martes, 10 de marzo de 2020

Italia: Covid-19 y xenofobia

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¿Q
ué pasa en Italia? No es difícil rastrear el coronavirus a lo largo de las rutas de peregrinos musulmanes de Irán, pero parece mucho más difícil explicar la extraordinaria expansión del virus en Lombardía y otras 14 provincias italianas. ¿Por qué las autoridades de ese país pusieron en cuarentena a 16 millones de sus ciudadanos y al mismo tiempo no pueden explicar por qué la parte más rica de su país ha engendrado tantos casos de coronavirus en todo el mundo? A lo ancho de Europa, visitantes recientes a Italia han regresado como portadores, infectados y con potencial de infectar a sus familiares y amigos, así como a desconocidos en sus propios países. ¿Acaso hay algo que no sepamos acerca de Italia?
Primero, una digresión importante. En el momento en que escribo, 7 mil 375 personas han dado positivo y 366 han muerto en esa nación. Sin embargo, son sólo 20 más que los muertos en dos aviones Boeing 737 Max que se desplomaron en Indonesia y Etiopía, por terribles y trágicos que hayan sido estos desastres. Y, como todos sabemos, cada año fallecen hasta 626 mil personas por resfriado común o de jardín. Como repite todo el tiempo Alex Thomson en el Canal 4 británico: perspectiva, perspectiva, perspectiva. Después de todo, cuando un experto habló en ese mismo canal del coronavirus y la Segunda Guerra Mundial en la misma oración, hace una semana, me hice algunas preguntas simples. Sí, actualmente hay más de 100 mil casos en todo el planeta, de los cuales casi 4 mil han muerto. Pero, ¿acaso la cifra total de muertos en la Segunda Guerra Mundial no estuvo cerca de 70 millones? ¿Acaso la Unión Soviética no perdió 20 millones de almas en la guerra contra Hitler?
Pero ahora regresemos a Italia. ¿Por qué es un centro del coronavirus en Europa? Mis viajes en las pasadas semanas han incluido Líbano, Turquía e Irlanda, así que Italia no ha estado en mi radar periodístico. De hecho, pude haber dejado al aire esta pregunta sobre la gente del norte de Italia si no hubiera escuchado un comentario hecho por el embajador italiano en Dublín, Paolo Serpi, a la RTE, la radiodifusora nacional irlandesa.
Serpi explicaba al auditorio del noticiario Drivetime que no deberían dramatizar en exceso o ponerse histéricos sobre el coronavirus. Los miembros de la UE –la república de Irlanda está en la Unión Europea, por supuesto, y sólo reporta 21 casos y ningún deceso– son responsables unos de otros. Es una situación seria, pero no queremos transformarla en un drama cuando no lo es, comentó el hombre de Italia en Irlanda. Y lo mismo decimos todos.
Pero entonces el signor Serpi se refirió al norte de Italia, y añadió de pronto: Tiene la mayor población china de Italia a causa de la industria textil. Por eso Italia fue el primer país europeo que se vio afectado en esa escala.
Siempre he sospechado que los periodistas y los policías tenemos mucho en común. Los dos vivimos de las estupideces humanas. Así pues, cuando leí esas palabras del signor Serpi, naturalmente me pregunté qué es lo que no nos han dicho acerca del brote de coronavirus en Italia. O si lo que nos han dicho es correcto. Porque los colegas italianos reportan que ni siquiera entre la mayor comunidad china del norte de Italia –en Prato, cerca de Florencia– ha habido un solo caso de coronavirus. Hay unos 300 mil chinos en Italia y 20 mil en la población de Prato, que es de 190 mil, es decir, uno de cada 10.
Los chinos son propietarios de casi toda la industria textil de Prato y, desde mucho antes de la actual pandemia, escritores y periodistas han examinado lo que esto significa para los italianos locales. Simple: la industria tradicional del vestido en la ciudad ha sido tomada por inmigrantes chinos, que importan textiles baratos de Wenzhou, en la provincia de Zhejiang –tierra natal de la mayoría de los chinos de Prato– y producen camisas, pantalones y sacos de bajo precio, así como prendas de lujo para casas de moda como Gucci y Prada. Las etiquetas llevan la preciosa –y precisa– leyenda: Hecho en Italia.
Cuando el redactor del New Yorker DT Max visitó Prato, en la primavera de 2018 –casi dos años antes del brote de coronavirus–, encontró 6 mil negocios registrados a nombre de ciudadanos chinos y una infección de xenofobia entre los residentes italianos. Citó las palabras de un senador derechista, Patrizio La Pietr, a un diario local: la ciudad debía enfrentar la ilegalidad económica china, cuya economía subterránea había puesto a Italia de rodillas, eliminando miles de empleos, y exponiendo a incontables familias a padecer hambre. Residentes nativos acusan a los inmigrantes chinos de llevar a Prato crimen, guerra de mafias y basura. Una peletera italiana, quien declaró a Max que su marido fue obligado a dejar de producir bolsos por la competencia china, comentó de los inmigrantes: Copian, imitan. No hacen nada original.
Max advirtió que la ciudad, tradicionalmente de izquierda, ahora votaba por políticos de derecha. Cierto, había evidencia de mafias chinas en Prato, las cuales, curiosamente, operaban sin ninguna conexión con la variedad local italiana. Había multitud de talleres clandestinos, pero también fábricas chinas de ropa bien administradas y modernas. Algunos empresarios chinos se cuentan entre los hombres y mujeres más ricos de Prato, y sus hijos asisten a una universidad de élite en Milán. Hay relaciones amistosas entre chinos e italianos.
Vayamos, sin embargo, a los orígenes de la población china de Prato. Con mucho, la vasta mayoría procede de Wenzhou, en la provincia costera de Zhejiang, a 800 kilómetros de Wurhan, el epicentro del brote original de coronavirus. Sin embargo, actualmente las autoridades chinas han puesto en cuarentena a 30 millones de personas alrededor de Wenzhou –algunas literalmente encerradas en sus casas, según un informe reciente del Washington Post–, hacia donde se ha extendido la enfermedad respiratoria. Wenzhoy tiene las mayores infecciones de coronavirus fuera de la provincia de Hubei, cuya capital es Wuhan, donde también viven más de 100 personas originarias de Wenzhou. Cuando el brote cundió, según el Post, 20 mil personas fueron puestas en cuarentena en hoteles de Wenzhou. Algunos visitantes a Wenzhou recibieron duros tratos al regresar a su casa en otros lugares de la provincia de Zhejiang. Al parecer la xenofobia, como el coronavirus, no conoce barreras.
Esto nos lleva de vuelta a los chinos de Wenzhou en Prato. Hasta fechas recientes había vuelos directos regulares entre Wenzhou y Roma, y se pensaría que esta era una clara forma de transmisión del virus desde China hasta una ciudad ubicada a escasos 35 kilómetros de Florencia. Sin embargo, parece que no es así. Miles de chinos de Prato, según los periódicos locales, se han aislado voluntariamente en sus casas por dos semanas, sin ninguna prueba de que puedan ser portadoras del virus; consideran este acto como un deber cívico hacia sus vecinos tanto chinos como italianos. Las condiciones miserables en las que muchos de esos chinos trabajan en Prato no han conducido, según parece, a un brote de coronavirus. Lo mismo se aplica al barrio chino de Roma, en la colina Esquilina, donde no se ha reportado ningún caso.
Entonces, ¿qué se puede concluir de los comentarios del signor Serpi? ¿En verdad la comunidad china es la explicación de por qué Italia es el primer país europeo afectado por el coronavirus en semejante escala? ¿O acaso deben los chinos permanecer lejos de los italianos en caso de que contraigan la infección de aquellos cuyas familias han vivido en Italia durante cientos de años?
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

sábado, 7 de marzo de 2020

Prisioneros del machismo: la maté porque era mía / Marcos Roitman Rosenmann

Nos guste o no somos parte del problema: la opresión de género. Ser consciente de ello es el primer paso para cuestionar las conductas machistas. Estamos sometidos, unos, los hombres, y otras, las mujeres, a vivir con estereotipos que nos enajenan y empequeñecen. Condenados cual Sísifo a repetir los mismos papeles, cualquier esfuerzo en sentido contrario se muestra estéril. Sísifo movía una pesada roca hasta la cima de una montaña y por su peso caída de inmediato, debiendo recomenzar una y otra vez la tarea. Pero cuando hablamos de machismo, los hombres se ubican en la cúspide de la pirámide y otean el mundo bajo su particular óptica, mientras las mujeres, en la base, acaban subordinadas a vivir el mundo de los hombres. Tenemos comportamientos discriminatorios, hirientes e hipócritas con las mujeres. Homófobos, machistas y misóginos. Veamos un ejemplo. Pablo Iglesias, hoy vicepresidente segundo del gobierno de la monarquía, defensor a ultranza del proyecto de la ley de libertad sexual, defendió su aprobación señalando que en el gobierno hay mucho machista frustrado. Su compañera sentimental, a la sazón ministra de Igualdad, había sido criticada por las formas, redacción incluida, por miembros socialistas del consejo de ministros. Tal actitud de Iglesias podría considerarse un acto de compromiso feminista si la memoria reciente no lo desnudase. El susodicho se refirió a la presentadora de televisión, Mariló Montero en Instagram en el año 2016 de esta guisa: La azotaría hasta que sangrase... Esa es la cara B de lo nacional popular... Un marxista algo perverso convertido en un sicópata.
El machismo llama a la puerta para recordar sus vergüenzas.
El machismo es un hecho social, constato una realidad. Por ello las luchas feministas nos sitúan ante la posibilidad cierta de modificar nuestras conductas. Sin embargo, las resistencias al cambio se antojan múltiples. Perder privilegios no es algo que se haga de buena gana. Igualmente presenta más dificultades desaprender que aprender. Los patrones de comportamiento son parte del proceso de socialización y en el capitalismo adoptan formas específicas. Las relaciones de género no son la excepción. Se trata de la propiedad privada, de la enajenación, entre otros, del cuerpo inmerso en el proceso de trabajo y producción. En sus formas, el capitalismo, es constituyente de una relación de explotación contraria a los valores democráticos, la justicia social y la igualdad. Anclados en la apropiación privada del plusvalor, hemos sido adoctrinados en conductas donde se entrecruza la perspectiva de género, haciendo que cada uno de los sexos interiorice comportamientos validados socialmente, bajo el parámetro de la apropiación. Colores, juegos, lecturas, estética, emociones se enlazan hasta configurar un entramado cuya expresión es una relación de dominio y subordinación en el cual la construcción de género es una máxima. Patrones considerados apropiados o inadecuados según se nazca hombre o mujer. Es una realidad social, no una condición de naturaleza. Somos homínidos, bípedos y mamíferos vertebrados. Asimismo, las hembras de la especie dan a luz y amamantan, lo cual, no supone, por naturaleza, sometimiento, inferioridad o debilidad. Las escalas de valores son hechos sociales, institucionales. Producto de un sistema de dominación que adscribe papeles. Así nace el patriarcado. Bien señala Marcela Lagarde: Desde la dimensión de la propiedad, la mujer no se pertenece, otros deciden por ella: los hombres, cada hombre importante en su vida, la madre, el padre, los parientes, los hijos y las hijas, las instituciones (políticas, civiles, eclesiales, militares), la sociedad, los dioses, la naturaleza. La propiedad se ciñe sobre la mujer y, en este sentido, es ser-de-otros. El orden patriarcal es un orden de propiedad social y privada de las mujeres a través de la apropiación, posesión, usufructo y desecho de sus cuerpos vividos, su subjetividad y sus recursos, bienes y obras. Pero también es parte de una percepción de ser hombre. Nuevamente Lagarde: Los hombres se tienen como objetivo de sus energías vitales, de sus movimientos y de su subjetividad, como su centro, y cada hombre al crear o al destruir, al transformar el mundo, debe buscar indefectiblemente su gratificación y su goce. El paradigma del mundo patriarcal es el hombre, y el paradigma de cada hombre es él mismo.
Inmersos en la economía de mercado, el capital como relación social no puede dejar de explotar a hombres y mujeres, como lo realice, le es indiferente. La enajenación de cuerpo y mente de hombres y mujeres bajo la lógica del capital, impide realizar la condición de dignidad que es inherente al ser humano. Otra vez Lagarde: Todas las relaciones íntimas y públicas de los hombres están marcadas por la opresión y desde luego por la relación ganancia-goce-éxito, trascendencia masculina, complementada con el daño, la expropiación y sufrimiento de las mujeres y hombres implicados. Democratizar las relaciones entre hombres y mujeres conlleva luchar contra el capitalismo, por el desarrollo humano, contra las relaciones de explotación de la mujer trabajadora en el marco de una sociedad de clases. En esta lucha estamos comprometidos. Cuanto antes lo asimilemos, antes será posible la emancipación de hombres y mujeres. Mientras tanto, la violencia de género hará posible su máxima: La maté porque era mía.

miércoles, 4 de marzo de 2020

COVID-19 es “un problema global”, dice el FMI y recorta expectativa de crecimiento económico para 2020

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Madrid, 4 de marzo (EFE).- La expansión del coronavirus y las dudas sobre su impacto en la economía mundial han llevado este miércoles al Fondo Monetario Internacional (FMI) a reconocer que es “un problema global” y a rebajar sus previsiones de crecimiento por debajo del 2.9 por ciento del pasado año.
En España, el Gobierno se muestra dispuesto a estudiar ayudas fiscales o deducciones a las empresas si la crisis se prolonga, como ha hecho Italia para ayudar a reducir el impacto económico.
Este mensaje coincide con el del Eurogrupo, que ha dicho este miércoles que las economías del euro están listas para actuar, incluso con medidas fiscales.
“Nuestras reglas fiscales otorgan una flexibilidad ante eventos inusuales fuera del control del Gobierno”, ha dicho su presidente, Mário Centeno.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, subrayó que el brote del coronavirus es “ya un problema global” que necesita un “mecanismo de respuesta coordinada”, y apuntó que el crecimiento económico caerá por debajo del 2.9 por ciento de 2019.
GASTOS Y EFECTOS DEL COVID-19
En la víspera del Banco Mundial, que inyectará 12 mil millones de dólares para ayudar a los países afectados por un virus que hasta el momento ha afectado al menos a 88 mil 948 personas, el 90 por ciento en China, y el resto a Italia, Irán y Corea del Sur.
El Gobierno italiano gastará tres mil 600 millones de euros, el equivalente al 0.2 por ciento de su PIB en ayudas a empresas, al tiempo que ha aprobado un decreto ley que, entre otras cosas, suspende el pago de las facturas de la luz y del gas en los once municipios aislados por el COVID-19 y bajadas de impuestos.
El Gobierno londinense estima que, en el peor de los escenarios, una quinta parte de la fuerza laboral del Reino Unido -unos 32 millones- puede contagiarse por el coronavirus, mientras estudia el cierre de escuelas o la suspensión de grandes eventos si fuese necesario.
Las reservas turísticas en Japón para este han caído un 34 por ciento y para abril se han reducido a la mitad a causa del brote de coronavirus, según datos del sector.
En el caso de Italia, según la patronal Confturismo-Confcommercio, el país transalpino -el más afectado de Europa hasta el momento- perderá siete mil 400 millones de euros entre marzo y mayo a causa de la caída del turismo, tanto nacional como extranjero.
Los organizadores de la Feria de Hannover, la mayor feria mundial de tecnología industrial, que debía celebrarse entre el 20 y el 24 de abril, comunicaron hoy su aplazamiento a la tercera semana de julio. Sin embargo, la organización del Salón Internacional del Automóvil de Nueva York anunció que mantiene el evento, que se celebrará el 8 de abril, pese a la aparición del coronavirus en el estado.
MEDIDAS ECONÓMICAS
Fuera de Europa, el Banco de Canadá ha bajado medio punto sus tipos de interés hasta el 1.25 por ciento, siguiendo así la inesperada decisión del martes de la Reserva Federal de recortarlos, y no cierra la puerta a aplicar más recortes. Sin embargo, el Banco Popular de China ha decidido mantener los tipos de interés, aunque algunos analistas creen que los bajará pronto para estimular la economía ante la crisis del coronavirus.
Mientras, la OPEP y sus aliados ultiman en Viena un acuerdo sobre una nueva reducción de su ya limitada producción petrolera, en respuesta a la caída del consumo energético, un recorte que se espera sea adoptado en las reuniones de mañana y el viernes.
La dependencia de los suministros desde China en mayor medida, aunque también del norte de Italia, también ha creado problemas en plantas de automoción de España y también en algunas marcas como las del consorcio alemán Audi en Bruselas.
AEROLÍNEAS Y VIAJES
EsyJet ya suspendió vuelos a Italia por la baja demanda, Alitalia interrumpió 38 rutas nacionales e internacionales e Iberia y Vueling también han reducido la capacidad de sus vuelos hacia ese país. También Brussels Airlines ha reducido las frecuencias en un 30 por ciento en vuelos a destinos como Milán, Roma y Venecia, y Bulgaria Air ha suspendido los vuelos hacia y desde Milán hasta el 27 de marzo, y Ryanair también ha reducido rutas.
Y la aerolínea Finnair ha anunciado un plan para despedir temporalmente y por turnos a la totalidad de su plantilla en Finlandia, compuesta por más de seis mil trabajadores.
El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado adoptará algunas “precauciones operativas” por el coronavirus y restringe los viajes no esenciales del Comité Ejecutivo y otros miembros de personal hasta el 20 de abril.
Las compañías empiezan a ofrecer la posibilidad de aplazar o anular los viajes.