Alfredo Cristalinas, de pié |
IFE, Estas ruinas que ves
Publicado el 31 enero, 2013 de Jenaro
Villamil |
- ¿Y cómo van a contabilizar la enorme
cantidad de espectaculares de Enrique Peña Nieto?–le preguntó un integrante del
Colegio de Contadores a Alfredo Cristalinas, en una de las sesiones privadas de
este organismo privado.
- Con donación, todo pasa– se jactó
Cristalinas, socio del Colegio de Contadores y titular de la Unidad de
Fiscalización del Instituto Federal Electoral.
En una de esas reuniones privadas del
Colegio de Contadores, realizadas a finales del año pasado, Cristalinas no
ocultó lo que se estaba “cocinando” al interior del IFE.
- Aquí todo está planchado –volvió a
admitir, con el realismo político de los funcionarios ascendentes, el
responsable de vigilar, investigar y auditar los recursos públicos de los
partidos políticos.
Esta historia, relatada por uno de los
presentes en aquella reunión, viene a cuento ahora que Cristalinas no le hace
honor a su apellido y se convierte en un personaje digno de Jorge
Ibargüengoitia, ahora que el 22 de enero se cumplieron los 85 años del
natalicio del autor de retratos sociológicos tan extraordinarios como Estas
Ruinas que Ves.
Opalinas se podría llamar el personaje de
Ibargüengoitia que conduce al IFE a la mayor crisis de credibilidad de su
historia. Tan grave, que ni los 9 integrantes del Consejo General pudieron
asumir en la sesión del miércoles 30 de enero que el dictamen de la Unidad de
Fiscalización sobre los presuntos rebases de topes de gastos de campaña estaba
listo para ser votado.
Opalinas simplemente no vio o no quiso
auditar lo que todos los mexicanos vimos en la campaña electoral más
dispendiosa de los últimos años. Sólo un personaje como él podría hacernos
creer que rentar el Estadio Azteca sólo le costó 20 mil pesos al equipo de Peña
Nieto. Quebrarán las salas de fiesta porque ahora resulta que el coloso de
Santa Ursula es más barato que el Salón Luz.
Sólo Opalinas y sus padrinos en el IFE y en
los círculos del oficialismo nos pueden hacer creer que salió más barato viajar
en jets privados, en helicópteros que comprar un boleto de avión comercial. Con
razón seguramente quebrará Aeroméxico después de que Enrique Peña Nieto fue el
viajero frecuente de los helipuertos privados.
Sólo Opalinas es capaz de decirnos que
López Obrador trianguló ilícitamente recursos a través de Honestidad Valiente o
Austeridad Republicana, pero que el PRI no cometió irregularidad alguna con la
triangulación de vía Monex o Soriana o los múltiples instrumentos de la
ingeniería financiera utilizadas para ocultar el despilfarro.
Sin embargo, el descaro de opacidad y falta
de investigación no sólo está afectando al IFE. De por sí, el organismo carga
con una severa crisis de credibilidad desde la crisis poselectoral del 2006, el
pleito en aquel consejo presidido por Luis Carlos Ugalde, y la forma grotesca
como los partidos negociaron en un mercado de tráfico de influencias la designación
de los últimos tres consejeros en integrarse al organismo colegiado.
No, las ruinas que vemos del IFE están
amenazando la operación más cara y ambiciosa de la restauración priista, vía el
peñismo: el Pacto por México. Si el PRD y el PAN deciden levantarse de la mesa
de esta ruta de negocios y de buenos propósitos que es el Pacto por México se
rompió el espejismo del pactismo.
Por esta razón, la columna “Templo Mayor”,
del periódico Reforma lo advirtió así este jueves 31 de enero:
“La nueva teoría del caos establece que el
aleteo de una mariposa en el IFE puede provocar un terremoto en el Pacto por
México.
“Al menos eso dicen quienes vieron con
morbo y sorpresa cómo de pronto dieron marcha atrás los consejeros electorales
que exoneraron a Enrique Peña Nieto y que se veían tan decididos a amonestar a
Andrés Manuel López Obrador.
“Al parecer, esta repentina decisión tiene
su origen en un interesantísimo desayuno que tuvo lugar por los rumbos de la
Condesa.
“Compartieron los huevos y los chilaquiles,
los panistas Gustavo Madero, Santiago Creel y Marco Adame con los perredistas
Jesús Zambrano y Jesús Ortega.
“El motivo del encuentro fue hacer un
frente común ante lo que consideran los embates del priismo y, en paralelo,
impulsar los temas que consideran prioritarios dentro del Pacto por México.
“Y es que, según se sabe, las resoluciones
del IFE en el caso Monex y en el de AMLO estaban reviviendo los conflictos
poselectorales al interior del dichoso Pacto, lo que prendió las alarmas en el
PRI… y en Los Pinos”.
Hasta aquí la cita. Si algo es cierto es
que Ibargüengoitia hubiera revivido la Ley de Herodes al interior del IFE. Y lo
que estuvo “planchado” y negociado ahora está en ruinas y con un alto riesgo de
desbarrancar no sólo al árbitro electoral sino la institución que fue la “joya
de la corona” de la transición a la mexicana.
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