domingo, 2 de febrero de 2014

No sabe qué hacer, ¿y Morena sí?

José Agustín Ortiz Pinchetti
D
ice Gabriel Zaíd ( Reforma,26/01/14) que los actores políticos no saben qué hacer con los graves problemas de México. El PRI ya no es lo que era, o no sabe qué hacer en las nuevas circunstancias, o nunca supo tanto como se creía; panistas y perredistas, una vez en el poder, destruyeron su capital político y ahora no saben qué hacer. Morena surge en este empobrecido escenario como un único nuevo actor importante que, por cierto, no ha despertado interés entre los opinólogos, porque para muchos no es opción o porque puede amenazar alestablecimiento y mejor no hablar de ello.
Hay que reconocer: Morena tendrá fuertes obstáculos. Será necesario que, sin deslindarse de AMLO, adquiera su propio peso como organización democrática. Los partidos existentes no quieren nuevos competidores, han obstaculizado y han elevado el porcentaje de votación requerido para el registro definitivo. Morena tendrá que pasar la prueba electoral entre varios adversarios que disputarán el voto de la izquierda. Morena tendrá que eliminar, desde su origen, enfermedades que aquejan a los grupos que se dicen progresistas: sectarismo, grupismo, tribalismo, canibalismo, oportunismo y, sobre todo, la simulación y la indisciplina que impiden su triunfo. Morena deberá evitar la acción de la ley de hierro de la oligarquía, según la cual, las elites controlan el poder dentro de los partidos, independientemente de su ideología. Además afrontará la abierta antipatía y cerrazón de los medios que controla el gobierno, es decir, todos, con excepción de unos cuantos periodistas honrados. Además, irá contracorriente de una cultura que se ha revelado en todos los partidos y que recibe el curioso nombre de agandalle, que podría ser definido como combinación de empleomanía y/o corrupción.
¿Y cómo podría Morena convencer, ganar elecciones y lograr el poder? Primero, lograr el registro. Luego, disciplinar a los oportunistas que querían controlar las candidaturas, sobre todo, las famosísimas pluris: en los estatutos se eliminó el asambleísmo y se sustituyó por una combinación de elecciones de precandidatos, sorteos y encuestas. Morena podría convertirse en un gran partido si transforma la legitimidad que ya logró gracias a su proyecto moderado y a la congruencia de sus líderes en organización y en disciplina. Sí, se necesita una imagen, pero no la que generan las grandes campañas publicitarias, sino la que logró Andrés Manuel en el gobierno de la capital cumpliendo todo lo que ofreció, trabajando duro, cerca de la gente y con ella, de modo que se vieran los efectos del gobierno en la vida cotidiana y no en las pantallas de la televisión. Pero no basta un líder, se requiere un equipo de hombres y mujeres distintos, nuevas personalidades, nuevos candidatos, nuevas caras, respuestas a la sed que tiene el pueblo de justicia y de rectitud.
Twitter: @ortizpinchetti

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