E
l triunfo de Morena es contundente y cobra mayor significado conforme transcurren los días. Algunos intelectuales progresistas intentan disminuirlo haciendo malabarismos con las estadísticas electorales. Rechazan con enjundia que el nuevo partido y su líder signifiquen una opción verdadera. Sería bueno saber qué líder o qué partido pudieran satisfacer sus fantasías.
Si uno revisa los resultados verá que hay datos muy interesantes: no sólo que Morena haya arrasado en el Distrito Federal, sino que establece presencia en Yucatán, San Luis Potosí, Chihuahua y Baja California, donde la izquierda no ha sido una fuerza significativa. En 28 distritos obtuvo una votación superior a 20 por ciento cuando, como dijo Martí Batres, competía no sólo con los tres partidos del pacto (y el hipertrofiado Verde) sino contra los gobiernos federal y todos los estatales y municipales. En el DF los abusos de los delegados, verdaderos señores feudales, fueron grotescos. A pesar de ello se ganaron cinco delegaciones y se está a un paso el triunfo en Gustavo A. Madero, Coyoacán e Iztacalco. La corriente difusa a la que se llama izquierda puede tender a buscar en Morena un nuevo eje.
Algunos escritores muy críticos. Alberto Fernández señala, en Letras Libres,que el nuevo partido ganó por todo lo alto y venció no sólo al PRD sino al anulismo que, según él, utiliza como retórica las críticas reiteradas de AMLO contra el régimen. Un conjunto variopinto de escritores intenta disminuir el triunfo de Morena. No me refiero sólo a los plumíferos con paga regular, sino a escritores serios, críticos, con fama de independientes, que escriben bien y tienen amplia audiencia.
Hay un núcleo de articulistas que parecen sentirse decepcionados con los avances de Morena y niegan las posibilidades de que AMLO llegue a ser un candidato fuerte en 2018. Medios conservadores como The Financial Times yThe Economist destacan a AMLO como puntero para la competencia presidencial. Algunos de estos escritores liberales tachan de mesiánico a AMLO; sin embargo, ellos parecen estar esperando el advenimiento de un líder progresista que llene todas las cualidades, o un partido de alto nivel cultural. Algo o alguien que pueda suscitar confianza ciega en el rescate de México, es decir, un mesías.
Por ahora sus críticas feroces contra quien representa, en este momento, la única oposición, tienen como efecto neto apoyar la permanencia indefinida del actual aparato político, que no es otro que el que creímos desmantelado y en proceso de descomposición desde el año 2000.
Twitter: @ortizpinchetti
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