Escrito por Jorge Meléndez Preciado
En un solo día encontramos declaraciones encontradas, diversas acerca de cómo anda el país y cuál es la ruta por donde transitamos. Lo cual muestra que ni siquiera la clase gobernante sabe, con precisión, qué hacer.
Agustín Carstens, director del Banco de México, dijo que caen los sectores de la construcción, de la minería, del petróleo y el energético. Lo cual muestra que la economía va en retroceso y/o estancamiento.
Por su parte, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray señala, correctamente, que la violencia de los grupos criminales afectan las inversiones. Referencia obligada luego de lo ocurrido en Jalisco el primero de mayo. Pero contradictorio con lo asegurado por Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, quien había afirmado que teníamos una situación de estabilidad y tranquilidad como no había existido en diez años.
En esas mismas horas, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz alertaba que 2 de 3 adultos mayores no tendrán una jubilación digna. 8.6 millones están mal y 4 millones viven en la pobreza.
Por si algo faltara, supimos que los empresarios no pagaron al fisco la fabulosa cantidad de 388 mil millones de pesos en impuestos.
Frente a ello, Enrique Peña Nieto asegura que avanzamos por la ruta correcta. Que el consumo privado creció 3. 5 por ciento y se crearon 50 mil empleos formales más que hace un año. Aunque el total de puestos de trabajo sólo llegó a más de 363 mil, cuando en realidad se necesitan un millón, cuando menos.
En síntesis: ¿A quién creerle? ¿A los números catastróficos que conocemos o al optimismo de los burócratas?
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