La negociación por parte del gobierno mexicano de un acuerdo comercial con una docena de países, incluidos Estados Unidos y Japón, abrió una ventana para que Washington insista en presionar para la apertura de la industria petrolera al capital privado, independientemente del debate nacional en la materia que está en curso.
Es una de las oportunidades que, para el interés político y económico de Estados Unidos, se abren con la negociación del llamado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), en la que participa el gobierno mexicano desde los últimos meses de la administración de Felipe Calderón (2006-2012), que fueron retomadas por el gobierno de Enrique Peña Nieto, de acuerdo con un documento oficial del Congreso de Estados Unidos.
El TPP involucra a Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam y, más recientemente, a Japón. Fue descrito por la Secretaría de Economía, en noviembre de 2012, como
el proceso de negociación plurilateral más relevante y ambicioso a escala internacional por la cobertura de productos y las disciplinas que incluye.
Los países involucrados en el proceso de este tratado de libre comercio representan 35 por ciento de la producción mundial.
El antecedente del TPP, el llamado Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, también conocido como Pacific Four o P4, involucró a Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur, que entró en vigor el primero de enero de 2006. En 2008, el área de influencia del acuerdo se amplió con la incorporación de Estados Unidos a la negociación de lo que a partir de entonces se conoce como TPP.
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