Lo único que tienen en común es que ambos son sacerdotes católicos. De ahí en fuera cada uno entiende y practica su ministerio de forma diametralmente opuesta. Ernesto Cardenal tiene varias décadas de compromiso con la opción preferencial por los pobres. El obispo Onésimo Cepeda Silva es, en contraste, conspicuo representante clerical de la opción preferencial por los (muy) ricos.
El poeta y escritor Ernesto Cardenal fue un férreo opositor de las dictaduras de Anastasio Somoza García y de su hijo Anastasio Somoza Debayle en Nicaragua. Por lo mismo apoyó decididamente al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que entra victorioso a Managua el 19 de julio de 1979. El sacerdote es nombrado ministro de Cultura, cargo en el que permanece hasta 1987. Cuatro años antes, en 1983, cuando el papa Juan Pablo II visita Nicaragua, Cardenal se arrodilla ante él y es increpado por el personaje de manera grandilocuente. Es regañado y las cadenas de prensa internacionales dejan testimonios de ello, por esparcir enseñanzas contrarias a la fe católica como es entendida por Juan Pablo II, y por su participación en el gobierno sandinista.
Las diferencias en el seno del FSLN se van incrementando y en 1994 el sacerdote Cardenal toma distancia de las formas en que Daniel Ortega dirige el organismo. No es el único, ya que otros sandinistas muy conocidos, como el escritor Sergio Ramírez, también señalan la descomposición del Frente y las maniobras de Ortega y sus seguidores para trabar alianzas con fuerzas políticas que tienen proyectos opuestos a los que deben caracterizar a quienes buscan la democratización integral de la sociedad.
Desde su ruptura con Ortega, el sacerdote y escritor ha ido radicalizando sus críticas hacia aquél. De tal manera que en estos días, de visita en México para presentar la edición completa de su obra poética, publicada por la Universidad Veracruzana, sin ambages llama al régimen de Daniel Ortega una dictadura familiar en la que campea la corrupción.
Dice el poeta que el de Nicaragua no es un gobierno de izquierda; que Daniel Ortega, su esposa (Rosario Murillo) y sus hijos se reparten el poder en detrimento de los principios igualitarios que inspiraron al FSLN. El actual presidente nicaragüense, señala Cardenal, “tiene bajo su control los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como las diversas fiscalías” (nota de Carlos Paul, La Jornada, 21/10/08).
A sus 83 vitales años, Ernesto Cardenal enfrenta la reactivación de una querella judicial por injurias que en contra suya levantó en 2003 un empresario de origen alemán. Escritores e intelectuales de distintas partes del mundo ven, y con razón, que la reapertura de la demanda es una estratagema de Daniel Ortega que busca silenciar al sacerdote. Éste, en concordancia con su trayectoria, se apresta a regresar a su patria: “No quiero caer en el exilio y por eso voy para allá. Que me pase lo que me pase. Incluso puede servir más. La revolución ha seguido, pero ahora está en la oposición a Daniel Ortega, pues allá se viven momentos de nazismo”.
Por su parte, el inefable obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda Silva, se encuentra bajo sospecha de haber participado en la fabricación de un cuantioso pagaré. Supuestamente el clérigo le habría prestado –prepárense, posibles lectores– 130 millones de dólares a la señora Olga Azcárraga Madero de Robles León, de quien era consejero espiritual. La cantidad se facilitó en efectivo. No parece que el obispo haya dado en esa operación todo su capital, sino solamente una parte del mismo. Entonces, ¿a cuánto asciende la fortuna de Onésimo Cepeda?
El préstamo supuestamente fue realizado el 28 de abril de 2003. El 21 de noviembre del mismo año muere la señora Azcárraga Madero, dejando tras de sí la deuda y una gran colección de arte. El pasado 9 de septiembre el alto clérigo endosa el pagaré (¿a cambio de qué?) a Jaime Matute Labrador, persona muy cercana a la occisa. Antes Matute Labrador había intentado hacerse pasar por el heredero universal de la señora Olga Azcárraga, cuyos parientes impugnaron el testamento y lograron su nulidad. Los anteriores y otros datos son consignados por Miguel Ángel Granados Chapa en “Historia de un pagaré y un asistente espiritual” (Proceso, 19/10/08).
Ante sus frustradas aspiraciones de heredar las propiedades de Olga Azcárraga –entre sus parientes conocidos está Emilio Azcárraga Jean, cabeza del emporio Televisa–, Matute Labrador habría echado mano de hojas en blanco firmadas por la señora Azcárraga Madero para llenarlas con la redacción del ya famoso pagaré. Para fabricar éste, suponen los abogados que defienden el legado que no pudo obtener Jaime Matute, concurre el obispo Onésimo Cepeda al aceptar haber prestado los 130 millones de dólares. ¿Por qué el clérigo acepta la componenda? ¿Acaso la misma cuenta con su bendición?
En Nicaragua el sacerdote Ernesto Cardenal es perseguido con encono por el simple hecho de criticar los excesos del presidente Daniel Ortega. Aquí, ¿las autoridades harán valer las leyes y enjuiciarán al obispo Onésimo Cepeda?
miércoles, 22 de octubre de 2008
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