jueves, 20 de junio de 2013

Ebrard, montado Julio Hernández López

Astillero
 Devolución en Londres
 Montemayor: los pretextos
 CCS, MEC, AMLO
 Ebrard, montado
Julio Hernández López
Foto
CHOQUE EN BUCARELI. Campesinos que marcharon del Ángel de la Independencia a Gobernación se enfrentaron a policías federalesFoto Francisco Olvera
L
a infamante ironía histórica de la que tal vez hasta el momento no se haya enterado el licenciado Peña Nieto es que hubo de ir a Londres a proclamar el cumplimiento de una reivindicación a favor de las partes que en 1938 tenían el control del petróleo mexicano (inglesas, gringas y holandesas, las principales compañías).
‘‘Suscribido’’ a la enciclopedia del desconocimiento histórico, el grupo de tecnocracia y pragmatismo voraces que domina la cúpula gobernante de México (con el virrey Videgaray como principal movedor de hilos) fue a ofrecer las mieles de sus presuntos reformismos energéticos a los más selectos compradores-compartidores, agrupados en el cárteleconómico y político de Los Ocho. Hubo cabildeo pleno, ofertas y promociones, garantía de respeto a los inversionistas y explicaciones detallistas del pastel próximamente disponible (si el tiempo político y la autoridad de una parte del pueblo así lo permiten).
Ahora, ante la reacción que produjeron sus palabras sepultureras de la gesta cardenista expropiatoria, el antedicho licenciado dice que no dijo lo que dijo, aunque el Financial Timespublicó entre comillas, en nota de Paul Rathbone, que su entrevistado había señalado que la reforma venidera incluiría ‘‘the constitutional changes needed to give private investors certainty’’ (http://on.ft.com/15lce5Q ). Tales certezas a los inversionistas privados a partir de cambios constitucionales ya están ‘‘acordadas’’ en el Pacto por México, añadió el Vendedor más grande de Pemex.
Tres cuartos de siglo después, Exxon Mobil y Royal Dutch Shell, algunas de las firmas sobrevivientes de las que fueron botadas de México por el general Cárdenas, aplaudieron, se declararon listas para aceptar la invitación a invertir (que en el fondo es la aceptación peñista de que la expropiación petrolera fue un error), y tal vez hayan preguntado con cándida emoción (ellas y las demás futuramente beneficiadas) a quién o a quiénes deberían entregar sus guajolotes y gallinas de contribución diezmal para apoyar la histórica decisión anunciada por el contrarreformista a-tlacomulquense desde el mediático balcón principal del globalizado Palacio de Los Ocho, esta vez con sede en el Reino Unido.
Ahora bien, si de la historia remota poco o nada supiera el político que pretende cerrar el círculo expropiatorio devolviendo a las compañías extranjeras el petróleo mexicano, alguno de sus muchos y caros asesores pudo haberle allegado en algún momento propicio una delicada tarjeta informativa que consignara lo planteado casi cinco años atrás, en julio de 2008, por Carlos Montemayor (urgente voz en Los Pinos: ‘‘¡busquen en Google!’’): ‘‘Los argumentos y el boicot manejados por las empresas trasnacionales en 1938, durante la época de la expropiación petrolera, son muy parecidos a los pretextos utilizados hoy por el gobierno federal para privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), como el supuesto de no poder contar con asesoría técnica, refacciones, tecnología de punta ni capitales’’ ( http://bit.ly/1autOtH ). El siempre recordado (no sólo en Google) Montemayor planteaba lo anterior durante la presentación de ‘‘1938, el petróleo que fue de México, argumento histórico para una película que aún no se ha filmado’’, libro publicado por La Jornada Ediciones y el Sindicato Mexicano de Electricistas.
El tema petrolero ha dado inmediato argumento para intentar una historia de reunificación izquierdista, aunque sea solamente circunstancial, que aún no se ha firmado. Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador (citados en orden alfabético, tomando en cuenta su primer apellido) han comenzado a explorar la posibilidad de actuar de manera convergente, aunque cada cual con sus matices y en sus respectivos ámbitos, en contra de lo anunciado por Peña Nieto. No hay nada cerrado, pero esos tres personajes (con tiempos políticos e intensidad combativa diferentes) podrían ser los principales motores de un amplio plan de resistencia al que han sido invitados Alejandro Encinas y algunos dirigentes y militantes de las corrientes perredistas Alternativa Democrática Nacional (encabezada por Héctor Bautista) e Izquierda Democrática Nacional (por René Bejarano).
En este contexto, Marcelo Ebrard pegó un rápido brinco para montarse en el caballo de su reinstalación política. El martes, temprano, apenas se conocían en México las declaraciones de EPN reproducidas por el Financial Times, ya había fijado postura en Twitter: ‘‘Grave error estratégico para México la privatización de PEMEX que Peña ofrece a USA y Reino Unido; el PRD debe oponerse enérgicamente’’. En ese tuiteo seminal estaban los tres objetivos de su renovado activismo: el combate genérico a la privatización, la focalización del litigio mayor en Peña Nieto y la exigencia de definiciones congruentes en el PRD, partido que desea presidir.
En lo referente al licenciado que vive en Los Pinos, Ebrard le lanzó ayer mismo un reto directo para debatir cara a cara, y ‘‘pronto’’, sobre la propuesta de reforma energética. Respecto del sol azteca, dijo que se vive una ‘‘crisis de confianza’’ en ese partido y, por tanto, uno de sus propósitos es llevar a los dirigentes actuales a cotejar los documentos básicos y los acuerdos de órganos colegiados de autoridad, hasta dejar claro que no hay ningún fundamento para que se convalide en el Pacto por México lo que Peña Nieto dice que ya está acordado y que Jesús Zambrano no recuerda o entiende así.
Falta mucho por verse en este alzamiento contra el intento de reforma energética, pero en un primer boceto podrían adivinarse líneas en búsqueda de articular un eficaz eje opositor en contra de las políticas peñistas, de confrontación directa del chuchismo y de su entrega al Pacto por México (exigencia de un congreso nacional o cuando menos un consejo, y participación de Ebrard como candidato al liderazgo, con un proyecto de depuración e inclusión) y la construcción de un proyecto realista para 2018.
Y, mientras el pleito entre panistas resulta peor que los clásicos que suceden en la izquierda (con Calderón asomando la oreja en La Paz, Baja California Sur), ¡hasta mañana!
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