viernes, 17 de septiembre de 2010
Otorgan a Granados Chapa la medalla "Bicentenario Generalísimo Ignacio Allende y Unzaga" Verónica Espinosa
GUANAJUATO, GTO., 17 de septiembre (apro).- El Consejo Sanmiguelense de Arte y Cultura otorgó hoy al periodista Miguel Ángel Granados Chapa la medalla “Bicentenario Generalísimo Ignacio de Allende y Unzaga”.
El autor de la columna Plaza Pública y colaborador del semanario Proceso, recibirá la presea el próximo 9 de octubre, en una ceremonia de gala en San Miguel de Allende.
Con el apoyo de los Amigos del Museo Histórico de San Miguel y los prestadores de servicio de esa ciudad, el Consejo decidió también reconocer la trayectoria y el desempeño de otros seis mexicanos en los campos de la historia, el periodismo, la educación, la cultura, las artes y el deporte:
La cantante Graciela Rayas Trejo, Tehua, quien es originaria de SMA, intérprete de la música mexicana de todas las épocas; la doctora e historiadora Guadalupe Jiménez Codinach, investigadora especializada en el periodo independentista cuya obra ha contribuido al reconocimiento de Allende como “caudillo principalísimo” del movimiento iniciado en 1810; el medallista olímpico en Tae Kwon Do, Guillermo Pérez; el escritor Paco Ignacio Taibo II; la matadora de toros Hilda Tenorio y el doctor Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM y actual presidente de la Asociación Internacional de Universidades, con sede en la UNESCO.
Los organizadores, representados por Adolfo Rubio –presidente del Consejo Sanmiguelense de Arte y Cultura, CONSAC, explicaron que el galardón instituido para conmemorar el Bicentenario de la Independencia consistirá en una pieza tallada por el fallecido artista sanmiguelense Genaro Almanza.
Adolfo Rubio explicó que aparte de destacar la historia profesional y personal de mexicanos ilustres, los integrantes del comité de selección tomaron en cuenta la equidad de género y la presencia de jóvenes entre los galardonados. La lista final de nominados fue aprobada por unanimidad.
“Así fueron seleccionados tres mujeres y cuatro hombres cuya trayectoria, obra de vida y desempeño profesional son ejemplo para las jóvenes generaciones de mexicanos y constituye un modelo de conducta que estimula los más caros anhelos de la nación mexicana”, indicó Rubio.
En el 2008, Miguel Ángel Granados Chapa recibió la Medalla “Belisario Domínguez” que entrega el Congreso de la Unión.
Al referirse a la inclusión del periodista en la lista de galardonados, Adolfo Rubio lo describió como un hombre “que ha ejercido en su vida profesional una clara determinación nacionalista, progresista y humana. La defensa de la soberanía, el respeto a los derechos humanos y su contribución a la democracia y la libertad de expresión en México son la esencia de su pluma comprometida”.
¿A quién pedir justicia? - Ciudad Juárez, Chihuahua, México
En un país en el que las autoridades han demostrado su objetiva incompetencia, ¿a quién pedir cuentas? ¿A quién reclamarle por los atropellos que cotidianamente soportamos los trabajadores de la información? Si los poderes fácticos que pretenden callarnos cuentan con la anuencia por omisión de los poderes establecidos, ¿entonces quién le dará voz a los miles que a diario son subyugados en medio de esta absurda guerra que no pedimos?
¿Qué podemos hacer por ustedes?, nos preguntan solidariamente organizaciones de periodistas de diversas partes de México y del extranjero, tras el asesinato de nuestro compañero Luis Carlos Santiago Orozco, casi dos años después de que otro entrañable colaborador, el reportero Armando Rodríguez Carreón también fuera victimado sin que hasta el día de hoy su crimen haya sido esclarecido.
Mientras no sepamos quiénes nos agreden y por qué; mientras ellos tengan la total libertad de permanecer ultrajando en este imaginario Estado de Derecho; mientras la procuración de justicia en este país, en esta entidad, siga siendo una entelequia, en realidad es poco lo que puede hacerse que no sea continuar desarrollando nuestra actividad periodística en la total indefensión. Proseguir clamando en el desierto por una justicia que no llega.
Si bien el 16 de septiembre de 2010 pasará a la historia nacional como la celebración circense de dos siglos de vida independiente, para quienes laboramos en El Diario de Ciudad Juárez, en adelante esta fecha estará marcada por el luto, por la impotencia ante la falta de respuesta. Será otra herida sangrante en el corazón de los que cada día, sin garantías de ninguna clase, arriesgamos nuestra seguridad personal para seguir informando a una comunidad que, ya de por sí, vive en el peligro constante.
Para un medio que hace tres décadas y media fue pionero en la apertura informativa y desde entonces ha luchado por permanecer en ese nivel, es muy duro enfrentar estas ominosas condiciones de impunidad porque son como un círculo vicioso e intimidatorio que cada día atenta contra nuestra amenazada libertad de expresión.
Nosotros, al igual que lo ha manifestado una gran mayoría de juarenses, no tenemos nada qué celebrar. Con el asesinato de Luis Carlos, apenas de 21 años, una vez más le ha tocado a El Diario de Juárez ofrendar su parte a este gran charco de sangre impune que ahoga a la ciudad. ¿A quién le reclamamos que no lo hayamos hecho ya?
‘Atrapa’ a médicos narcoguerra - Staff El Diario
“Estamos en una posición muy difícil porque estamos en contacto con gente muy malvada, atendemos a los sicarios y atendemos a las víctimas de los sicarios, estamos en medio de la guerra de esa gente”, agregó.
Y todavía se van a los extremos de la inconciencia porque, a pesar de que los médicos brindan generosamente sus servicios a cualquier persona –inclusive a esos delincuentes, sean asesinos o secuestradores–, son precisamente ellos quienes los plagian y los matan, informó.
“No se ponen a pensar, no les alcanza el intelecto ni su capacidad de conciencia para respetar a los profesionistas de la salud”, expresó.
Dijo que los doctores ya no consultan en sus viviendas y quitaron los anuncios del exterior, además de que retiraron su publicidad del directorio telefónico cuando antes ponían hasta el teléfono celular.
En general, todos modificaron su perfil y han cambiado sus vehículos a otros más humildes, aparte de que ya no van a atender enfermos a domicilio porque así secuestraron a varios de sus compañeros, agregó.
Y quienes lo hacen, primeramente investigan quién los recomendó, quién los conoce y quién es esa persona, y a veces la cita se lleva a cabo en lugares donde hay gente, informó.
Los doctores ya no acuden a auscultar pacientes en las noches y mejor dan instrucciones por teléfono, además de que muchos consultorios han cerrado y otros tienen rejas, es más, hasta las farmacias están amuralladas, expresó.
Muchos otros se resisten a atender heridos en los hospitales hasta que cuentan con una garantía de que se va a salvaguardar su vida contra la incursión de grupos armados, dio a conocer.
En este contexto social de violencia, de extorsiones, de secuestros y de asesinatos contra ese gremio, unos 40 médicos especialistas ya se fueron a trabajar a ciudades del sur del país y hacia Estados Unidos, dijo.
Además, a raíz del secuestro y asesinato del pediatra Alfonso Rocha López, varios profesionales de la salud ya comenzaron a alistarse para dejar esta frontera, inclusive una clínica completa va a cerrar estos días para ser trasladada a Querétaro, agregó.
Muchos médicos cerraron sus consultorios y hasta clínicas completas, de modo que ahora hay zonas de la ciudad que no tienen doctor, como el poniente y el suroriente, informó.
“¿Qué puede hacer ahora un ama de casa de esos sectores si tiene un niño enfermo a medianoche, con la inseguridad desbocada y el transporte urbano que es pésimo?”, se preguntó.
Expresó que hoy los profesionales de la ciudad trabajan con mucho temor porque se les llama a cualquier hora de la noche, pues hay personas que no pueden moverse y hay que auscultarlas en su casa, como las que tienen fracturas.
Hace dos años y medio, esas visitas médicas a domicilios se hacían “con muchísimo gusto”, pero ahora se hacen “con mucho temor” por el riesgo de que sea una trampa para un secuestro y homicidio, dijo.
“Es una época muy difícil para el gremio médico, inclusive se ejerce a escondidas, como si los médicos fueran los delincuentes”, agregó. “Estamos viviendo la etapa más difícil en la historia de la medicina, muy difícil”.
Informó que los profesionistas de la salud perdieron un gran porcentaje de consultas porque se acabó el turismo médico, siendo que antes tenían mucha afluencia de pacientes estadounidenses por la calidez del servicio y porque hay buenos profesionistas de la salud.
Venía mucha gente y ahora con la inseguridad esa afluencia cayó estrepitosamente, junto con varios proyectos que aportaron capital y que iban a generar empleo, todos se desplomaron, expresó.
Dijo que inclusive ya estaban recibiendo de dos a tres pacientes por semana como parte de un naciente proyecto y ahora todo cayó a cero, además, los dentistas tenían muchos pacientes extranjeros y perdieron a toda esa gente.
Los médicos que tienen un consultorio aparte son más vulnerables que los que trabajan en un hospital, entonces muchos prefirieron cerrar porque les pedían ‘cuota’ y ahora laboran por teléfono, porque el doctor, adonde él vaya, va su negocio, agregó.
Actualmente el gremio médico evalúa qué hacer, pero con estrategias constructivas y en ese sentido existe el proyecto de Médico Seguro que contempla a todos los profesionistas de la salud, a todo el personal que labora en hospitales, para que tengan un poco de seguridad, informó.
Dicho planteamiento plantea elevar a “delito agravado” el que sea cometido contra los profesionales de la salud cuando sean agredidos durante el cumplimiento de su deber.
Hacer un paro de labores se contempla todavía como una manifestación extrema y no hay planes de hacer tal cosa, expresó.
Pero de llevarse a cabo tendría que ser con objetivos muy claros y que puedan cumplirse, porque se perjudicaría a los pacientes y no se quiere crear desorden, ni confusión, ni afectar más a la gente, dijo.
“Nosotros hemos estado luchando por un estado de derecho desde el principio y tratamos de hacer algo no sólo por la comunidad médica, sino por toda la gente de Ciudad Juárez”, agregó.
“Nosotros hemos participado no sé en cuántas mesas y en cuántos comités por tratar de lograr un cambio, con miras a un Ciudad Juárez mejor para todos”, continuó.
Esa labor se ha llevado a cabo por los maestros de la Universidad, por los servidores públicos que han sido atacados, por muchos empresarios de la ciudad y por mucha gente que ha solicitado ayuda, informó.
“Hacemos un reclamo de justicia a las autoridades para que restablezcan el estado de derecho, porque la procuración de justicia está devastada, en el nuevo sistema penal hay gente que no sabe manejarlo para beneficio de la ciudad, entonces nos falta mucho”, expresó.
El pediatra Alfonso Rocha López fue secuestrado el 31 de julio y a pesar de que la familia pagó el rescate, los captores lo mataron y su cuerpo fue identificado el viernes pasado.
Este hecho motivó que algunos médicos pertenecientes a diferentes colegios contemplaran la posibilidad de suspender labores de manera general para obligar a las autoridades a que hagan algo para resolver la inseguridad que aqueja al gremio desde hace dos años y medio.
Con ese caso son ya varios los profesionistas secuestrados y que a pesar de que los parientes pagan hasta dos veces el rescate, son asesinados por los plagiarios.
El miércoles, un grupo de 18 organizaciones de médicos, nutriólogos, psicólogos y otras agrupaciones afines publicó un desplegado dirigido a las autoridades federales, estatales y municipales, así como a la opinión pública, pidiendo que se restablezca el estado derecho en la ciudad.
Las adicciones y su tratamiento - Avelino Soto Ugalde
Nuestros gobernantes, continúan empeñados en erradicar los efectos de una realidad que es producto de unas estructuras injustas, mismas que deforman a los individuos, toda vez que priorizan el afán de ganancia y de riqueza, por encima de los valores que elevan y convierten a los individuos en verdaderos seres humanos.
Los hombres no nacen con vicios, ni con las deformaciones conductuales que presentan en su vida de adolescentes o de adultos. Los vicios y las conductas negativas se las impone este tipo de sociedad y de estructuras en que vivimos.
Nadie es pobre por voluntad propia; o está desempleado por gusto. El ingreso producto del trabajo, solamente alcanza para vivir, pero no hace millonario a nadie, a menos que se aproveche la oportunidad de sustraer del erario público salarios estratosféricos como lo hacen los representantes populares y los gobernantes, que por encima de esos salarios, aún se asignan jugosas partidas por comisiones que muchas veces no desempeñan.
Las estructuras económicas, son las que van determinando y condicionando la personalidad y la conducta de los individuos. Tenemos millones de pobres debido a esas estructuras injustas. El afán de ganancia provoca en el individuo el olvido de los valores humanos, de los escrúpulos.
Por ejemplo, lo extendido del consumo de drogas en nuestro país, obedece únicamente a dos causas fundamentales: la pérdida de valores en quienes han optado por ese tipo de negocio, sin importarles los daños que provoquen a la salud en los demás y; por otra parte, la corrupción en todas las esferas de gobierno, que debiendo velar por la salud de los gobernados, permiten por interés, que otros arruinen la salud de la sociedad.
Esta serie de ideas vienen a propósito de la inauguración que de la Unidad Municipal de Atención a las Adicciones ( UMAA), acaba de hacer la semana pasada el licenciado José Reyes Ferriz, aún presidente municipal de Juárez.
Con todo lo positivo que resulte este proyecto municipal, ¿no habría sido mejor combatir a tiempo, a fondo y sin simulaciones el tráfico de enervantes en nuestra ciudad y en todo el municipio? La protección de la sociedad y particularmente de la juventud y la niñez, ¿no ameritaba un esfuerzo hasta sobre humano para combatir a los enemigos de la sociedad, o sea los narcotraficantes?
Claro que no es correcto afirmar que se haya dejado de combatir este flagelo de nuestro tiempo, pero lo cierto es que no se ha tenido la voluntad política suficiente para erradicar este cáncer.
Incluso, da la impresión de que la propia concepción de esa Unidad Municipal de Atención a las Adicciones, se hizo sin tener en cuenta la magnitud del problema, pues se estima que en la ciudad actualmente el número de adictos rebasa los cincuenta mil.
Pero, suponiendo sin conceder, que esa unidad tuviese capacidad para atender a todos los adictos, resulta que las causas que provocan el fenómeno siguen sin combatirse a fondo. Dejar casi intocada la circulación y comercialización de las drogas, implica no terminar nunca con el ingreso de más individuos a ese tipo de muerte. Se pueden crear incluso cien o mil centros de atención a las adicciones y el problema no se termina.
Para empezar, la labor de prevención contra las adicciones, casi es nula, a pesar de ser tal prevención una tarea fundamental.
La política de atención a la educación, a la recreación, al deporte y a las actividades culturales si la hay, no está a la altura de las necesidades.
Dos cosas requiere una política de prevención contra las adicciones: espacios públicos y apoyos económicos y materiales por parte de todas las autoridades. Pero que tales apoyos no sean “flor de un día”, como el programa “Todos somos Juárez” que trajo el gobierno federal, con el cual sólo pretendía deslumbrarnos.
Atender a los adictos es necesario, ya que la droga los ha convertido en enfermos, sin embargo, sin combatir las causas de la enfermedad, equivale a dejar que las víctimas se sigan multiplicando.
La labor de prevención es fundamental, sin ella no hay avances.
Con la prevención se identifica la labor y los verdaderos propósitos e interés de cualquier nivel de gobierno, por proteger a la inmensa mayoría de la sociedad.
Los efectos negativos de cualquier problema debemos combatirlos sí, pero sin olvidarnos que también es necesario el combate de las causas que los provocan. Un efecto también muy negativo es la pérdida de nuestros valores patrios y el culto a nuestros héroes, pero eso no se combate suspendiendo aquellos actos que permiten exaltar esos valores.
Conmemorar, no festejar - Luis Javier Valero
Para los puntillosos. Del Diccionario de la Real Academia. Festejar: Celebrar algo con fiestas. Conmemorar: Hacer memoria o conmemoración. Más abundante en sus explicaciones, El Pequeño Larousse Ilustrado dice que festejos son “actos públicos de diversión”. Y que conmemorar significa “celebrar solemnemente el recuerdo de una persona o acontecimiento”.
Efectuar tales digresiones semánticas tienen como sustrato el elevado ánimo fiestero de la actual administración federal, sus rimbombantes discursos “patrióticos”, su encendida palabrería acerca de la valentía mostrada para evitar que los “malosos”, como diría otro no menos ridículo ocupante de Palacio Nacional (Ernesto Zedillo) y la pretendida intención del monopolio televisivo por difundir su propia versión telenovelada de la gesta independentista de doscientos años atrás.
¿Estamos en condiciones de festejar, no será la hora, mejor, de, solamente, conmemorar?
Estamos en condiciones similares a las que escribiera Pablo Neruda de su propia tierra, al describir que su patria ya no era mancillada por ejércitos ajenos, ni tenemos gobernantes foráneos, pero, decía, “mi patria está invadida”. Sí, porque ahora son otras las formas y caminos de la dependencia de las naciones.
Y es que en la actualidad, la del momento presente, sufrimos las consecuencias de tal situación, manifestadas en forma de la más severa crisis de seguridad pública jamás sufrida por la nación mexicana.
¿Cuántos retenes existen de la frontera mexicana con la guatemalteca, allá en el sur, para detener la oleada de migrantes centro y sudamericanos en su incesante búsqueda de acceder a territorio estadounidense? ¿Cuántas de esas instalaciones existen para detener (si a lo que hacen se le llama detener) el ingreso de drogas a los Estados Unidos? ¿Cuántos muertos llevamos para evitar que las drogas sigan fluyendo al mercado norteamericano?
Como lo han sostenido infinidad de analistas, escritores, académicos, periodistas, gente común y corriente, los gobiernos norteamericanos intentan todo, primordialmente la vía violenta, para impedir ese flujo… pero en territorios ajenos a ellos. Así, ellos ponen el mercado y los latinoamericanos los muertos. Impulsores de las estrategias policiacas para combatir al narcotráfico fuera de su territorio, son tolerantes en el intercambio comercial que se realiza dentro de sus fronteras.
Prestos a ayudar, patrocinar y exigir que se ponga un alto al comercio de armas en toda América Latina, promueven la más irracional de las libertades para la adquisición de ellas en su territorio. Como marionetas, los gobiernos al sur del río Bravo aceptan sus sugerencias, órdenes y dinero encaminados a esos fines. Luego se asustan, todos, cuando esa estrategia toca fondo y destruye la incipiente cultura de la legalidad en Latinoamérica.
Ahora sabemos toda la verdad acerca de los fondos aprobados por el Congreso de Estados Unidos para México, –que deberán aplicarse en el combate al narcotráfico– bajo la denominación de Iniciativa Mérida. No solamente nos obligaron (al gobierno mexicano ¿Lo obligaron?) a que las armas y vehículos aéreos y terrestres comprados con esos fondos debieran ser los determinados por las autoridades norteamericanas (y ya sabemos cómo se las gastaban los amigos del presidente George W. Bush), incluyendo en sus instructivos, incluso, a qué empresas se deberían adquirir.
No solamente. Los fondos de la Iniciativa Mérida asignados a México están sujetos al escrutinio del gobierno norteamericano. Si los mexicanos ajustan su conducta a lo trazado por nuestros vecinos, entonces liberan los recursos económicos, de lo contrario, obviamente, no.
Entre las asignaturas que deben cursar los gobernantes federales mexicanos se incluye la del respeto a los derechos humanos por las fuerzas militares y policíacas federales. Si el escrutinio norteamericano las reprobara, entonces un 15 por ciento de los recursos no serían entregados a los mexicanos.
Así llegamos a los 200 años de independencia, como dijo Cajeme, el jefe yaqui: Antes como antes, ahora como ahora. Es decir, igual o “más pior”.
SSP: nuevas mentiras Miguel Ángel Granados Chapa
Distrito Federal– Aunque pareció tener un desenlace feliz, el secuestro de cuatro periodistas en Gómez Palacio, el 26 de julio, tiene ahora una secuela desgraciada, que a su vez dejó al descubierto una nueva mentira en esa fábrica de mendacidad que es la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno federal.
Alejandro Hernández Pacheco ha solicitado asilo político en los Estados Unidos. Lo informó él mismo desde El Paso, donde ha comenzado a tramitar el status jurídico que reclama, y que se basa en su temor a los cárteles de la droga…y al gobierno federal.
Hernández Pacheco era camarógrafo de Televisa en Torreón. Junto con un colega reportero de la propia empresa (Héctor Gordoa), un camarógrafo de Milenio Televisión con sede en la Laguna (Jaime Canales), y un reportero de un diario local (que asustado se fue de la ciudad y no quiere siquiera que su nombre se mencione), fueron levantados por un comando armado, mientras se ocupaban de informar de la secuela de un hecho atroz. Se había descubierto que reclusos del penal de Gómez Palacio habían salido por lo menos en dos ocasiones para cometer asesinatos colectivos. La movilización periodística que siguió a esa revelación, y la destitución de la directora que practicaba una inédita noción de readaptación social, fue aprovechada por el cártel de Sinaloa para denunciar la complicidad de la policía local con la banda de los Zetas. Un video donde un agente municipal hacía esa revelación fue entregado a las dos televisoras cuyos representantes fueron capturados por una célula dependiente del Chapo Guzmán, a efecto de canjear su difusión por la libertad de sus camarógrafos y reportero.
La insólita presión causó una crisis en esas empresas (Milenio difundió en horario discreto el video, y Denise Maerker suspendió la emisión de su programa el jueves 29). Además, el insólito acontecimiento generó la conciencia de que el narcopoder pretendía ejercer su propia política de información, dictando a los medios programar lo que conviene a sus intereses, y suscitó un movimiento de alerta y solidaridad en el gremio periodístico (que no ha levantado el vuelo como parecía posible a partir de ese hecho). El diarista local fue liberado unas horas después de su captura, el reportero de Televisa, adscrito al programa de Maerker tuvo esa misma suerte un día después. Y luego supimos, nos lo dijo la Secretaría de Seguridad Pública, que la Policía Federal liberó a los dos camarógrafos, a los cuales presentó en conferencia de prensa. En ella participaron el propio titular de la SSP, Genaro Garcia Luna, y el comisionado de la Policía Federal, Facundo Rosas Rosas.
Ahora sabemos que lo que se dijo allí no es verdad, y conocemos también el entorno en que se produjo esa comparecencia de los camarógrafos ante los medios. Fueron llevados allí, según la versión de Hernández Pacheco, con engaños, y se les forzó a convalidar la narración oficial sobre su rescate, que no corresponde con su propia vivencia. No hubo ninguna operación eficaz de la PF, que a sí misma se había presentado como autora de una operación en que bastó su sola proximidad para atemorizar a los captores que prefirieron huir y permitieron la liberación de las víctimas. Los secuestradores, cumplida su encomienda, los sacaron de la casa de seguridad en que se hallaban y los dejaron ir en un calle cercana, no lejos de un retén policiaco. Después, la Policía Federal los trasladó a la ciudad de México. Se dijo a los camarógrafos que los recibiría el presidente de la República. En vez de dirigirse a Los Pinos, fueron llevados al centro de mando de la corporación policial, donde García Luna y Rosas les permitieron ofrecer una parca versión de lo sucedido, en la que no entraron en pormenores sobre el modo de su liberación.
Mientras Canales aparece en la publicidad que de sí misma hace Milenio Televisión en su pantalla afirmando que seguirá su trabajo “con la cámara al hombro”, Hernández Pacheco decidió alejarse de su tarea. Tiene miedo de la banda que los secuestró, de los Zetas denunciados en el video cuya difusión fue exigida a cambio de su libertad, y de las autoridades que lo engañaron: “nunca nos hablaron de una conferencia de prensa”, “ese no era el trato, yo pude haber dicho ahí que no, pero en ese momento, la verdad, no pensé; ya tenían ahí nuestro nombre, ya tenían todo organizado ellos, pero sabíamos nada, hasta ese momento, dos minutos antes…Nos utilizaron para cubrirse de gloria ellos y nos usaron para pararse el cuello nada más. Me sentí mal, me sentí usado” Y respecto de su rescate aclara que los federales “no llegaron, estaban ahí alrededor, pero no nos sacaron”. En cambio, los secuestradores “nos liberan en una calle, en un baldío”, luego los desplazan a otro lugar “nos dicen córranle. Ellos arrancaron el carro, y como a tres cuadras vimos a la policía”. (Reforma, 15 de septiembre).
Un mes después de ese montaje, la Secretaría de Seguridad Pública, su propio titular García Luna dijeron otra mentira. Al ser presentado a la prensa Edgar Valdez Villarreal, el secretario dijo que La Barbie había sido capturado “en el patio afuera de la casa, en el jardín”; donde se le ubicó tras un largo trabajo de inteligencia; su lugarteniente Rosas dijo algo diferente, y en un parte de agentes federales consta que el jefe mafioso fue detenido porque un convoy policiaco lo persiguió pues su vehículo iba a velocidad excesiva.
La mendacidad en una función tan delicada como la seguridad pública no debería ser admitida. Y sin embargo, lo es.
Claroscuros del Bicentenario Raymundo Riva Palacio
La conmemoración que apenas empezó no muestra claramente los puntos débiles en nuestras aparentes fortalezas. Uno tiene que ver con un aspecto cultural –quizás consecuencia de las deficiencias educativas que se vienen arrastrando desde hace algunos lustros–, donde una buena parte de los mexicanos realmente no tienen claro ni qué se celebra, ni los orígenes de esta memoria histórica. Por ejemplo, sólo 6 de cada 10 mexicanos sabe qué día se celebra la Independencia y apenas el 53 por ciento tiene claro que fue de España. El 21 por ciento inclusive, piensa que fue de Estados Unidos, y el 24 por ciento, de plano, no sabe.
La ignorancia va acompañada por otra confusión que tiene que ver con cuál es el conjunto de valores que define una identidad y una nación. En diciembre pasado la empresa de estudios de opinión Parametría realizó una amplia encuesta sobre el Bicentenario, que dibujó esos claroscuros. Sí, el 81 por ciento dijo que si le hubieran dado a escoger en qué país nacer, habría dicho México, pero un 14 por ciento dijo que otro, y de ese porcentaje, la mitad habría escogido Estados Unidos. El 22 por ciento piensa que si México siguiera dependiendo de España estaría mejor, aunque sólo un 5 por ciento habría escogido a esa nación en caso de haber podido decidir dónde nacer.
Es probable, como proposición, que estas respuestas tengan que ver directamente con las coyunturas, cuando menos en el caso de España. Hasta mediados de los 70, esa nación estaba más atrasada de México en materia socioeconómica, había tenido una dictadura –totalitarismo no es igual que autoritarismo, el modelo político mexicano de varias generaciones–, y sólo la calidad de sus políticos y la necesidad estratégica europea de unirse en un bloque, por lo cual le inyectaron recursos y dieron subsidios que hasta la fecha existen, provocó su despertar. Ante los Estados Unidos siempre ha existido una tendencia a la adhesión, que fue la causa, por ejemplo, que Benito Juárez ampliara Tamaulipas hacia el oeste para impedir que Nuevo León se anexara a Texas.
Pero hay otros factores en esta confusión nacional que tienen que ver con las deficiencias del Estado en materia educativa. Por ejemplo, cuando Parametría preguntó qué consideraban que era característico e identificaba a todo mexicano, el porcentaje más alto, 15 por ciento, declaró en la media nacional que el idioma y el 12 por ciento lo fiestero. En el Distrito Federal, la respuesta más socorrida (15 por ciento) fue lo fiestero, y relegó (al 13 por ciento) el idioma. Muy pocos apuntaron con precisión el conjunto de valores que identifica a una nación, como los símbolos patrios (4 por ciento), la cultura y la historia (3 por ciento), e incluso la religión (1 por ciento). Nadie mencionó la bandera o el Himno Nacional, pero colocó lo “trabajador y luchones” en tercer lugar (10 por ciento), seguido de la personalidad (9 por ciento).
La encuesta reflejó un etnocentrismo derivado de esa falta de universalidad. La quinta definición del mexicano fue el color de la piel, ignorando toda la mezcla racial que se dio durante la Conquista de América. Mencionan también la comida, que no es nacional sino regional, o la vestimenta, probablemente pensando en el sur mexicano, que encuentra en Mesoamérica sus raíces. Hubo quienes mencionaron al mariachi, cuyo origen se encuentra en Bohemia, en la República Checa, y otros “el gusto por el alcohol”, aunque México dista mucho de ser el país donde más se bebe (Alemania es el campeón). Nuevamente la coyuntura motivó respuestas sobre la identidad nacional: corrupción, inseguridad, delincuencia, conformistas, flojos, malhablados. Uno de cada 10, sorprendentemente, no pudo responder qué lo identificaba como mexicano.
¿Qué otro punto los vincula? La encuesta no lo incluyó, pero el Ejército es otro factor de unidad. Criticado, apaleado, justa o injustamente según el marco de referencia bajo el cual se analice, el Ejército fue vitoreado en el desfile del 16 de septiembre. Ni siquiera se interesó nadie en los matices, ni en el reflejo de algunas carencias. La Fuerza Aérea, tuvo que exhibir sus Pilatus –que son aviones para entrenamiento–, y sus Arava –que son aviones utilitarios que sirve para transporte limitado de tropa o ambulancia–, pues adolece de una fuerza de aire real, y bajo el nombre genérico del Ejército se incluyó también a su históricamente adversario, la Armada. La presencia de las Fuerzas Armadas, en todo caso, provocó admiración y orgullo.
Pero, ¿en todos lados? Hay zonas del país, particularmente en la franja norte de Tamaulipas y Chihuahua, donde las Fuerzas Armadas son mal vistas. Hay una creciente corriente de opinión crítica que está señalando sus abusos en la lucha contra el narcotráfico, pero en la opinión pública nacional, se siguen manteniendo con un apoyo de 7 de cada 10 mexicanos. Ese respaldo no está asociado con los intentos del secretario de la Defensa, Guillermo Galván, de que se le otorguen facultades de policía, ministerio público y control político, o de la tendencia de los comandos de Marina de aniquilar a cuanto narcotraficante enfrenta, que ya es motivo de preocupación entre algunos gobiernos del mundo.
Tampoco se relaciona con las precarias condiciones de vida de los soldados en misiones en zonas calientes del país, como Ciudad Juárez, donde elementos que ganan 6 mil pesos al mes, duermen en el campo, al aire libre, comen con 30 pesos diarios y tienen que estar en la trinchera de fuego durante dos meses consecutivos. Es decir, la realidad de las Fuerzas Armadas, con sus pros y sus contras, no existe en el imaginario colectivo de los mexicanos. Hay emoción, no información, como sucede también con la crisis de valores y conocimiento que reflejó la encuesta de Parametría sobre la identidad nacional, donde las deficiencias educativas no son tanta responsabilidad de los gobernados como de sus gobernantes. En todo caso, la conmemoración del Bicentenario no es el ejemplo de estos claroscuros, sino el pretexto para una reflexión no de qué somos, sino para dónde vamos.
El juicio y la presunta retractación de Hidalgo Víctor Orozco
“La Cortes generales y extraordinarias confirman y sancionan el inconcuso concepto de que los Dominios Españoles en ambos hemisferios forman una sola familia, y que por lo mismo los naturales que sean originarios de dichos dominios Europeos o ultramarinos son iguales en derechos a los de esta península, quedando a cargo de las cortes tratar con la oportunidad y con un particular interés de todo cuanto pueda contribuir a la felicidad de los de ultramar, como también sobre el número y forma que deba tener para lo sucesivo la representación nacional en ambos hemisferios”.
“Ordenan así mismo las Cortes que desde el momento en que los países de ultramar, en donde se hayan manifestado conmociones, hagan el debido reconocimiento a la legítima autoridad Soberana, que se halla establecida en la Madre Patria; haya un general olvido de cuanto hubiese ocurrido indebidamente en ellos, dejando sin embargo a salvo el derecho de tercero. Lo tendrá así entendido el Consejo de Regencia para hacerlo imprimir, publicar y circular, y para disponer todo lo necesario a su cumplimiento. Ramón Lázaro de Dou, presidente.
Evaristo Pérez de Castro, secretario. Manuel Luján, secretario. Real Isla de León, 15 de Octubre de 1810. Al Consejo de la Regencia. Y para la debida ejecución y cumplimiento del decreto de precedente, el Consejo de Regencia ordena y manda a todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás autoridades, así civiles y militares, y eclesiásticas de cualquiera clase y dignidad, que lo guarden, hagan guardar y cumplir y ejecutar en todas sus partes”.
En el contexto de la guerra de independencia española, las cortes, que asumieron la soberanía plena, realizaron una acción política inteligente pero tardía, al tratar de eliminar las causas de la insurgencia en los dominios americanos. Y, al mismo tiempo, atraer la fuerza política y militar desplegada por los insurrectos a favor de la guerra patria que se libraba en la península. Así los comprendió Salcedo, quien en la presentación del decreto argumentaba:
“Deseando impedir tanto derramamiento de sangre humana, que ha ocurrido a torrentes en esta América con tan injusto y odioso motivo, y debe economizarse en todos tiempos y con particularidad en la época presente; reservando su efusión, para defender todos unánimes y conformes, la causa de la religión, del Rey, de la Patria y cada uno la suya propia, contra el enemigo común de Dios, de la Europa ínclita Nación, de la América y de toda la especie humana,… atendiendo a la naturaleza de esta guerra, que a todos nos debilita sin verdadero fruto, privándonos de las fuerzas que necesitamos, no para destruirnos como hasta aquí hemos hecho, sino para ampararnos y sostenernos recíprocamente según lo exige la religión Santa que profesamos y los vínculos naturales y civiles que unen tan estrechamente; y considerando por fin que en los habitantes de estas provincias no concurren las circunstancias de reincidencias…”
El olvido no alcanzó a los caudillos insurgentes desde luego y al resto, el decreto instrumentado por Salcedo les concedió un término perentorio de quince días para presentarse ante las autoridades y denunciar a los que continuaran en rebeldía.
La causa penal que se instruyó a los insurgentes estuvo a cargo de militares y oficiales subordinados al Comandante de las Provincias Internas. Obviamente no eran jueces que pudiesen obrar con un mínimo de imparcialidad o al menos, tratar de indagar o profundizar sobre las verdaderas causas de la insurrección de 1810, lo que hubiera sido provechoso para todos, en especial para la historia. ¡Busco jueces y sólo encuentro acusadores, dice un antiguo reclamo que aquí cae como anillo al dedo.
Como todos los enjuiciadores de guerra o en procesos políticos, habían dictado la sentencia de antemano y el proceso sólo tenía como objeto revestir a la previa condena a muerte, con un velo de formalismo.
Quien primero publicó los documentos de la causa fue el biógrafo de los caudillos Carlos María de Bustamante, que empezó a publicar sus Cartas, que luego formarían el Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana según asentó, para dotar a los mexicanos de un sentido de seguridad e identidad, frente a los amagos de una reconquista por España.
Y de cierto, el comportamiento de Hidalgo frente a sus jueces, no desmerece a la figura que una década después se tendría como padre de la patria. No negó los cargos, aceptó ser el autor de la convocatoria a la insurrección y asumió toda la responsabilidad por ello.
Sin embargo, más tarde corrió la versión de que se había retractado y arrepentido de todos sus dichos y actos. Según ésta, el cura de Dolores habría pedido perdón desde el Rey para abajo a todo mundo, incluyendo al Santo Tribunal de la Inquisición del que en otro momento se había burlado y habría renegado de la causa de la independencia. Bustamante, desechó dicha “retractación” como una impostura montada por las autoridades españolas, en un momento en que la insurrección no obstante el descalabro sufrido, cobraba un nuevo auge.
El asunto no se volvió a retomar hasta años después, en 1849, por Lucas Alamán, en el primer tomo de su Historia de México, dentro de su propuesta general para eliminar la conmemoración del 16 de septiembre como fecha de inicio de la independencia y acabar con la idea de fundar los títulos de la nación en el movimiento revolucionario comenzado en 1810, para fincarlos en el operativo eclesiástico-militar encabezado por Agustín de Iturbide en 1821.
Alamán, que distinguió su obra en múltiples pasajes, por la invectiva contra Hidalgo, sobre todo, da por sentado que Bustamante defiende gratuitamente, esto es, sin bases, la figura del caudillo insurgente y en consecuencia tiene por auténtica la retractación.
Sin embargo, en una nota de pié, reconoce sus límites, pues indica que: “Todas estas dudas (sobre la autenticidad de la retractación) podrían haberse resuelto haciendo venir al archivo general, como se debía haber hecho, todas las causas originales de la comandancia general de las provincias internas, que deben estar en Chihuahua”.
Francisco Bulnes, en vísperas de la revolución de 1910, volvió sobre la vieja polémica entre los historiadores liberales y conservadores, acerca del presunto arrepentimiento de Hidalgo y aunque ingeniero minero de profesión, como buen “científico” sometió el documento que contenía el dicho de Hidalgo y la firma del mismo al rigor de un análisis jurídico, concluyendo que no podía otorgárseles ninguna credibilidad, tanto por la incongruencia con el resto del material que formó la causa, por las dudas que despertó en las propias autoridades españolas que no se atrevieron en los años sucesivos a 1811 a postular la veracidad de la dicha retractación, como por la firma, apócrifa, según él, que calzaba el texto.
Un documento similar supuestamente firmó Ignacio Aldama el 18 de junio de 1811 en la víspera de ser fusilado en Monclova. Por el estilo similar de ambos, puede inferirse que fueron inducidos por las autoridades españolas.
Entre el pueblo se alzó El Coloso, inspirado en Benjamín Argumedo, fusilado por traidor
De Chente a Vicente y de Chespirito a Salinas, cofradía en la noche palaciega
El “nuevo” Canal 11 realizó entrevistas en la que llamó “alfombra roja” de Palacio Nacional
Arturo Cano
Periódico La Jornada
Viernes 17 de septiembre de 2010, p. 6
“¡Chente, Chente, Chente!” Y sí, en uno de los balcones de Palacio Nacional está la pareja presidencial del sexenio pasado, a cuya mitad masculina, es de suponerse, se refiere el grito. Pero no. Los privilegiados que ganaron sitio en las gradas y los bailadores y desfilantes –los únicos que alcanzan a adivinar quiénes miran desde los balcones– no dirigen su grito a Vicente Fox sino a su tocayo apellidado Fernández.
Miran a la limitada masa, desde allá arriba, los miembros del gabinete, los grandes empresarios, un par de ex presidentes, los legisladores de mayor peso (político, se entiende), el cuerpo diplomático y otras docenas más de próceres de la patria bicentenaria. Pero casi ninguno es reconocido por la gente de abajo. Y ninguno, ni Vicente Fernández, logra arrancar los gritos eufóricos dirigidos a un hombre que, de tan pequeño, apenas se divisa en el balcón: “¡Chespirito, Chespirito, Chespirito!”
Fuera de Roberto Gómez Bolaños sólo son reconocibles El Hijo del Santo, por su máscara, y Jimena Navarrete, por su banda de Miss Universo.
La recepción ha comenzado horas antes, con la llegada de los invitados especiales por la parte trasera de Palacio, después de que los vehículos que los condujeron al lugar atravesaran decenas de calles cerradas repletas de vallas y filas y letreros luminosos con un solo mensaje: “Zócalo lleno, no pase”. A esas alturas, cerca de las ocho de la noche, sin embargo, la plaza presentaba aún grandes huecos que los necios habrían de llenar para presenciar el espectáculo de luces y juegos pirotécnicos.
Para la prensa y los invitados de segundo nivel se han dispuesto algunos de los patios en el extremo izquierdo del edificio. Sillones, sillas y mesas antiguas han sido colocados aquí y allá, y los convidados pueden ocupar cualquiera, con excepción de una zona destinada “a la familia Calderón Zavala”.
El piso de arriba está destinado a los afortunados portadores de un gafete verde, quienes ingresan por una puerta distinta para ponerlos a salvo de preguntones. Algunos, sin embargo, desfilan sobre la “alfombra roja de Palacio”, como la presentan las conductoras del renovado Canal 11. Por ahí pasan la pareja presidencial y el ex presidente Carlos Salinas.
El “nuevo” Canal 11 se luce en las preguntas. “Estamos con el hombre que marcó el cambio, que rompió… ¿no tengo que decir de qué hablo, verdad?”, se atora la conductora. Y Vicente Fox sonríe, aprovecha para hacer el infomercial de su Centro Fox y resume el discurso que se despachan toda la noche en las pantallas: “México no tiene problemas, sino retos”.
El siguiente entrevistado del “nuevo” Canal 11 compara a Felipe Calderón con Manuel Ávila Camacho y su convocatoria a la unidad nacional. “Estamos aquí los de ayer y los de hoy… a todos unidos no habrá nada que nos pueda vencer”, dice Carlos Salinas de Gortari, con su eterna corbata verde.
Entre los convocados por Ávila Camacho estuvieron Lázaro Cárdenas del Río, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta. ¿A cuál elegirá Salinas representar? ¿Querrá decir Carlos Salinas de Gortari que están los que cuentan, porque a la convocatoria presidencial no acuden Luis Echeverría, Miguel de la Madrid ni Ernesto Zedillo? ¿Por qué no comparten la salinista idea de que vivimos tiempos “de cambio muy positivos”?
El muñecote del machete mocho generó muchas interrogantesFoto José Carlo González
El “nuevo” Canal 11 deja a Salinas y sigue con su desfile de integrantes de la selección nacional de futbol, que se queda ahí, en las pantallas de Palacio, cuando los asistentes son invitados a salir a una zona que les es reservada para presenciar el desfile de carros alegóricos, el Grito, los cohetes y las luces.
La primera manta dice: “Héroes y mitos”; le sigue “Revolución-Insurgencia” (¿inspirada en Hillary Clinton?) El primer carro es una suerte de gusano-jaula de metal, donde viajan actores caracterizados como combatientes de la Revolución, acompañados, literalmente, de las cabezas de diversos héroes.
A saber si esas cabezas, echadas ahí en el piso del carro alegórico, son una remembranza del final que tuvieron el excomulgado cura Miguel Hidalgo y otros iniciadores de la gesta independentista o un homenaje a los “tiempos de cambio” que menciona Salinas de Gortari.
Trozos de los museos del Caracol y del Castillo de Chapultepec se mezclan con trajes típicos y disfraces con luz propia, que recuerdan escenas de Woody Allen. Algún significado deben tener, pero la mayoría de los invitados especiales, a juzgar por las caras, prefiere disfrutar sin preguntas. Todos están más ocupados en tomarse fotos y en mirar hacia los balcones para reconocer a la very important people.
Todo, mientras el concierto de flamas, la coreografía “México Unido”, el Árbol de la Vida y el espectáculo acrobático “Vuela México” apabullan a los presentes. El programa incluía, aunque se pierde en medio de tantas imágenes, un “divertido juego de futbol entre Maximiliano e Iturbide” (¿Juárez no hubiese querido jugar?)
Termina el desfile. Se alza El Coloso. “Se parece a mi tío Jesús”, dice un niño colimense del mismo nombre, feliz como nunca porque conoció la capital y lo hospedaron en un hotel de lujo en Reforma para que viniera a bailar con sus amigos de la escuela. No está el niño colimense para saberlo, pero el escultor Juan Carlos Canfield, autor del monigote de siete toneladas y media que se levanta en medio de una ovación, se inspiró en la figura del general Benjamín Argumedo, El León de la Laguna.
“No tiene casaca militar, pero sí tiene una espada rota; quizás la perdió en medio de una batalla”, dijo al “nuevo” Canal 11 el escultor Canfield hace unos meses. Pero no era una espada rota la que Argumedo portaba cuando ordenó la matanza de ciudadanos de origen chino en Torreón, en 1911, al mando de tropas maderistas. Entonces fueron asesinadas 303 personas y sus propiedades saqueadas. Argumedo, ahora El Coloso, fue también un fiero enemigo de Pancho Villa y se puso al servicio del dictador Victoriano Huerta (Argumedo fue fusilado en 1916, por traidor.)
Por lo pronto, es noche de fiesta. Y qué estorbosa es la historia en estos tiempos de unidad nacional. Eso dice la sonrisa del senador panista Gustavo Madero, descendiente, qué curioso, de los hombres que mandaban sobre el general Argumedo. “Unidos podemos todo, como ha dicho el Presidente”, repite un sonriente Madero, que se pasea amable entre los reporteros, a tres metros de una estatua que da fe de la “unidad nacional”: la de Benito Juárez, fundida con los cañones arrebatados a las fuerzas del partido conservador y con fragmentos de la artillería francesa disparada contra el ejército de Ignacio Zaragoza en 1863. Pero entonces nos fue mal por desunidos.
Escenografía efímera
Otra de GL Productions
Julio Hernández López
De pronto, en horas, las historias pretendieron ser reinterpretadas. A la nacional, la bicentenaria, se buscó convertirla onerosamente en desfile de ocurrencias sin contexto, mero telón de fondo para el lucimiento del gran protagonista, FC, celosamente acaparador de reflectores. Y a la actual, la de la tragedia sangrienta de los días que corren, de los asesinatos de civiles y la violación de derechos humanos, de la guerra que nadie pidió pero fue instalada en busca de legitimidades pasadas y emplazamientos futuros de continuismo, se le tiñó propagandísticamente de cordialidades ciudadanas, de fusión popular deseosa de fotografiarse junto a las máquinas de combate y los ejecutores crudos de los arrebatos de las cúpulas.
Despilfarro de recursos en pos de una imposible modificación de juicios históricos. Felipe, el Bueno, regala al pueblo desfiles patrios y entretenimiento variado, tratando de dejar atrás la memoria de los cuatro años de horror económico y social. El 15, por la tarde, celebra la independencia nacional mediante montajes escenográficos asignados a una empresa extranjera que funde criterios de carnaval, Disneylandia y Desfiles de las Rosas para ofrecer en México un espectáculo colonizado (con el asomo de una escultura cuyo rostro sugerente de ciertos parecidos acabó siendo bautizada en Twitter como El NarColoso, por su semejanza con la imagen de Jesús Malverde, el presunto protector venerado por narcotraficantes, aunque otros opinantes creyeron ver en los rasgos de esa pieza a Vicente Fox, Vicente Fernández, José Stalin, Luis Donaldo Colosio y ciertos personajes de caricaturas internacionales). Luego, el 16, ese mismo monarca bondadoso muestra el músculo militar a un pueblo que paulatinamente ha ido cediendo espacios civiles a la fuerza de las armas (ironías delatoras: por primera vez marcha la Policía Federal en un desfile de militares que ahora fungen como policías; desfile para celebrar la Independencia en compañía de contingentes castrenses extranjeros entre los que están algunos de quienes han doblegado y mancillado a México, como los estadunidenses que se asoman al Palacio Nacional donde un siglo atrás impusieron su bandera).
Recomposturas aceleradas: Calderón invita a Palacio Nacional a ex presidentes y sólo pueden asistir dos: Carlos Salinas de Gortari, a quien la opinión pública había visto días atrás en fotografía de Misteriosos Desaparecedores junto a Diego Fernández de Cevallos, y Vicente Fox acompañado de su infaltable Marta. Echeverría y De la Madrid viven momentos difíciles de salud, como bien se sabe, pero Ernesto Zedillo simplemente decide mantener distancia. Presencias polémicas que avivan especulaciones futuristas, siendo como son ambos ex mandatarios, palaciegamente reaparecidos, los promotores de precandidaturas que irritan a Felipe: Salinas maneja la campaña del gobernador del estado de México que está en pie de guerra correctiva para cerrar el paso a alianzas que le sean peligrosas, y Fox impulsa las pretensiones del tibio senador Santiago Creel y del rasposo Manuel Espino.
Presencias y ausencias en el claroscuro de los dos días de celebración que mantuvieron en acción a todas las fuerzas armadas institucionales del país, las militares y las policiales, mediante abiertas operaciones de control que dieron cuenta del tamaño de los opositores que no se manifestaron, los cárteles del narcotráfico que, salvo el episodio de Cancún, donde supuestamente preparaban la detonación de granadas en el Grito local, parecieron haber acordado una tregua o medido el riesgo de enfrentar al aparato nacional de seguridad volcado en proteger la viabilidad de una fecha en la que el jefe formal del Estado no podía confesarse fallido. Fuera de ese territorio conmemorativo acotado, los hechos fueron los de siempre: en Ciudad Mier, Tamaulipas, por ejemplo, la Defensa Nacional informó del exterminio de veintidós “sicarios”.
El rojo derramado continuó después de los desfiles y los gritos (el de Palacio, el 15, y el de Dolores Hidalgo el 16, con un Calderón obstinado en no ceder ni un milímetro político, cual si viera en su derredor demasiadas ambiciones o peligros, concentrado en sostenerse, en mostrarse, en confirmarse). Rojo elevado a categoría suprema en el orden de aparición de los colores en la banda presidencial que antes mostraba el verde en su extremo superior y ahora ha dado paso a la preferencia cromática del sexenio, roja preferencia que en realidad es vocación y definición). Por ejemplo, fueron atacados dos periodistas del Diario de Juárez y uno de ellos murió. El vocero de condolencias oficiales, Alejandro Poiré, y el secretario de Gobernación, Bla Bla Blake, y tal vez el propio Calderón podrán actualizar sus letanías de circunstancias, pero nada frena la violencia contra el periodismo en México. Otra ironía de las fechas es que el golpe contra los periodistas fronterizos se dé al tiempo que un camarógrafo de Televisa La Laguna ha pedido asilo en Estados Unidos y asegura que fue un montaje la conferencia de prensa a que fueron llevados sin saber, pues les habían dicho que los conducían a entrevistarse con Calderón, los periodistas secuestrados en Durango y luego falsamente liberados por otra faena de “inteligencia” de García Luna Productions (en realidad, dice el camarógrafo Alejandro Hernández Camacho, los captores los abandonaron y ellos, los periodistas, encontraron a policías. La historia, el montaje posterior, ya fue del dominio público, con helicópteros artillados como escenografía en los hangares de la Policía Federal y con el cineasta Genaro en plan triunfador).
Y, mientras la Comisión Federal de Electricidad ha aprovechado la distracción de las fiestas patrias para anunciar la renuncia de su director de operación, Néstor Moreno Díaz, al que en Estados Unidos –no en México, obviamente– se le acusó de cobrar millonadas por asignar contratos, ¡feliz fin de semana, con el Grito desatendido totalmente por los medios Shalalá, el de Tlatelolco, con López Obrador que sigue en lucha!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Fiesta del miedo
José Gil Olmos
MÉXICO, D.F., 15 de septiembre (apro).- Con tristeza y miedo, México celebra los 100 años de la Revolución y los 200 de haber logrado su Independencia.
El mismo día de las fiestas patrias, ocho ciudades del norte del país cancelaron los festejos, mientras que en el Zócalo del Distrito Federal –el centro histórico y político de la nación– miles de policías, francotiradores y soldados, más que desfilar, vigilaron que no ocurriera algún atentado por parte de la delincuencia organizada, convertida en un grupo de poder capaz de poner en entredicho al presidente de la República y al propio Estado mexicano.
El recuerdo que los mexicanos tendrán de esta celebración es que fue todo lo contrario a lo que se esperaba.
“No hay nada que celebrar”, fue el comentario que por semanas se escuchó entre la gente, desalentada por los años violentos que se han vivido, sobre todo en algunos estados en los que el crimen organizado ha desplazado a las autoridades de gobierno y de seguridad pública, irguiéndose aquel como única autoridad.
Aunque el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, rectificó días después, las palabras de la secretaria de Estado de ese país, Hillary Clinton, quedaron retumbando en el gobierno de Felipe Calderón cuando dijo que en México los grupos del narcotráfico tienen tintes de “insurgencia”.
Y no es la primera vez que desde el gobierno de Washington hacen una declaración de ese tipo en torno de la situación que priva en México. En enero de 2009, J. N. Mattis, general, US Marine Corps Commander y US Joint Forces Command del Departamento de Defensa de Estados Unidos, se refirió a México como “Estado fallido”.
Los principales dirigentes políticos del gobierno y del Congreso, así como articulistas oficiales, salieron en defensa de la patria, pero nadie pudo rebatir los datos que sostenían esta percepción: 28 mil muertos en la lucha por el control del narcotráfico por parte de los principales cárteles, decenas de zonas controladas por estos últimos, ciudades al borde de la ingobernabilidad --Tijuana, Ciudad Juárez, Culiacán, Monterrey, Saltillo, Nuevo Laredo, Reynosa y Chihuahua--, miles de familias emigrando a Estados Unidos y miles de desaparecidos.
Además de toda esta violencia, la situación se agrava con la corrupción en todos los niveles de gobierno. Tanto, que policías, jueces, ministerios públicos, sacerdotes, gobernadores, militares y funcionarios están comprados por el narcotráfico.
Si en 1810 México vivió una lucha por la Independencia y en 1910 enfrentó una Revolución, en este 2010 sufre una “guerra” perdida contra el narcotráfico, que ha sumido a la población y al gobierno en el terror.
Felipe Calderón ya no realiza actos al aire libre por temor a un atentado y la residencia presidencial, conocida como Los Pinos, es una fortaleza cubierta por francotiradores, soldados, vallas de acero y policías antimotines.
Días antes del famoso “Grito de Independencia”, en el Zócalo capitalino, las propias autoridades desalentaron a la gente a que asistiera y que mejor siguiera por televisión el festejo. Y es que el miedo se ha apoderado de los mexicanos y de su gobierno.
Y más: En los diarios mexicanos, los nombres de los próceres de la Independencia y de la Revolución –Hidalgo, Morelos, Villa, Zapata, Madero– han sido desplazados por los de los jefes de los principales cárteles --El Chapo, El Azul, El Mayo, El Lazca, La Barbie, El Barbas, El JJ, etc.-- , quienes ahora encabezan los nuevos cambios del país en la formación de una “sociedad narca” que comparte sus nuevos códigos de superación personal mediante el trafico de drogas, el trasiego ilegal de mercancías, la extorsión y el secuestro.
Se trata de la “nueva revolución” encabezada por estos personajes que en 10 años han transformado al país, sumiéndolo en un estado de ánimo sombrío, pues han demostrado que tienen más poder e influencia social que los diputados, senadores, presidentes municipales y gobernadores juntos.
Son los nuevos líderes que se protegen con sus propios ejércitos de sicarios, armados con equipo comprado en Estados Unidos, país donde tienen sus negocios financieros.
Después de 200 años de gestas independentistas y revolucionarias, México ha sido sorprendido por una nueva guerra de guerrillas que ya ha cobrado miles de muertos y desaparecidos, y la formación de una generación de jóvenes que prefieren morir a los 20 años como sicarios, que abandonados, ya viejos, en sus pueblos.
Este es el nuevo drama que vivimos los mexicanos, una situación a la que no se le ve una salida y que provoca un desánimo generalizado. El Grito de Independencia, pues, no será de mucha alegría y júbilo, sino más bien de protesta por la incompetencia de todas las autoridades, empezando por la presidencial.
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