Por: Jaime Avilés (@Desfiladero132)
09 de mayo de 2015. ¿De dónde salieron los “anarquistas” que revientan manifestacionesy mandan a la cárcel a personas inocentes? Andrés Manuel López Obrador, a principios de este trienio, afirmó que eran “porros de Osorio Chong”. Polemón confirmó que el máximo dirigente opositor del país estaba en lo cierto. Esta es la historia…
El 4 de enero de 1992, el presidente Ernesto Zedillo crea la Policía Federal Preventiva(PFP), como parte de la Secretaría de Gobernación y la fusiona con la Policía Federal de Caminos, la Policía Fiscal Federal y la Policía de Migración.
Vicente Fox engendra la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) y separa a la PFP de Gobernación para fusionarla con el resto del sistema penitenciario. El primero de julio de 2009, Felipe Calderón le quita a la PFP el apellido “preventiva” y le inventa funciones para que opere como “policía de investigación contra el crimen organizado”.
Pero la SSPF queda a cargo de un conspicuo integrante del crimen organizado. Durante la gestión de Genaro García Luna como titular de esa dependencia, la Policía Federal contribuye a expandir, paradójicamente, la inseguridad pública por todo el país, con los macabros resultados que todos conocemos.
Calderón dispone, además, que la PF colabore con la Agencia Federal de Investigaciones (AFI, versión mexicana del FBI, al menos en los delirios etílicos del michoacano), adscrita a la Procuraduría General de la República.
Enrique Peña Nieto, a su vez, desaparece la Secretaría de Seguridad Pública Federal y le devuelve la Policía Federal a Gobernación. Esta movida explica, tal vez, por qué siempre tuvieron fricciones el ex procurador Jesús Murillo Karam y el titular de Gobernachong, pese a que ambos son ex gobernadores del estado de Hidalgo.
Desde que Miguel Ángel Osorio Chong entró en funciones, el primero de diciembre de 2012, en las calles de la ciudad de México –una urbe habituada a las manifestaciones pacíficas y multitudinarias– irrumpieron nuevos actores con la cara embozada y mochilas llenas de martillos para romper el asfalto y dotarse de piedras, mismos que la prensa, con sospechosa unanimidad, dio en llamar “anarquistas”.
En todas las grandes concentraciones públicas habidas en el DF desde entonces, los supuestos “anarquistas” han venido actuando con el mismo patrón de conducta. Surgen de repente, agreden brutalmente a las fuerzas de contención del GDF, y cuando éstas contratacan, los provocadores se esfuman y los granaderos, enloquecidos, cargan contra el primero que ven y detienen a decenas de inocentes, que se suman a los cada vez más numerosos presos políticos del regente Miguel Ángel Mancera.
Al investigar el caso de algunos de los presos políticos de “Manzanita” –el abogado para quien los delincuentes son “no personas” (véase el Desfiladero de hoy)–, Polemón descubrió que Gobernachong cuenta con una especie de Gestapo llamada “División de Operaciones Encubiertas e Infiltración”, que pertenece a la “Dirección de Inteligencia” de la Policía Federal.
¿Podemos relacionar el adjetivo “infiltrados” (provocadores disfrazados de “anarquistas”) con la División de Operaciones Encubiertas e Infiltración de la PF? Nada nos lo impide. Los infiltrados y sus métodos para desestabilizar la gobernabilidad capitalina, promover la represión y crear el miedo a protestar en la vía pública, están entre nosotros desde que Miguel Ángel Osorio Chong es el jefe de la política interior del país.
¿También podemos sospechar que la desaparición de activistas políticos –son ya incontables los casos registrados durante este sexenio– está vinculada con la misma División de Operaciones Encubiertas e Infiltración, que trató de secuestrar a Bryan Reyes Rodríguez y Jacqueline Santana, así como al estudiante de Filosofía y Letras de la UNAM,Sandino Bucio?
Hay un dato incontestable. El Chevy gris en que Bryan Reyes fue levantado por agentes de la División de Operaciones Encubiertas e Infiltración de la PF, es el mismo que secuestró a Sandino Bucio en una callecita junto a Ciudad Universitaria, muy cerca del metro Copilco. ¿Por qué no desaparecieron a Sandino? Porque es un muchacho conectado con personas influyentes en la administración pública y en la academia. ¿Por qué no desaparecieron a Bryan Reyes ni a Jacqueline Santana? Lean su caso en este número de Polemón.
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