Al menos mil personas se reunieron ante sede del Partido Popular tras el escándalo de sobresueldos.
Afp
Publicado: 18/07/2013 16:37
Publicado: 18/07/2013 16:37
Entonando gritos de "dimisión", un millar de personas se manifestaron este jueves en Madrid contra la corrupción, tras nuevas revelaciones sobre una presunta contabilidad oculta y sobresueldos en negro a los directivos del partido conservador que gobierna España.
Convocados ante la sede del partido conservador a través de las redes sociales por grupos próximos al movimiento indignado, la multitud vociferaba, muchos de ellos con los brazos en alto y pancartas, "Dimisión", "Que se vayan a prisión" o "Este presidente es un delincuente".
Los manifestantes, desde niños acompañados por sus padres hasta jubilados, se mantenían alejados de la sede del Partido Popular (PP), presidido desde 2004 por el jefe de gobierno Mariano Rajoy, por barreras y furgones policiales.
El escándalo revelado por la prensa en enero sobre el pago de sobresueldos en efectivo a la cúpula directiva del partido, entre ellos el propio Rajoy, se ha reavivado en los últimos días tras la declaración ante el juez de instrucción encargado del caso de Luis Bárcenas, exgerente y tesorero del PP entre 1990 y 2009.
Este último, en prisión preventiva desde el 27 de junio por su presunta implicación en otro caso de corrupción ligado a la financiación del PP, confirmó el lunes ante el juez Pablo Ruz la existencia de una contabilidad paralela y afirmó haber entregado sobres con dinero a Rajoy y también a la número dos del partido, María Dolores de Cospedal, según fuentes judiciales presentes en el interrogatorio.
En un país atenazado por cinco años de crisis y una tasa de desempleo superior al 27%, el escándalo levanta airadas protestas. La oposición socialista reclamó la dimisión de Rajoy, en el poder desde finales de 2011, al mismo tiempo que reclama su comparecencia en el Congreso, que ha podido evitar por la mayoría absoluta conservadora en la cámara.
"Estoy avergonzado por todos los casos de corrupción. Hasta ahora no ha habido ninguna explicación. Y menos del presidente (Rajoy, ndlr) que es un cobarde incapaz de salir al Congreso a dar explicaciones", protestaba José Martínez, un jubilado de 70 años.
"Sacarlos del poder va a ser muy difícil, pero tenemos que protestar para ver si podemos cambiar las cosas", reconocía.
"Lo que más me choca de todo es que se niega a dar explicaciones", afirmaba Álvaro López, un físico recién graduado de 21 años. "Perdió su legitimidad hace medio año. Que ganes unas elecciones por mayoría absoluta, no significa que puedas quedarte allí siempre", añadió.
Tras asegurar en enero que jamás había cobrado dinero en negro, Rajoy se limitó a decir el lunes, en una rueda de prensa protocolaria, que no pensaba dimitir.
Puesto en un aprieto por este escándalo, que de momento no le conlleva problemas judiciales, el jefe de gobierno se apoya en la cómoda mayoría parlamentaria y el respaldo de su partido para aferrarse en el cargo.
Las dimisiones de políticos son, además, muy poco habituales en España, donde numerosos cargos electos están salpicados por tramas de corrupción.
Convocados ante la sede del partido conservador a través de las redes sociales por grupos próximos al movimiento indignado, la multitud vociferaba, muchos de ellos con los brazos en alto y pancartas, "Dimisión", "Que se vayan a prisión" o "Este presidente es un delincuente".
Los manifestantes, desde niños acompañados por sus padres hasta jubilados, se mantenían alejados de la sede del Partido Popular (PP), presidido desde 2004 por el jefe de gobierno Mariano Rajoy, por barreras y furgones policiales.
El escándalo revelado por la prensa en enero sobre el pago de sobresueldos en efectivo a la cúpula directiva del partido, entre ellos el propio Rajoy, se ha reavivado en los últimos días tras la declaración ante el juez de instrucción encargado del caso de Luis Bárcenas, exgerente y tesorero del PP entre 1990 y 2009.
Este último, en prisión preventiva desde el 27 de junio por su presunta implicación en otro caso de corrupción ligado a la financiación del PP, confirmó el lunes ante el juez Pablo Ruz la existencia de una contabilidad paralela y afirmó haber entregado sobres con dinero a Rajoy y también a la número dos del partido, María Dolores de Cospedal, según fuentes judiciales presentes en el interrogatorio.
En un país atenazado por cinco años de crisis y una tasa de desempleo superior al 27%, el escándalo levanta airadas protestas. La oposición socialista reclamó la dimisión de Rajoy, en el poder desde finales de 2011, al mismo tiempo que reclama su comparecencia en el Congreso, que ha podido evitar por la mayoría absoluta conservadora en la cámara.
"Estoy avergonzado por todos los casos de corrupción. Hasta ahora no ha habido ninguna explicación. Y menos del presidente (Rajoy, ndlr) que es un cobarde incapaz de salir al Congreso a dar explicaciones", protestaba José Martínez, un jubilado de 70 años.
"Sacarlos del poder va a ser muy difícil, pero tenemos que protestar para ver si podemos cambiar las cosas", reconocía.
"Lo que más me choca de todo es que se niega a dar explicaciones", afirmaba Álvaro López, un físico recién graduado de 21 años. "Perdió su legitimidad hace medio año. Que ganes unas elecciones por mayoría absoluta, no significa que puedas quedarte allí siempre", añadió.
Tras asegurar en enero que jamás había cobrado dinero en negro, Rajoy se limitó a decir el lunes, en una rueda de prensa protocolaria, que no pensaba dimitir.
Puesto en un aprieto por este escándalo, que de momento no le conlleva problemas judiciales, el jefe de gobierno se apoya en la cómoda mayoría parlamentaria y el respaldo de su partido para aferrarse en el cargo.
Las dimisiones de políticos son, además, muy poco habituales en España, donde numerosos cargos electos están salpicados por tramas de corrupción.
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