Videgaray, Madero, Zambrano, Camacho y Osorio.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (apro).- “Sería ingenuo regresar por una declaración de (Enrique) Peña Nieto”, respondió el panista Homero Niño de Rivera al hablar del retorno de su partido al Pacto por México. “En el PRI se ríen de nosotros”, dijo con un ligero tono de vergüenza al describir lo obsequioso que ha sido Acción Nacional, su dirigencia y su coordinador en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal.
Luego, cuando Villarreal enlistó no menos de diez calificativos contra el PRI, durante una rueda de prensa, Niño de Rivera expresó gustoso que “estamos muy contentos de la nueva posición de Gustavo Madero y toda la dirigencia”.
La vergüenza tendría que regresar a esa parte del panismo que se dice molesto porque en el PRI se mofan de ellos, y sostengo esto porque bastó –hasta lo que sabemos– la buena intención de Peña Nieto, dejando de lado la exigencia de que renuncie Rosario Robles, para que el PAN retornara a la mesa de esa simulación llamada Pacto por México.
Ni los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Veracruz han sido encarcelados, ni Robles Berlanga ha sido removida del cargo ni procederá el juicio político contra el gobernador de esa entidad, el priista Javier Duarte.
Pero eso sí, la Comisión Política del PAN ya determinó regresar a las “pláticas”, bueno, hasta quien realmente ejerce el poder en el país, Luis Videgaray, secretario de Hacienda, se ufanó de que “valió la pena esperar unos días” para empujar la reforma financiera.
Estos hechos sólo ratifican una de estas dos hipótesis: el Pacto, sus integrantes y hasta sus detractores que militan en el PAN o el PRD son los grandes simuladores del país, o los nuevos líderes panistas son verdaderos ingenuos devorados por priistas de colmillos retorcidos.
Hace un par de entregas se comentó en este mismo espacio sobre la “muerte” temporal del Pacto y de cómo lo “resucitarían” pasadas las elecciones de julio próximo. Me equivoqué: el PAN y el PRD le dieron “respiración” antes de que acabara abril, confiando en el peñismo y sus operadores políticos.
El PRD dijo que desconocía a Rosario Robles; el PAN por su parte se conformó con exhibir a sus defensores, los priistas, en el Senado de la República el día que la titular de Sedesol fue llamada a comparecer.
Sin embargo hoy, diputados de PAN y PRD, incluyendo a los de Movimiento Ciudadano (MC) y Partido del Trabajo (PT) “pedirán dialogar con Rosario Robles”.
Este lunes 6, legisladores de la comisión especial de Programas Sociales de la Cámara de Diputados irán a la Secretaría de Gobernación, con el fin “de generar acciones conjuntas en el funcionamiento y uso adecuado de los programas que eviten favorecer a candidatos o partidos políticos”.
Sin la remoción de los operadores políticos que los responsables de la Sedesol y otras dependencias colocaron como “delegados” en los estados, es obvio que no puede haber programa social sin tinte político a favor del PRI. De ahí que todo sigue siendo una insultante simulación.
Los panistas simulan estar enojados al interior de su partido –el cual se encuentra dividido entre calderonistas y maderistas—para asegurar impunidad. Me explico, quienes obligaron al coordinador de los panistas a salir ante los medios y acusar de pillos, autoritarios y demás a los priistas fueron los calderonistas.
Estos últimos, al parecer, estiraron la liga para aceptar mantenerse dentro del Pacto a cambio de protección, a cambio de que el PRI mueva las piezas para el momento en que se pretenda juzgar a los calderonistas y al propio Calderón, para que se le proteja y pueda sortear los señalamientos.
Los perredistas en el poder del partido lograran pasar a la historia como los grandes negociadores que permitieron las reformas “de segunda generación”, como las llama Carlos Salinas de Gortari, y de paso mantener a sus impresentables gobernadores, como el guerrerense Angel Aguirre Rivero, en el poder.
Y así juntos, PAN y PRD, seguirán dando al PRI los votos que necesite para sacar adelante sus reformas para, finalmente, beneficiarse sólo ellos y nunca el grueso de la población.
La simulación en pleno. La impunidad como moneda de cambio. La desgracia como realidad de los ciudadanos y la crispación social alcanzando cada rincón de nuestro país. Todo ello hasta que la dignidad sea recobrada por los ciudadanos.
Porque no sólo los políticos pecan de inocentes o de simuladores, también gran parte de la población que hace como que se indigna, que hace como que ignora las cosas y a la hora de reclamar o denunciar pone excusas para mantenerse oculta, sin levantar la voz o, si acaso, hacerlo en voz bajita para que el de arriba no escuche ni se moleste.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
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