Adela Micha pasa sus primeros días como desempleada en un moderno chalet ubicado en un lujoso barrio de la Ciudad de México. Ahí ha dispuesto sus oficinas y el personal que todavía trabaja para ella se encarga de pasear a las dos minúsculas perritas de "la señora": Mía y Jacinta, dos pomerania que ladran como si fueran dóbermans. En una de las habitaciones de la entrada, decenas de cajas se amontonan con su nombre. Y a un costado, una mujer teclea sin parpadear porque tiene mucho por hacer: "Ella ya tiene un nombre. El trabajo no se ha acabado", asegura.
En una fuerte apuesta por cambiar la imagen de la cadena de mexicana más importante, Televisa ha despedido a sus rostros más icónicos. Micha está entre ellos. Y asume lo ocurrido como si se tratara de un divorcio doloroso, pero inevitable. Más de 30 años con un marido que ya no la quiere.
Pregunta. Consiguió dirigir uno de los programas más vistos de la televisión, ¿qué tan duro fue alcanzar ese puesto?
Respuesta. Con mi trabajo de todos los días, hasta que se dieron cuenta de que era buena haciendo eso. Entonces decidieron que tuviera un programa de entrevistas, que es un género que yo disfruto muchísimo, me apasiona. La entrevista me parece fascinante, puedes desnudar al personaje. Es el trabajo el que habla por uno, no hay más. Me tomó 30 años, se dice fácil, pero todos los días trabajar, crear, editar, imaginar, escribir...
López Obrador es el único líder real que hay en este país
P. Después de 31 años trabajando para ellos, ¿qué pensó cuando supo que ya no lo haría más?
R. La verdad es que lo veía venir ya desde hace unos dos años. Aquí hay mucho de por medio, es como un divorcio. Pero creo que estoy en un gran momento profesional y tengo la fuerza y las ganas.
P. ¿Qué le hizo pensar que algo fallaba?
R. Llevaba demasiados años, la televisión estaba cambiando, el modelo de Televisa estaba cambiando. Ellos tenían otra propuesta para el público.
P. ¿Qué planes tiene ahora?
R. Creo mucho en lo digital, tengo mi propia pagina y quiero hacerla una plataforma mucho más grande y eso ya es algo mío, donde yo dicto el tipo de contenidos, eso me entusiasma mucho. Tendrá video, no será un newsfeed, será algo más plural, con más posibilidades de ver a otra gente y empezar a crear nuevos talentos. Echaré de menos la televisión, pero creo que me hacía falta una pausa. Es la primera vez en mi vida que estoy desempleada. Creo que puede ser muy disfrutable la vida así también, conocer lo que es la libertad, saber lo que quieres hacer.
P. ¿Cómo es su día a día como despempleada?
R. Todavía no lo soy, hasta el día 31 estoy haciendo entrevistas. Pero estoy por irme de vacaciones a Nueva York y Acapulco, así que sigo estresada planeando todo. Es cierto que he tenido unos días de despertarme y pensar: no me tengo que ir rapidísimo.
P. ¿Qué va a hacer a partir de enero?
R. He tenido algunas ofertas de trabajo, lo agradezco muchísimo. Pero quiero centrarme en mis proyectos y emplear estos días en ordenar todo lo que me ha pasado que fue como un tsunami. Estoy en un gran momento profesional, me quedan unos buenos años. No imagino mi vida sin trabajar, no sé lo que es y no voy a dejar de hacerlo.
P. Uno de los momentos más polémicos de su carrera fue cuando algunos miembros del movimiento Yo Soy 132 —contrarios a la victoria de Peña Nieto y convencidos de que Televisa lo había impulsado al poder— le lanzaron huevos en una universidad de Veracruz en 2012. ¿Cree que la audiencia la identificó a partir de entonces con el poder político?
R. Al pertenecer a Televisa estaba esta idea injusta de que nosotros apoyamos a un candidato, que fue el ganador. Ese día pasé mucho miedo. Además, tenía la impresión de que era una mujer querida por el público. Pero esos momentos postelectorales fueron muy críticos, tanto mis compañeros como yo fuimos muy señalados, incluso amenzados. Tuvimos que reconstruir y rehacer la relación con el público para hacer que volvieran a confiar en nosotros. Me llaman lacaya o perra del Gobierno y me parece absolutamente injusto, entrevisté por igual a gente de todos los partidos y he intentado ser lo más objetiva posible y mostrar todos los ángulos de una noticia. Yo trabajé toda mi vida para un patrón, a mi ningún político me pagó nada.
Es la primera vez en mi vida que estoy desempleada
P. Hay otro momento tenso en su carrera, cuando el líder de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, le espetó durante una entrevista: "Serénate". ¿Cree que eso se lo hubiera dicho a Joaquín López-Dóriga?
R. No me lo planteé nunca como una cuestión de género. Pero ahora que lo pienso bien, a un hombre no le hubiera dicho nunca: "Serénate". Quise pensar entonces que era por mi estilo y por desencuentros que habíamos tenido antes. En otra ocasión me paré y le dije que si quería seguir él produciendo y haciendo las preguntas. No me dejaba hablar.
P. ¿Fue López Obrador su entrevistado más difícil?
R. Es difícil porque le gusta que le preguntes lo que él quiere y habla mucho y hay que interrumpirlo. Pero es un personaje al que admiro profundamente. Me parece que es el único líder real que hay en este país.
P. ¿A quién le faltó entrevistar?
R. A Donald Trump. Lo estuve buscando mucho desde que salió como candidato. Siempre decía que iba a ganar él y nadie me creía.
R. ¿Cuál hubiera sido La Pregunta?
P. La primera sería: "¿Qué nos ve de mal usted a nosotros?" Y de ahí me descosería, sería dura. Muy dura.