lunes, 24 de mayo de 2010
Cuestiona Lisette Farah dictamen final sobre muerte de Paulette
Autoridades le negaron copias del expediente para ser analizados por alguien de su confianza, aseguró.
La Jornada en línea
Publicado: 24/05/2010 17:56
Notimex
México, DF. Lisette Farah, madre de la menor Paulette Gebara Farah, puso en duda el dictamen final sobre la muerte de su hija dado a conocer el viernes por el procurador mexiquense Alberto Bazbaz, en el que se concluye que se trató de un accidente.
En conferencia de prensa, Farah informó que ha solicitado a las autoridades el expediente, la autopsia y todos los peritajes del caso para que los analice alguien de su confianza, pero se le han sido negados. “Llevo tres amparos y la procuraduría nunca me los prestó”, dijo.
“Quiero ver el expediente y quiero que me expliquen por qué llegaron a esa conclusión”, agregó.
A decir de Farah, no recibió una explicación de parte de las autoridades sobre la conclusión de las investigaciones, sino que se enteró como el resto de la gente, por televisión, en referencia a la rueda de prensa que el viernes ofreció Bazbaz.
Aunque puso en duda la versión de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), la mujer dijo estar tranquila porque su hija Paulette “no sufrió por manos del hombre, fue una decisión de Dios, fue un accidente que me duele en el alma, pero estoy tranquila en ese aspecto porque no fue manipulado (el cuerpo)”.
Consideró que si las autoridades hubieran enfocado su esfuerzo en encontrar a la menor en lugar de un culpable, Paulette hubiera sido hallada el primer o segundo día, por lo que les hizo un llamado para que “den una explicación fehaciente a todos”.
Dijo estar molesta por el amarillismo que se creó en torno al caso y por los señalamientos en su contra “porque me echaron la vida a perder y no sólo a mí, también a mi hija”.
“Qué madre mataría así a su hija, por favor”, expresó.
Segob reconoce: no previmos reacción del narco... ¡Pendejos irresponsables !
Álvaro Delgado
MEXICO, DF, 24 de mayo (apro).- El gobierno de Felipe Calderón no previó el nivel de violencia de las organizaciones criminales en su reacción a la guerra emprendida contra ella, reconoció el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
“Al proponer y plantear la fuerza, no era del todo previsible entender el grado de respuesta de la contención en la que se iban a ver enfrentados, venían con toda una racha de no ser sometidos”, explicó el funcionario.
Y agregó: “De repente son contenidos y eso genera una reacción que era difícil de prevenir en su totalidad, sobre todo porque hubo un efecto de movilidad y de adaptación, se fueron expandiendo en todo el territorio del país buscando nuevas áreas de oportunidad y diversificaron sus acciones criminales pasando del trasiego de droga, al secuestro, la extorsión”.
Este reconocimiento de Gómez Mont se produjo en el marco del Segundo Foro Político Seguridad y Justicia, en el que el senador perredista Carlos Navarrete refirió que Calderón había señalado, en una entrevista con un medio internacional, que al inicio de su sexenio se desconocía la verdadera capacidad del crimen organizado."Es un reconocimiento valiente, pero preocupante”, dijo.
Al respecto, Gómez Mont añadió que las más de 22 mil muertes relacionadas con el crimen organizado en los tres años de gobierno son preocupantes, pero reiteró que 90 por ciento de ellas se deben a las disputas entre los grupos de narcotraficantes.
“La cifra de 22 mil es terrible, pero 90 por ciento de bajas está en la delincuencia organizada, sólo un 10 por ciento de esas bajas son de las instituciones y de blancos civiles”, precisó.
Astillero
Diego, clave oscurecida
Omisiones y vehemencia
Panismo sometido a FC
Peña Nieto, marcado
Julio Hernández López
Por encima de todo, de resoluciones infames sobre el caso Paulette, asambleas nacionales panistas, finales futboleras y otros mecanismos de distracción, la clave de desenlaces trascendentes sigue siendo el caso Diego.
La decisión de la familia Fernández de Cevallos, de pedir a las autoridades federales que se hagan a un lado para dar paso a las negociaciones con los secuestradores, es una posterior confirmación indirecta de la autenticidad de la fotografía y el texto que el pasado jueves por la noche llegó a algunos correos electrónicos de periodistas que se abstuvieron de instalar sin convalidación esos datos en las redes sociales hasta que el noticiero nocturno de Milenio Tv decidió colocar la imagen en sus pantallas, en un acto de imprecisión profesional que con frecuencia en esa empresa se adjudica a los flujos internéticos, más con enojo competitivo que con razones firmes.
La petición familiar de retiro de las aparatosas medidas de supuesta ayuda y protección que los gobiernos federal y queretano han puesto en torno a los escenarios del drama de DFC indica de entrada que, al menos para consumo público, no coinciden los intereses de la parentela afectada y de las autoridades supuestamente solidarias. Un diálogo mínimo, fluido y confiado entre esas dos partes habría hecho innecesaria la elaboración de una petición por escrito que fue dada a conocer a los medios de comunicación, pero que ni siquiera fue aceptada más que de palabra, al anunciar la PGR que se retiraría de las indagaciones que previamente había atraído a su jurisdicción, pero manteniendo en las afueras del rancho queretano de la desgracia una evidente vigilancia policiaca que a cualquier delincuente que lea diarios o se asome a Internet le haría ver que se sostiene el esquema de vigilancia e intervención que los familiares de Diego pidieron fueran retirados. Si un pretexto quisieran quienes desaparecieron a DFC para actuar mortalmente contra él, bien pudieran utilizar ese incumplimiento expreso de dejar el campo libre.
La vehemencia oratoria de Calderón en la recién pasada asamblea nacional panista también agrega elementos para la suspicacia, sobre todo conforme van difundiéndose más referencias de la ríspida relación política que con largueza han mantenido el ahora ocupante de Los Pinos y el fanfarrón abogado enriquecido mediante tráfico de influencias, colocación de piezas propias en los tableros de la PGR y la Suprema Corte que luego resolverían positivamente los asuntos de enorme cuantía que les presentaba el jefe promotor de sus puestos, y el uso mercantil de las relaciones políticas entabladas con el salinismo, con el PAN como moneda de cambio. Calderón llegó a decir que con DFC habrá todavía muchas batallas por librar, lo que pareciera ser un guiño a las suposiciones de quienes creen que el secuestro es un montaje hecho para promover la candidatura presidencial de 2012. Si el queretano aparece con vida y deci- de aceptar una postulación así, las palabras de FCH tomarán la dimensión de un sombrío destape que llevó a los panistas reunidos en su asamblea nacional a corear el nombre del brioso personaje ahora esfumado. Si la suerte fuera adversa, y el final fuera luctuoso, parecería entonces que las arengas calderonistas hubieran tenido como propósito dejar a salvo la figura del orador y disipar percepciones poderosamente estremecedoras.
A pesar de esos aires tubios, y tal como sucedía en los peores tiempos del PRI-gobierno, la asamblea nacional panista recién celebrada prefirió someterse a los discursos fantasiosos y las estrategias fallidas del hombre que ocupa el poder federal que enfrentar las causas reales de la evidente postración de su partido. Muchos de ellos controlados por la fuerza avasalladora de la nómina, temerosos otros de los riesgos que corren quienes se enfrentan al colérico mandamás, los asambleístas del panismo escucharon a Felipe Calderón llamarles a despertar, a hacer a un lado divisiones y a unirse en torno a hipotéticas buenas intenciones. El PAN-gobierno quedó asi bajo control estructural pleno de la corriente de Los Pinos, que aspira a colocar en 2012 una plantilla de candidatos que le permita aspirar a sobrevivir.
A la negativa valoración política y social de hechos macabros contribuyó el procurador de gobierno del Estado de México, Enrique Peña Nieto, cuyo vocero en asuntos criminales, Alberto Bazbaz, tuvo a bien escenificar uno de los más lamentables episodios de la larga historia judicial mexicana de vergüenzas, al anunciar que la muerte de la niña Paulette Gevara fue accidental. La irritación generalizada que provocó ese dictamen insostenible amenaza con alcanzar el futuro electoral del responsable real de todo el guisado, el mencionado Peña Nieto, que acabó respaldando la conducta de su dependiente, Bazbaz, y así asoció su propia figura al desenlace tan lleno de impugnaciones populares. Aun con toda la fuerza propagandística de las televisoras nacionales a su facturado favor, de los escarceos románticos y presuntamente matrimoniales que estén en su agenda gaviotera, e incluso de cam-peonatos balompédicos alcanzados mediante increíbles fallas finales de algunos jugadores adversarios, Peña Nieto queda marcado por el caso Paulette. Si la memoria nacional no es antes abatida, el 2012 de Peña Nieto podría estar científicamente en riesgo a partir de mayo de 2010, entre el hueco de una justicia efectiva y el colchón de intereses y complicidades protegidas.
Astillas
La jefatura de la Iglesia católica romana en México se anuncia en disposición de infringir disposiciones legales correspondientes al levantamiento del censo de cada década, pues en los cuestionarios por escrito hay una incorrección (al agregarle a la denominación el término reformada) que podría llevar a equívocos de los encuestados y a la dismi- nución porcentual del número de miembros de ese rito que indudablemente son cada vez menos, pero ahora Norberto Rivera y cía. pretenden disimular argumentando pifias metodológicas... ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Diego y el año en que vivimos en peligro…
• Con el PAN, ¿todo es felicidad?
• La PGR y su incongruencia
Las leyes, mi estimado, ubican la seguridad de todos por encima de la seguridad de uno. Extraordinario inicio de semana con la lindura de los detalles del encerrón de la PANdilla, donde se hizo lo imposible para vender la imagen que con pan la vida es más sabrosa y que con pan todo es felicidad cuando la cruda… realidad muestra un partido en el poder (del no poder) fracturado, desanimado y derrotado en los frentes contra la “ridícula minoría”, en el social, en el electoral, y por más pirotecnia discursiva y triunfalista los blanquiazules van de tumbo en traspiés perdiendo balance y brújula en este cuarto año de (des)gobierno ya marcado como el año en el que vivimos en peligro.
Y para documentar esto, nada como el regalito de fin de semana, my friend, del inédito caso del levantón deDiego Fernández de Cevallos, donde el viernes apareció en una impactante imagen dejando algunas sugerencias sobre la verdadera mesa de la real politik y sus mensajes de poder.
Sobre todo cuando Felipe, encantado de haber nacido recibiendo ovaciones en el Capitolio —y aventándose a la alberca (sin agua) legislativa norteamericana, se dio a la espléndida tarea de criticar y exigir la prohibición de la venta de armas de alto poder violentando una arista de la ley que lo permite y que ha sido motivo de bate y debate doméstico— dibujándole una sonrisa, fue recibido con su realidad del Vive México: la imagen del JefeDiego que descompuso, congelando la alegría presidencial y tirándole los dientes, el día de su regreso (sin gloria) de gira en Washington, al aparato federal de disfuncionales que no han podido avanzar en las investigaciones y la información de su paradero.
El delicado hecho, que dijo todo de las formas y el fondo, desencadenó una simpática presión de los familiares, aliados y socios del ex candidato presidencial que por todos los medios han solicitado la retirada del (des)gobierno, de los medios para que callen y así despejar el camino para entrar en el contexto de la negociación con... con... personajes que hasta la fecha, mi estimado, no han dado señales de querer negociar,yes?
Y así, la tristemente célebre PGR, haciendo gala del sello del gymboree (con minúsculas) presidencial de la incongruencia y después de anunciar con bombo y platillo la atracción de la investigación, salió con su fantástico detallito de que con la pena, pero se suspenden las pesquisas para hallar a Fernández de Cevallos, lo que origina la primera (de muchas) ingenua pregunta: ¿dónde quedó la cacareada confianza en la denuncia...? Esa que dibuja la confianza en la protección de las autoridades, pues. Con eso de que toooodo el tiempo se está pregonando en diversos micrófonos —que incluyen el legislativo— de que la ciudadanía haga sus denuncias para que la autoridad pueda hacer su trabajo, amable lector, no se entiende (¿o sí?) por qué en el caso de Fernández de Cevallos se le otorgue un trato distinto, sin mencionar...
Que el (des)gobierno federal y en otros ámbitos jurídicos se ha estado buscando (y discutiendo) la prohibición de negociaciones directas en casos de secuestro… y ahora sale Arturo Chávez Chávez con el inédito e ilegal disparate de replegarse como autoridad evadiendo cumplir lo que es su obligación.
O mejor aún… ¿de qué sirven millones de pesos gastados para obligar a todas las entidades a tener unidades antisecuestro y de inteligencia si los responsables en una coordinación para este tipo de lamentables acontecimientos, o sea la PGR, recule, evada, se disculpe y se retraiga de una importante investigación justificando su inédito proceder consciente de cuál es el bien que se debe privilegiar...?
¡¡Chingón!!
Porque a estas alturas del aciago partido de grandes ligas, la señal que envía el (des)gobierno de Felipe Calderón es por demás delicada, volátil y disímil con todo y que se haya desgañitado en los micrófonos de la asamblea azul afirmando que junto a Diego vamos a pelear muchas batallas… cuando la única trascendente y prioritaria es, por el bien de su (des)gobierno, resolver su paradero y llevar una investigación hasta sus últimas consecuencias.
Aunque conociendo las aristas del modus operandi de esta “ridícula minoría” que desafía a Felipe & his dumb squad, seguramente la perversidad de este juego de señales de poder está lejos de terminar…
La gran duda es si estos disfuncionales ya midieron el tamaño del enemigo… que se sigue moviendo y que golpea en otra arena, my friend, a uno de sus más polémicos cómplices.
Quieren hacer creer que el PRI salvará al País : López Obrador.
Advierte que está a la alza la descomposición social
Andrés Manuel López Obrador encabezó reuniones de trabajo en los municipios coahuilenses de Zaragoza y Juárez, donde se puso al tanto de las actividades de los comités del “gobierno legítimo”Foto La Jornada
Leopoldo Ramos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 24 de mayo de 2010, p. 15
Zaragoza, Coah., 23 de mayo. Quienes tienen el control político del país impulsan una estrategia mediática para persuadir a los mexicanos de que el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a Los Pinos resolverá los problemas acuciantes de inseguridad, pobreza y desempleo, alertó Andrés Manuel López Obrador.
El PRI y el Partido Acción Nacional (PAN) son lo mismo, pero el blanquiazul dejó de cumplir sus expectativas y ahora los poderosos dirigen su atención al otro, apreció.
“Los potentados promueven al PRI como si fuese distinto y al PAN lo critican y ningunean porque ya no sirve, pero en realidad no hay diferencia entre Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones, ni entre Vicente Fox y Carlos Salinas de Gortari”, consideró.
López Obrador sostuvo que “la mafia del dinero” preparó y desarrolla una estrategia para propiciar el retorno del PRI en 2012, con el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto como virtual candidato presidencial, Carlos Salinas de Gortari como coordinador de campaña y Televisa como encargada de publicidad y propaganda.
De visita en los municipios coahuilenses de Zaragoza y Juárez, donde encabezó reuniones de trabajo con los comités del “gobierno legítimo”, dijo que la desaparición del panista Diego Fernández de Cevallos es consecuencia de la descomposición social generada por décadas de favoritismo oficial hacia los intereses de los ricos.
“La violencia y la delincuencia obedecen a la política antipopular que se ha venido imponiendo desde hace 27 años, desde que comenzó a regir una inspiración de elite en beneficio de los de mero arriba que ha dejado en el abandono, sin posibilidad de estudio y de trabajo al pueblo y a los jóvenes”, opinó.
Andrés Manuel López Obrador encabezó reuniones de trabajo en los municipios coahuilenses de Zaragoza y Juárez, donde se puso al tanto de las actividades de los comités del “gobierno legítimo”Foto La Jornada
Leopoldo Ramos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 24 de mayo de 2010, p. 15
Zaragoza, Coah., 23 de mayo. Quienes tienen el control político del país impulsan una estrategia mediática para persuadir a los mexicanos de que el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a Los Pinos resolverá los problemas acuciantes de inseguridad, pobreza y desempleo, alertó Andrés Manuel López Obrador.
El PRI y el Partido Acción Nacional (PAN) son lo mismo, pero el blanquiazul dejó de cumplir sus expectativas y ahora los poderosos dirigen su atención al otro, apreció.
“Los potentados promueven al PRI como si fuese distinto y al PAN lo critican y ningunean porque ya no sirve, pero en realidad no hay diferencia entre Felipe Calderón y Manlio Fabio Beltrones, ni entre Vicente Fox y Carlos Salinas de Gortari”, consideró.
López Obrador sostuvo que “la mafia del dinero” preparó y desarrolla una estrategia para propiciar el retorno del PRI en 2012, con el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto como virtual candidato presidencial, Carlos Salinas de Gortari como coordinador de campaña y Televisa como encargada de publicidad y propaganda.
De visita en los municipios coahuilenses de Zaragoza y Juárez, donde encabezó reuniones de trabajo con los comités del “gobierno legítimo”, dijo que la desaparición del panista Diego Fernández de Cevallos es consecuencia de la descomposición social generada por décadas de favoritismo oficial hacia los intereses de los ricos.
“La violencia y la delincuencia obedecen a la política antipopular que se ha venido imponiendo desde hace 27 años, desde que comenzó a regir una inspiración de elite en beneficio de los de mero arriba que ha dejado en el abandono, sin posibilidad de estudio y de trabajo al pueblo y a los jóvenes”, opinó.
Una farsa, la “guerra” contra el narcotráfico
En la “guerra” de Calderón contra el narcotráfico –que ha costado casi 23 mil vidas y en la que participan 96 mil efectivos del Ejército–, únicamente se han dictado 735 sentencias firmes por delincuencia organizada; ahora se erradica y decomisa menos droga que en 2003, y sólo a 1 mil 359 detenidos por delitos contra la salud se les acredita su pertenencia a algún cártel. Con esta entrega, Contralínea inicia la publicación de una serie de reportajes que abordan los resultados reales de esa supuesta “lucha frontal”
/ Primera parte
El panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa mantiene 96 mil militares en las calles con el argumento de que éstos combaten al narcotráfico y a los cárteles de la droga. Sin embargo, datos oficiales de los gobiernos de México y de Estados Unidos desmienten la “guerra” contra el tráfico de estupefacientes, que ha costado la vida a más de 22 mil 700 civiles.
Tan sólo en materia de impartición de justicia, el Consejo de la Judicatura Federal admite –en la respuesta a la solicitud de información 00044844, hecha por Contralínea– que sus juzgados de distrito han dictado sólo 735 sentencias de última instancia por el delito de delincuencia organizada, entre diciembre de 2006 y febrero de 2010.
La cifra contrasta con las 121 mil 199 personas detenidas –entre diciembre de 2006 y marzo de 2010– por presuntos vínculos con el crimen organizado, que el gobierno federal informó a legisladores mexicanos el pasado 12 de abril.
Las 735 sentencias firmes –que ya no se pueden apelar ante ninguna instancia judicial– apenas significan el 0.6 por ciento de las detenciones reportadas por la administración calderonista en un documento confidencial dado a conocer el pasado 14 de abril por la agencia de noticias EFE.
Para leer el artículo completo en contralínea, sigue este enlace : http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2010/05/23/una-farsa-la-guerra-contra-el-narcotrafico/?p=7007?boletin
El Estado abdica de la procuración
En el curso de la semana recién pasada dos procuradurías –la General de la República y la del estado de México– exhibieron el pavoroso vacío del Estado en los casos de la muerte de Paulette Gebara Farah y de la desaparición de Diego Fernández de Cevallos.
El viernes 21, el procurador mexiquense, Alberto Bazbaz, dio por cerrada la averiguación en torno de la menor Gebara Farah y concluyó que su fallecimiento se debió a un accidente. Accidental pudo haber sido, pero a fin de cuentas, tras dos meses de pesquisas erráticas, irresponsables y fársicas, el mayor cúmulo de inconsistencias fue el exhibido por la Procuraduría de Justicia del Estado de México: extremo descuido en el manejo de pruebas y lugares, señalamientos públicos –que, según sus propias conclusiones, fueron infundados– contra la madre de la niña; filtración de dictámenes, peritajes y documentos; siembra de sospechas en la opinión pública; solicitudes de auxilio a corporaciones policiales extranjeras y, a fin de cuentas, un corolario ofensivo por insostenible: Paulette murió en la noche del 21 de marzo o en la madrugada del 22 y su cuerpo permaneció al pie de la cama durante nueve días, en el epicentro mismo de la investigación, entre familiares, amigos y policías, sin que nadie se diera cuenta.
En forma inevitable, el desaseo de las pesquisas y la inverosimilitud de las conclusiones multiplican y ahondan las dudas que debieron despejar, y el caso se torna, a raíz de la presentación efectuada el viernes por Bazbaz, mucho más sórdido de lo que ya parecía: la impresión –abrumadoramente mayoritaria– de la sociedad mexiquense y nacional es que lo dicho por el funcionario apunta a solapar, encubrir u ocultar, no a esclarecer, y en tal circunstancia la procuración de justicia en el estado de México resulta llanamente inviable, pues en la presente circunstancia local y federal la credibilidad de las instituciones investigadoras resulta imprescindible.
Igualmente grave, o más, es la decisión de la Procuraduría General de la República (PGR) de abandonar el caso de la privación ilegal de la libertad de Diego Fernández de Cevallos, quien fue raptado entre el 15 y el 16 de mayo en Querétaro. En un primer momento, el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, ordenó que el gabinete de seguridad se involucrara en la pesquisa correspondiente. En los días siguientes, diversas autoridades descartaron en forma arbitraria varias líneas de investigación: el propio Calderón negó, desde Washington, que hubiera sido una acción de la delincuencia organizada, en tanto que la vocería de la PGR descartaba que se tratara de un secuestro con propósito de rescate, a pesar de que ya la familia del desaparecido pedía a las personas que lo retienen, entablar comunicación en aras de negociar su liberación. Luego de varios días en que la PGR pretendió centralizar la información del caso, en forma inopinada decidió abandonarlo.
La suspensión de las pesquisas es inaceptable. Más allá de los lamentables esfuerzos verbales del gobierno por evitar cualquier mención a una figura delictiva en particular –secuestro, ajuste de cuentas, levantón, de-saparición forzada–, en la captura de Fernández de Cevallos y su privación de la libertad cabe presumir la acción de alguna modalidad de delincuencia organizada y, por ese solo hecho, el ejercicio de procuración de justicia tendría que ser irrenunciable.
Si el plagio del ex candidato presidencial constituyó un retrato inequívoco y brutal de la orfandad que padece el conjunto de la población en materia de seguridad –qué puede esperar un ciudadano de a pie, si un personaje influyente del calibre del litigante panista es víctima de un secuestro–, la determinación del gobierno federal de suspender la procuración de justicia es indicativa de una claudicación que hace aparecer como meramente declarativo el alegado compromiso de la actual administración con la vigencia de las leyes, y que ahonda la zozobra generalizada y el vacío de poder.
México sórdido : "Nos estamos volviendo una nación de técnicos forenses."
Hermann Bellinghausen
En el detalle está el delirio. Nos estamos volviendo una nación de técnicos forenses. En la vida diaria, en los temas de sobremesa que no nos espantan el apetito, en la ineludible experiencia mediática a que estamos expuestos día tras día. La niña Paulette es célebre por estar muerta, pero ¿cómo fue? Las hipótesis de su deceso fueron por 15 días deporte nacional, para acabar todas en el basurero. Resultó que la más descabellada era la buena, la oficial. Todas las hipótesis concebidas masivamente, estimuladas en horario triple A por cortesía de los noticieros y decoradas vía Twitter, fueron un pasatiempo. Inútil fue el linchamiento público de los padres (expertos en materia de reality shows: se llevaron de calle al procurador Bazbaz, mero producto de la Universidad Anáhuac, que no tiene mucho que presumir estos días).
Las expresiones de racismo contra los patrones o contra sus mucamas, siempre en clave de vituperio, resultaron tan estériles como la gratuidad impune de acusar, y al final absolver sin pruebas. Como demostración de que hay democracia, proliferaron sondeos sobre el sonadísimo caso. Aunque a la postre el esperpéntico procurador mexiquense impusiera, con su cara más dura, la versión científica de que la desafortunada criatura se deslizó bajo el colchón de su propia cama, se asfixió solita y quedó en tal acomodo que tomó más de una semana dar con el cadáver, mientras encima iban y venían policías y cámaras de video buscándola precisamente a ella. Sobre Paulette difunta se habría sentado la madre para conceder holgadas entrevistas que vieron millones.
El episodio no pasa de una mala lectura de “la carta robada” de Edgar Allan Poe, pero da idea de cuánto hemos progresado como sociedad mediática, obligados a poner la imaginación al servicio de estas escabrosas cuestiones. Los primeros decapitados nos cogieron por sorpresa, no lo podíamos creer. Ahora sólo llevamos la cuenta, ya aprendimos a figurarnos esa violencia, o la del “pozolero”.
Hace un par de décadas, fotógrafos e instaladores de vanguardia, tal vez admirados de la obra del estadunidense Joel-Peter Witkin, exploraron las morgues y se animaron a montajes tenebrosos e inquietantes con pedazos de persona, o bien los fiambres “intervenidos”, o cabezas sin cuerpo en un plato de sopa. En 1990 parecían necrofilia, mal gusto, ganas de epatar a los críticos. Hoy entendemos que fueron precursores de una nueva sensibildad colectiva.
Los detalles del colchón de la niña palidecen ante nuestro conocimiento sobre la forma en que los bandos disparan en escenarios diversos como el Tecnológico, alguna caseta de cobro, el patio de una fiesta juvenil, el centro comercial, el hospital asaltado, la glorieta concurrida. Nuestra erudición balística no conoce límite.
Al calor de la brutalidad, los discursos del gobierno se desbordan. Los velorios son tensos. Las cámaras no se pierden un solo teatro de hechos sangrientos, aunque terminen matizadas por estadísticas oficiales que insisten en que todo es cosa de “percepción”, de buena o mala prensa.
Ello no basta para descalificar la “subjetividad” de la gente en Cuernavaca, Uruapan, Monterrey, Torreón, Juárez, Durango, Tampico, Acapulco, donde cualquiera conoce o sabe de alguien que trabaja para la “maña”, los “malos”, y gana bien, o de alguien que debe pagarles protección y pleitesía. Quién no sabe de la hermana de una vecina que iba a casarse con un joven prometedor y formal y un buen día el novio apareció, incompleto, en una bolsa de súper, en el zaguán de la novia. ¿En qué andaría? Y punto. Esto, por no mencionar a los jocosamente llamados “falsos positivos”.
La información nos alerta. La sociedad es más realista, pero ¿no se devalúa ante sí misma y el mundo? De paso, los escandalosamente numerosos muertos y desaparecidos por represión política y paramilitarismo se diluyen en medio del desorden anestesiado, como si todo fuera lo mismo.
Como transeúntes estamos expuestos a cuerpos ensangrentados en la vía pública. Los niños los ven, queramos o no, y eso si no les tocó además una balacera al salir de la escuela o llegar a casa. Es lo que tenemos ahora, envuelto en palabras de evasión, mentira y burla descarada por parte de gobernadores, jueces, procuradores de justicia, el presidente, su imperturbable secretario de Gobernación, los golpeadores y difamadores secretarios de Trabajo y Energía, los congresistas, los comentaristas.
“Seguridad” es el tema preferido de los candidatos. Y el horror inducido, el nuevo método de enseñanza para la población. Los close ups del colchón de la niña, los 2 mil impactos de bala en la camioneta emboscada, el suelo manchado de sangre en bailes y velorios, los huesos en el desierto, ya no se llaman “morbo”: son hábito.
Antes se decía, equívocamente, que en el México burocrático Kafka hubiera sido costumbrista. Hoy se diría de Witkin: sus montajes cadavéricos son costumbristas.
En el detalle está el delirio. Nos estamos volviendo una nación de técnicos forenses. En la vida diaria, en los temas de sobremesa que no nos espantan el apetito, en la ineludible experiencia mediática a que estamos expuestos día tras día. La niña Paulette es célebre por estar muerta, pero ¿cómo fue? Las hipótesis de su deceso fueron por 15 días deporte nacional, para acabar todas en el basurero. Resultó que la más descabellada era la buena, la oficial. Todas las hipótesis concebidas masivamente, estimuladas en horario triple A por cortesía de los noticieros y decoradas vía Twitter, fueron un pasatiempo. Inútil fue el linchamiento público de los padres (expertos en materia de reality shows: se llevaron de calle al procurador Bazbaz, mero producto de la Universidad Anáhuac, que no tiene mucho que presumir estos días).
Las expresiones de racismo contra los patrones o contra sus mucamas, siempre en clave de vituperio, resultaron tan estériles como la gratuidad impune de acusar, y al final absolver sin pruebas. Como demostración de que hay democracia, proliferaron sondeos sobre el sonadísimo caso. Aunque a la postre el esperpéntico procurador mexiquense impusiera, con su cara más dura, la versión científica de que la desafortunada criatura se deslizó bajo el colchón de su propia cama, se asfixió solita y quedó en tal acomodo que tomó más de una semana dar con el cadáver, mientras encima iban y venían policías y cámaras de video buscándola precisamente a ella. Sobre Paulette difunta se habría sentado la madre para conceder holgadas entrevistas que vieron millones.
El episodio no pasa de una mala lectura de “la carta robada” de Edgar Allan Poe, pero da idea de cuánto hemos progresado como sociedad mediática, obligados a poner la imaginación al servicio de estas escabrosas cuestiones. Los primeros decapitados nos cogieron por sorpresa, no lo podíamos creer. Ahora sólo llevamos la cuenta, ya aprendimos a figurarnos esa violencia, o la del “pozolero”.
Hace un par de décadas, fotógrafos e instaladores de vanguardia, tal vez admirados de la obra del estadunidense Joel-Peter Witkin, exploraron las morgues y se animaron a montajes tenebrosos e inquietantes con pedazos de persona, o bien los fiambres “intervenidos”, o cabezas sin cuerpo en un plato de sopa. En 1990 parecían necrofilia, mal gusto, ganas de epatar a los críticos. Hoy entendemos que fueron precursores de una nueva sensibildad colectiva.
Los detalles del colchón de la niña palidecen ante nuestro conocimiento sobre la forma en que los bandos disparan en escenarios diversos como el Tecnológico, alguna caseta de cobro, el patio de una fiesta juvenil, el centro comercial, el hospital asaltado, la glorieta concurrida. Nuestra erudición balística no conoce límite.
Al calor de la brutalidad, los discursos del gobierno se desbordan. Los velorios son tensos. Las cámaras no se pierden un solo teatro de hechos sangrientos, aunque terminen matizadas por estadísticas oficiales que insisten en que todo es cosa de “percepción”, de buena o mala prensa.
Ello no basta para descalificar la “subjetividad” de la gente en Cuernavaca, Uruapan, Monterrey, Torreón, Juárez, Durango, Tampico, Acapulco, donde cualquiera conoce o sabe de alguien que trabaja para la “maña”, los “malos”, y gana bien, o de alguien que debe pagarles protección y pleitesía. Quién no sabe de la hermana de una vecina que iba a casarse con un joven prometedor y formal y un buen día el novio apareció, incompleto, en una bolsa de súper, en el zaguán de la novia. ¿En qué andaría? Y punto. Esto, por no mencionar a los jocosamente llamados “falsos positivos”.
La información nos alerta. La sociedad es más realista, pero ¿no se devalúa ante sí misma y el mundo? De paso, los escandalosamente numerosos muertos y desaparecidos por represión política y paramilitarismo se diluyen en medio del desorden anestesiado, como si todo fuera lo mismo.
Como transeúntes estamos expuestos a cuerpos ensangrentados en la vía pública. Los niños los ven, queramos o no, y eso si no les tocó además una balacera al salir de la escuela o llegar a casa. Es lo que tenemos ahora, envuelto en palabras de evasión, mentira y burla descarada por parte de gobernadores, jueces, procuradores de justicia, el presidente, su imperturbable secretario de Gobernación, los golpeadores y difamadores secretarios de Trabajo y Energía, los congresistas, los comentaristas.
“Seguridad” es el tema preferido de los candidatos. Y el horror inducido, el nuevo método de enseñanza para la población. Los close ups del colchón de la niña, los 2 mil impactos de bala en la camioneta emboscada, el suelo manchado de sangre en bailes y velorios, los huesos en el desierto, ya no se llaman “morbo”: son hábito.
Antes se decía, equívocamente, que en el México burocrático Kafka hubiera sido costumbrista. Hoy se diría de Witkin: sus montajes cadavéricos son costumbristas.
El diálogo de los “amigos”: –¡Vendido! –¡Cobarde!
Álvaro Delgado
En el anecdotario documentado en torno a la relación entre Felipe Calderón y su correligionario Diego Fernández de Cevallos quedó el registro de la “amistad” –muy sui generis– a la que hizo referencia el presidente mientras se hallaba de gira en Estados Unidos: un odio que detonó desde finales de 2004, cuando ambos intercambiaron insultos en una sesión del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. El motivo: la sumisión del Jefe Diego ante Carlos Salinas de Gortari.
“¡Eres un cobarde!”, le gritó Diego Fernández de Cevallos a Felipe Calderón, en respuesta a su acusación de someterse a Carlos Salinas: “¡Fuiste un vendido!”
Áspera su relación, sobre todo desde la gestión de Carlos Castillo Peraza como presidente del Partido Acción Nacional (PAN), el temperamento de ambos los condujo a la confrontación y al insulto.
El choque se produjo en una sesión del Comité Ejecutivo Nacional, a finales de 2004, cuando Calderón evocó la relación de Fernández de Cevallos con Salinas, en el periodo de Luis H. Álvarez como presidente del PAN.
Fernández de Cevallos, quien era entonces coordinador de los senadores del PAN, se había distraído en la revisión de papeles y no había reparado en lo que decía Calderón, hasta que una imputación lo cimbró.
–A ver, ¿me lo puedes repetir?
–Sí, que tú fuiste un vendido.
El excandidato presidencial se defendió: Adujo que las gestiones que hizo ante Salinas fueron a petición de Álvarez, como lo hizo también ante Ernesto Zedillo cuando Calderón fue presidente del PAN, y le recriminó: “¡No te hagas pendejo!”
Luis Felipe Bravo Mena, el entonces presidente del PAN, trató de tranquilizar al excandidato presidencial, quien le reclamó no haber reconvenido a Calderón y él tenía derecho a responderle.
De frente a Calderón, en medio de la expectación de los miembros del CEN, le recordó que le pidió interceder ante Zedillo, pero que mantuviera el secreto.
“Te llegué a ayudar y siempre me dijiste que no se supiera. ¿Por qué? ¡Porque eres un cobarde! Te llegué a ayudar, porque era el presidente del partido el que me lo solicitaba.
“–No es cierto –pretendió negar Calderón.
“–¡Es que eres un cobarde! ¡Acéptalo!”
Esta escena –verificada por el reportero con tres testigos directos– desmiente la amistad que Calderón dice que ha tenido con Fernández de Cevallos a raíz de la desaparición de éste, el viernes 14, en un hecho que cinco días después definió, en Washington, como “un misterio”.
Las diferencias entre ambos han sido hondas desde que Fernández de Cevallos fue coordinador de los diputados federales, entre ellos Calderón, en el segundo trienio de Salinas, pero se profundizaron a tal punto que, a finales de 1996, estuvieron a punto de liarse a golpes.
Según la semblanza “El abogado del diablo” que el periodista Roberto Rock hizo de Fernández de Cevallos para el libro Los intocables, éste puso en duda la hombría de los intelectuales, entre los que incluía a Castillo Peraza, que entonces presidía el PAN.
“Pues yo no soy intelectual, pero aquí estoy para defender a Carlos, levántate”, lo retó Calderón, al tiempo que se quitaba los lentes. Aunque no se produjo el intercambio de golpes, la enemistad jamás ha sido superada, si bien se han unificado –junto con Salinas y Fox– para combatir a su adversario común, Andrés Manuel López Obrador, en los videoescándalos, el desafuero, las elecciones y la calificación presidencial.
Banderas arriadas
La relación de Fernández de Cevallos con Salinas, en cuyo sexenio se inauguró un cogobierno del PAN con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) –que prevalece con Calderón–, lo ha puesto bajo sospecha permanente entre prominentes figuras del panismo, beneficiario de esa relación.
El propio Álvarez, quien presidió el PAN cuando pactó con Salinas legitimarse “en el ejercicio del poder”, deja ver su desconfianza en Fernández de Cevallos en una conversación con él que incluye en su libro de memorias Medio siglo. Andanzas de un político a favor de la democracia, justo después de revelar que el expresidente lo quiso cooptar con dinero.
“Oiga, don Luis, usted me reinventó. Si no es por usted, yo no hubiera regresado al PAN”, le reconoció Fernández de Cevallos. “Y entonces le dije: ‘Pues no sé si la patria algún día me lo vaya a reclamar’. Se me quedó viendo y luego se rió.”
Álvarez, quien ha formado parte de la alta burocracia con Vicente Fox y ahora con Calderón, no explica las razones del reproche, pero responsabiliza a Fernández de Cevallos de ser el promotor de la quema de las boletas de la elección de 1988, en 1991, que denomina “un detalle menor pero simbólico”.
Cuenta: “Diego fue quien me planteó la iniciativa bajo el argumento de que ya de nada servían dado que habían estado a disposición de cuanta persona las quiso consultar. Accedí a su solicitud; sin embargo, hoy me arrepiento de ello porque esas boletas merecieron nuestra gran crítica tres años antes”.
Otro prominente panista, Ernesto Ruffo, el primer gobernador del PAN, manifestó siempre su desconfianza en Fernández de Cevallos, en una conversación con el reportero, en marzo de 2000, justo después del debate que el excandidato presidencial sostuvo con López Obrador.
“Diego aparece siempre en momentos cruciales, en situaciones en las cuales él influye y aplica esta manera de ser que no entiendo, porque nos lleva a situaciones que no arrojan resultados objetivos y concretos para la causa de México y del cambio democrático. Está dentro de los asuntos, pero cada uno ha concluido siempre en una situación no muy clara de por qué hace lo que hace.”
Además de la incineración de los documentos de la elección de 1988, Ruffo recordó la intervención de Fernández de Cevallos en la solución de conflictos electorales en Guanajuato, Sinaloa, San Luis Potosí, y en el desenlace de las negociaciones para una eventual candidatura de toda la oposición en la elección de 2000.
“Diego rebasó a la presidencia del partido, se llevó la discusión a su casa. Y se atravesó en las elecciones presidenciales de 2000.
“–¿Para qué?
“–Para que no pase nada.”
Y resumió: “Por eso digo que la palabra que define mi persona respecto de él es que no le tengo confianza”.
Es conocida también la animadversión entre Fernández de Cevallos y Fox, quien le reprochó a él y al PAN no haber tenido decisión para ganarle al PRI desde 1988, como lo escribió en su libro A Los Pinos.
“Cuando finalmente tuvimos tirado al sistema y le pusimos el pie en el pescuezo, fuimos una bola de coyones y no le dimos el tiro de gracia cuando pudimos, en gran medida por una corriente de temerosos al interior del PAN.”
Puso como ejemplo el caso de Fernández de Cevallos, a quien acusa de que, en 1994, “simplemente se echó para atrás”, y advirtió: “A mi juicio, en el PAN no hay todavía suficiente coraje ni hambre de triunfo. Pero la historia de Diego no se repetirá: voy por la Presidencia de la República”.
Más recientemente, Juan José Rodríguez Prats, que fue su allegado, tomó distancia de Fernández de Cevallos, después de que éste asistió, como invitado de honor y junto con Salinas, al cuarto informe de gobierno del priista Enrique Peña Nieto, en agosto de 2009. “Siento que Diego ya arrió sus banderas de panista”.
–¿De plano?
–De plano. Ir al informe de gobierno de Enrique Peña Nieto es una traición. Peña Nieto es el candidato de la ultraderecha. Detrás de él están los intereses más nefastos y sucios del país. ¡Cómo pudo ir!
Contó al reportero que, después de ese episodio, habló con Fernández de Cevallos: “Le dije que tenga autoestima: ‘Qué desgracia que tu lema de un México sin mentiras sea una mentira’”.
–¿Qué le respondió?
–Nada. Se quedó callado.
A raíz de la publicación en Proceso de un reportaje de María Scherer en torno a las propiedades de Fernández de Cevallos (edición 1373), el editor Rogelio Carbajal le propuso a la reportera hacer una biografía de Fernández de Cevallos, con quien se reunió, según lo narra ella misma en la Edición Especial del 30 Aniversario de Proceso.
Por fin, María Scherer le planteó la idea de Carbajal.
–¿Una biografía?
–Una biografía.
–Cuando me muera valdrá la pena.
–Vale la pena ahora, senador.
–Ten paciencia. Cuando me muera te dejo husmear en mis archivos. l
Lo de Paulette, homicidio; lo de Fernández, diáfano auto-secuestro
Por María Teresa Jardí
Lo de Paulette fue un suicidio ayudado por un colchón y una pared, es “la sesuda conclusión” a la que llega “El Babas”, que funge, todavía, como procurador del Estado de México. Lugar gobernado por un impresentable, al que Televisa ha decidido convertir en sucesor del usurpador, al que antes había colaborado a imponer, al alto costo de la destrucción del país. Y todo porque en las aguas revueltas los negocios ilícitos hacen más ricas a las mafias adueñadas del poder.
Un colchón responsable ayudado por el abultamiento de varios bolsillos, es claro.
De rodillas podrían empezar a pedir los legionarios, la santificación de Paulette. No habiendo despedido el cadáver, a lo largo de nueve días, ni el menor de los olores, a pesar de haber dormido incluso a su lado visitantes ni habiéndose logrando la detección del cadáver ni por parte de la madre, ni del padre, ni de los “sagaces” reporteros televisivos sentados al lado. Vamos, que ni de los perros que, esos sí, habrían alertado incluso sin olor podrido. Porque es de suponer que les habrán entregado una prenda con el olor de la niña. De los policías a la mexicana y de los de la DEA y de los del FBI tan cooperantes, como otras instituciones, ya se sabe que donde manda capitán nada tienen que decir los marineros, aunque se vea que el capitán lleva el buque a pique. En olor de santidad. Madre mía y luego hay quien no crea en los milagros. Sí señores. Propongo que la vedette Televisa, que remplaza a la anterior, por ahora, en “los amores” del impresentable pirruris que quiere imponernos la televisora, usurpando también, porque de otra manera está en chino, como continuador de la escalada de violencia encubridora de los muchos negocios, ilícitos todos, con los que se enriquecen en México las familias mafiosas integrantes de la clase política-empresarial, a la mexicana, como si fueran faraones. Propongo que sea usada por “La Legión” —que de Cristo nada— para sustituir con esa santificación la iniciada del anterior Papa, encubridor, como el actual, de los crímenes cometidos por Maciel —la lana es la lana—, por ahora imposible de ser continuada.
Contra Paulette cometieron un claro homicidio: los padres. Un claro homicidio encubierto por familiares y autoridades. Es probable que sólo hayan pretendido chantajear al rico abuelo haciéndole creer que se trataba de un secuestro. Pero pudieron esconderla en un lugar seguro sin necesidad de que, en el mejor de los casos, se les ahogara. Igual y ellos mismos la ahogaron o la drogaron para que no llorara en el lugar donde la tuvieron escondida. Eso de que no se movió el cadáver ni el crédulo espectador televiso se lo cree.
Bazbaz se prestó, como antaño hizo su impresentable antecesor en el caso del asesinato del hermano de Carlos Salinas, que también a la familia, nos hizo saber de inmediato, involucraba, a dejar impune el homicidio en contra de la menor doblemente vulnerable por su incapacidad, producto, quizá, del alcoholismo de los padres. Aunque, claro, premiado Navarrete con el cargo de “legislador”, con aquello del fuero garante de la impunidad a modo del sistema. Fuero con el que también será premiado Bazbaz. Fuero garante de la misma impunidad otorgada a los criminales dejados impunes, aunque se haga el ridículo. Qué tanto es tantito, con la cartera bien llena. Un claro auto-secuestro, el de Fernández de Cevallos, saben, los de a pie, en Querétaro. Mañana les cuento.
Lo de Paulette fue un suicidio ayudado por un colchón y una pared, es “la sesuda conclusión” a la que llega “El Babas”, que funge, todavía, como procurador del Estado de México. Lugar gobernado por un impresentable, al que Televisa ha decidido convertir en sucesor del usurpador, al que antes había colaborado a imponer, al alto costo de la destrucción del país. Y todo porque en las aguas revueltas los negocios ilícitos hacen más ricas a las mafias adueñadas del poder.
Un colchón responsable ayudado por el abultamiento de varios bolsillos, es claro.
De rodillas podrían empezar a pedir los legionarios, la santificación de Paulette. No habiendo despedido el cadáver, a lo largo de nueve días, ni el menor de los olores, a pesar de haber dormido incluso a su lado visitantes ni habiéndose logrando la detección del cadáver ni por parte de la madre, ni del padre, ni de los “sagaces” reporteros televisivos sentados al lado. Vamos, que ni de los perros que, esos sí, habrían alertado incluso sin olor podrido. Porque es de suponer que les habrán entregado una prenda con el olor de la niña. De los policías a la mexicana y de los de la DEA y de los del FBI tan cooperantes, como otras instituciones, ya se sabe que donde manda capitán nada tienen que decir los marineros, aunque se vea que el capitán lleva el buque a pique. En olor de santidad. Madre mía y luego hay quien no crea en los milagros. Sí señores. Propongo que la vedette Televisa, que remplaza a la anterior, por ahora, en “los amores” del impresentable pirruris que quiere imponernos la televisora, usurpando también, porque de otra manera está en chino, como continuador de la escalada de violencia encubridora de los muchos negocios, ilícitos todos, con los que se enriquecen en México las familias mafiosas integrantes de la clase política-empresarial, a la mexicana, como si fueran faraones. Propongo que sea usada por “La Legión” —que de Cristo nada— para sustituir con esa santificación la iniciada del anterior Papa, encubridor, como el actual, de los crímenes cometidos por Maciel —la lana es la lana—, por ahora imposible de ser continuada.
Contra Paulette cometieron un claro homicidio: los padres. Un claro homicidio encubierto por familiares y autoridades. Es probable que sólo hayan pretendido chantajear al rico abuelo haciéndole creer que se trataba de un secuestro. Pero pudieron esconderla en un lugar seguro sin necesidad de que, en el mejor de los casos, se les ahogara. Igual y ellos mismos la ahogaron o la drogaron para que no llorara en el lugar donde la tuvieron escondida. Eso de que no se movió el cadáver ni el crédulo espectador televiso se lo cree.
Bazbaz se prestó, como antaño hizo su impresentable antecesor en el caso del asesinato del hermano de Carlos Salinas, que también a la familia, nos hizo saber de inmediato, involucraba, a dejar impune el homicidio en contra de la menor doblemente vulnerable por su incapacidad, producto, quizá, del alcoholismo de los padres. Aunque, claro, premiado Navarrete con el cargo de “legislador”, con aquello del fuero garante de la impunidad a modo del sistema. Fuero con el que también será premiado Bazbaz. Fuero garante de la misma impunidad otorgada a los criminales dejados impunes, aunque se haga el ridículo. Qué tanto es tantito, con la cartera bien llena. Un claro auto-secuestro, el de Fernández de Cevallos, saben, los de a pie, en Querétaro. Mañana les cuento.
El fraude de Televisa, Milenio y Liébano
Estrictamente Personal
El fraude de Televisa
May 24, 2010
— 12:00 am
El PRI tuvo una enorme victoria en Yucatán al subir el número de alcaldías bajo su gobierno y superar el total de diputados locales que lograron hace tres años. Casi duplicaron el número de yucatecos a los cuales van a gobernar gracias a que también recuperaron, después de 19 años, la presidencia municipal de Mérida. Sin embargo, la percepción es de derrota porque las expectativas de triunfo eran tan grandes, que lo obtenido es insuficiente. Los responsables del mal paso tienen nombre, el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), y su patrón Televisa, que se han dedicado a vender ilusiones a gobiernos priistas con métodos fraudulentos.
Yucatán, que iba a ser la plataforma del despegue victorioso del PRI para este año, donde tras arrasar al PAN les iba a dar el motivo de alegoría para la movilización en las 12 elecciones para gobernador que se ponen en juego, resultó ser un balde frío. La dirigencia del PRI comenzó a celebrar la victoria cuando apenas pasadas las seis de la tarde del domingo de las elecciones, el GCE les dio el reporte de la encuesta de salida que les habían pagado, donde les aseguró que habían ganado poco más de 100 de los 106 municipios, y que la victoria en Mérida sería por más de 12 puntos. Unas dos horas después, fueron alertados que los estaban timando y el ánimo cambió.
El PRI no había hecho caso de las alertas que se prendieron previamente con el GCE. Primero les habían presentado una muestra para el levantamiento de la encuesta de salida con un mapa de distritos de elecciones previas. El PRI local se lo regresó exigiéndoles la nueva reedistritación. Luego les entregó una propuesta del triple de lo necesario –según el GCE-, pero en realidad mayor de lo necesario. Por ejemplo en Mérida, ofrecieron 240 secciones a medir, cuando una ciudad de su tamaño electoral no requiere más de 50. Es decir no tres veces más grande, sino casi cinco, lo que no habla de precisión sino de subir el costo.
Cuando fueron advertidos del engaño, los priistas fueron a revisar las actas, y la celebración se canceló. Comenzó la preocupación. No iban a ganar 100 municipios sino 63, y Mérida tendría una ventaja para ellos de casi la mitad de lo afirmado por el GCE. Sus directores, Liébano Sáenz y Federico Berrueto no estaban en Mérida, sino en México, donde dieron sus avances en Milenio TV, que las presentó como parte suyas. Los priistas estaban indignados y el GCE, en voz de Berrueto este domingo en su colaboración habitual en Milenio, justificó: “No se hacen encuestas con polígrafo”. En efecto, sus encuestas tienen otra herramienta.
El GCE es parte del esquema de mercadotecnia electoral que maneja Alejandro Quintero, el ejecutivo de la empresa responsable de negociar los paquetes electorales con los políticos. Quintero, de acuerdo con políticos que han negociado con él, ofrece la pantalla de Televisa para que se promocionen, encuestas que promete serán difundidas en Milenio TV y en los periódicos del grupo, además de estrategias de las que estarán a cargo Sáenz y Berrueto. Francisco González Jr., que dirige los diarios, ofrece además que las encuestas tendrán el resultado que desea el cliente, según revelaron dos políticos a los que así se las ofreció.
El paquete sí resulta como lo ofrecen, aunque no necesariamente siempre va a coincidir con el resultado en las urnas, como se probó en Yucatán. El GCE maneja entre otros productos, apoyado por un “call center” de telemercadeo, encuestas llamadas “push polls”, un modelo que hasta hace poco tiempo promocionaban en su página de Internet. Los “push polls”, de acuerdo con la World Association for Public Opinion Research, son fraudulentos. “Son campañas negativas en forma de encuesta política”, define WAPOR. “Es telemercadeo político para persuadir resultados, no para medir opiniones”. El GCE ya lo eliminó de la promoción pública, pero sigue ofreciéndolo a los clientes.
Varios gobiernos y políticos de diferente sino han caído ante la presión de Televisa, que no necesita extorsionar. “Si no lo hacemos, desaparecemos de sus noticieros”, admitió con resignación un político. Como armas del negocio de mercadotecnia política que tanto éxito comercial le da a Televisa figuran el GCE y ahora Milenio. González Jr. ha desarrollado un modelo de negocios para su empresa donde venden entrevistas y convenios a gobernadores que tienen despliegue prominente en la primera plana de los diarios. Hasta ahora, la edición en la ciudad de México está excluida de publicar entrevistas a “ocho columnas” pagadas.
La mano de Televisa no se ve públicamente en este negocio. El GCE dice que el 50% del costo de cada encuesta la pagan ellos y el resto Milenio. Cada encuesta estatal tiene un precio a costo de cerca de medio millón de pesos, y GCE realizará tres series de las 12 elecciones para gobernador. Según costos de mercado, esas 12 encuestas saldrían en 18 millones de pesos. No se conocen los costos reales de GCE, pero sí se sabe que quienes están pagando las encuestas son los priistas. En el caso de Mérida fue el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina. No se saben tampoco los costos directos de Milenio en esta aventura.
Es decir, el GCE está metido en un conflicto de interés donde presenta como suyas encuestas que le encarga el PRI. Peor aún Milenio, que reproduce como propias y de GCE que son pagadas cuando menos en parte, por un partido o un gobierno, y que forman parte de un paquete de mercadotecnia electoral que ofrece otra empresa, Televisa. Esto un problema serio de opacidad en los medios que están desacreditando un método de medición científico con fines de lucro, a costa de credibilidad. En el caso de los políticos, a costa de sobresaltos y eventuales sorpresas. Entre los políticos y el gremio de las casas de opinión pública se sabe de las deficiencias metodológicas del GCE y sus ineficiencias técnicas, pero prefieren correr riesgos los políticos por tener acceso a las pantallas de televisión. Hay quien se molesta y está en desacuerdo, pero nadie se chupa el dedo. Aquí, al único que se engaña es al público.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
www.twitter.com/rivapa
El fraude de Televisa
May 24, 2010
— 12:00 am
El PRI tuvo una enorme victoria en Yucatán al subir el número de alcaldías bajo su gobierno y superar el total de diputados locales que lograron hace tres años. Casi duplicaron el número de yucatecos a los cuales van a gobernar gracias a que también recuperaron, después de 19 años, la presidencia municipal de Mérida. Sin embargo, la percepción es de derrota porque las expectativas de triunfo eran tan grandes, que lo obtenido es insuficiente. Los responsables del mal paso tienen nombre, el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), y su patrón Televisa, que se han dedicado a vender ilusiones a gobiernos priistas con métodos fraudulentos.
Yucatán, que iba a ser la plataforma del despegue victorioso del PRI para este año, donde tras arrasar al PAN les iba a dar el motivo de alegoría para la movilización en las 12 elecciones para gobernador que se ponen en juego, resultó ser un balde frío. La dirigencia del PRI comenzó a celebrar la victoria cuando apenas pasadas las seis de la tarde del domingo de las elecciones, el GCE les dio el reporte de la encuesta de salida que les habían pagado, donde les aseguró que habían ganado poco más de 100 de los 106 municipios, y que la victoria en Mérida sería por más de 12 puntos. Unas dos horas después, fueron alertados que los estaban timando y el ánimo cambió.
El PRI no había hecho caso de las alertas que se prendieron previamente con el GCE. Primero les habían presentado una muestra para el levantamiento de la encuesta de salida con un mapa de distritos de elecciones previas. El PRI local se lo regresó exigiéndoles la nueva reedistritación. Luego les entregó una propuesta del triple de lo necesario –según el GCE-, pero en realidad mayor de lo necesario. Por ejemplo en Mérida, ofrecieron 240 secciones a medir, cuando una ciudad de su tamaño electoral no requiere más de 50. Es decir no tres veces más grande, sino casi cinco, lo que no habla de precisión sino de subir el costo.
Cuando fueron advertidos del engaño, los priistas fueron a revisar las actas, y la celebración se canceló. Comenzó la preocupación. No iban a ganar 100 municipios sino 63, y Mérida tendría una ventaja para ellos de casi la mitad de lo afirmado por el GCE. Sus directores, Liébano Sáenz y Federico Berrueto no estaban en Mérida, sino en México, donde dieron sus avances en Milenio TV, que las presentó como parte suyas. Los priistas estaban indignados y el GCE, en voz de Berrueto este domingo en su colaboración habitual en Milenio, justificó: “No se hacen encuestas con polígrafo”. En efecto, sus encuestas tienen otra herramienta.
El GCE es parte del esquema de mercadotecnia electoral que maneja Alejandro Quintero, el ejecutivo de la empresa responsable de negociar los paquetes electorales con los políticos. Quintero, de acuerdo con políticos que han negociado con él, ofrece la pantalla de Televisa para que se promocionen, encuestas que promete serán difundidas en Milenio TV y en los periódicos del grupo, además de estrategias de las que estarán a cargo Sáenz y Berrueto. Francisco González Jr., que dirige los diarios, ofrece además que las encuestas tendrán el resultado que desea el cliente, según revelaron dos políticos a los que así se las ofreció.
El paquete sí resulta como lo ofrecen, aunque no necesariamente siempre va a coincidir con el resultado en las urnas, como se probó en Yucatán. El GCE maneja entre otros productos, apoyado por un “call center” de telemercadeo, encuestas llamadas “push polls”, un modelo que hasta hace poco tiempo promocionaban en su página de Internet. Los “push polls”, de acuerdo con la World Association for Public Opinion Research, son fraudulentos. “Son campañas negativas en forma de encuesta política”, define WAPOR. “Es telemercadeo político para persuadir resultados, no para medir opiniones”. El GCE ya lo eliminó de la promoción pública, pero sigue ofreciéndolo a los clientes.
Varios gobiernos y políticos de diferente sino han caído ante la presión de Televisa, que no necesita extorsionar. “Si no lo hacemos, desaparecemos de sus noticieros”, admitió con resignación un político. Como armas del negocio de mercadotecnia política que tanto éxito comercial le da a Televisa figuran el GCE y ahora Milenio. González Jr. ha desarrollado un modelo de negocios para su empresa donde venden entrevistas y convenios a gobernadores que tienen despliegue prominente en la primera plana de los diarios. Hasta ahora, la edición en la ciudad de México está excluida de publicar entrevistas a “ocho columnas” pagadas.
La mano de Televisa no se ve públicamente en este negocio. El GCE dice que el 50% del costo de cada encuesta la pagan ellos y el resto Milenio. Cada encuesta estatal tiene un precio a costo de cerca de medio millón de pesos, y GCE realizará tres series de las 12 elecciones para gobernador. Según costos de mercado, esas 12 encuestas saldrían en 18 millones de pesos. No se conocen los costos reales de GCE, pero sí se sabe que quienes están pagando las encuestas son los priistas. En el caso de Mérida fue el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina. No se saben tampoco los costos directos de Milenio en esta aventura.
Es decir, el GCE está metido en un conflicto de interés donde presenta como suyas encuestas que le encarga el PRI. Peor aún Milenio, que reproduce como propias y de GCE que son pagadas cuando menos en parte, por un partido o un gobierno, y que forman parte de un paquete de mercadotecnia electoral que ofrece otra empresa, Televisa. Esto un problema serio de opacidad en los medios que están desacreditando un método de medición científico con fines de lucro, a costa de credibilidad. En el caso de los políticos, a costa de sobresaltos y eventuales sorpresas. Entre los políticos y el gremio de las casas de opinión pública se sabe de las deficiencias metodológicas del GCE y sus ineficiencias técnicas, pero prefieren correr riesgos los políticos por tener acceso a las pantallas de televisión. Hay quien se molesta y está en desacuerdo, pero nadie se chupa el dedo. Aquí, al único que se engaña es al público.
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