Federico Arreola @FedericoArreola 2011-06-29 Andrés Manuel López Obrador ha definido a Televisa como una fábrica de mentiras. Lo es, sin lugar a dudas. Su principal “ingeniero”, sin duda, es Joaquín López-Dóriga. Hay otros, operarios menores, como Carlos Loret de Mola, Adela Micha y Brozo. Desde luego, la gran factoría de falsedades, para ser eficiente en su tarea de negar la verdad, se apoya en fabriquitas que le son leales y le realizan trabajos que, de tan sucios, ni la empresa dirigida por Emilio Azcárraga Jean se atreve a ejecutar. Hablo de medios pequeños, comparados con Televisa, como Milenio Diario y Milenio TV, que tienen entre sus peones a gente de la estatura moral, cualquiera que esta sea, de Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva. Televisa, para mal, es influyente, mucho muy influyente. El poder de la compañía presidida por Azcárraga Jean es enorme. En más de un sentido, muy superior al del gobierno mexicano. Hay que admitir que Felipe Calderón, desde Los Pinos, intentó