Escena de la protesta realizada el pasado 22 de abril en el Senado para exigir que se respeten los preceptos constitucionales en materia de telecomunicaciones, luego de que el presidente Enrique Peña Nieto envió un proyecto de ley para reglamentar el sector, en el que propone restringir el acceso a Internet y devolver a Gobernación facultades en el sector, entre otros puntos que causaron rechazo entre la poblaciónFoto José Carlo González
Susana González G.
Periódico La Jornada
Domingo 29 de junio de 2014, p. 8
Domingo 29 de junio de 2014, p. 8
La polémica o confusión entre sectores y servicios de telecomunicaciones proviene de
errores garrafales, sustantivos y vergonzososasentados en la reforma constitucional, porque dichos términos no fueron definidos, no se determinó su alcance ni los sectores que incluyen, aseveró Ramiro Tovar Landa, investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Tal división, dijo, es
muy burda, más aún en esta época de convergencia que permite que la difusión de contenidos de manera masiva, que se consideraba propia de la radiodifusión,
se amalgamecon las telecomunicaciones.
Tal es el caso de la televisión por cable,
la única red convergente que tenemos en México, porque sirve de publicación masiva de programación de contenidos, pero también de comunicación bidireccional porque ofrece Internet, video y telecomunicaciones, por lo que es un problema encajonarla en uno u otro sector, destacó.
Hasta el siglo pasado, la radiodifusión se refería a la distribución de contenidos en forma masiva mediante el uso del espectro radioeléctrico en forma inalámbrica o por medio del ancho de banda de un cable de cobre, coaxil o de microondas (televisión y radio), en tanto que las telecomunicaciones se limitaban a la comunicación bidireccional, como la telefonía alámbrica e inalámbrica, explicó.
Sin embargo, el cambio tecnológico genera nuevos servicios, como radio o televisión digital, abiertas o restringidas, que no pueden encajonarse porque es difícil marcar los límites entre radiodifusión y telecomunicaciones.
Sector es un término muy maleable que se pueden ampliar o limitar tanto como se quiera, en cambio los servicios son más distinguibles, consideró Tovar Landa.
En la metodología del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, refirió, las telecomunicaciones pertenecen al sector terciario o de servicios, el cual se subdivide en diversos sectores, como medios, medios electrónicos y medios de difusión, pero en la reforma y en las atribuciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) sólo se habla de dos: radiodifusión y telecomunicaciones, sin que se haya tenido cuidado de precisarlos.
El especialista subrayó que en la reforma también se
borraron de un plumazolos conceptos de
dominancia,
poder sustancialy
mercado relevante, todos reconocidos y sustentados económica y jurídicamente en la práctica internacional. Los dos primeros fueron remplazados por
preponderancia, dijo, para estar a modo y acorde con el Pacto por México”.
Fue otro yerro, dijo, porque el Ifetel quedó obligado a emitir las declaratorias de preponderancia por sector, a pesar de que empresas de radiodifusión ofrecen telecomunicaciones, y quedó excluida la televisión restringida (por cable, satelital o por microondas), ubicada en telecomunicaciones, donde se declaró que son preponderantes las empresas de Carlos Slim.
No es posible, sentenció, que sólo se tenga un preponderante por sector, cuando puede haber varios por servicios, pero
estamos pagando las consecuencias de esa indefinición y volvemos a discusiones que en otros países ya no son tema.
No obstante, confió en que tales yerros se enmienden en la legislación secundaria y también con las atribuciones del Ifetel para aplicar la Ley Federal de Competencia Económica entre las empresas de telecomunicaciones para declarar poder sustancial y emitir regulación asimétrica.