F
rente a la insurrección juvenil (y no sólo en términos de edad; véase enhttp://on.fb.me/JGPBV5 a señoras de Guadalajara adhiriéndose al movimiento 132), el conjunto de factores de poder que hoy postulan a Enrique Peña Nieto como candidato a la presidencia de la República tiene dos caminos históricamente muy confirmados: la mediatización y la represión. O la experta conjunción de ambos.
El estallido de la violencia discursiva se dio en la Universidad Iberoamericana, al final de una sesión que hubiera tenido trascendencia menor, de no haber sido por la fanfarronería diazordacista con que Peña Nieto se asumió como orgulloso responsable de lo sucedido en San Salvador Atenco cuando gobernaba el estado de México. Allí comenzó (verbalmente) el incendio, que fue continuado por las torpes declaraciones miméticas de sus subordinados, sobre todo en el caso de Pedro Joaquín Coldwell, presidente nacional del PRI. Luego vinieron las incursiones de violencia física en lugares gobernados por priístas con iniciativa: Saltillo (los Moreira), Córdoba (Javier Duarte de Ochoa) y Colima (Mario Anguiano). Hasta llegar a la actual situación, en que la ruta de proselitismo con presencia física de Peña Nieto está siendo invariablemente acompañada de protestas públicas masivas de ciudadanos, básicamente jóvenes estudiantes, que en tonos encendidos le reprochan sus aires autoritarios (con referencia permanente a Atenco), su relación dependiente y adulterada con los medios televisivos (en particular, con Televisa) y el daño que causaría al país si fuera instalado en la presidencia (un antipeñismo que no se decanta por ninguno de los otros dos candidatos viables, la panista y el perredista, aunque es inocultable que hay una corriente clara de apoyo al segundo).
El camino de la mediatización ha sido iniciado por Televisa, al acoger en su seno informativo segmentos seleccionados de la protesta estudiantil para instalar el modelo
aceptable, el de los jóvenes
buenosque no se deben prestar a
manipulacionesni
partidismo. Si el movimiento 132 se separa de ese esquema habrá de ser denunciado y satanizado, sobre todo si, entrando en acción la otra vertiente, la de la provocación y la violencia, se producen las escenas ideales para la descalificación televisiva. En estas horas recientes, la posibilidad del enfrentamiento físico masivo ha estado presente en varias ciudades. No solamente en Querétaro, donde una camioneta fue usada como señuelo por la escolta del priísta para hacer que en ella se desataran enojos genuinos o inducidos: igualmente en Zacatecas (http://bit.ly/LUBDQ1 ), en Guasave (http://bit.ly/JH4yql afuera del estadio de beisbol, el 26) y hubo amenazas a líderes del movimiento (el director de posgrado de la Ibero, Agustín Basave, lo relata enhttp://bit.ly/MR1YLy ). Y las protestas no se quedaron en el entorno directo de los actos encabezados por EPN (en Acapulco hubo una marcha (http://bit.ly/KVOOut ), sino incluso alcanzaron en varias ocasiones a la propia Josefina Vázquez Mota, que ha hecho lo posible por beneficiarse de ese movimiento (Cocoa, la hermana de Felipe Calderón, intentó grotescamente asumirse como #YoSoyLa133, aunque luego hubo de escabullirse ante las críticas recibidas). Ayer en Ciudad Juárez hubo roces significativos entre manifestantes en contra de la panista y seguidores de ella.
ZACATECAS. Mantas de protesta contra el aspirante presidencial priísta, Enrique Peña NietoFoto Alfredo Rodríguez
La multiplicación de las marchas y la manifestación directa en el entorno de los actos de Peña Nieto (y los de Josefina, aunque su nivel competitivo declina de manera imparable) son actos proporcionalmente muy inferiores a los agravios cometidos durante décadas por el sistema político y su brazo mediático armado, y la efervescencia social apenas es una respuesta pálida ante el mayúsculo riesgo de retroceso y violencia anunciado por el priísmo con el intento de imposición de Peña Nieto. Pero, aun así, la aún imprecisa dirección colectiva del movimiento juvenil debería considerar la necesidad de frenar el curso de violencia anunciada (aun a sabiendas de que los ataques suelen provenir de los grupos de choque alentados por los mandos priístas), sin dejar de manifestarse pero haciendo un llamado público contra las provocaciones, y evitar que sus televisivos detractores agazapados cuenten con material para justificar la mano dura ante
los provocadores.
Esa vocación por el golpeador puño cerrado puede darse en respuesta al
descontrolgenerado por los jóvenes manifestantes y también por hechos que van conformando escenarios de desestabilización. Así se ha visto que camiones repartidores y bodegas de Sabritas sufrieron incendio, ya fuera porque la importante empresa se negara a pagar cuotas de protección o en represalia por la complicidad con policías y soldados que habrían usado vehículos e instalaciones. Y en la carretera de Acapulco a Zihuatanejo se prendió fuego a dos camiones urbanos. Mientras tanto, la cúpula del sistema de control de México se pregunta cómo frenar las marchas y más marchas, las protestas y más protestas. ¿Cómo acelerar el fin de una primavera imprecisa pero ya tan impactante?
Astillas
En Guadalajara se realizó ayer una importante caminata por la paz y contra la guerra sucia, con Enrique Alfaro al frente, como candidato a gobernador por el Movimiento Ciudadano. A pesar de que la izquierda electoral fue dividida en Jalisco por el grupo que domina la Universidad de Guadalajara, con Raúl Padilla como jefe vitalicio, para frenar a Alfaro (apoyado por AMLO) y ayudar al PRI (un hermano de Raúl va para diputado local por el tricolor y busca dirigir el congreso local), la postulación de Alfaro ha crecido de manera muy importante, lo que ha generado actos de provocación y amenazas contra las cuales se realizó ayer la marcha mencionada... Y, mientras hacen como que debaten los candidatos a gobernar la ciudad de México, en un ejercicio falto de interés por el curso anunciado de victoria del ebrardismo en la persona del abogado Mancera, ¡hasta mañana, con el triunfo en Cannes de Carlos Reygadas y Michel Franco!
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