miércoles, 23 de febrero de 2011

Patrioterismo caro e hipócrita

Arturo Rodríguez



Una simple solicitud de información pública echó a andar la maquinaria de embustes del gobierno federal. Proceso le pidió todos los datos disponibles acerca del costo que tuvo para el erario la producción y distribución gratuita de millones de banderas de México con motivo del Bicentenario de la Independencia; pero lo que tendría que haber sido una rendición de cuentas transparente se convirtió en lo de siempre: un carrusel de contradicciones, maniobras sospechosas, datos inconsistentes y embustes…

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Presidencia de la República mienten y se contradicen sobre los millones de banderas que el año pasado se repartieron en hogares mexicanos para celebrar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

Un seguimiento de discursos, comunicados y solicitudes de acceso a la información realizado por este semanario, demuestra que ambas dieron al respecto información falsa, e hizo aflorar indicios de que se cometieron irregularidades al contratar la fabricación y el reparto de los productos.

La Sedena afirma haber adjudicado el contrato para la elaboración de las banderas a Vigman Graphics S.A. de C.V., tras un supuesto “concurso”, a pesar de que dicha empresa no está registrada en el padrón de proveedores o en la plataforma electrónica Compranet, ni existe registro de que haya participado en licitación o contratación alguna con el gobierno federal, como lo exige la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público (LAASSP).

La idea de repartir banderas se puso en marcha el 21 de junio de 2010, cuando el presidente Felipe Calderón encabezó la ceremonia de recepción de los estandartes insurgentes que fueron capturados por las tropas realistas en la batalla de Puente de Calderón en 1811, y considerados los primeros emblemas nacionales, que hasta el año pasado permanecían en España. A cambio, el gobierno mexicano entregó al español dos estandartes capturados en 1829 por tropas mexicanas en Tampico.

Tras hacer un recuento sobre las banderas y la Independencia de México, ante los niños y jóvenes latinoamericanos ganadores del Premio México Bicentenario, Calderón anunció la entrega de los “obsequios”.

“El gobierno de la República a mi cargo, a través de las Fuerzas Armadas, vigilantes y depositarias de nuestro emblema nacional, obsequiarán a cada familia mexicana una pequeña bandera con el objeto de que pueda ser colocada y mostrada en cada hogar mexicano en este año de la patria”, dijo.

Le imprimió al acto su ya acostumbrado tono bélico: “Frente a los enemigos de la patria, los mexicanos triunfaremos, triunfaremos cobijados en la potencia y señorío de nuestra bandera nacional”.

Calderón no abundó más, pero el 8 de septiembre, en un comunicado, la Sedena informó que había iniciado el reparto, en hogares mexicanos, de 20 millones de paquetes con una bandera de México, un folleto con la letra del Himno Nacional y una carta personalizada “firmada por el propio presidente de los Estados Unidos Mexicanos”.

Según la Sedena, las banderas medían 86 por 42 centímetros y el paquete mencionado llegaría envuelto en un sobre de papel celofán. Añadió que en la primera fase, que concluyó en agosto, se habían entregado 18 millones de paquetes, y que la segunda fase, con 2 millones, comenzó el 5 de septiembre.

La dependencia enfatizó que esa labor era en “cumplimiento del compromiso anunciado el 20 de junio” por el presidente, pero no informó cuánto se había gastado ni de qué partida provenían los recursos. “Con estas acciones el Ejército y la Fuerza Área mexicanos se adhieren así al esfuerzo del gobierno federal de sensibilizar la conciencia nacionalista para que cada mexicano se sume al llamado del señor presidente de la República y crear un frente común corresponsable que nos permita salir adelante”, añadió textualmente.

De esta forma, el envío de los paquetes “a cada familia mexicana” anunciado por Felipe Calderón se limitó a 20 millones en el comunicado de la Sedena. Sin embargo, en respuesta a una solicitud de acceso a la información, la dependencia admitió que sólo envió 3 millones de banderas.

Al rastrear dos solicitudes ciudadanas de información sobre el tema, se evidenció por una parte la opacidad oficial y, por la otra, la contradicción en el gobierno federal.

La Presidencia de la República se deslindó del reparto de paquetes cuando se le pidió aclarar el número de banderas repartidas, el número de licitación, el costo de elaboración, qué empresa elaboró las banderas y, en su caso, el país del que se importaron.

En la respuesta (folio 0210000095510) la Presidencia indicó la liga a su sitio en internet, donde se localiza el discurso del 21 de junio, en el cual Calderón hizo el anuncio. Para el resto de la información, remitió al solicitante a la Sedena, que a su vez respondió en diciembre.

En septiembre, la Sedena informó que llevaba más de 18 millones de paquetes enviados e iniciaba la distribución de otros 2 millones, en diciembre siguiente informó que sólo había mandado hacer 3 millones a un costo de 30 pesos por unidad, de los cuales 18 pesos eran por la bandera y 12 pesos por el empaquetado y envío, servicio realizado por el Servicio Postal Mexicano (Sepomex).

Tampoco esta cifra es congruente. En un cálculo simple, si se pagaron 30 pesos por confeccionar, empaquetar y enviar cada obsequio, el costo total habría sido de 90 millones de pesos, lo que difiere, aunque sólo por 7 mil 200 pesos, de los 89 millones 992 mil 800 pesos que la Sedena afirma haber desembolsado.

En cuanto a la partida con que se pagaron los productos, la respuesta oficial indica que los casi 90 millones fueron pagados mediante “una ampliación líquida al presupuesto de la secretaría (Sedena)” autorizada por Hacienda.

Sin embargo, si se toma como base el mismo costo unitario de 30 pesos para los 20 millones de paquetes que la Sedena anteriormente aseguraba que había repartido, en realidad se habrían gastado 600 millones de pesos, ya sea con cargo al presupuesto de las Fuerzas Armadas o de otra entidad gubernamental que ni la Presidencia ni la Sedena han querido identificar.



Estrategia de opacidad



La Sedena informó que adjudicó a Vigman Graphics S.A. de C.V., el contrato para la confección de las banderas mediante “concurso”, sin especificar si se trató de una licitación, invitación a tres o más proveedores o si fue una adjudicación directa, que son las formas de contratación autorizadas por la LAASSP.

La razón social Vigman Graphics no está registrada en la plataforma electrónica Compranet ni en el Registro Único de Proveedores (RUP) del gobierno federal. Tampoco se encuentra en el listado de empresas sancionadas o inhabilitadas, lo que justificaría su ausencia del RUP. De habérsele asignado efectivamente el contrato, se hizo incumpliendo la normatividad, lo que de acuerdo con la LAASSP nulifica la transacción.

Al respecto, la Secretaría de la Función Pública (SFP) confirmó a Proceso que no existe rastro de participación de Vigman Graphics o Vigman Graphic en ninguna forma de asignación contractual del gobierno federal. Y aunque la Sedena afirma en su respuesta a la solicitud ciudadana de información que el contrato respectivo es el número 450006318, este documento tampoco aparece en los registros de la SFP ni de Compranet.

Asimismo, en su respuesta la Sedena informa que las banderas fueron elaboradas por la empresa contratada en cinco talleres, ubicados en diferentes partes del país, aunque no precisa dónde.

La única constancia de la existencia de Vigman Graphics S.A. de C.V., fue localizada en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio del Distrito Federal y data de diciembre de 2002.

De acuerdo con el registro 298975 de esta institución, Vigman Graphics S.A. de C.V., fue constituida con un capital de 50 mil pesos, aportados en partes iguales por Víctor Manuel Ríos López y Germán Menéndez Pérez. Esos datos no han cambiado hasta el momento. Un dato extraño es que si bien asienta que su domicilio está en la capital del país, la dirección precisa no aparece en el documento.

A partir de la respuesta otorgada por la Sedena a la mencionada solicitud ciudadana, tampoco es posible determinar “cuáles fueron los criterios para llevar a cabo la implementación de la fabricación y distribución de las banderas”, como preguntó el ciudadano que pidió la información.

El documento de la Sedena establece que para ello “se elaboró un estudio de mercado con la Cámara de la Industria Textilera, creando una ficha técnica que se especifica en el contrato la distribución y la forma proporcional en las entidades por parte del Servicio Postal Mexicano” (sic).

Esto da lugar a otra contradicción: al solicitar datos sobre el tema a la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex), el área de comunicación dijo que el organismo sólo entregó un listado de empresas mexicanas del ramo a la Sedena, pero especificó que Vigman Graphics no figuraba en esa lista porque no está registrada en la cámara.

La solicitud de información incluía la forma en que se decidió a quién entregar los paquetes. La Sedena respondió que el servicio fue proporcionado por Sepomex, “quien determinó en forma proporcional la entrega en todas las entidades”. Esto también resultó falso.

El subdirector administrativo de Sepomex, José Humberto Lagunas Álvarez, dijo a este reportero el pasado martes 15 que los paquetes habían llegado ya integrados y que su dependencia no creó la lista de destinatarios, sino que ésta les fue entregada con los paquetes.

Así, Sepomex echó por tierra la versión de la Sedena, en el sentido de que las banderas elaboradas por Vigman Graphics fueron empaquetadas y enviadas por la primera.

Al solicitarle detalles, Lagunas Álvarez dijo que la Sedena dio “una orden expresa” para que le fuera remitida cualquier petición de información sobre el tema, por lo que fue imposible profundizar en el caso, ya que, en su respuesta a la solicitud de información, la Unidad de Enlace de la Sedena se declara incompetente y “orienta” al peticionario para que haga el requerimiento de datos… a Sepomex.

No hay comentarios: