Muchos se han de estar preguntando quien coños es este guey y porqué merece tanta importancia. Resulta que este juez es nada más y nada menos que el encargado de absolver a Raúl Salinas de Gortari del último delito que se le imputaba: enriquecimiento ilícito. Sin embargo esto no es lo más detestable de este caso, sí, todavía hay mucho más de fondo. Resulta que además de absolver a Raúl y pedirle hartas muchas disculpas, bajarse los pantalones y lamerle el culo, el juez dictó que los bienes asegurados le serán devueltos así como la fortuna amasada “legítimamente” durante el sexenio de su hermano. En otras palabras, no sólo no se comprobó que sí robó a la nación, sino que ahora ese robo se vuelve legítimo pues las propiedades, compradas con el dinero de la gente, le serán devueltas como si nada hubiera pasado.
Durante semanas hemos hablado en esta sección sobre la impunidad de la clase política, sobre la poca efectiva justicia mexicana, sobre los jueces que cobran mucho pero no defienden nada, y hoy lo volvemos a comprobar, el estado de derecho está más chueco que la libre a Cuernavaca. Los jueces, instituciones, procuradurías y demás etcéteras al servicio de Salinas, ese que según el propio Peña, no gobierna ni tiene las manos metidas en el gobierno. Con este asuntillo del hermano incómodo no quedan dudas quien es “la señora de la casa” en Los Pinos, quien manda y a quien hay que obedecer.
Este juez llegó a la conclusión de que no había prueba suficiente para determinar que Raulito era culpable; según el juez los millones ganados han de haber sido fruto de su esfuerzo, de años de trabajo arduo, de contratos legítimamente ganados, de mil y unas formas que vuelven a un político millonario de la noche a la mañana. Este juez no vio sospechoso que Raulito tuviera muchas casas, que si fortuna rebasaran los cientos de millones, es más, no vio que varias propiedades fueron compradas con nombres y pasaportes falsos. Sí, sabemos que la justicia es ciega, pero que no mame, este guey se pasó de invidente, no vio nada, no supo nada, no revisó las pruebas, neta se pasó de pendejo.
Incluso a pesar de esa llamada incómoda que hace varios años sacó Televisa donde el propio Raúl acusaba a Carlitos de ser el artífice de toda esta porquería, no hubo prueba suficiente para declararlo culpable. No soy perito en derecho pero creo que cuando alguien confiesa el crimen, de viva voz, en sus propias palabras, pues es culpable a todas luces, ¿no? O me equivoco. En este caso Raulito delató abiertamente a su carnal y obvio le valió madres a la justicia. Si usted declara abiertamente que su hermano le robó algo a alguien seguro sí lo toman como prueba suficiente para meterlo al bote. Con la política mexicana eso no es suficiente. La pregunta es: ¿Qué necesitan hacer estos dos hermanos para que alguien vea que sí son culpables? ¿Violar a alguien en la plancha del Zócalo a plena luz del día con los soldados izando la bandera? Ya no sabemos.
En fin, el idiota del pueblo lo gana, una vez más, el Poder Judicial de la Federación en nombre de Carlos López Cruz por ser tapadera de un súper villano. Un cuento digno para Marvel, ahora que está de moda los súper héroes.
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