El semblante de Peña fue cambiando. Cruzaba las manos en repetidas ocasiones y se reacomodaba en su asiento cuando el presidente soltaba una la frase: “Me canso, ganso”.
Desencajado e incluso con dejo de fastidio se pudo ver al expresidente a lo largo del discurso, que finalmente terminó con la entonación del Himno Nacional.
Acabando, Peña se acercó al presidente, le dio una tímida palmada en el antebrazo; saludó a Muñoz Ledo, Luis María Aguilar y a Martí Batres, e inmediatamente, a paso veloz, fue el primero que abandonó el recinto de San Lázaro.