México, Distrito Federal
Domingo 19 de octubre de 2008
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Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en la asamblea informativa con mujeres del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, en el Monumento a la Revolución Amigas brigadistas:
Antes de leer un texto, que escribí para esta asamblea, quiero que recordemos que hoy hace 38 años falleció el mejor presidente del siglo XX en nuestro país, el general Lázaro Cárdenas del Río.
También quiero que recordemos un momento a Susana Manzanares, una compañera de lucha, fundadora de este movimiento, que falleció hace unos días. También nuestro homenaje a Susana.
Amigas brigadistas:
Nos corresponde, en este último y definitorio momento, defender el petróleo, en medio de una profunda crisis económica y de descomposición social.
Ustedes saben bien lo que está sucediendo abajo, en los hogares de millones de familias mexicanas. A ustedes les consta que hay incertidumbre y que la gente está angustiada por el desempleo, los constantes aumentos de precios en bienes y servicios, y por la falta de dinero para cubrir los gastos de alimentación, educación, salud, vivienda y para pagar la luz, el agua y el pasaje.
En esta difícil circunstancia, nuestro movimiento ha hecho todo lo posible por ayudar a la gente y enfrentar estas calamidades, que en mucho tienen que ver con el mal gobierno y con la política injusta, de opresión, de corrupción y privilegios, que se ha venido imponiendo casi desde siempre y en forma más cruel y descarada a partir de 1983.
¿Qué hemos hecho concretamente? Siempre hemos sostenido que hay que cambiar la actual política económica, no sólo por razones políticas o ideológicas, sino porque ni siquiera, en términos cuantitativos, ha funcionado.
En 25 años prácticamente no ha crecido la economía ni se han generado empleos suficientes. Por ejemplo, este año, México ocupa el último lugar en todo el continente americano en cuanto a crecimiento económico.
También fuimos los primeros en advertir, desde hace 14 meses, que se estaba gestando la crisis en Estados Unidos y que debíamos fortalecer nuestra economía y proteger a la gente, para no quedarnos como víctimas pasivas del derrumbe del sistema financiero internacional.
Ante nuestras recomendaciones, como lo hemos venido repitiendo, Calderón y los integrantes del gobierno usurpador, hicieron caso omiso. De manera irresponsable, sostuvieron, una y otra vez, de que la economía de México estaba blindada y llegaron a decir que si en Estados Unidos les daba pulmonía, aquí apenas nos provocaría una gripe.
Todavía el 28 de septiembre, en el Zócalo de la Ciudad de México, volví a insistir en que había que actuar con urgencia y propuse un plan anticrisis para fortalecer nuestra producción interna, reducir el déficit comercial, enfrentar el problema del desempleo y evitar un mayor empobrecimiento.
Diez días después, el 8 de octubre por la mañana, en una conferencia de prensa, hice un llamado urgente a que se llevara a cabo el plan anticrisis que habíamos propuesto y di a conocer una estrategia para ahorrar –como aquí lo mencionó Laura Itzel— 200 mil millones de pesos del presupuesto, suprimiendo y reduciendo partidas destinadas a mantener los privilegios de los altos funcionarios públicos.
Y puntualmente recomendé que ese dinero se usara para impulsar actividades productivas y en auxilio del pueblo pobre y desposeído.
Fue hasta ese día, por la noche, después de estarlo presionando, que Calderón por fin reaccionó y dio a conocer, para salir del paso ante la gravedad de la situación económica y financiera, un programa para el crecimiento y el empleo.
En esta ocasión, copió dos propuestas nuestras: la de convertir los Pidiregas en deuda pública, para ahorrar gasto de financiamiento, y la construcción de una nueva refinería.
Sin embargo, el resto de sus propuestas no son más que anuncios sin contenido y sin atender las necesidades más apremiantes de la gente.
Eso sí, por esos días informó, junto con el secretario de Hacienda del gobierno usurpador y del gobernador del Banco de México, que iban a usar las reservas internacionales para controlar supuestamente la devaluación, cuando en realidad lo que han hecho es llevar a cabo un rescate encubierto de banqueros y grandes empresarios, que se han devorado, en minutos, más de 11 mil millones de dólares de nuestras reservas.
Por eso, el viernes pasado hice un llamado en el sentido de que antes de salvar a los potentados, se debía utilizar todo el poder del Estado para proteger la economía popular y el bienestar de la población.
Recordé que en los 23 meses que lleva Calderón usurpando el gobierno, el desempleo es el más alto de los últimos 8 años y mientras el salario mínimo sólo se ha incrementado ocho por ciento, el precio de la tortilla ha aumentado en 42 por ciento; el pan 60 por ciento; la leche 35 por ciento; el huevo 80 por ciento; el frijol 100 por ciento; la lenteja 130 por ciento; el arroz 130 por ciento; el aceite 113 por ciento; la carne de res 60 por ciento; la carne de cerdo 50 por ciento; el pollo 50 por ciento; el café 65 por ciento; el azúcar 40 por ciento; las pastas para sopa 62 por ciento; la gasolina 10 por ciento; el diesel 18 por ciento; el gas 20 por ciento; y la luz, sólo en lo que va del año, 100 por ciento.
Por esta razón, propuse que en el Congreso de la Unión se suscriba y se lleve a cabo un pacto en apoyo a la economía popular para garantizar, en una primera etapa, que no sigan aumentando, es decir, que se congelen los precios de los siguientes alimentos, productos y servicios: tortilla, pan, agua, leche, huevo, frijol, lenteja, arroz, aceite, carne de res y de cerdo, pollo, café, azúcar, pastas, gasolinas, diesel, energía eléctrica, gas, teléfono, transporte público, medicamentos, renta de viviendas, colegiaturas, predial y peajes de carreteras.
Es el momento de destinar el presupuesto y todos los instrumentos con que cuenta el Estado para proteger al pueblo y no seguir utilizando al Estado, que lo han convertido en un comité al servicio de unos cuantos, no seguir utilizando el presupuesto sólo en beneficio de unos cuantos. Si de rescates se trata, primero rescatemos a los pobres y a las clases medias.
También ante el agravamiento de la crisis hemos hecho a los ciudadanos 30 recomendaciones puntuales, no se han difundido lo suficiente, porque –como saben ustedes— hay mucho control de los medios de comunicación, pero vamos a seguir insistiendo, para que se difundan estas 30 recomendaciones, que van desde hacer un esfuerzo para ajustar el gasto familiar a lo básico, hasta no pagar, si llega muy alto, el recibo de luz, agua y teléfono, en tanto no se reclame y se exija una aclaración.
Es momento de recordar también, como lo hemos venido haciendo, que la felicidad depende de estar bien con la conciencia, con uno mismo y con el prójimo, y no sólo se alcanza con bienes materiales.
¿Por qué sostengo esto? Porque en toda la distorsión que hay sobre valores, se ha venido difundiendo desde arriba y a través de los medios de comunicación, que lo más importante es lo material y que sólo vale el que tiene.
En algunos casos eso se llega a internalizar y cuando se padece una crisis como la actual, se cae en la frustración por no tener bienes materiales.
Por eso hay que entender que, aunque es importante lo material, lo fundamental es estar bien con uno mismo, con su conciencia y con el prójimo, que esa es la verdadera felicidad.
Vamos a seguir insistiendo en que sí hay salidas, que sí podemos entre todos rescatar a nuestro país, porque México y su pueblo merecen un mejor destino. No debemos perder la confianza, la fe.
No podemos permitir que terminen, como ya está sucediendo en algunos sectores, por imperar la frustración y el conformismo. Nada de eso, vamos a rescatar a México, lo aseguro, con la fuerza de nuestro pueblo.
Ahora más que nunca debemos estar unidos, juntos, organizados y movilizados, para hacer valer la fuerza de nuestro movimiento.
Al paso del tiempo ha quedado demostrado que fue muy importante el darle continuidad a nuestra lucha, después del fraude electoral. Si nos hubiésemos hecho a un lado, después del fraude electoral, qué habría ahora, en estos momentos que se necesita de la unidad de las fuerzas progresistas de nuestro país.
Por eso, para enfrentar la crisis, tenemos este importante activo, que es nuestro movimiento. Así vamos a poder encontrar la salida a los problemas de la mayoría de nuestro pueblo.
De modo que vamos a seguir orientando a la gente y, al mismo tiempo, continuaremos acicateando al gobierno usurpador para que actúe y ponga por encima de los intereses creados, el interés del pueblo y de la Nación.
Amigas brigadistas:
En estas circunstancias, nuestro movimiento va a enfrentar el reto, el desafío que significa evitar la privatización de la industria petrolera. Si antes esta lucha era importante, ahora lo es más. Ahora de esto dependerá el que podamos salir de la crisis y sacar a nuestro pueblo de la pobreza y la marginación. Con el fracaso del modelo económico neoliberal, la defensa del petróleo se ha convertido en un asunto decisivo para la sobrevivencia de nuestro pueblo y la viabilidad de nuestra nación.
En consecuencia, por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia, podemos permitir que un grupo de ambiciosos se apropie de la renta petrolera.
Es evidente que este asunto de las reformas legales, para supuestamente fortalecer y modernizar a Pemex, y toda la propaganda de mentiras que han utilizado, sólo tiene un propósito: cumplir al pie de la letra las recomendaciones de los organismos financieros internacionales y justificar que una minoría se apropie de este recurso natural estratégico, por encima del bienestar de nuestro pueblo.
Por eso, ahora que están por definirse en el Senado los dictámenes de la llamada reforma energética, reiteramos que, de manera específica, nos oponemos a lo siguiente:
1. No aceptamos la creación de filiales de Pemex, como lo propone la cúpula del PRI. Ello significaría reafirmar la política salinista que, con la idea de privatizarla, en 1992 dividió esta empresa en cuatro empresas, cuando en realidad lo que se necesita es integrar a Pemex, para utilizar toda su cadena de valor y convertirla en palanca del desarrollo nacional. La propuesta de filiales es una especie de reparto del botín para consolidar los acuerdos entre el PRI y el PAN.
2. No permitiremos los contratos-riesgo, ni abiertos ni con disfraces. Es decir, los contratos incentivados, como les llaman, propuestos por Calderón, ni los llamados contratos de éxito que pretende el PRI.
3. No estamos de acuerdo en que en el nuevo régimen de excepción administrativo, que proponen el PRI y el PAN, se dé manga ancha para la asignación de obras, adquisiciones y servicios, mediante el procedimiento de invitación restringida o asignación directa de contratos. Sería grotesco que, con toda la corrupción que hay en Pemex, todavía se siguiera fomentando el contratismo en beneficio de empresas y de funcionarios deshonestos.
4. No aceptaremos que se asignen a compañías nacionales o extranjeras, bloques o áreas del territorio o de las aguas nacionales para la exploración y perforación de pozos petroleros.
5. Estamos en contra, como lo proponen el PRI y el PAN, de que Pemex compre fianzas y seguros para darle impunidad a los consejeros y a su director, por los daños que causen a la empresa o al patrimonio de la Nación. Con ello se estaría legalizando descaradamente la corrupción.
6. Rechazamos tajantemente que Pemex se someta a la decisión de tribunales internacionales, porque se estaría perdiendo soberanía nacional.
En pocas palabras: no permitiremos que en las reformas legales se abra ninguna posibilidad para llevar a cabo la privatización de la industria petrolera.
Desde la época del general Cárdenas, quedó establecido que el petróleo se debe usar para beneficio de los mexicanos, no de particulares ni de extranjeros.
Sabemos bien que detrás del interés de las empresas petroleras extranjeras, está también la ambición desmedida de un grupo de traficantes de influencias y de políticos corruptos del PRI y del PAN que, desde la época de Salinas y bajo su conducción, han venido haciendo jugosos negocios con las privatizaciones de empresas públicas y se han apoderado de los bienes del pueblo y de la Nación.
Para ser más claros y llamar a las cosas por su nombre, sabemos que entre los principales promotores de la privatización del petróleo están Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón, Manlio Fabio Beltrones, Claudio X. González, el banquero Roberto Hernández, Enrique Peña Nieto, Beatriz Paredes, Emilio Gamboa, Francisco Labastida y Juan Camilo Mouriño.
Todos ellos tienen en común ser defensores de la política económica neoliberal. La mayoría de estos personajes son representantes de intereses creados y, más de dos de ellos, tienen negocios millonarios en el sector energético.
Todo esto en su momento lo vamos a dar a conocer, porque vamos a desenmascarar, vamos a desnudar a los que quieren montarse en el negocio del petróleo, que es de todo el pueblo de México.
Amigas brigadistas:
Ya nuestros senadores están enterados y de acuerdo en que si los dictámenes definitivos van orientados a privatizar la industria petrolera, iniciarán las protestas al interior de las cámaras y nosotros los apoyaremos de inmediato.
Esta semana será crucial, por eso aprovecho este acto para convocar a todos los brigadistas del país, mujeres y hombres, y a quienes están comprometidos en la defensa del petróleo, a prepararse porque probablemente en estos días comenzarán las acciones de resistencia civil pacífica.
Hemos tomado la decisión de que inmediatamente después de iniciadas las protestas en las cámaras, hombres y mujeres de todas las regiones del país nos concentraremos en la ciudad de México. Van a venir de todo el país defensores del petróleo.
Desde aquí se coordinarán y llevarán a cabo todas las acciones que emprendamos, para impedir la aprobación de cualquier reforma privatizadora, lo cual implicará, entre otras cosas, darle seguimiento a los legisladores del PRI y del PAN en todas las sedes a donde vayan a sesionar de manera clandestina.
Amigas brigadistas:
Es probable que a ustedes les corresponda actuar de inmediato, por eso creo que fue correcto el decidir que se reúnan desde el martes en la mañana, en el Hemiciclo a Juárez.
Es probable que ustedes sean las primeras en actuar, después de los legisladores, en tanto terminan de llegar brigadistas y simpatizantes de todo el país.
Por eso les pregunto: ¿Están de acuerdo y preparadas para entrar en acción con todo lo que implica este sacrificio en bien del pueblo y de la patria?
(Las mujeres brigadistas responden sí)
Aprovecho para reiterar, para volver a decir, que nuestro movimiento ha sido, es y seguirá siendo pacífico. No somos rebeldes sin causa. Vamos a actuar, porque se trata de defender una causa justa, una causa superior defender la soberanía nacional y así lo exigen las circunstancias.
Por eso pido, desde ahora, a los medios de comunicación que cuando comiencen las acciones de resistencia civil pacífica, no sólo se dediquen a condenarnos, sino que nos den la oportunidad de explicar al pueblo de México nuestras razones.
A los que no están con nosotros, les pedimos comprensión y su tolerancia y les recordamos que en una verdadera democracia, todos tenemos el derecho a defender nuestros ideales y principios.
A la población en general le expresamos que haremos todo lo posible por no causarles ninguna molestia, pero que también nos comprendan, porque se trata de un asunto fundamental para nuestro pueblo, para ellos mismos, para la Nación y para las futuras generaciones.
A las autoridades de la Ciudad de México les pedimos que garanticen el derecho constitucional de libre manifestación.
Amigas brigadistas:
Sé el esfuerzo que implica para ustedes dedicar tiempo destinado a sus familias, a sus hijos y a sus actividades, para defender el petróleo.
Pero es al mismo tiempo es un timbre de orgullo vivir y luchar por nuestros ideales. Ustedes son ejemplo de dignidad y patriotismo y representan el decoro de millones de mexicanos.
¡Vivan las mujeres brigadistas!
¡Viva la resistencia civil pacífica!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!