Octavio Rodríguez Araujo Los llamados de Felipe Calderón y sus adláteres a la unidad nacional no tienen sentido en el México de hoy, si alguna vez lo tuvieron. Cada vez que la clase dominante tiene problemas para ejercer su dominio y para hacer que la gente se sume aprobatoriamente a sus políticas también dominantes, llama a la unidad nacional. Es un recurso tan viejo como dividir para vencer, que obviamente tiene otro significado. La guerra del gobierno contra el crimen organizado no es equivalente, en ningún sentido, a una guerra de un país contra otro. Y aun así, la unidad nacional tiene sus bemoles. Cuando estaba en vías de estallar la Primera Guerra Mundial, Lenin señaló que era una guerra entre las burguesías de diversos países en la que los trabajadores no tenían por qué involucrarse. Sin embargo, la socialdemocracia de aquellos tiempos, en su ala reformista, así como las monarquías existentes, llamaron a la unidad nacional y al reclutamiento de la población de cada país par