El inepto virrey Videgaray se hace como que la virgen le habla ante los focos rojos en la economia.

“Ingrid” y “Manuel”: Más focos rojos en la economía

Por: Redacción / Sinembargo - septiembre 21 de 2013

Al iniciar septiembre, apenas tres días después de que el Presidente Enrique Peña Nieto entregara su Primer Informe de Gobierno, los empresarios del sector de la construcción y analistas financieros exigieron a la presente administración reactivar la inversión pública en esta área pues, informaron, hasta ese momento no se había ejercido 81% del gasto en infraestructura. Los dueños de grandes y medianas constructoras de infraestructura y vivienda en el país plantearon que, en ese escenario –y aún sin conocer los estragos en 23 estados del país que 10 días después comenzaron a generar “Ingrid” y Manuel”– plantearon que el gobierno federal tendría que ejercer cuatro veces lo que invirtió en el primer semestre de este año; esto es, unos 71 mil 712 millones de pesos para reactivar lo más pronto posible no sólo el crecimiento del sector y, por ende, el del país. El monto del subejercicio de 71 mil 712 millones de pesos apunta ahora a ser rebasado por las pérdidas materiales dejadas por ambas tormentas en estados del sur, sureste, centro, noroeste y norte del país. Incluso puede llegar a sumar lo que la meta del gasto público para 2013 en comunicaciones y transportes, que es de 88 mil 392 millones de pesos, y de la cual, al menos hasta el inicio de septiembre, sólo se habían ejercido 16 mil 680 millones, de acuerdo con cifras de la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). El costo adicional por los estragos de los meteoros complica aún más la actual situación económica del país, que no ve una salida cercana del túnel en la que está metida este año. Casi al finalizar esta semana, y aún sin considerar los daños materiales que han generado “Ingrid” y “Manuel” en dos terceras partes de la República, los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico), presidida por su Gobernador Agustín Carstens, alertaron que la desaceleración de la actividad económica en México fue más rápida y pronunciada de lo que se anticipaba, lo que llevó a este instituto a reducir su tasa de interés referencial de 4 a 3.75% hace apenas dos semanas, y que lo obligaría a bajar todavía más esa tasa en su reunión del próximo 25 de octubre. Por supuesto, la meta de crecimiento económico dispuesta originalmente por el gobierno de Peña Nieto se ha esfumado. De 3.5% con la que comenzó este año pasó a 1.8% y, según analistas financieros consultados, podría ser menor. Ni el consumo ni la recaudación muestran signos esperanzadores. Menos los indicadores de exportación manufacturera, por lo que los empresarios y analistas del sector privado han expuesto mes con mes al Banxico su pesimismo. La balanza de riesgos para la economía mexicana, reconoció el banco central, se ha deteriorado y los obstáculos –insistimos, aún sin reconocer los gastos por la reconstrucción que generarán “Ingrid” y “Manuel”– se centran en la debilidad económica de Estados Unidos, una mayor volatilidad de los mercados financieros internacionales, la dificultad que tiene ahora el gobierno para pasar sus reformas estructurales y, por supuesto, el bajo ejercicio del gasto público de la administración de Peña Nieto. Agilizar el gasto para que los recursos lleguen a la sociedad más rápido de lo que hasta ahora ha hecho el gobierno ya no es una demanda sino un clamor. La tragedia que ahora vive México así lo exige y más allá de los discursos se necesita actuar como un Estado en emergencia. El corto y mediano plazos no se ven nada bien para esperar una pronta recuperación de la economía, pero sería una insensatez dejar a la deriva a los millones de mexicanos que hoy sufren todo tipo de carencias tras los impactos de las tormentas. La inversión en infraestructura debe desatarse cuanto antes o atenernos a las consecuencias de una desaceleración que se hizo evidente desde el primer trimestre del año y que las autoridades de Hacienda, comandadas por Luis Videgaray Caso, no atendieron en tiempo y forma.

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