Pedro Salmerón Sanginés
Aunque intenté no enterarme, me contaron que los festejos de la batalla del 5 de mayo fueron casi tan frívolos, onerosos e insustanciales como los que organizó el gobierno federal en 2010. El gobierno poblano desperdició una excelente oportunidad de corregir el rumbo, pero, en lugar de ello, prefirió seguir la pauta marcada por José Manuel Villalpando en materia de desmemoria y despilfarro. En consecuencia, se gastaron millones de pesos y nadie supo para qué se libró la batalla del 5 de mayo.
Una semana después de los festejos, Gaby y yo llevamos a mis alumnos del ITAM a Puebla y la visita de Loreto y Guadalupe confirmó lo anterior. Guadalupe ni siquiera puede visitarse, pues las obras de conservación (espero que no de remodelación) no se terminaron a tiempo, aunque no con el retraso de la Estela de Luz. Escondiendo los fuertes, juegos mecánicos, centros de convenciones, miradores inconclusos, el despilfarro y los excesos del ex gobernador horroroso, Mario Mar…