miércoles, 6 de julio de 2011
PAN no habla de Elba Esther por miedo a regaño de Los Pinos: Espino
Manuel Espino B., con su tradicional oportunismmo e hipocresía, primero declara :
Bienvenida Elba Esther Gordillo al PAN: Espino
por: Jesús Cárdenas
Fuente: Noticieros Televisa. Septiembre 5 del 2005
Hoy, que las ratas huyen del barco que se hunde, cambia su discurso :
Ciudad de México.- Manuel Espino, ex presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN) dijo hoy que el enfrentamiento entre Elba Esther Gordillo y Miguel Angel Yunes es penoso para el PAN y para Felipe Calderón, ya que este se deriva de acuerdos oscuros que hicieron Calderón Hinojosa y la dirigente del SNTE a espaldas de la dirigencia y la militancia panista.
“Es muy bochornoso para el partido y para la Presidencia de la República que se ventilen temas relacionados con tráfico de influencias y el mal manejo de recursos públicos y del sindicato magisterial”. Ambos personajes, señaló el ex dirigente panista, le han acarreado grave desprestigio al partido y a la política.
No obstante, Espino Barrientos rechazó que el supuesto triunfo de Felipe Calderón en las elecciones de 2006 se le deba a Elba Esther Gordillo: “nos ofrecieron entonces el apoyo del magisterio, pero yo nunca lo vi. De igual forma me opuse a las peticiones de Felipe Calderón para que le entregáramos a Gordillo Morales candidaturas al Congreso en distritos ganables”.
Manuel Espino también se lamentó de que ahora ningún miembro de la dirigencia actual dé la cara para defender al PAN, “a lo mejor no hablan porque tienen miedo de que los regañen desde Los Pinos”.
Bienvenida Elba Esther Gordillo al PAN: Espino
por: Jesús Cárdenas
Fuente: Noticieros Televisa. Septiembre 5 del 2005
Dice el líder nacional del PAN, Manuel Espino, que Gordillo es bienvenida a sumarse al esfuerzo político del partido, independientemente de que quiera o no afiliarse
http://www.esmas.com/noticierostelevisa/mexico/472785.html
Hoy, que las ratas huyen del barco que se hunde, cambia su discurso :
Ciudad de México.- Manuel Espino, ex presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN) dijo hoy que el enfrentamiento entre Elba Esther Gordillo y Miguel Angel Yunes es penoso para el PAN y para Felipe Calderón, ya que este se deriva de acuerdos oscuros que hicieron Calderón Hinojosa y la dirigente del SNTE a espaldas de la dirigencia y la militancia panista.
“Es muy bochornoso para el partido y para la Presidencia de la República que se ventilen temas relacionados con tráfico de influencias y el mal manejo de recursos públicos y del sindicato magisterial”. Ambos personajes, señaló el ex dirigente panista, le han acarreado grave desprestigio al partido y a la política.
No obstante, Espino Barrientos rechazó que el supuesto triunfo de Felipe Calderón en las elecciones de 2006 se le deba a Elba Esther Gordillo: “nos ofrecieron entonces el apoyo del magisterio, pero yo nunca lo vi. De igual forma me opuse a las peticiones de Felipe Calderón para que le entregáramos a Gordillo Morales candidaturas al Congreso en distritos ganables”.
Manuel Espino también se lamentó de que ahora ningún miembro de la dirigencia actual dé la cara para defender al PAN, “a lo mejor no hablan porque tienen miedo de que los regañen desde Los Pinos”.
Gustavo Díaz Ordaz : Estampas de un asesino
Fabrizio Mejía Madrid
2 de julio de 2011 · Comentarios desactivados
Edicion Mexico, Historia En 1977 Gustavo Díaz Ordaz fue nombrado embajador en España, cargo que abandonó al poco tiempo para regresar al país sólo para enterarse de que tenía cáncer. Murió dos años después. Aquellos días y otros episodios de la vida del expresidente son recreados en forma de biografía novelada por Fabrizio Mejía Madrid, quien entreteje la ficción con los datos de una amplia investigación en torno al responsable de la matanza de Tlatelolco en 1968. Díaz Ordaz. Disparos en la oscuridad es el título de este libro que ya empezó a circular bajo el sello de Santillana. Con la autorización de la editorial y del autor, se adelantan aquí algunos fragmentos.
Durante los primeros veinte días de julio de 1977 las cortinas de la habitación 137 del Hotel Ritz de Madrid permanecieron cerradas. Adentro, en la oscuridad, el expresidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, ahoga sus gritos contra una almohada. La luz le duele, se queja. Como lo había hecho el 15 de abril de 1969: tras la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, le operan el ojo derecho por desprendimiento de retina. (…)
Hace una semana, temprano por la mañana, se asomó por última vez a la ventana del Hotel Ritz para mirar a un grupo de gente que lo saludaba desde la explanada, alrededor de la fuente. Sonrió con todos los dientes, con esa cara cerrada a todo lo que da para abarcar la boca, las encías, el gesto de una puerta que nunca se abrió. Traía los lentes en la mano, un ojo vendado. Mientras se calzaba los anteojos, subió el brazo para saludar a los entusiastas, sólo para descubrir que llevaban una manta con la palabra: “asesino”.
Detiene la mano en el aire y le pide un revólver a su guardaespaldas, el mayor Luis Bellato.
–Cierra esas cortinas. Me duele la luz –le ordena. Camina encorvado, como en medio de un tiroteo imaginario, y se resguarda recargando la espalda en el colchón, como si se tratara de una trinchera. Sentado en la alfombra de espaldas a la ventana, suda a mares. Con la pistola entre las piernas, se quita los lentes, se talla con cuidado el ojo detrás de la gasa, y asegura:
–Quieren entrar al hotel para matarme, Luis. Tienes que evitarlo. Necesitamos traer acá un batallón del rey, le tengo que decir que no podemos estar expuestos de esa manera a los asesinos.
El mayor Bellato, como siempre, asiente. (…)
Se levanta de la alfombra. Toma por primera vez en todo el día el teléfono y marca a México. El secretario de Relaciones Exteriores, Santiago Roel, no está –es la medianoche allá en Tlatelolco–, le contesta un encargado del despacho:
–Habla Gustavo Díaz Ordaz desde España. Necesito dos boletos de avión para México.
–¿El secretario Roel le ha mandado llamar, embajador?
–A mí no me ha llamado nadie. Me voy. Y no vuelvo.
–No, señor embajador, usted no puede irse así nomás. Fue recibido por su majestad Juan Carlos. Por lo menos tiene que hacer una visita protocolaria para despedirse.
–No me despido de una chingada, ni del rey ni de nadie. Usted no discuta. Haga lo que le digo y basta. (…)
Una profesión “bastante sangrienta”
No tenía amigos médicos porque los había encarcelado. Ni amigos ferrocarrileros, porque los había mandado golpear y arrestar. Ni maestros, ni telegrafistas, ni universitarios. No le tenía confianza a ningún gremio: todos habían atentado contra la paz y la estabilidad de su gobierno. Los primeros en hacerlo fueron los médicos. Habían estallado una serie de paros en los hospitales públicos del país a sólo cuatro días de su toma de posesión como presidente de la República.
Por eso cuando entró al Hospital Francés ese sábado pensó que, en realidad, no respetaba a los médicos, ni sus procedimientos. Desnudo debajo de una bata ridícula, con zapatos de tela azules, Díaz Ordaz tiritaba en espera de que llegara el doctor Dutilleaux, director del hospital, quien le preguntaría por su dieta, sus “evacuaciones”, su digestión. Había escogido a un doctor francés sobre cualquier médico militar porque pensaba que cualquier mexicano lo mataría por lo que había pasado en el primer año de su presidencia.
Cuatro días antes de tomar posesión, él no planeaba recibir a nadie en sus oficinas de Palacio Nacional. Pero tuvo que doblarse. Le tenían detenidos los hospitales públicos por todo el país sólo porque querían un aumento de salario. ¿Cómo el presidente iba a recibir a unos médicos hambreados? Pero lo hizo. Los anunció su secretario privado, Joaquín Cisneros, una mañana del 8 de diciembre de 1964. Los podía escuchar en el Zócalo haciendo filas en batas blancas, con zapatos blancos, con cofias, con estetoscopios al cuello. Igual que el doctor Dutilleaux que ahora le estaba enterrando una jeringa para sacarle sangre. Sintió el borbotón arrancarse de su vena.
–Esta profesión es bastante sangrienta, ¿no doctor?
–¿Y la suya no, licenciado? (…)
Ahora el doctor francés le está tomando placas radiográficas para saber por qué le sale sangre del intestino. Díaz Ordaz mira el techo iluminado, blanco: es un lugar donde se espera la salvación inmediata. Los médicos tienen esa aura de santos que nos curan, esa mano salvadora. Y cuando no pueden, te exigen resignación. El ex presidente no cree ninguna de sus explicaciones.
–No quiero adelantar sin antes hacer más pruebas –le dice Dutilleaux–, pero usted podría tener cáncer de colon. (…)
“Sólo soy un pasajero armado o desarmado”
Díaz Ordaz apaga el puro contra el brazo de la mecedora. Va a llamarle a su chofer para regresar a la Ciudad de México, pero ya no tiene teléfono, está en el fondo de la alberca. Decide tomar el tren. Quiere ir al Panteón Jardín a visitar a su esposa Lupita que cumple tres años de muerta. Ya, al final, en un viaje por Europa que la calmara de los nervios, tenía tanto miedo que salió corriendo. Tanto pavor que le dio un infarto. Su esposa murió como un canario. Ahí también están enterrados su madre y su padre. Los irá a visitar, pero no se atreve a manejar su auto, con los dolores en el estómago, con el asma, con eso de que, a veces, se le nubla la vista, se le quiere volver a desprender la retina.
Así que decide tomar el tren. No sabe si en la estación los ferrocarrileros lo reconocen o no. Se sube y se sienta con los músculos tensos, la quijada apretada. No, tampoco los ferrocarrileros son sus amigos. Quizá traten de asesinarlo adentro del vagón. Díaz Ordaz se palpa la pistola entre el cinturón y la camisa. Ahí está y viene cargada, para cualquier eventualidad. Salimos adelante. Lo de los ferrocarrileros ya está olvidado, se trata de tranquilizar. Son otros trabajadores. Pero seguro conocen la historia. Ahí está la pistola por si la conocen. (…)
Un ferrocarrilero le pidió el boleto del viaje para perforarlo. Díaz Ordaz se sintió amenazado y, al sacar el papel, se le cayó la pistola al pasillo, a los pies del verificador.
–¿Usted no es Díaz Ordaz, el que fue presidente? –le preguntó el ferrocarrilero con su perforadora en la mano.
–Para usted, sólo soy un pasajero armado o desarmado, como usted escoja –le contestó Díaz Ordaz.
El corazón le latía con fuerza. En cualquier momento, el ferrocarrilero podía agacharse, tocar la pistola y él tendría que aventarse a disputarla para que no lo asesinara, doblegarlo –se saldría un disparo al techo del vagón–, la gente gritando, aullando: “Es Díaz Ordaz, el asesino con su pistola”. El ferrocarrilero pateó la pistola de sus pies a los suyos y le entregó el boleto perforado.
–Cuídese, licenciado –se despidió para seguir agujerando boletos. Díaz Ordaz tomó la pistola y se la volvió a enfundar en el cinturón.
“Cuídese.” Eso era una amenaza flagrante. ¿Cómo se atrevía a amenazarlo un pinche empleado de tren? Claro, era uno de esos ferrocarrileros de Vallejo. Estaban de vuelta. Había que haberlos exterminado, borrar el hueco que habían dejado cuando él y López Mateos los metieron a la cárcel de Lecumberri. Con ellos habría que haber hecho lo de Tlatelolco. Leña verde. (…)
“Por andar con un casado”
Muchas veces pensó en aquella vez que Irma Serrano, La Tigresa, su amante, la actriz y cantante, le fue a llevar serenata a Los Pinos. Era el cumpleaños 53 de Lupita. Lo hizo a propósito para vengarse de él, del presidente de México: la había cortado encima de una cama en forma de corazón rojo que él mismo le había mandado a hacer. Todavía estaban desnudos y sudorosos y él le dijo a ella:
–Se acabó, Irma. Mi esposa resintió lo que sucedió el año pasado y debo cuidarla.
La Tigresa llegó a las ocho de la mañana, vestida como piñata, los ojos pintarrajeados como alas de un pájaro tropical, el vestido abierto hasta el pubis, con un mariachi detrás a cantar: “Por andar con un casado”. Furioso, Díaz Ordaz la miró por la ventana de su recámara en Los Pinos, donde Lupita se había despertado a vomitar de la impresión del primer trompetazo. Y el presidente bajó en bata a reclamarle. Ella lo abofeteó tan fuerte que los lentes volaron y la retina del ojo derecho se le desprendió. Los soldados en la casa de Los Pinos, los guardias presidenciales, cortaron cartucho y le apuntaron a la cantante. Fue el final de ese amor de cinco años, no muy sexual –sólo tenían una posición, de lado, porque el sexo abierto de una mujer le daba vértigo a él, y a ella el sexo le importaba menos que comprar muebles, joyas, propiedades, animales disecados– y que significó para Díaz Ordaz una eterna preocupación por perder la vista, a tal grado, que ahora los médicos decían que no tenía nada malo, que todo estaba en su cabeza. Al carajo con los médicos. Todos son como el sabelotodo de Ignacio Chávez. Al carajo con Chávez. (…)
“Dos de octubre es la fecha”
Desde que se había obtenido la sede de los XIX Juegos Olímpicos, Díaz Ordaz creyó que peligraba la soberanía nacional, la presidencia de la República, la estabilidad. Le daban terror porque cualquier error podía hacernos quedar mal. Entonces, pensó en cancelar los juegos, “sin deshonor”. Fue el empresario Juan Sánchez Navarro el que le advirtió:
–Si cancela la Olimpiada, señor presidente, los créditos internacionales se vendrán abajo y, con ellos, las inversiones. Y la decepción para la gente que los espera con ansias. Imagínese las consecuencias del desánimo. Habrá otra revolución.
–Habrá otra revolución si los llevo a cabo.
–Pero ésa es una revolución que usted puede aplastar, señor presidente.
No canceló la Olimpiada. Mandó llamar al regente Corona del Rosal y al secretario de Gobernación, Echeverría, a su oficina de Los Pinos para informarles:
–Tendremos una conjura contra México en estos días. Encuéntrenla.
–¿Y si no la encontramos? –preguntó Corona del Rosal.
–El presidente tiene razón –intervino Echeverría–. Sería muy extraño que no hubiera una conspiración contra México.
Al salir del acuerdo, Corona del Rosal le preguntó a Echeverría qué se suponía que tendría que hacer la regencia de la ciudad. Echeverría le contestó con una historia que sabía de la infancia de Gustavo Díaz Ordaz, cuando vivía con sus padres y hermanos en Oaxaca, arrimados con la rubia familia del tío Demetrio Bolaños Cacho.
–Resulta que el tío Demetrio va a tener invitados a unos extranjeros. Llegarán por la noche y le pide a su hermana, doña Sabina, la mamá del presidente, que los niños ayuden a limpiar y arreglar la casa. No quiere quedar mal. A Gustavo, al presidente, digo, le toca barrer las recámaras de los invitados. Él lo siente como un deber de importancia, como una responsabilidad. Estamos hablando de que el presidente debe tener en ese entonces ocho, nueve años, a lo máximo. Y se le ocurre al niño tirar los basureros de las recámaras al suelo y barrerlos. En su lógica de niño cree que entre más basura saque, mejor hizo su trabajo. Pero es artificial: simplemente ha barrido lo que él mismo ha tirado. Por supuesto, la historia acaba mal, con la mamá regañando al presidente y él llorando. Lo que nos pide ahora es lo mismo: tiras la basura al piso y luego la barres.
–¿Y tú cómo sabes esa historia? –le preguntó Corona del Rosal.
–No por él. (…)
Las discusiones entre los miembros del gabinete con Díaz Ordaz son de miedos, iras y confusión. Entre el 2 de agosto de 1968 en que se forma el Consejo Nacional de Huelga de los estudiantes, la Coalición de Maestros de las universidades y la primera de las marchas al Zócalo (ciento cincuenta mil personas en una ciudad de seis millones), no saben qué hacer: la conjura no ha intentado asaltar las armerías, está desarmada, en suéter y minifalda, a ritmo de rockanrol. Sus peticiones son sencillas aunque inaceptables: liberación de los estudiantes presos; desaparición de las policías que no cuidan, sino reprimen; derogar los artículos que se inventaron contra la publicidad nazi y ahora se usan contra cualquier insulto al presidente; la destitución de los jefes policiacos que empezaron este movimiento. No hay lucha proletaria, ni socialismo, ni derrocamiento del Estado burgués. No hay toma del Palacio de Invierno. Sólo demandas. Y eso hace más difícil todo.
–Si libero a los presos políticos, acepto que no son delincuentes –reflexiona Díaz Ordaz, haciendo una lista en su despacho–. Si despido a los jefes de las policías, daño a la autoridad. Si castigo funcionarios, acepto que no tengo el control del país. Si termino con el delito de disolución social de la Segunda Guerra Mundial, dejo al país a expensas de la propaganda subversiva.
–Hay que tratar de que los estudiantes se armen, para contar con una justificación como para dispararles –concluye el secretario de Gobernación, Luis Echeverría.
–O que traten de tomar el Palacio Nacional –añade Corona del Rosal, a quien el presidente ha pedido que blinde las patrullas de la policía: “Haga usted tanquecitos: agarre las patrullas, blíndelas con placas de acero y éntrele”.
–Tengo a un elemento que puede ofrecerles armas a los estudiantes –dice Fernando Gutiérrez Barrios, acomodándose el pañuelo morado que combina con su corbata y los zapatos. Él le entrega al presidente a diario cien páginas de reportes de lo que se dice en las asambleas universitarias, pero eso no les ayuda a entender nada.
–Este consejo no tiene líderes –repite Díaz Ordaz, perplejo–. Si hay que detenerlos, ¿a quién detenemos?
–Son dos por escuela y se rotan.
–¿Cuántos son del Partido Comunista?
–Según las fichas de las que disponemos, tres o cuatro, señor presidente. (…)
–¿A cuántos hay que meter a la cárcel, capitán? Ésa es mi pregunta.
–Mil, dos mil. No sé. (…)
–Ya no podemos salir sin exponer nuestras vidas –se quejó el presidente–. Hay gente por todos lados gritando, haciendo esas obras de teatro callejeras que hacen, pidiendo dinero, repartiendo propaganda. Es una vergüenza con la prensa extrajera. Estamos dando la impresión de que en este país no existe el orden. No podemos sostenerlo más tiempo. Echeverría: hable con el rector Barrios Sierra y amenácelo. No escatime los insultos.
–¿Y si no funciona, mi presidente?
–Les tomamos la Universidad y el Politécnico, para que me vengan con sus pinches mariconadas de la autonomía universitaria –dice Díaz Ordaz.
–Tenemos que poner una fecha límite –interviene el general García Barragán, vestido de militar, pero arremangado y sin corbata: no se ha bañado en días–, señor presidente. ¿Cuántos días antes de la Olimpiada tomamos una decisión final?
–Diez días antes. No más –dice Díaz Ordaz.
Echeverría saca un calendario:
–Dos de octubre. Ésa es la fecha. (…)
“Lo que hicimos y callamos”
Entre 1970 y 1979, año en que murió de cáncer en el colon, Díaz Ordaz alcanzó a brincar a la altura del hueco del único ladrillo sin poner. Era cuando veía lo que la política le había hecho a su esposa Lupita. Nerviosa desde joven, preocupada por la limpieza, luego, por las amenazas, terminó oyendo voces imaginarias después del 2 de octubre de 1968. Las que él mismo jamás alcanzó a escuchar en la realidad. Viéndola abatida por los murmullos, con los ojos pelados en la cama que era ya un panteón, decidió llevarla a conocer Europa.
–Los dos nos vamos a calmar, cielo, en París, en Madrid, en Florencia, en Atenas –le dijo, y le regaló un disco, en el que él mismo le cantaba “Somos novios”, de Armando Manzanero, y “Dios nunca muere”, a la que precedía un grito suyo: “¡A llorar, oaxacos!”. Era 1972. Cumplían treinta cinco años de matrimonio.
Delante de la Catedral de Chartres, Lupita comenzó a gritar al cielo como si alguien estuviera tratando de asesinarla. El campanario y la torre de la iglesia medieval se le presentaron como las piernas de Jesucristo en la cruz. Bajaban los dos enormes pies hacia donde el ex presidente Díaz Ordaz y su esposa estaban parados contemplando la fachada.
–¿Qué le pasa a Lupita? –la abrazó el ex presidente, pero ella se soltó y se echó a correr por la escalinata, lejos de la explanada.
Se le zafaron ambos zapatos. Corrió descalza.
Ya en el manicomio, sedada, Lupita le explicó al psiquiatra:
–Las piernas de Dios se abalanzaron sobre nosotros y querían aplastarnos. Bajaron como torres sobre nosotros, como un castigo.
–Un castigo, ¿por qué?
–Por lo que hicimos y callamos.
–¿Qué fue lo que hicieron?
–No puedo decirlo. Dios me robó las palabras
2 de julio de 2011 · Comentarios desactivados
Edicion Mexico, Historia En 1977 Gustavo Díaz Ordaz fue nombrado embajador en España, cargo que abandonó al poco tiempo para regresar al país sólo para enterarse de que tenía cáncer. Murió dos años después. Aquellos días y otros episodios de la vida del expresidente son recreados en forma de biografía novelada por Fabrizio Mejía Madrid, quien entreteje la ficción con los datos de una amplia investigación en torno al responsable de la matanza de Tlatelolco en 1968. Díaz Ordaz. Disparos en la oscuridad es el título de este libro que ya empezó a circular bajo el sello de Santillana. Con la autorización de la editorial y del autor, se adelantan aquí algunos fragmentos.
Durante los primeros veinte días de julio de 1977 las cortinas de la habitación 137 del Hotel Ritz de Madrid permanecieron cerradas. Adentro, en la oscuridad, el expresidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, ahoga sus gritos contra una almohada. La luz le duele, se queja. Como lo había hecho el 15 de abril de 1969: tras la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, le operan el ojo derecho por desprendimiento de retina. (…)
Hace una semana, temprano por la mañana, se asomó por última vez a la ventana del Hotel Ritz para mirar a un grupo de gente que lo saludaba desde la explanada, alrededor de la fuente. Sonrió con todos los dientes, con esa cara cerrada a todo lo que da para abarcar la boca, las encías, el gesto de una puerta que nunca se abrió. Traía los lentes en la mano, un ojo vendado. Mientras se calzaba los anteojos, subió el brazo para saludar a los entusiastas, sólo para descubrir que llevaban una manta con la palabra: “asesino”.
Detiene la mano en el aire y le pide un revólver a su guardaespaldas, el mayor Luis Bellato.
–Cierra esas cortinas. Me duele la luz –le ordena. Camina encorvado, como en medio de un tiroteo imaginario, y se resguarda recargando la espalda en el colchón, como si se tratara de una trinchera. Sentado en la alfombra de espaldas a la ventana, suda a mares. Con la pistola entre las piernas, se quita los lentes, se talla con cuidado el ojo detrás de la gasa, y asegura:
–Quieren entrar al hotel para matarme, Luis. Tienes que evitarlo. Necesitamos traer acá un batallón del rey, le tengo que decir que no podemos estar expuestos de esa manera a los asesinos.
El mayor Bellato, como siempre, asiente. (…)
Se levanta de la alfombra. Toma por primera vez en todo el día el teléfono y marca a México. El secretario de Relaciones Exteriores, Santiago Roel, no está –es la medianoche allá en Tlatelolco–, le contesta un encargado del despacho:
–Habla Gustavo Díaz Ordaz desde España. Necesito dos boletos de avión para México.
–¿El secretario Roel le ha mandado llamar, embajador?
–A mí no me ha llamado nadie. Me voy. Y no vuelvo.
–No, señor embajador, usted no puede irse así nomás. Fue recibido por su majestad Juan Carlos. Por lo menos tiene que hacer una visita protocolaria para despedirse.
–No me despido de una chingada, ni del rey ni de nadie. Usted no discuta. Haga lo que le digo y basta. (…)
Una profesión “bastante sangrienta”
No tenía amigos médicos porque los había encarcelado. Ni amigos ferrocarrileros, porque los había mandado golpear y arrestar. Ni maestros, ni telegrafistas, ni universitarios. No le tenía confianza a ningún gremio: todos habían atentado contra la paz y la estabilidad de su gobierno. Los primeros en hacerlo fueron los médicos. Habían estallado una serie de paros en los hospitales públicos del país a sólo cuatro días de su toma de posesión como presidente de la República.
Por eso cuando entró al Hospital Francés ese sábado pensó que, en realidad, no respetaba a los médicos, ni sus procedimientos. Desnudo debajo de una bata ridícula, con zapatos de tela azules, Díaz Ordaz tiritaba en espera de que llegara el doctor Dutilleaux, director del hospital, quien le preguntaría por su dieta, sus “evacuaciones”, su digestión. Había escogido a un doctor francés sobre cualquier médico militar porque pensaba que cualquier mexicano lo mataría por lo que había pasado en el primer año de su presidencia.
Cuatro días antes de tomar posesión, él no planeaba recibir a nadie en sus oficinas de Palacio Nacional. Pero tuvo que doblarse. Le tenían detenidos los hospitales públicos por todo el país sólo porque querían un aumento de salario. ¿Cómo el presidente iba a recibir a unos médicos hambreados? Pero lo hizo. Los anunció su secretario privado, Joaquín Cisneros, una mañana del 8 de diciembre de 1964. Los podía escuchar en el Zócalo haciendo filas en batas blancas, con zapatos blancos, con cofias, con estetoscopios al cuello. Igual que el doctor Dutilleaux que ahora le estaba enterrando una jeringa para sacarle sangre. Sintió el borbotón arrancarse de su vena.
–Esta profesión es bastante sangrienta, ¿no doctor?
–¿Y la suya no, licenciado? (…)
Ahora el doctor francés le está tomando placas radiográficas para saber por qué le sale sangre del intestino. Díaz Ordaz mira el techo iluminado, blanco: es un lugar donde se espera la salvación inmediata. Los médicos tienen esa aura de santos que nos curan, esa mano salvadora. Y cuando no pueden, te exigen resignación. El ex presidente no cree ninguna de sus explicaciones.
–No quiero adelantar sin antes hacer más pruebas –le dice Dutilleaux–, pero usted podría tener cáncer de colon. (…)
“Sólo soy un pasajero armado o desarmado”
Díaz Ordaz apaga el puro contra el brazo de la mecedora. Va a llamarle a su chofer para regresar a la Ciudad de México, pero ya no tiene teléfono, está en el fondo de la alberca. Decide tomar el tren. Quiere ir al Panteón Jardín a visitar a su esposa Lupita que cumple tres años de muerta. Ya, al final, en un viaje por Europa que la calmara de los nervios, tenía tanto miedo que salió corriendo. Tanto pavor que le dio un infarto. Su esposa murió como un canario. Ahí también están enterrados su madre y su padre. Los irá a visitar, pero no se atreve a manejar su auto, con los dolores en el estómago, con el asma, con eso de que, a veces, se le nubla la vista, se le quiere volver a desprender la retina.
Así que decide tomar el tren. No sabe si en la estación los ferrocarrileros lo reconocen o no. Se sube y se sienta con los músculos tensos, la quijada apretada. No, tampoco los ferrocarrileros son sus amigos. Quizá traten de asesinarlo adentro del vagón. Díaz Ordaz se palpa la pistola entre el cinturón y la camisa. Ahí está y viene cargada, para cualquier eventualidad. Salimos adelante. Lo de los ferrocarrileros ya está olvidado, se trata de tranquilizar. Son otros trabajadores. Pero seguro conocen la historia. Ahí está la pistola por si la conocen. (…)
Un ferrocarrilero le pidió el boleto del viaje para perforarlo. Díaz Ordaz se sintió amenazado y, al sacar el papel, se le cayó la pistola al pasillo, a los pies del verificador.
–¿Usted no es Díaz Ordaz, el que fue presidente? –le preguntó el ferrocarrilero con su perforadora en la mano.
–Para usted, sólo soy un pasajero armado o desarmado, como usted escoja –le contestó Díaz Ordaz.
El corazón le latía con fuerza. En cualquier momento, el ferrocarrilero podía agacharse, tocar la pistola y él tendría que aventarse a disputarla para que no lo asesinara, doblegarlo –se saldría un disparo al techo del vagón–, la gente gritando, aullando: “Es Díaz Ordaz, el asesino con su pistola”. El ferrocarrilero pateó la pistola de sus pies a los suyos y le entregó el boleto perforado.
–Cuídese, licenciado –se despidió para seguir agujerando boletos. Díaz Ordaz tomó la pistola y se la volvió a enfundar en el cinturón.
“Cuídese.” Eso era una amenaza flagrante. ¿Cómo se atrevía a amenazarlo un pinche empleado de tren? Claro, era uno de esos ferrocarrileros de Vallejo. Estaban de vuelta. Había que haberlos exterminado, borrar el hueco que habían dejado cuando él y López Mateos los metieron a la cárcel de Lecumberri. Con ellos habría que haber hecho lo de Tlatelolco. Leña verde. (…)
“Por andar con un casado”
Muchas veces pensó en aquella vez que Irma Serrano, La Tigresa, su amante, la actriz y cantante, le fue a llevar serenata a Los Pinos. Era el cumpleaños 53 de Lupita. Lo hizo a propósito para vengarse de él, del presidente de México: la había cortado encima de una cama en forma de corazón rojo que él mismo le había mandado a hacer. Todavía estaban desnudos y sudorosos y él le dijo a ella:
–Se acabó, Irma. Mi esposa resintió lo que sucedió el año pasado y debo cuidarla.
La Tigresa llegó a las ocho de la mañana, vestida como piñata, los ojos pintarrajeados como alas de un pájaro tropical, el vestido abierto hasta el pubis, con un mariachi detrás a cantar: “Por andar con un casado”. Furioso, Díaz Ordaz la miró por la ventana de su recámara en Los Pinos, donde Lupita se había despertado a vomitar de la impresión del primer trompetazo. Y el presidente bajó en bata a reclamarle. Ella lo abofeteó tan fuerte que los lentes volaron y la retina del ojo derecho se le desprendió. Los soldados en la casa de Los Pinos, los guardias presidenciales, cortaron cartucho y le apuntaron a la cantante. Fue el final de ese amor de cinco años, no muy sexual –sólo tenían una posición, de lado, porque el sexo abierto de una mujer le daba vértigo a él, y a ella el sexo le importaba menos que comprar muebles, joyas, propiedades, animales disecados– y que significó para Díaz Ordaz una eterna preocupación por perder la vista, a tal grado, que ahora los médicos decían que no tenía nada malo, que todo estaba en su cabeza. Al carajo con los médicos. Todos son como el sabelotodo de Ignacio Chávez. Al carajo con Chávez. (…)
“Dos de octubre es la fecha”
Desde que se había obtenido la sede de los XIX Juegos Olímpicos, Díaz Ordaz creyó que peligraba la soberanía nacional, la presidencia de la República, la estabilidad. Le daban terror porque cualquier error podía hacernos quedar mal. Entonces, pensó en cancelar los juegos, “sin deshonor”. Fue el empresario Juan Sánchez Navarro el que le advirtió:
–Si cancela la Olimpiada, señor presidente, los créditos internacionales se vendrán abajo y, con ellos, las inversiones. Y la decepción para la gente que los espera con ansias. Imagínese las consecuencias del desánimo. Habrá otra revolución.
–Habrá otra revolución si los llevo a cabo.
–Pero ésa es una revolución que usted puede aplastar, señor presidente.
No canceló la Olimpiada. Mandó llamar al regente Corona del Rosal y al secretario de Gobernación, Echeverría, a su oficina de Los Pinos para informarles:
–Tendremos una conjura contra México en estos días. Encuéntrenla.
–¿Y si no la encontramos? –preguntó Corona del Rosal.
–El presidente tiene razón –intervino Echeverría–. Sería muy extraño que no hubiera una conspiración contra México.
Al salir del acuerdo, Corona del Rosal le preguntó a Echeverría qué se suponía que tendría que hacer la regencia de la ciudad. Echeverría le contestó con una historia que sabía de la infancia de Gustavo Díaz Ordaz, cuando vivía con sus padres y hermanos en Oaxaca, arrimados con la rubia familia del tío Demetrio Bolaños Cacho.
–Resulta que el tío Demetrio va a tener invitados a unos extranjeros. Llegarán por la noche y le pide a su hermana, doña Sabina, la mamá del presidente, que los niños ayuden a limpiar y arreglar la casa. No quiere quedar mal. A Gustavo, al presidente, digo, le toca barrer las recámaras de los invitados. Él lo siente como un deber de importancia, como una responsabilidad. Estamos hablando de que el presidente debe tener en ese entonces ocho, nueve años, a lo máximo. Y se le ocurre al niño tirar los basureros de las recámaras al suelo y barrerlos. En su lógica de niño cree que entre más basura saque, mejor hizo su trabajo. Pero es artificial: simplemente ha barrido lo que él mismo ha tirado. Por supuesto, la historia acaba mal, con la mamá regañando al presidente y él llorando. Lo que nos pide ahora es lo mismo: tiras la basura al piso y luego la barres.
–¿Y tú cómo sabes esa historia? –le preguntó Corona del Rosal.
–No por él. (…)
Las discusiones entre los miembros del gabinete con Díaz Ordaz son de miedos, iras y confusión. Entre el 2 de agosto de 1968 en que se forma el Consejo Nacional de Huelga de los estudiantes, la Coalición de Maestros de las universidades y la primera de las marchas al Zócalo (ciento cincuenta mil personas en una ciudad de seis millones), no saben qué hacer: la conjura no ha intentado asaltar las armerías, está desarmada, en suéter y minifalda, a ritmo de rockanrol. Sus peticiones son sencillas aunque inaceptables: liberación de los estudiantes presos; desaparición de las policías que no cuidan, sino reprimen; derogar los artículos que se inventaron contra la publicidad nazi y ahora se usan contra cualquier insulto al presidente; la destitución de los jefes policiacos que empezaron este movimiento. No hay lucha proletaria, ni socialismo, ni derrocamiento del Estado burgués. No hay toma del Palacio de Invierno. Sólo demandas. Y eso hace más difícil todo.
–Si libero a los presos políticos, acepto que no son delincuentes –reflexiona Díaz Ordaz, haciendo una lista en su despacho–. Si despido a los jefes de las policías, daño a la autoridad. Si castigo funcionarios, acepto que no tengo el control del país. Si termino con el delito de disolución social de la Segunda Guerra Mundial, dejo al país a expensas de la propaganda subversiva.
–Hay que tratar de que los estudiantes se armen, para contar con una justificación como para dispararles –concluye el secretario de Gobernación, Luis Echeverría.
–O que traten de tomar el Palacio Nacional –añade Corona del Rosal, a quien el presidente ha pedido que blinde las patrullas de la policía: “Haga usted tanquecitos: agarre las patrullas, blíndelas con placas de acero y éntrele”.
–Tengo a un elemento que puede ofrecerles armas a los estudiantes –dice Fernando Gutiérrez Barrios, acomodándose el pañuelo morado que combina con su corbata y los zapatos. Él le entrega al presidente a diario cien páginas de reportes de lo que se dice en las asambleas universitarias, pero eso no les ayuda a entender nada.
–Este consejo no tiene líderes –repite Díaz Ordaz, perplejo–. Si hay que detenerlos, ¿a quién detenemos?
–Son dos por escuela y se rotan.
–¿Cuántos son del Partido Comunista?
–Según las fichas de las que disponemos, tres o cuatro, señor presidente. (…)
–¿A cuántos hay que meter a la cárcel, capitán? Ésa es mi pregunta.
–Mil, dos mil. No sé. (…)
–Ya no podemos salir sin exponer nuestras vidas –se quejó el presidente–. Hay gente por todos lados gritando, haciendo esas obras de teatro callejeras que hacen, pidiendo dinero, repartiendo propaganda. Es una vergüenza con la prensa extrajera. Estamos dando la impresión de que en este país no existe el orden. No podemos sostenerlo más tiempo. Echeverría: hable con el rector Barrios Sierra y amenácelo. No escatime los insultos.
–¿Y si no funciona, mi presidente?
–Les tomamos la Universidad y el Politécnico, para que me vengan con sus pinches mariconadas de la autonomía universitaria –dice Díaz Ordaz.
–Tenemos que poner una fecha límite –interviene el general García Barragán, vestido de militar, pero arremangado y sin corbata: no se ha bañado en días–, señor presidente. ¿Cuántos días antes de la Olimpiada tomamos una decisión final?
–Diez días antes. No más –dice Díaz Ordaz.
Echeverría saca un calendario:
–Dos de octubre. Ésa es la fecha. (…)
“Lo que hicimos y callamos”
Entre 1970 y 1979, año en que murió de cáncer en el colon, Díaz Ordaz alcanzó a brincar a la altura del hueco del único ladrillo sin poner. Era cuando veía lo que la política le había hecho a su esposa Lupita. Nerviosa desde joven, preocupada por la limpieza, luego, por las amenazas, terminó oyendo voces imaginarias después del 2 de octubre de 1968. Las que él mismo jamás alcanzó a escuchar en la realidad. Viéndola abatida por los murmullos, con los ojos pelados en la cama que era ya un panteón, decidió llevarla a conocer Europa.
–Los dos nos vamos a calmar, cielo, en París, en Madrid, en Florencia, en Atenas –le dijo, y le regaló un disco, en el que él mismo le cantaba “Somos novios”, de Armando Manzanero, y “Dios nunca muere”, a la que precedía un grito suyo: “¡A llorar, oaxacos!”. Era 1972. Cumplían treinta cinco años de matrimonio.
Delante de la Catedral de Chartres, Lupita comenzó a gritar al cielo como si alguien estuviera tratando de asesinarla. El campanario y la torre de la iglesia medieval se le presentaron como las piernas de Jesucristo en la cruz. Bajaban los dos enormes pies hacia donde el ex presidente Díaz Ordaz y su esposa estaban parados contemplando la fachada.
–¿Qué le pasa a Lupita? –la abrazó el ex presidente, pero ella se soltó y se echó a correr por la escalinata, lejos de la explanada.
Se le zafaron ambos zapatos. Corrió descalza.
Ya en el manicomio, sedada, Lupita le explicó al psiquiatra:
–Las piernas de Dios se abalanzaron sobre nosotros y querían aplastarnos. Bajaron como torres sobre nosotros, como un castigo.
–Un castigo, ¿por qué?
–Por lo que hicimos y callamos.
–¿Qué fue lo que hicieron?
–No puedo decirlo. Dios me robó las palabras
Defiende Peña Nieto alianza con Elba Esther
Tal para cual... |
La Redacción
6 de julio de 2011 · Sin comentarios
Destacado MÉXICO, D.F. (apro).- El gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, defendió las alianzas que su partido, el PRI, ha tejido con el Partido Nueva Alianza (Panal) de Elba Esther Gordillo, pues, a su juicio, es un instituto afín a los principios y estatutos del Revolucionario Institucional.
En entrevista, después de entregar un vivero forestal de alta tecnología, el gobernador mexiquense avaló los “coqueteos” del presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, hacia la lideresa magisterial, para hacer una alianza con el Panal en las elecciones presidenciales del 2012.
Hoy, Peña Nieto dijo que las propuestas del PAN son “congruentes” con las que enarbola el PRI, por eso ha formado parte de las coaliciones que ha concretado el Revolucionario en varias elecciones.
La semana pasada, Elba Esther Gordillo confirmó que negoció con Felipe Calderón apoyos del SNTE para la campaña presidencial panista a cambio de puestos clave para sus colaboradores cercanos, entre ellos, Miguel Yunes, en el ISSSTE, al cual ahora acusa de malversar recursos del Instituto.
El 13 de julio de 2006, una semana después de las elecciones presidenciales, Gordillo fue expulsada del PRI por haber apoyado la creación del Panal y por “injuriar” a dirigentes y candidatos de ese partido.
Aunque destacó que el Panal es afín a los principios priistas, Peña Nieto aclaró que la alianza más importante es con la ciudadanía.
“El partido ha construido alianzas con otros partidos, Nueva Alianza involucra a un sector de la sociedad y el PRI tiene claro primero que su principal alianza tiene que ser con la sociedad”, señaló.
“Mientras otros partidos recurren a alianzas, a veces incongruentes entre sí, el PRI ha buscado en todo momento una alianza muy sólida con la sociedad y con los partidos afines, y cuya propuesta es congruente con la que presenta el partido”, agregó.
Por otra parte, Peña Nieto urgió a la dirigencia nacional del PRI a definir ya el método para la elección de candidato a la Presidencia; dijo que se tiene que privilegiar la unidad del partido.
“Es tiempo oportuno”, dijo Peña Nieto, puntero en las preferencias electorales, según sondeos de opinión. Además, llamó a definir el método de selección del candidato y a construir la plataforma y la oferta política que le permita al PRI ganar la confianza de los electores.
Insistió que el método de selección debe privilegiar, ante todo, la unidad del priismo y evitar fracturas que debiliten al partido.
Respecto a su candidatura, aclaró que tomará la decisión cuando termine su mandato, el próximo 15 de septiembre.
Asimismo, anunció que recorrerá los 125 municipios del estado para constatar los avances de sus compromisos, firmados ante notario público, cuando fue candidato a gobernador.
Precisó que el próximo 20 de julio entregará el compromiso 600 de los 608 suscritos en su campaña.
Otra de Elba Esther: delegado del ISSSTE en Tabasco es su sobrino
Armando Guzmán6 de julio de 2011 · 1 Comentario
Destacado VILLAHERMOSA, Tab., (apro).- El delegado del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE), León Felipe Morales Aiza, rechazó que hubiera obtenido el cargo por recomendación de su tía, la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo.
En entrevista radiofónica, Morales Aiza reconoció el “vínculo familiar” con la maestra Gordillo, a quien respeta y quiere “mucho” y con quien se encuentra una vez al año, pero por él –dijo– habla su trabajo de más de 10 años en la institución.
Felipe Morales señaló que no ve “nada raro” en ser familiar de la líder nacional del SNTE, y citó como ejemplo que en Tabasco la política la hacen hijos de ex gobernadores, así como familiares de diputados, ex diputados, senadores y ex senadores.
Aclaró que hace 10 años comenzó trabajando en la delegación del ISSSTE como titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos, y más adelante fue nombrado represente estatal por invitación del entonces director general, Benjamín González Roaro, con quien había trabajando antes en un área de servicios educativos en el Distrito Federal.
“Yo vine a trabajar y a cumplirle a los derechohabientes”, sostuvo, y criticó que el ISSSTE padezca “deficiencias financieras terribles” pero que, en cambio, en el sureste del país, la delegación más favorecida sea la de Veracruz, estado de donde es originario el ex director general de la institución, Miguel Ángel Yunes.
En la institución, expresó, hay problemas de medicamentos y doctores, y el presupuesto del ISSSTE se maneja directamente desde oficinas centrales.
El sobrino de Gordillo lamentó que a costa del ISSSTE se den disputas políticas, pues quien paga el costo de eso son los derechohabientes, al recordar que el organismo ofrece una amplia gama de servicios, desde los relacionados con la salud hasta guarderías, préstamos y otros.
Ayer, el exdirector general del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes, dijo a Carmen Aristegui, en su programa de CNN, que la presidenta del SNTE le recomendó colocar a algunos de sus familiares en delegaciones de la institución, entre ellas Tabasco
Izquierda entrampada Julio Hernández López
Astillero
Operación ElbaYunes y su nuevo patrón
Impudicias compartidas
Del fallido hankazo al (aparentemente) abortado elbazo: siempre por razones electorales, Calderón ahora usa a Yunes para cobrar cuentas a Gordillo que, enterada a tiempo de la maniobra, saltó días atrás para acusar a su ex aliado veracruzano de corrupción y traiciones mientras éste, instrumento permanente de ataque al servicio del poderoso en turno, en respuesta devela podredumbres elbistas y panalistas largamente intuídas pero nunca tan judicialmente documentables, en un episodio digno de la pluma del difunto Mario Puzo que en el fondo no es otra cosa que el pleito mafioso por los reacomodos partidistas que ha ido haciendo la jefa sindical para alejarse del felipismo en decadencia (electoral, pero no policiaca ni judicial) y sumarse a las filas del priísmo peñanietista mediante otro
Enójense los cómplices y díganse las verdades (en un tragicómico espectáculo en que dos personajes marcadamente desprestigiados se afanan en competir por la medalla nacional de virtuosismo político y sacrificio al servicio de la patria): Gordillo ha sido desde el salinismo la gerente general y accionista principal de un corporativo de saqueo de recursos públicos mediante apropiación directa de cuotas sindicales y triangulación de negocios con entidades guber- namentales relacionadas con el magisterio y la burocracia federal en general, pero ahora se disfraza de Niña Héroe para tirarse por las laderas del Castillo de la Honestidad, acusando al malvado Yunes (que en otros episodios había sido su gatillero político y tejedor de triquiñuelas políticas, administrativas y financieras) de (¡oh, cuán impropio resulta para esos labios pronunciar sin remordimientos tal palabra!) corrupción. ¡Al ladrón, al ladrón!, gritó la profesora.arreglomercantil como el habido en 2006.
Pero no solamente lanzó los reflectores sobre el veracruzano al que ya había abandonado en las elecciones sucesorias de Fidel Herrera con quien acabó negociando,
arreglándose, para que apuradamente se diera por ganador el PRI. Además, la profesora Gordillo exhibió a Felipe Calderón en sus vergüenzas electorales de 2006, cuando el panista michoacano hubo de prometer como botín de guerra cargos históricamente propicios para la corrupción, más una subsecretaría para el yerno ejecutivo, a cambio de auxiliar al desfondado aspirante blanquiazul. Lindando la pornografía política, Gordillo mostró las intimidades del poder actual, como si quisiera advertir al rencoroso ocupante de Los Pinos que un golpe en contra, un elbazo, tendría consecuencias cuando menos en el terreno minado de las indiscreciones, de la exhibición abierta de las impudicias compartidas.
Yunes, cuya historia política ha estado siempre ligada a episodios escabrosos (no solamente las acusaciones de participar en sesiones de pederastia en Quintana Roo) saltó ayer en su propia defensa pero, además, de manera sugerente se colocó argumentalmente del mismo lado de Felipe Calderón, como si fuera el ariete de una operación calculada para arrastrar en una eventual caída a su anterior jefa a la que calificó de
tigre de papel. Yunes se transformó de pronto en un político de gran entereza y valentía que se negaba a obedecer las instrucciones incluso delictivas de quien todo mundo suponía que era quien lo había puesto en la cúspide como si de una concesión o franquicia a Gordillo se tratara. No había tal, jura el ex candidato panista a gobernador de Veracruz, pues entiende que llegó al cargo porque su verdadero jefe de entonces (¿y ahora?), Calderón, habría realizado sondeos con legisladores y políticos hasta toparse con que el perfil idóneo para la dirección del instituto para burócratas federales era justamente el de quien en aquellos momentos era soldado de línea de la generala chiapaneca.
En pelea de lodo, el acusado de abusos y corrupción en el Issste acusó a su vez a su anterior jefa máxima de pretender, por ejemplo, que se le entregaran 20 millones de pesos al mes para financiar el Panal donde ella es Elbeja Reina (y 300 millones más, para los comicios de 2009). A otros de los gerentes gordillistas congregados en una ciudad de Estados Unidos desde donde Gordillo despachaba también se les pidieron cuotas, según el tardío relato del ex director arrepentido que, sin embargo, así deja tendido el hilo con el que el pescador de Los Pinos podría jalar a terrenos judiciales a la escurridiza Elba Esther. Yunes, envalentonado por la protección y el respaldo que le ofrece su nuevo jefe de fin de sexenio, propone un intercambio de desnudos patrimoniales: que Gordillo demuestre de dónde tiene tanto dinero y qué ha hecho con las cuotas sindicales y el veracruzano a su vez se compromete a exponer sus haberes al escrutinio público o, menos riesgoso, al escrutinio de las instancias federales que obviamente controla el comprensivo amigo Calderón.
Astillas
Nadie atina a dar un paso firme en la izquierda electoral golpeada por el coletazo dinosáurico del pasado domingo: López Obrador eludió corresponsabilidades y recurrió a sus explicaciones clásicas (la mafia del poder, Salinas, etcétera) para abordar lo que requiere de profundidad, propuesta, innovación y autocrítica (incluso regaló a sus adversarios la frase explotable en su contra de que
hasta una vacahabría ganado en el estado de México con el aparato de manipulación montado; frase cierta, pero que lo coloca en riesgo de nuevas hipocresías inducidas, al estilo de las Chachalacas silenciadas)... En tanto, Marcelo Ebrard buscaba volver a subir al barco de las alianzas que había abandonado a última hora cuando la postulación de Encinas sin panismo parecía promisoria y era inminente (
allí están los resultados, dijo en rápido lance al estilo de Poncio Pilatos, reprochando a toro pasado lo que en su momento aplaudía y apoyaba con entusiasmo contrario, o provisionalmente contrario, a las alianzas tan lloradas pero que numéricamente tampoco habrían dado para abatir al copete de un mapache enardecido)... Y, mientras Cordero pareciera declinar, al decir que en el PAN no hay candidato oficial, ¡hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Jesús Ortega y Guadalupe Acosta culpan a López Obrador de la debacle electoral
El tabasqueño fue factor fundamental por haberse opuesto a las alianzas con el PAN, dicen
En el Edomex no falló el candidato, sino se aplicó una estrategia equivocada, señala el nayarita
La secretaria general del PRD, Dolores Padierna, sale en defensa del ex abanderado presidencial
Alma E. Muñoz
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de julio de 2011, p. 10
La unidad que pregonan los perredistas se vio ayer fracturada con la repartición de culpas por la debacle electoral sufrida el domingo pasado.
El ex presidente nacional del partido Jesús Ortega Martínez y Guadalupe Acosta Naranjo, ex candidato a la gubernatura de Nayarit, insistieron en que Andrés Manuel López Obrador fue actor fundamental en los malos resultados electorales, lo que no fue compartido por la secretaria general del partido, Dolores Padierna Luna.
La dirigente indicó que en las cuatro entidades donde hubo elecciones las direcciones estatales pertenecen a Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional, y manifestó que se requiere hacer un balance sobre la omisión que el partido del sol azteca tuvo en la jornada electoral por la ausencia de representantes de casilla.
En un documento que circuló en la sede nacional del PRD, Acosta Naranjo admitió su derrota frente al priísta Roberto Sandoval en la elección de Nayarit y, además de culpar a López Obrador, puso como centro de la debacle lo ocurrido en el estado de México.
Allí, indicó –sin mencionar cuánto perdieron y cuáles fueron las fallas en Nayarit– que Alejandro Encinas, abanderado de la coalición Unidos Podemos Más –integrada por PRD, PT y Convergencia–, obtuvo “menos de la mitad de los votos que consiguió López Obrador en la elección presidencial de 2006. Es decir, se perdieron más de un millón y medio de sufragios. No falló el candidato, se aplicó una estrategia equivocada”, porque no se hizo alianza con el PAN.
A su vez, Ortega Martínez manifestó que el ex candidato presidencial fue “actor fundamental para no darle continuidad a esa estrategia de los frentes amplios opositores al priísmo”, pero se negó a responsabilizar a Acosta Naranjo, integrante de su corriente Nueva Izquierda, de imponerse en la candidatura, a pesar de que se le insistió en que Martha Elena García –antes de irse como abanderada del PAN– se mantenía al frente de las encuestas en la elección interna.
Mencionó que en las negociaciones, el partido blanquiazul no quiso ceder las presidencias municipales que el PRD exigía, y también habló de que “algunas gentes (sic) del Partido del Trabajo, de Convergencia y de Morena –en particular mencionó al senador Ricardo Monreal– “le ofrecieron a Martha ser su candidata”. Es decir, apuntó, “ya se avanzaba en dividir”.
Defendió que en el PRD prevalecen opiniones diferentes, pero “eso no trastoca la unidad”, porque “sí la hay, pero democrática, no la autoritaria, no la unanimidad impuesta”.
Padierna, a su vez, criticó que su compañero de partido meta a discusión otra vez el tema de las alianzas con Acción Nacional, cuando es un rubro agotado. “Ya no habíamos visto a Jesús Ortega y ahora aparece con su cantaleta de que sólo con el PAN se gana. Pareciera que en su receta sólo los candidatos de Nueva Izquierda o panistas o ex priístas merecen el apoyo del PRD, y cuando se trata de candidatos lopezobradoristas o de la genuina izquierda, entonces hay que hacer campañas de brazos caídos.”
Sobre los representantes de casilla, dijo que un primer análisis refleja que cubrieron 97 por ciento de las mesas con uno, y el 57 por ciento con hasta cuatro personas, pero “a la mera hora no se presentaron”.
Incluso, Padierna Luna recordó que quien impugnó la residencia de Alejandro Encinas en el estado de México fue Miguel Luna, quien fue coordinador y responsable de uno de los distritos más grandes de la entidad en Ciudad Nezahualcóyotl. “Y en esa zona no hubo representantes de casilla.”
Facebook y la vida de los otros
José Steinsleger
Se dice que la posibilidad de insertar un comentario” al pie de los textos publicados facilita la comunicación entre autor y lector. No estoy muy seguro. ¿Cómo responder a todos? Desde ya, agradezco las versátiles opiniones suscitadas a raíz de mi artículo “Facebook: ¿coro de pajaritos?” (La Jornada, 29/06/11).
Mis apuntes fueron disparados por una observación del escritor y medioambientalista argentino Antonio Elías Brailovsky: “…la historia de cómo y por qué perdimos el rumbo y comenzamos a pedirle a la tecnología cosas que no puede darnos es larga y merece opiniones diversas”.
Brailovsky dice que una de ellas consiste en creer que podemos remplazar funciones naturales por medios tecnológicos. Mario Benedetti, por ejemplo, decía que enviar un “te quiero.com”, revela un “déficit” de comunicación personal. O lo que es igual: ¿comunicación es igual a información, conexión, catarsis?
Hace unos años, el actor mexicano Ricardo Fuentes organizó el proyecto “Volver a las cartas”, con miembros del Sistema Nacional de Creadores. Ricardo andaba preocupado por la despersonalización que ha traído la era de Internet y los correos electrónicos (La Jornada, 21/8/5). “La tecnología –declaró– contradice su propósito y termina por alejar a las personas más que unirlas.” ¿En qué habrá terminado su proyecto?
Los modelos de la industria digital (pretenciosamente llamada “cultura”) están vaciando de sentido a la comunicación. En lugar de responder a necesidades pensadas, el imparable consumo de tecnologías digitales es inducido por un puñado de programadores que se rigen por un concepto falaz de “mercado”: decidir “ahora y ya” lo que necesitamos.
Feisbuc o feis (permítame) se presenta como inofensivo sitio de la web para estimular las “relaciones interpersonales”. No lo dudo: debe ser vibrante rencontrarse con un amigo de la infancia, o la novia de juventud. Sin embargo… ¿recuperaríamos aquella inocencia? ¿Y si frente a la novia de ayer ambos quedamos tiesos del espanto? En estos casos, “feis” sugiere (amigablemente) que enviemos el álbum familiar completo, y otras intimidades. ¿Qué queeé…? ¡Ni madres!
La última tecnología feis (reconocimiento facial para etiquetar las fotos de forma automática) exhuma las desastradas obsesiones del criminólogo italiano Cesare Lombroso. Una tecnología similar a la del proyecto Automatic DJ, usada para fines no agresivos: saber qué música nos gusta, con tan sólo hacernos una foto…
Ahora feis usará las fotos para clasificarlas en tipos de consumidores, basándose en preferencias y gustos. Y como los gobiernos compran estos datos para sus propios fines, las arbitrariedades lombrosianas (desestimadas por la ciencia a inicios del siglo pasado) volverán a la acción con tan sólo mirarnos la cara. Paradojas de la tecnología “moderna”.
Algunos dicen que feis también es una herramienta para luchar contra “todas” las dictaduras y la globalización excluyente. Dejaré esto para el siguiente artículo. Por ahora, pregunto: si en este mundo nada es gratis… ¿por qué 550 millones de personas (al alza) consintieron en regalar a feis pasado y presente de una información que, en principio, calificarían de “privada”?
Del poeta Stephan George: ¡ya vuestro número es un ultraje! Pero al margen de ansiedades y contrasentidos… ¿a los feisbuquianos les importa saber dónde y cómo se procesa y almacena esa formidable masa de datos que tecnológicamente requiere de centralización y control? En The Guardian, Tom Hodgkinson escribió acerca de los chicos de Feisbuc: “Todo lo conectan y todo lo guardan. Nada se les escapa. Fotos, correos electrónicos, conversaciones, imágenes, música, etcétera. Con eso definen un perfil sico-socio-político de cada sujeto, y así te mantienen en la mira. Una vez ingresas, ya no te dejan salir; y si lo logras, toda tu información privada queda ahí”.
Hodgkinson sostiene que “…el sitio fomenta el individualismo para mantener un mayor control de la masa, y hace creer a los imbéciles que son importantes”. Mark Zuckerberg, su creador, parece darle la razón. En el libro The Facebook effect (David Kirkpatrick, Simon and Schuster, 2010), se transcribe un chat que el joven multimillonario escribió en los inicios del fenómeno mediático:
“Tengo 4 mil correos electrónicos y sus contraseñas, fotos y números de seguridad social. La gente confía en mí: they are assholes.”
Según Hodgkinson, Facebook está bajo control de las 16 agencias de seguridad de Estados Unidos, empezando por la CIA y el Departamento de Defensa. El periodista inglés anda bien encaminado. En mayo pasado, luego de la ruidosa “muerte” de Bin Laden, el canal TV Q13 de Seattle entrevistó a la indignada madre del niño Vito Lapinta, alumno de séptimo en una escuela primaria de Tacoma (estado de Washington).
Desde su cuenta, Vito había expresado su preocupación de que agresores suicidas atacaran al presidente Obama. Al día siguiente, agentes del servicio secreto lo interrogaron en pleno horario escolar.
Se dice que la posibilidad de insertar un comentario” al pie de los textos publicados facilita la comunicación entre autor y lector. No estoy muy seguro. ¿Cómo responder a todos? Desde ya, agradezco las versátiles opiniones suscitadas a raíz de mi artículo “Facebook: ¿coro de pajaritos?” (La Jornada, 29/06/11).
Mis apuntes fueron disparados por una observación del escritor y medioambientalista argentino Antonio Elías Brailovsky: “…la historia de cómo y por qué perdimos el rumbo y comenzamos a pedirle a la tecnología cosas que no puede darnos es larga y merece opiniones diversas”.
Brailovsky dice que una de ellas consiste en creer que podemos remplazar funciones naturales por medios tecnológicos. Mario Benedetti, por ejemplo, decía que enviar un “te quiero.com”, revela un “déficit” de comunicación personal. O lo que es igual: ¿comunicación es igual a información, conexión, catarsis?
Hace unos años, el actor mexicano Ricardo Fuentes organizó el proyecto “Volver a las cartas”, con miembros del Sistema Nacional de Creadores. Ricardo andaba preocupado por la despersonalización que ha traído la era de Internet y los correos electrónicos (La Jornada, 21/8/5). “La tecnología –declaró– contradice su propósito y termina por alejar a las personas más que unirlas.” ¿En qué habrá terminado su proyecto?
Los modelos de la industria digital (pretenciosamente llamada “cultura”) están vaciando de sentido a la comunicación. En lugar de responder a necesidades pensadas, el imparable consumo de tecnologías digitales es inducido por un puñado de programadores que se rigen por un concepto falaz de “mercado”: decidir “ahora y ya” lo que necesitamos.
Feisbuc o feis (permítame) se presenta como inofensivo sitio de la web para estimular las “relaciones interpersonales”. No lo dudo: debe ser vibrante rencontrarse con un amigo de la infancia, o la novia de juventud. Sin embargo… ¿recuperaríamos aquella inocencia? ¿Y si frente a la novia de ayer ambos quedamos tiesos del espanto? En estos casos, “feis” sugiere (amigablemente) que enviemos el álbum familiar completo, y otras intimidades. ¿Qué queeé…? ¡Ni madres!
La última tecnología feis (reconocimiento facial para etiquetar las fotos de forma automática) exhuma las desastradas obsesiones del criminólogo italiano Cesare Lombroso. Una tecnología similar a la del proyecto Automatic DJ, usada para fines no agresivos: saber qué música nos gusta, con tan sólo hacernos una foto…
Ahora feis usará las fotos para clasificarlas en tipos de consumidores, basándose en preferencias y gustos. Y como los gobiernos compran estos datos para sus propios fines, las arbitrariedades lombrosianas (desestimadas por la ciencia a inicios del siglo pasado) volverán a la acción con tan sólo mirarnos la cara. Paradojas de la tecnología “moderna”.
Algunos dicen que feis también es una herramienta para luchar contra “todas” las dictaduras y la globalización excluyente. Dejaré esto para el siguiente artículo. Por ahora, pregunto: si en este mundo nada es gratis… ¿por qué 550 millones de personas (al alza) consintieron en regalar a feis pasado y presente de una información que, en principio, calificarían de “privada”?
Del poeta Stephan George: ¡ya vuestro número es un ultraje! Pero al margen de ansiedades y contrasentidos… ¿a los feisbuquianos les importa saber dónde y cómo se procesa y almacena esa formidable masa de datos que tecnológicamente requiere de centralización y control? En The Guardian, Tom Hodgkinson escribió acerca de los chicos de Feisbuc: “Todo lo conectan y todo lo guardan. Nada se les escapa. Fotos, correos electrónicos, conversaciones, imágenes, música, etcétera. Con eso definen un perfil sico-socio-político de cada sujeto, y así te mantienen en la mira. Una vez ingresas, ya no te dejan salir; y si lo logras, toda tu información privada queda ahí”.
Hodgkinson sostiene que “…el sitio fomenta el individualismo para mantener un mayor control de la masa, y hace creer a los imbéciles que son importantes”. Mark Zuckerberg, su creador, parece darle la razón. En el libro The Facebook effect (David Kirkpatrick, Simon and Schuster, 2010), se transcribe un chat que el joven multimillonario escribió en los inicios del fenómeno mediático:
“Tengo 4 mil correos electrónicos y sus contraseñas, fotos y números de seguridad social. La gente confía en mí: they are assholes.”
Según Hodgkinson, Facebook está bajo control de las 16 agencias de seguridad de Estados Unidos, empezando por la CIA y el Departamento de Defensa. El periodista inglés anda bien encaminado. En mayo pasado, luego de la ruidosa “muerte” de Bin Laden, el canal TV Q13 de Seattle entrevistó a la indignada madre del niño Vito Lapinta, alumno de séptimo en una escuela primaria de Tacoma (estado de Washington).
Desde su cuenta, Vito había expresado su preocupación de que agresores suicidas atacaran al presidente Obama. Al día siguiente, agentes del servicio secreto lo interrogaron en pleno horario escolar.
Intentó el PAN desechar la propuesta de crear empresa que sustituya a LFC
No hubo quórum en la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, señaló el SME
Cientos de electricistas demandaron ayer en un mitin que se dictamine la iniciativa
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de julio de 2011, p. 47
Cientos de integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) realizaron ayer un mitin a las afueras de la Cámara de Diputados, en demanda de que ya se dictamine la iniciativa de ley que propuso este gremio para que se cree una nueva empresa pública que atienda el servicio de energía eléctrica en la zona centro del país.
Esta iniciativa fue planteada hace varios meses por el SME, con el propósito de que se funde un organismo que sustituya a Luz y Fuerza del Centro (LFC), que atienda las irregularidades en el servicio y los cobros del mismo en la zona que comprende el Distrito Federal y estados circunvecinos y que, además, dé empleo a los 16 mil 300 trabajadores electricistas en resistencia.
Dicho proyecto iba a ser discutido ayer en una reunión de la mesa directiva de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados; sin embargo, la misma se canceló por falta de quórum.
Según informó el secretario del interior del sindicato, Humberto Montes de Oca, la representación del Partido Acción Nacional (PAN) en dicha comisión quiso operar para que esta iniciativa fuera desechada y poner punto final a la misma, pero no pudo.
Montes de Oca apuntó que el diputado Felipe de Jesús Cantú intentó convocar a la junta directiva de la Comisión de Energía para sacar un dictamen en contra de la iniciativa, pero fracasó. Se quedó solito, porque no asistieron los legisladores de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática, del Trabajo, Verde o Convergencia que forman parte de esta instancia.
El proyecto sigue vivo y ahora se agendó para el 12 de julio con el fin de que los legisladores lo analicen, indicó.
Destacó que el SME espera que en la nueva convocatoria los legisladores analicen las irregularidades que han surgido a raíz de que se determinó extinguir LFC, tanto en lo que se refiere a los conflictos en la prestación del servicio, la falta de personal capacitado para trabajar en la zona, las constantes fallas de electricidad, los fallecimientos de contratistas y los elevados cobros, para que vean la conveniencia de crear una nueva empresa que atienda los problemas generados.
Los legisladores del PRI tienen la batuta en lo que se refiere a esta iniciativa, porque son mayoría en la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados; sin embargo, los panistas no van a dejar de operar en contra de la misma, denunció el secretario del interior del gremio.
En tanto, los trabajadores en el mitin aprovecharon para dar información a los ciudadanos que se acercaban para preguntar dónde se podían amparar contra los excesivos cobros que les están llegando a sus domicilios.
Cientos de electricistas demandaron ayer en un mitin que se dictamine la iniciativa
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de julio de 2011, p. 47
Cientos de integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) realizaron ayer un mitin a las afueras de la Cámara de Diputados, en demanda de que ya se dictamine la iniciativa de ley que propuso este gremio para que se cree una nueva empresa pública que atienda el servicio de energía eléctrica en la zona centro del país.
Esta iniciativa fue planteada hace varios meses por el SME, con el propósito de que se funde un organismo que sustituya a Luz y Fuerza del Centro (LFC), que atienda las irregularidades en el servicio y los cobros del mismo en la zona que comprende el Distrito Federal y estados circunvecinos y que, además, dé empleo a los 16 mil 300 trabajadores electricistas en resistencia.
Dicho proyecto iba a ser discutido ayer en una reunión de la mesa directiva de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados; sin embargo, la misma se canceló por falta de quórum.
Según informó el secretario del interior del sindicato, Humberto Montes de Oca, la representación del Partido Acción Nacional (PAN) en dicha comisión quiso operar para que esta iniciativa fuera desechada y poner punto final a la misma, pero no pudo.
Montes de Oca apuntó que el diputado Felipe de Jesús Cantú intentó convocar a la junta directiva de la Comisión de Energía para sacar un dictamen en contra de la iniciativa, pero fracasó. Se quedó solito, porque no asistieron los legisladores de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática, del Trabajo, Verde o Convergencia que forman parte de esta instancia.
El proyecto sigue vivo y ahora se agendó para el 12 de julio con el fin de que los legisladores lo analicen, indicó.
Destacó que el SME espera que en la nueva convocatoria los legisladores analicen las irregularidades que han surgido a raíz de que se determinó extinguir LFC, tanto en lo que se refiere a los conflictos en la prestación del servicio, la falta de personal capacitado para trabajar en la zona, las constantes fallas de electricidad, los fallecimientos de contratistas y los elevados cobros, para que vean la conveniencia de crear una nueva empresa que atienda los problemas generados.
Los legisladores del PRI tienen la batuta en lo que se refiere a esta iniciativa, porque son mayoría en la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados; sin embargo, los panistas no van a dejar de operar en contra de la misma, denunció el secretario del interior del gremio.
En tanto, los trabajadores en el mitin aprovecharon para dar información a los ciudadanos que se acercaban para preguntar dónde se podían amparar contra los excesivos cobros que les están llegando a sus domicilios.
“El Issste es mío”, decía Gordillo, y exigía $20 millones mensuales: Yunes
Las acusaciones de la líder del SNTE, porque “me negué a ser su súbdito”, afirma
El ex director del instituto pide que se auditen los bienes que maneja la maestra
Miguel Ángel Yunes, ex director del Issste, respondió ayer a las acusaciones de la líder magisterial, Elba Esther GordilloFoto José Antonio López
Ángeles Cruz Martínez
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de julio de 2011, p. 2
La presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, “no necesitaba deslindarse de mí, porque no fue mi jefa, nunca lo ha sido”, y tampoco hubo una relación de dependencia, afirmó Miguel Ángel Yunes Linares, ex director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), quien también dejó claro que su nombramiento fue una propuesta del presidente Felipe Calderón, no una decisión de la profesora.
Lo que es cierto –advirtió– es que la dirigente del magisterio quería corromper al instituto, dirigirlo desde la junta directiva, “y yo no lo permití”.
Asimismo, el ex funcionario rechazó las acusaciones de malos manejos en el Issste y de plano le reviró: “quien pide está obligado a dar”. A reserva de que Gordillo presente la denuncia formal y las pruebas de sus dichos –dijo–, “la convoco” a que se realicen auditorías, con presencia de Transparencia Mexicana, a las cuentas del SNTE, del fondo de retiro del magisterio y de sus cuentas personales y los ingresos que sustentan su ritmo de vida.
Antes hizo una serie de revelaciones en torno a la injerencia que la dirigente magisterial pretendió tener en el instituto. Aseguró que unos cuantos días después de haber tomado posesión de la dirección del organismo, le llevó una lista con los nombres de personas y los cargos que ocuparían en el Issste.
“Le pregunté: ¿quién lo dispone? Y su respuesta fue: ‘yo, porque el Issste es mío’”. Y Yunes de nuevo: “estás equivocada. Yo le respondo al presidente Felipe Calderón”.
“Sin autoridad moral”
El ex candidato del PAN al gobierno de Veracruz ofreció ayer una conferencia de prensa en la que contestó cada uno de los señalamientos que la semana pasada hizo Gordillo sobre su gestión al frente del Issste. De entrada le negó autoridad moral para cuestionar nada: “cuando la veo y la oigo hablar de transparencia, honestidad, democracia, me pregunto si de veras se lo cree... si tiene autoridad moral para darnos cursos”, porque ella “está acostumbrada a relaciones con súbditos y cómplices... tiene intereses por el dinero y el poder, pero no amigos”.
El también ex priísta hizo otras revelaciones de las que –dijo– “ella sabe que tengo elementos para acreditarlas” y explican las causas del rompimiento de sus relaciones políticas y de amistad.
En un gesto de caballerosidad –señaló–, “lamento mucho tener que responderle de esta manera”, pero enseguida la emprendió de nuevo contra la presidenta del SNTE, quien “tiene una enorme capacidad para corromper todo lo que toca. Es una especie de Rey Midas, pero para corromper”. Dijo que esto es lo que hizo con el sistema educativo nacional, donde “impuso un cacicazgo que los maestros rechazan, pero se aguantan por temor a perder sus trabajos.
“El sistema educativo está en una situación no deseable que afecta principalmente a los niños”, dijo, y de manera reiterada cuestionó la autoridad moral de Gordillo, a quien acusó de haber corrompido la vida sindical cuando decidió eternizarse en la dirección del SNTE sin consultar a nadie.
Señaló que “ella misma corrompió el sistema de partidos, y tiene uno sin principios ni convicciones (Partido Nueva Alianza)” que se alía con otros si satisface sus intereses personales.
Sobre la campaña que realizó por la gubernatura de Veracruz, dijo que Nueva Alianza lo apoyó porque no tenían otra alternativa, y fue “muy relativo”. Indicó que sólo contó con el respaldo económico de algunos empresarios, pero la mayoría de los recursos fueron propios. También se adelantó a informar sobre la existencia de una letra de cambio que fue el acuerdo con el Panal. “Firmé 10 millones de pesos, creo que del SNTE, y en el mismo lugar –el aeropuerto de Veracruz– se los entregué a Rafael Ochoa Guzmán, entonces secretario general del SNTE, para que los aplicara a Nueva Alianza”.
Respecto a las intenciones de la maestra de intervenir en el Issste, Yunes comentó que fueron “múltiples solicitudes de apoyo que le negué”, y también refirió una reunión convocada por Gordillo en febrero de 2007, cuando el entonces director del Issste preparaba la reforma a la ley del organismo.
“Tenía que escuchar a todo el mundo y establecer equilibrios, así que acepté viajar a San Diego, al hotel Lowe, cerca de la residencia de la dirigente magisterial. En presencia de 10 personas, integrantes del Panal, me solicitó que mensualmente le entregara 20 millones de pesos para financiar las actividades de ese partido. Obviamente le dije que no, y esto provocó un enorme disgusto. Dijo que yo estaba ahí gracias a su partido, gracias a ella, y le respondí lo de siempre: ‘yo soy director general del Issste porque me nombró el presidente de la República’”.
Para Yunes está claro que el encono de Gordillo en su contra se debe a que “yo no fui su súbdito ni cómplice. Soy hombre honorable, lo he sido toda mi vida. Por eso no acepto ni de ella ni de nadie acusaciones” como las que hizo el pasado 29 de junio, cuando la profesora aseguró que en el Issste ha habido malos manejos del dinero, en particular de 50 mil millones de pesos ejercidos entre 2007 y 2010.
Yunes llegó puntual y solo al hotel donde convocó a la rueda de prensa, en la que a lo largo de una hora contestó “lo que me toca” de lo dicho por la dirigente del magisterio. “Quien sabe leer entre líneas” se dará cuenta que la denuncia de Gordillo es porque “no me plegué a lo que ella quería cuando fui director del Issste, y tampoco nadie supondría que de haber existido complicidad ella saldría a presentar denuncias”.
Luego de puntualizar que decidió dar la cara “porque no tengo nada que ocultar y sí mucho que presumir”, hizo un largo recuento de las acciones realizadas en el Issste con los 8 mil millones de pesos que aportó el gobierno federal –como parte de la reforma a la ley del organismo– para mejorar los servicios de salud, “que estaban en una situación deplorable”.
Con el apoyo de tablas y cuadros, mencionó que la inversión superó el monto inicial: se construyeron 39 hospitales y 123 se ampliaron y remodelaron, lo que requirió una erogación de 6 mil 500 millones de pesos. También se compró equipo médico por más de 9 mil millones, y medicamentos y material de curación con un valor de casi 39 mil millones.
Respecto de las obras y adquisiciones, dijo que se realizaron –como se hace en toda la administración pública federal– con base en la Ley Federal de Adquisiciones, además de que en el caso del Issste, todos los procedimientos son vigilados y auditados por al menos cinco instancias, desde el Órgano Interno de Control, la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior de la Federación y el auditor externo: la empresa Price Waterhouse Coopers.
“El SNTE nunca se opuso”
En total –dijo–, en el periodo entre 2007 y los dos primeros meses de 2010 se efectuaron 2 mil 322 auditorías, ninguna de las cuales encontró que algún funcionario hubiera incurrido en responsabi- lidad, y así lo supo también Gordillo, porque todos los informes se entregan a la junta directiva, de la que el SNTE forma parte, y el gremio “nunca formuló comentarios o expresión para oponerse a los resultados”.
En cambio –afirmó–, la dirigente del magisterio también pretendió apoderarse de dicha junta cuando creó la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedessp), con la cual buscó dividir a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) y luego demandar mayores espacios en el máximo órgano de gobierno del instituto.
Recordó que como parte de la reforma a la ley, también hubo una reunión entre el dirigente de la FSTSE, Joel Ayala, y Gordillo –a la que él asistió–, en la cual se acordó que hubiera representación paritaria de los trabajadores, pero la maestra no lo respetó y le solicitó que apoyara a la Fedessp en el litigio que finalmente perdió.
El ex director del instituto pide que se auditen los bienes que maneja la maestra
Miguel Ángel Yunes, ex director del Issste, respondió ayer a las acusaciones de la líder magisterial, Elba Esther GordilloFoto José Antonio López
Ángeles Cruz Martínez
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de julio de 2011, p. 2
La presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, “no necesitaba deslindarse de mí, porque no fue mi jefa, nunca lo ha sido”, y tampoco hubo una relación de dependencia, afirmó Miguel Ángel Yunes Linares, ex director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), quien también dejó claro que su nombramiento fue una propuesta del presidente Felipe Calderón, no una decisión de la profesora.
Lo que es cierto –advirtió– es que la dirigente del magisterio quería corromper al instituto, dirigirlo desde la junta directiva, “y yo no lo permití”.
Asimismo, el ex funcionario rechazó las acusaciones de malos manejos en el Issste y de plano le reviró: “quien pide está obligado a dar”. A reserva de que Gordillo presente la denuncia formal y las pruebas de sus dichos –dijo–, “la convoco” a que se realicen auditorías, con presencia de Transparencia Mexicana, a las cuentas del SNTE, del fondo de retiro del magisterio y de sus cuentas personales y los ingresos que sustentan su ritmo de vida.
Antes hizo una serie de revelaciones en torno a la injerencia que la dirigente magisterial pretendió tener en el instituto. Aseguró que unos cuantos días después de haber tomado posesión de la dirección del organismo, le llevó una lista con los nombres de personas y los cargos que ocuparían en el Issste.
“Le pregunté: ¿quién lo dispone? Y su respuesta fue: ‘yo, porque el Issste es mío’”. Y Yunes de nuevo: “estás equivocada. Yo le respondo al presidente Felipe Calderón”.
“Sin autoridad moral”
El ex candidato del PAN al gobierno de Veracruz ofreció ayer una conferencia de prensa en la que contestó cada uno de los señalamientos que la semana pasada hizo Gordillo sobre su gestión al frente del Issste. De entrada le negó autoridad moral para cuestionar nada: “cuando la veo y la oigo hablar de transparencia, honestidad, democracia, me pregunto si de veras se lo cree... si tiene autoridad moral para darnos cursos”, porque ella “está acostumbrada a relaciones con súbditos y cómplices... tiene intereses por el dinero y el poder, pero no amigos”.
El también ex priísta hizo otras revelaciones de las que –dijo– “ella sabe que tengo elementos para acreditarlas” y explican las causas del rompimiento de sus relaciones políticas y de amistad.
En un gesto de caballerosidad –señaló–, “lamento mucho tener que responderle de esta manera”, pero enseguida la emprendió de nuevo contra la presidenta del SNTE, quien “tiene una enorme capacidad para corromper todo lo que toca. Es una especie de Rey Midas, pero para corromper”. Dijo que esto es lo que hizo con el sistema educativo nacional, donde “impuso un cacicazgo que los maestros rechazan, pero se aguantan por temor a perder sus trabajos.
“El sistema educativo está en una situación no deseable que afecta principalmente a los niños”, dijo, y de manera reiterada cuestionó la autoridad moral de Gordillo, a quien acusó de haber corrompido la vida sindical cuando decidió eternizarse en la dirección del SNTE sin consultar a nadie.
Señaló que “ella misma corrompió el sistema de partidos, y tiene uno sin principios ni convicciones (Partido Nueva Alianza)” que se alía con otros si satisface sus intereses personales.
Sobre la campaña que realizó por la gubernatura de Veracruz, dijo que Nueva Alianza lo apoyó porque no tenían otra alternativa, y fue “muy relativo”. Indicó que sólo contó con el respaldo económico de algunos empresarios, pero la mayoría de los recursos fueron propios. También se adelantó a informar sobre la existencia de una letra de cambio que fue el acuerdo con el Panal. “Firmé 10 millones de pesos, creo que del SNTE, y en el mismo lugar –el aeropuerto de Veracruz– se los entregué a Rafael Ochoa Guzmán, entonces secretario general del SNTE, para que los aplicara a Nueva Alianza”.
Respecto a las intenciones de la maestra de intervenir en el Issste, Yunes comentó que fueron “múltiples solicitudes de apoyo que le negué”, y también refirió una reunión convocada por Gordillo en febrero de 2007, cuando el entonces director del Issste preparaba la reforma a la ley del organismo.
“Tenía que escuchar a todo el mundo y establecer equilibrios, así que acepté viajar a San Diego, al hotel Lowe, cerca de la residencia de la dirigente magisterial. En presencia de 10 personas, integrantes del Panal, me solicitó que mensualmente le entregara 20 millones de pesos para financiar las actividades de ese partido. Obviamente le dije que no, y esto provocó un enorme disgusto. Dijo que yo estaba ahí gracias a su partido, gracias a ella, y le respondí lo de siempre: ‘yo soy director general del Issste porque me nombró el presidente de la República’”.
Para Yunes está claro que el encono de Gordillo en su contra se debe a que “yo no fui su súbdito ni cómplice. Soy hombre honorable, lo he sido toda mi vida. Por eso no acepto ni de ella ni de nadie acusaciones” como las que hizo el pasado 29 de junio, cuando la profesora aseguró que en el Issste ha habido malos manejos del dinero, en particular de 50 mil millones de pesos ejercidos entre 2007 y 2010.
Yunes llegó puntual y solo al hotel donde convocó a la rueda de prensa, en la que a lo largo de una hora contestó “lo que me toca” de lo dicho por la dirigente del magisterio. “Quien sabe leer entre líneas” se dará cuenta que la denuncia de Gordillo es porque “no me plegué a lo que ella quería cuando fui director del Issste, y tampoco nadie supondría que de haber existido complicidad ella saldría a presentar denuncias”.
Luego de puntualizar que decidió dar la cara “porque no tengo nada que ocultar y sí mucho que presumir”, hizo un largo recuento de las acciones realizadas en el Issste con los 8 mil millones de pesos que aportó el gobierno federal –como parte de la reforma a la ley del organismo– para mejorar los servicios de salud, “que estaban en una situación deplorable”.
Con el apoyo de tablas y cuadros, mencionó que la inversión superó el monto inicial: se construyeron 39 hospitales y 123 se ampliaron y remodelaron, lo que requirió una erogación de 6 mil 500 millones de pesos. También se compró equipo médico por más de 9 mil millones, y medicamentos y material de curación con un valor de casi 39 mil millones.
Respecto de las obras y adquisiciones, dijo que se realizaron –como se hace en toda la administración pública federal– con base en la Ley Federal de Adquisiciones, además de que en el caso del Issste, todos los procedimientos son vigilados y auditados por al menos cinco instancias, desde el Órgano Interno de Control, la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior de la Federación y el auditor externo: la empresa Price Waterhouse Coopers.
“El SNTE nunca se opuso”
En total –dijo–, en el periodo entre 2007 y los dos primeros meses de 2010 se efectuaron 2 mil 322 auditorías, ninguna de las cuales encontró que algún funcionario hubiera incurrido en responsabi- lidad, y así lo supo también Gordillo, porque todos los informes se entregan a la junta directiva, de la que el SNTE forma parte, y el gremio “nunca formuló comentarios o expresión para oponerse a los resultados”.
En cambio –afirmó–, la dirigente del magisterio también pretendió apoderarse de dicha junta cuando creó la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedessp), con la cual buscó dividir a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) y luego demandar mayores espacios en el máximo órgano de gobierno del instituto.
Recordó que como parte de la reforma a la ley, también hubo una reunión entre el dirigente de la FSTSE, Joel Ayala, y Gordillo –a la que él asistió–, en la cual se acordó que hubiera representación paritaria de los trabajadores, pero la maestra no lo respetó y le solicitó que apoyara a la Fedessp en el litigio que finalmente perdió.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
-
La historia de la familia Ramírez es casi como de película. El matrimonio Ramírez compuesto por Enrique Ramírez Miguel y María Villalón...
-
El encargado de despacho de la PGJEM, Alfredo Castillo, explicó que el cuerpo de la niña tardó en emitir un olor fétido debido a que su cue...
-
El voto de castigo. Cartón: Rocha MÉXICO, D.F. (Proceso).- México es un claro ejemplo de la indisociable relación entre una demo...