El título de este blog no es una mera ocurrencia. Nos atenemos a las evidencias. En el curso de los últimos días, Donald Trump ha dejado entrever su "baja energía" y su falta de optimismo ante la posibilidad de una derrota en noviembre próximo.
Además, el magnate ha sido incapaz de ver la oportunidad que le han servido en bandeja de plata varios medios de comunicación que se han dado a la tarea de seguir la pista de las investigaciones que ha realizado el FBI y el Departamento de Justicia para tratar de esclarecer si, acaso, puede concluirse que hubo un “conflicto de interés” entre la Fundación Clinton y el Departamento de Estado, cuando Hillary Clinton se desempeñaba como máxima responsable de la diplomacia estadounidense. Las pistas que hoy ofrecen varios correos electrónicos, en los que resultan evidentes los esfuerzos de coordinación entre Foggy Bottom, sede del Departamento de Estado, y la Fundación Clinton, se han convertido en cabos sueltos que la campaña Trump se ha mostrado incapaz de atar en beneficio propio. En lugar de ello, Trump sigue ahorcándose en cámara lenta mientras lanza amenazas veladas de muerte contra su adversaria. Además, ha llegado al extremo de acusar al presidente Barack Obama y a Hillary Clinton de ser los fundadores de la organización terrorista Estado Islámico (EI). Y, por si fuera poco, se ha dado el lujo de pelearse con el liderazgo del partido republicano, harto de sus dislates y de un comportamiento a la medida de una estrella de un reality show, pero no de un aspirante a la presidencia de EU.
Como diría Albert Camus, la estupidez siempre insiste. Ante este panorama, desde la campaña de Hillary Clinton reconocen que la victoria podría estar asegurada en noviembre próximo gracias a los errores tácticos de su oponente, un candidato que demostró un manejo magistral de los medios de comunicación y redes sociales durante de las primarias republicanas, pero que hoy se vuelven en su contra. Irónicamente, al final, Donald Trump podría despedirse a sí mismo como candidato a la presidencia para tomarse unas “largas vacaciones”, como él mismo reconoció ayer durante una entrevista con la cadena CNBC que dejó a los líderes del partido republicano con los ojos como platos. Pero, más allá de esta maroma especulativa, que sólo el tiempo se encargará de confirmar o desmentir, tenemos las proyecciones de largo plazo que poco a poco consolidan la victoria de Hillary Clinton en noviembre.
The New York Times le concede a Hillary Clinton el 87% de probabilidades de ganar la presidencia, mientras que a Trump le da sólo el 13%. En las proyecciones de la página de FiveThirtyEight, una de las más sólidas, le conceden a Clinton el 87.3% y a Trump el 12.7%. ¿Llegará Hillary Clinton en hombros de su feroz oponente a la Casa Blanca?. Hagan sus apuestas.
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