobre los miembros del nuevo gobierno, a quienes corresponderá la consulta con base en la cual López Obrador habrá de tomar la decisión. Sin embargo, tanto Javier Jiménez Espriú, nominado como secretario de Comunicaciones y Transportes de la nueva administración, como Alejandro Encinas, perfilado como titular de la Subsecretaría de Derechos Humanos y otros futuros funcionarios, se han entrevistado con los ciudadanos afectados por el proyecto y les han anticipado que se escucharán y todas las voces y se tomará una decisión justa a partir de éstas y del resultado del sondeo.
Encinas dijo que este proyecto fue un enorme error y lo describió como un monumento a la corrupción. En ánimo de mantener la buena relación que aparentemente mantiene el presidente electo con los empresarios, tanto él mismo como Alfonso Romo, el futuro jefe de la Oficina de la Presidencia, han insistido en que, pese a las opiniones desfavorables de especialistas, habitantes de la zona y futuros funcionarios federales, la obra en Texcoco no se ha descartado y será hasta que concluya la consulta cuando se decida qué camino habrá de seguirse. Sin embargo, son muchos los contras que se perciben en el proyecto.
Incluso el panista José Luis Luege Tamargo, ex titular de la Conagua, quien lejos está de la izquierda morenista y no tiene hueso a la vista que defender, mantiene una valiente y persistente campaña para tratar de crear conciencia sobre el desastre que significaría para el Valle de México llevar este capricho del clan mexiquense hasta sus últimas consecuencias e incluso plantea alternativas como retomar la propuesta de incentivar el uso de aeropuertos de ciudades cercanas a la capital, como el de Toluca, mediante la oferta de un transporte rápido y eficiente, como el tren rápido que se está construyendo de Zinacantepec a Observatorio, y que con una inversión menor, podría llegar a dicha terminal aérea.
Recuerdo que, a principios de la década anterior, Arturo Montiel, ese ejemplo de probidad y austeridad republicana, hizo incluir en las placas de circulación de los vehículos del Estado de México una representación gráfica de los aviones que él ya veía surcando el espacio aéreo texcocano, dado que Vicente Fox ya había dado su bendición para el proyecto, pese a todos los problemas que implicaba, y que finalmente terminaron echando atrás los pobladores de San Salvador Atenco.
Sea cual fuere el resultado de la consulta que se anunciará la próxima semana, resulta claro que nada compensará la voracidad desatada por la camarilla que ha desgobernado y desgobernará al país durante casi seis años, y que ha reportado pingües ganancias a unos cuantos “elegidos”.
Si continúa la obra, como quieren todos los que tienen una tajada en el negocio, seguirán inflándose los costos para concluir el proyecto pero, sobre todo, habrá que cargar con el peso permanente que representa el elevadísimo costo de mantenimiento de una obra con una interminable lista de desventajas; si se cancela, para optar por otra alternativa, habrá que mandar lo gastado a fondo perdido y emprender un nuevo gasto que, por más racional y austero que sea, habrá de sumarse a lo desembolsado por el peñato.
Sin embargo, la actual parece una buena ocasión para pensar y construir una iniciativa novedosa para resolver este terrible acertijo.

Escándalos de Luis Mendoza Acevedo