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El taller es la imagen de la precariedad laboral, con mala iluminación, reducido espacio, cableado expuesto y su televisor de 14 pulgadas, testimonio de que ahí no llegaron las pantallas que regala el gobierno para la migración digital. Dos carpinteros trabajan y escuchan un viejo radio con casetera, desde el que se les bombardea con publicidad gubernamental: el omnipresente y carísimo mensaje de los “logros” por las reformas estructurales.
Afectado por la excesiva propaganda, uno de ellos le espeta al otro: “Ya chole con las reformas”. Contrariado, el segundo carpintero, más joven y alegre que el primero, responde repitiendo el discurso oficial: que bajó la luz, que no se cobra larga distancia, que ahora son trabajadores formales y están en el Seguro Social… todo eso, dice, gracias a las reformas, así que riposta a su compañero: “Ya chole con tus quejas”.
El carpintero que conoce “los logros” del gobierno representa al presidente Enrique Peña Nieto, un hombre que cerró su capacidad de escucha y tiene disminuida su tolerancia a la crítica, dice el estratega político Antonio Solá, consultado por Proceso.
El spot es uno de los dos que Presidencia emitió el lunes 12 como parte de una campaña titulada “Mover a México. Tres años” y que, por la reacción en redes sociales se convirtió en un boomerang para el gobierno, que en menos de 24 horas lo bajó de su canal de videos en YouTube.
La noción generalizada, en especial en las redes sociales y diferentes abordajes periodísticos, fue que el mensaje estaba dirigido a los críticos del gobierno y de un presidente que este año registró los peores niveles de aprobación, como no ocurrió ni siquiera con la violencia y el estancamiento durante el gobierno de su antecesor, Felipe Calderón.
El segundo spot es la estampa de la vivienda indigna, insalubre. Trata de una pareja en un patio de paredes pringosas y herrumbre en los pasamanos de una escalera. Aunque sin el “ya chole”, la mujer recrimina al marido por salir “otra vez con lo del gobierno”. En ese caso, hay una variación: en lugar de presumir el Seguro Social, ella le recuerda que ya tienen su crédito de Infonavit y que ahora “está dando el doble (de préstamo)”.
“Y apenas vamos a la mitad, faltan tres años ¡imagínate!”, dice la mujer llena de optimismo.
Ese spot se mantenía en el canal Gobierno de la República hasta la noche del viernes 16. El miércoles 14, la Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia entregó tarjetas informativas a diferentes medios, en las que explicó que habían sido “sensibles” a los reclamos por el primer spot y que lo bajaron por vocación democrática.
Cerrazón contagiosa
Cuatro días después de iniciar su gobierno, Enrique Peña Nieto saludó a los reporteros que cubren sus actividades y viajan a bordo del avión presidencial. Ellos pedían mayor cercanía y acceso para sus coberturas. El mandatario respondió: “Todo esto hay que irlo reorientando. Espero que encontremos espacios de comunicación muy equilibrados entre lo que deba de atenderse, lo que a veces no son buenas noticias, pero, también, de las muy buenas noticias que México debe conocer”.
El 18 de noviembre de 2014, en medio del escándalo que produjo el reportaje titulado “La Casa Blanca de Peña Nieto”, anunció que había rumores y versiones sin sustento que su esposa aclararía. En su mensaje expresó: “No sé si esté vinculado a esto (la investigación periodística sobre la Casa Blanca con las protestas por los hechos de Iguala) que pareciera un afán orquestado por desestabilizar y por oponerse al proyecto de nación”.
El 4 de diciembre incurrió en una de las declaraciones más criticadas de su discurso, al pedir “superar el momento de dolor”, aludiendo a los hechos de Iguala, que en redes sociales, se viralizó con la etiqueta “Ya supérenlo”.
El pasado 9 de abril, de nueva cuenta, el mandatario se dolió de la crítica, al anunciar una inversión en el sector turismo: “A veces tenemos frente a nosotros las buenas noticias, pareciera que no las queremos ver, pero las hay y prueba de ello es que México se está consolidando cada día más como una potencia turística de clase mundial”.
Ese tipo de expresiones también las tuvo Felipe Calderón en su periodo. El 20 de agosto de 2009, por ejemplo, dijo que había quienes no sólo hacían un esfuerzo cotidiano por hablar mal del país, “sino que hasta de eso viven”.
¿Cómo entender ese tipo de expresiones en los presidentes? ¿Hay un vínculo entre el spot de los carpinteros y el discurso sostenido por Peña Nieto? Para Antonio Solá sí lo hay.
“Todos los presidentes llegan a un estado de profunda soledad y desarraigo que los lleva a sentirse incomprendidos. Creen que su sacrificio y buen hacer –pese a los errores– no son correspondidos por los ciudadanos a los que se deben. Cuando el peso de su soledad es mayor que cualquier otra circunstancia, su performance comunicativo pasa a transpirar esa incomprensión reflejada en el ‘Ya chole’.
“En realidad, a quien representa el actor del spot que dice ‘Ya chole’ es al propio presidente.”
El estratega español naturalizado mexicano, socio de la consultora Ostos-Solá y famoso entre otras campañas por crear en 2006 la frase “López Obrador es un peligro para México” que tanto le costó al dos veces candidato presidencial, está convencido de que el comercial de los carpinteros fue un despropósito y nadie se atrevió a decírselo a Peña Nieto por temor.
“Es cuando esa soledad y sentimiento de frustración se hace poderosa y domina la agenda. Es ahí también cuando los presidentes comenten sus peores errores. La soledad te cierra la capacidad de escucha y te disminuye la tolerancia a opiniones contrarias a la tuya. Es una imposición clara de sí mismo y de su estado. Médicamente podríamos decir que un estado de ansiedad lleva a un estado proporcional de ausencia de la realidad. Esto es contagioso y perturba la mirada del gobierno. Al final, los presidentes piensan ‘nadie me entiende, con todo lo que yo estoy sacrificando por ellos’.”
Para Solá, lo peor que puede hacer un gobierno es culpar a los ciudadanos. “Su obligación es resolver los problemas y una vez resueltos, le toca resolver los que siguen y no volver para atrás otorgando el sentido de culpa a quien no le corresponde. La forma de comunicar las ventajas de las reformas con este spot es inapropiada, vulgar, y constituye, en sí misma, un boomerang para el gobierno”.
Aun peor. El anuncio debilita el diálogo democrático y abona a la confrontación, en opinión de Gabriel Sosa Plata, investigador de tiempo completo de la Universidad Autónoma Metropolitana y especialista en análisis de medios.
“La comunicación política del gobierno federal está fallando. No logra convencer a la sociedad con argumentos sino con descalificaciones. Si criticas eres mal visto. Parece que quieren una ciudadanía conformista con estos spots, pero esto ya no es posible en una sociedad que ha cambiado, que vivió la transición del año 2000, que está más conectada e informada que antes, que –al menos en las grandes ciudades– sale a las calles a protestar”, dice el también exómbudsman de Noticias MVS.
Pero no sólo hubo falta de sensibilidad al emitir el spot. Paola Ricaurte Quijano, catedrática en el Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, es autora de diferentes estudios sobre democracia, cultura electrónica y activismo político en línea. Para ella, el spot es absurdo y ofensivo, porque los que ahí se expone son logros ridículos.
Ricaurte, doctora en ciencias del lenguaje, considera que, inclusive la elección de un lenguaje cotidiano de los ciudadanos resulta contraproducente por la distancia entre ciudadanos y gobierno, la ausencia de canales de diálogo y la cerrazón mostrada por el gobierno ante la crítica y la realidad.
Añade que hubo falta de sensibilidad respecto de lo que ocurre en el país, no por desconocimiento de la realidad y sí por cinismo. Del análisis que ella hizo durante las horas que se impugnó el spot en redes sociales, resultó que había consistencia en el tipo de reclamo: una sanción al gobierno. Los ciudadanos, de hecho, devolvieron la ofensa en los mismos términos con la etiqueta #YaCholeCon (Peña, con el PRI, etcétera).
“Desde el principio está la narrativa y lógica discursiva de pensar en lo bueno y no enfocarse en lo malo (‘ustedes sólo se quejan’, parece decir el gobierno). En realidad es una anulación de la otredad que, si reclama, es porque sufre las consecuencias. l