Un candidato sin conciencia tricolor
El frente, irresponsabilidad histórica
Miguel Ángel Velázquez
T
al vez sea porque los partidos de la derecha no han presentado un candidato que convenga a la gente de la ciudad, desde que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas ganó la elección, pero lo que sí es seguro es que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su orientación política y sus resultados aún pesan, definitivamente, en el electorado.
Hoy el panorama no ha cambiado. La derecha priísta supone que un nuevo nombre para la candidatura limpia la memoria negra que se tiene en la capital del país sobre su permanencia en el poder, y otra vez se equivoca. El joven Arriola no sólo no conoce la ciudad, también es ignorante del partido que lo postula, o cuando menos eso aparenta.
Casi al principio de la semana se lanzó, como habíamos dicho, a la sede de la Confederación Nacional Campesina, en un tour por los panteones priístas, que incluyeron la CTM, pero que todavía no toca al movimiento territorial, donde aún hay vida, y sin ambages dijo que era esa confederación la que había mantenido la fuerza de la organización en la ciudad, cuando la CNC no tiene ni representante en la capital.
Peor aún, afirmó que los triunfos del PRI en tres delegaciones se debieron al actuar del grupo partidista campesino, cuando es sabido que, por un lado, hubo ayudas extrapartido que aportó para esos triunfos, y por otro, que la única fracción del PRI que trabajó en esos lugares fue, precisamente, el movimiento territorial, y no el campesino.
No se le puede pedir a un no priísta que conozca la historia de ese partido, y menos cuando la candidatura nada tiene que ver con la presencia política o burocrática de Arriola en la Ciudad de México. Pretender que se puede ganar a partir de encuestas prefabricadas o de la realidad virtual salida de las computadoras es otra de las perversidades priístas que muchas veces matan lo que podrían ser grandes carreras políticas.
Para el PRI no hay augurio bueno si se considera como meta ganar la jefatura de Gobierno, pero mucho harán los protagonistas de esta aventura si logran que su partido llegue a un tercer lugar, después de presentar una candidatura débil que se encapsula en los reductos del partido, y que parece temer, quizá por desconocimiento, a salir a las calles de esta ciudad.
De pasadita
Para el PRD y para el PAN la mezcolanza política que hicieron con su frente es un hecho histórico. Y sí, es histórico e irresponsable, cuando menos para el PRD, porque la historia, con nombre y apellido, recordará que fueron ellos, los actores de este capítulo de la contienda por el poder, los que han querido llevar a la derecha a la Presidencia de la República, con todo lo que eso significa.
Eso lo tendrá que calificar el relato de estos días como una irresponsabilidad del PRD, que, en esta ciudad, perderá aunque gane. Y es que en ese escenario le tendría que abrir espacios a los azules, que por sí solos nunca podrían alcanzar, como por ejemplo en el aparato de gobierno, donde ni soñando podrían llegar, cuando menos ahora.
Lo que parece que nunca se entendió por parte de los amarillos es que la Ciudad de México no vota por la derecha, y eso seguramente quedará refrendado en las elecciones que vienen. Hoy en la ciudad no se habla de que el PAN se haya ladeado a la izquierda, pero sí se asegura que el PRD se empanizó, es decir, se contaminó de derecha. ¡Gracias, chuchos!
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