Ciudad Perdida
El guión de los matraqueros
Miguel Ángel Velázquez
Otra vez el cuento de las alianzas salvadoras. Otra vez la rabia que exhibe el miedo a eso que se construye desde abajo, cuya fuerza presienten y atacan. Otra vez los matraqueros con micrófono que tratan de imponer como favorito al que sus intereses reclaman... Ora vez el caos.
Los matraqueros hacen lo suyo: culpan a López Obrador de la derrota en el estado de México con tanta furia, que algunos hasta podrían decir que ellos, los matraqueros, estaban por un triunfo que no fuera el que anunciaban: el del PRI.
Pero ninguno quiere explicar cómo es que la población mexiquense que decidió votar –menos de la mitad– lo hizo por la misma opción que los gobierna desde hace 80 años.
Aquella entidad, según los datos disponibles, está en décimo lugar en grado promedio de escolaridad, después del Distrito Federal, Nuevo León y Tamaulipas, entre otros. Además, hay estudios que advierten que el estado de México tiene el mayor número de pobres en el país, por encima de Oaxaca, Chiapas o Veracruz. Entonces la pregunta salta: ¿por qué se votó por el PRI?
Las respuestas van de un lado a otro. Se habla, desde luego, del lugar común, de la regla ilegal pero permitida en las elecciones del país: la compra de votos, los regalos en especie y todo lo que ya sabemos. Además del concurso real y pesado de los medios masivos que eligieron con anterioridad al candidato del gobernador de la entidad, lo que desalentó el voto de quienes no querían seguir con la misma bandera que los gobierna.
Cuenta el investigador Luis Javier Garrido, siempre certero, siempre maestro, que alguna vez, en una plática con el historiador Luis González y González, autor del libro Un pueblo en vilo, en el que cuenta la historia de su natal San José de Gracia, Michoacán, (Luis Javier) le preguntaba por qué no había mayor fuerza política en el texto.
La respuesta del historiador fue contundente: “No había nada que decir, y refirió que alguna vez decidió votar allá en su pueblo. Para hacerlo se dirigió a la casilla donde debía sufragar, que se hallaba en la misma presidencia municipal, y allí lo recibió el jefe político de la población con un: ¿usted a qué viene? A votar, respondió el historiador, que recibió la respuesta inmediata: Ya votamos todos, y le señaló los paquetes electorales empacados y flejados, listos para la contabilidad. Apenas empezaba la jornada electoral”.
Las técnicas se han refinado, pero el “ya votamos todos” sigue tan vigente como la anécdota del historiador. Contra todo eso hay quienes suponen que una alianza entre quienes nada tienen en común hubiera podido ser exitosa.
No los ha derrotado la pobreza que han creado, ni los feminicidios, ni el desempleo, ni la inseguridad, pero eso sí, la santa alianza sería la fórmula que dislocaría el cacicazgo. Los que se han dado a la tarea de confundir, aún más, al electorado, ahora se atreven a suponer –¿quién lo podría asegurar?– que juntos, derecha e izquierda, hubieran conseguido más que toda la desgracia que viven los habitantes del estado de México.
Pero lo peor, ni siquiera saben contar porque, según los datos de la elección, juntas, la alianza de las izquierdas y la derecha panista no hubiera sido suficiente para sacar del palacio de gobierno de Toluca a la derecha priísta. Así que, antes de ofrecer declaraciones, lo mejor sería que acudieran a un curso rápido de matemáticas para que no se equivoquen. Qué barbaridad.
De pasadita
Ahora que si de alianzas se trata hay quienes sí deberían hacerlo, por ejemplo todos los chuchos deberían, de una vez por todas, hacer lo mismo que su antiguo compinche René Arce, quien para apoyar todas las especulaciones se fue al PRI. Ésa sí sería una buena alianza. Además ya no tendrían que andar escondiéndose para sabotear elecciones, como dicen que lo hacen cuando las cosas no les gustan. ¿A qué les suena eso?
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com
Poca difusión habría tenido una significativa comida entre Manlio Fabio Beltrones y Felipe Calderón, o incluso se habría cancelado o pospuesto, si ambos no tuvieran claro interés en mostrarse cercanos mientras suenan los tambores de guerra contra una adversaria común, Elba Esther Gordillo, y mientras en Los Pinos tratan de retomar arrestos bélicos contra Enrique Peña Nieto, cuyo eventual bombardeo felipista significaría a la vez para el resistente senador sonorense una reapertura de esperanzas o una carta más de negociación ante su correligionario con gel.
Comida de trabajo, se dijo, en la que los dos jefes grupales habrían hablado solamente de asuntos que están por encima de la grilla política, de los intereses superiores de la República, de las tesis profundas y trascendentes que nada saben de nombres y apellidos actuales y de circunstancias electorales o pleitos de lodo como los que se están viviendo en estos momentos en el país. Las reformas legislativas en curso, por ejemplo, habrían sido el tema central del diálogo entre esos dos titanes estadistas, ajenos y distantes a la politiquería. ¡Oh, sí, las sublimes reformas que en pago por favores recibidos en Tijuana y en Toluca empujan los priístas para darle a su rehén pinolero algo en que se entretenga de aquí al fin de sexenio!Pero Calderón ya ni siquiera se asume como lo que nunca fue de verdad, es decir, Presidente de la República, sino que se ha diluido en el ejercicio de otra presidencia, la del comité nacional panista que ha tomado a contrapelo del senador Gustavo Madero que emberrinchado trata de aferrarse al cargo del que Los Pinos lo está despojando. Así que hoy Los Pinos no es más que un cuartel blanquiazul de campaña y Felipe su fallido profeta, de tal manera que no se habla ni discute de asuntos republicanos o proyectos federales sino de grilla, grilla y grilla, la plaga que afecta las copas de Los Pinos (es decir, las ramas y hojas de la parte superior de esos árboles).
Beltrones, por su parte, es un abierto opositor de las pretensiones de alianza con el gordillismo que ha planteado el hermano Moreira (el del PRI, es decir, el que radica ahora en la ciudad de México, no el de Coahuila; oh, cuán difícil será ahora abordar temas políticos a partir del tradicional uso de un solo apellido: ¿More-PRI y More-Coah, sería una morenaza solución?). Y, desde luego, mantiene en alto su aspiración de ser candidato priísta a la Presidencia de la República, sosteniendo como una especie de conjuro contra la fuerza avasalladora del copete mexiquense la tesis de que lo importante para el PRI no será la vuelta al poder federal por sí misma, sino lo que en ese retorno plantea y sostiene el partido, insistiendo el muy corrido jefe virtual del Senado en la necesidad de que haya debates entre aspirantes a la candidatura de tres colores, sabedor de que el análisis y la argumentación no son los puntos fuertes de la precandidatura bonita. Ayer mismo, a la salida de su sesión casi filosófica con el comandante Calderón, Beltrones soltó que está convencido de que
si los mexicanos no saben adónde los llevan no van a seguir a cualquiera que los convoque; por eso el PRI tiene que decir qué quiere hacer si gana las elecciones en 2012 y después decidir con quién las quiere ganar. Luego sentenció que no hay ningún fantasma divisorio en el PRI y que los participantes en la gran final habrán de ponerse de acuerdo.
PARCHE AL DISEÑO. Trabajadores del Senado prueban el elevador para que personas en sillas de ruedas puedan ingresar a las instalaciones de la nueva sede legislativaFoto Cristina Rodríguez
el momento oportunoque se vive ahora para iniciar la construcción de su camino de retorno al poder federal. El próximo 16 de septiembre, ha de tomarse en cuenta, el esposo de la Gaviota ya estará disponible para asumirse como candidato pleno, pues un día antes habrá entregado la gubernatura mexiquense al tutelado Ávila.
Astillas
Basta escuchar y observar a Miguel Ángel Yunes en sus entrevistas electrónicas para confirmar que es un muñeco de guerra al que le han dado cuerda desde Los Pinos para enfrentar a la igualmente indefendible Elba Esther Gordillo. Competencia de heces políticas en la que, para demostrar la vigencia del mundo kafkiano en México, puede apostarse a que son ciertas las acusaciones y ofensas de uno contra otro de esos personajes sombríos. Posible cartulina de remembranzas madracistas en forma de bumerán:
¿Tú le crees a Gordillo o a Yunes (en sus mutuas acusaciones)? Yo sí... De visita en México, la alta comisionada de las Naciones Unidas para asuntos de violaciones de derechos humanos hubo de escuchar el expiatorio discurso del inmaculado Calderón, que sin tropiezo ni dudas aseguró que en México se respetan rigurosamente tales derechos y que quienes los llegaran a lastimar se las verían con las implacables leyes e instituciones que tanto protegen la vigencia del derecho y el resplandor de la justicia (agregados poéticos por cuenta de una agencia astillada de relaciones públicas). Muy serio, el licenciado Felipe presumió que no se han hecho declaratorias de excepcionalidad ni suspensión o cancelación de derechos y garantías. Ya podrá ir viendo Navy Pillay, la funcionaria de la ONU, el terrible contraste entre esas palabras al aire y la durísima realidad cotidiana del México de la
guerracalderonista... Y, mientras la piadosa Secretaría de Gobernación busca la manera de darle la vuelta o cumplir a medias la instrucción del tribunal federal electoral para que sancione al cura Valdemar y a la arquidiócesis riverina por andarse metiendo abiertamente en asuntos electorales, ¡hasta mañana con el Panal convertido en avispero!
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