Arnoldo Martínez Verdugo fue un convencido de que quienes teníamos coincidencias teníamos que caminar juntos
, recordó Cuauhtémoc Cárdenas. Imagen de una manifestación en los 80Foto Pedro Valtierra / Cuartoscuro
Pablo Gómez y Arnoldo Martínez Verdugo en julio de 1985Foto Pedro Valtierra
Alma E. Muñoz y Fabiola Martínez
Periódico La Jornada
Sábado 25 de mayo de 2013, p. 4
Figura central en la lucha por la democracia
Gerardo Unzueta, miembro del extinto Partido Comunista: Me acabo de enterar, lo siento infinitamente. Fue mi compañero desde el 46; en ese año marchamos juntos en la juventud comunista, en el periódico del partido La voz de México, en el propio Partido Comunista (PCM), en los diferentes momentos de ese partido, es decir en la clandestinidad.
Yo participé activamente, por medio de cartas con Arnoldo, mientras estuve en la cárcel. Él me mostraba todo lo que ocurría en el país y en el partido, y yo opinaba sobre eso.
Recuerdo una cuestión incidental extraordinariamente importante: el momento en que se produjo la invasión a Checoslovaquia y que nosotros decidimos estar en contra y reclamar la desocupación.
Ese momento fue extraordinariamente importante, porque mostró ante la opinión pública y ante el movimiento comunista internacional que nosotros teníamos una concepción más cercana de la lucha por la democracia dentro del PCM, dentro de los movimientos en los que participaba el partido, y dentro de los propios países en los cuales actuábamos.
La experiencia más fuerte y más grande con relación a Arnoldo fue el 13 congreso del PCM. Fue el momento en que hicimos una nueva concepción de la lucha política, del partido y la decisión de pasar a una acción unitaria hacia la sociedad mexicana, que después se reflejó en la creación de una nueva concepción de la vida política, de la cual el artífice principal fue Arnoldo.
Arnoldo fue el hombre que concibió el tránsito de la lucha concreta del PCM a la colaboración con otros partidos y a la lucha en general por la democracia en el país. El 13 congreso fue un punto clave, pero también nuestra participación en las elecciones.
Fuimos los primeros en plantear cuales debían ser las condiciones y los requisitos necesarios para que actuáramos como una fuerza política con sus derechos, con sus candidatos y después en el Congreso, en los diferentes periodos.
Hemos sido baluartes en la lucha por la defensa de los derechos de los mexicanos en Estados Unidos y por su derecho de voto y participación en las elecciones, cuestión que, en general, otras fuerzas no lo consideran una decisión importante, mientras nosotros la hemos mantenido durante más de 20 años.
Todos los problemas de la unidad con otras fuerzas los resolvimos conjuntamente: en la dirección del partido, en la comisión política, en el comité central, en el conjunto de las relaciones de los comunistas con otras fuerzas y juntos decidimos ir a la creación del Partido Socialista Unificado de México, del Partido Mexicano de los Trabajadores y finalmente del Partido de la Revolución Democrática, junto con otras fuerzas, como la corriente que se separaba del PRI y con otra cantidad de organizaciones de la sociedad civil.
En fin, todo esto lo resolvimos juntos y decidimos la formación de un partido en la sociedad mexicana, de lucha abierta, de fondo, por la democracia, por los derechos políticos, hasta llegar a los últimos periodos.
El homenaje a Arnoldo en enero-febrero (en la delegación Tlalpan) lo reivindica precisamente como una de las figuras centrales de la lucha por la democracia en México.
Sin la lucha que él encabezó, pero que todos nosotros dimos, esta democracia que existe en México, a pesar de todos sus defectos y desde luego de sus fraudes, ni siquiera existiría. No estaríamos luchando y actuando en defensa de esta democracia, estaríamos luchando por la democracia, pero ahora estamos en la defensa de la democracia que conquistamos y de la cual Arnoldo fue una figura genial.
Ejemplos como el de Arnoldo hacen falta en estos momentos en el país, hay que recabar lo que ha sido su tradición, sus enseñanzas, su concepción de la lucha política, su concepción de la democracia, su concepción, en fin, de lo que es su desarrollo político.
Ejemplo ante la actual claudicación de la izquierda
Enrique Semo, historiador: Cercano y compañero durante 30 años en PCM, PSUM, PMT y después en el PRD, o sea durante 30 años, creo que fue uno de los artífices de la vieja izquierda, de la izquierda programática a la legalidad, que no fue una dádiva del gobierno priísta, sino el logro de todas las luchas populares.
Es muy importante su papel en diferentes periodos, el de semilegalidad del Partido Comunista, que compartí con él en el Comité Central 1961-1979; luego, el periodo cuando el PCM encabezó la fusión con otras fuerzas para crear una gran fuerza electoral, de 1979 hasta 1989. En eso Arnoldo no abandonó sus posiciones comunistas y entró al PRD, al mismo tiempo que yo, manteniendo en alto su bandera de comunista y de marxista, de su lucha de 30 años. Fue diputado en la primera fracción comunista en el Congreso de la Unión; un hombre de honestidad a prueba de balas; de gran entereza y valentía, y un ser humano tierno con sus amigos. Para él y su familia todo mi afecto.
Figuras como la suya hacen falta, porque hay una verdadera pudrición de la élite política. No voy a hacer referencia a los casos recientes, pero en ese ambiente de claudicación que hay en ciertos grupos de izquierda, Arnoldo es un ejemplo a seguir.
El político que más he respetado en mi vida
Carlos Payán, director fundador de La Jornada: Nos conocimos en 1958, en el Partido Comunista. Desde entonces hubo una relación de camaradas y un respeto que le profesé siempre, toda la vida. Es el político que más he respetado en mi vida.
La última vez que lo vi (Arnoldo) ya había perdido parte de la memoria. Hacía años que había un paulatino deterioro.
Como dirigente comunista fue el primero que alentó, en el partido, la crítica a la Unión Soviética, por ejemplo, ante la invasión a Afganistán. Lanzó al partido en contra de esa barbaridad que estaban haciendo los soviéticos.
Creo que cuando el pensó que ya se había perdido, se había esfumado lo dela dictadura del proletariado
que se había enarbolado como bandera, decidió liquidar el PC y fundar otras organización, con otras fuerzas políticas, para agrandar el movimiento de izquierda.
Siempre estuvo con esa pretensión para asegurar el partido, la izquierda. Fue fundador del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, que ahora dirijo yo, que en realidad es el archivo y la memoria del Partido Comunista. Su objetivo era preservar la memoria del partido y, desafortunadamente, él fue perdiendo poco a poco la memoria, es una lástima.
Arnoldo siempre luchó por el reconocimiento del partido, que ya no se le persiguiera. Al final, él se acercó mucho a las posiciones de la socialdemocracia, pero en su interior siempre fue comunista.
Si uno platicaba con él, estaba pensando siempre en el comunismo. Siempre, siempre fue comunista.
Mañana le vamos a decir adiós a un gran hombre, a un gran amigo, a un gran comunista, a un gran mexicano, a un gran camarada
La unidad de las izquierdas aporte estratégico y trascendental
Pablo Gómez, militante del extinto PC, ex legislador: Creo que Arnoldo es el dirigente de la izquierda más importante de la segunda mitad del siglo XX. Tuvo muchos méritos. Él llevó a la izquierda a la lucha por la democracia política, sin la menor reticencia, lo cual era muy criticado, muy incomprendido por otros.
Él dirigió un partido que se renovó, que era independiente, que no se sometió ni al gobierno ni a ningún otro partido, adentro y fuera del país, que tuvo una autonomía poco frecuente, muy rara en esas épocas de la guerra fría.
También fue el primero que planteó como objetivo estratégico de la izquierda la unidad de todas las corrientes en la medida de lo posible. Ese fue otro de los grandes planteamientos de Arnoldo.
Es una pérdida enorme, es un motivo de luto para las fuerzas democráticas de izquierda del país. Arnoldo Martínez Verdugo deja una herencia que la izquierda mexicana está obligada a preservar y a desarrollar: la lucha por la democracia política, la autonomía del partido y la unidad de las izquierdas son elementos valiosísimos, de carácter estratégico, trascendentales.